Diario de una aprendiz

By paulina-ignacia

37.4K 1.1K 76

nuevo capitulo More

sinopsis
capitulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capitulo 9
DICCIONARIO DE BDSM
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21

Capítulo 5

1.8K 54 2
By paulina-ignacia

Me amanecí con un dolor horrible en el estomago.

Primero, al llegar al aeropuerto demore mucho en encontrarme con Maggy, eso me hizo sentir calambres y mucho nervio.

Segundo, cuando iba a subir al avión Ji me llama y para variar –y como fuera de película- alcanzo a responder pero la batería se va.

Tercero, la azafata nos ofreció whisky y demás alcohol. Bebí cuatro sin parpadear y eso me produjo revoltijo. 

Vomité en el avión. 

Después, cuando llegamos al hotel de Bari, nuestras habitaciones aun no estaban listas, y juro que me urgía ir al baño. 

Pude dormir cerca de tres horas y a saltos, evacuaba por ambos lados. Luego Maggy fue a despertarme con un desayuno para enfermo, un té para el estomago, quesillo y galletas, además del jugo. 

-Nada de café.

-Necesito cafeína.

-Olvídalo, el doctor así lo dijo. 

-¿Qué más te dijo? –mire a Maggy. Ella es mi amiga, mi guardadora, mi protectora, niñera… y todo lo que se puede decir. Cuando salimos juntas siempre me cuida. Me gusta mucho como es ella. Es italiana, ojos enormes y de color miel. Su piel es mucho más oscura que la mía. Diría que yo soy pálida, ella es trigueña. Cuerpo italiano, con senos no muy chicos ni grandes, cintura media, y gigantes y largas piernas. Es mucho más alta que yo. Su pelo es hasta los hombros y en ondas. El mío también es así pero soy baja y mi pelo un poco más arriba de la cintura. Mis ojos son café, pechos normales, caderas –por parte de mamá- gruesas, piernas gruesas. Pero soy baja. Cuando uso tacones mis piernas se ven largas. 

-Dijo que sufriste un ataque de colón. –abrí mis ojos. Mi abuela materna sufre de eso. –Comes muchas cosas Annie, deberías descansar tu estomago por la estadía aquí.

-De acuerdo. Pero te advierto que estaré de mal humor. 

-Lo sé. Recuerda que esta noche es la cena y mañana la ceremonia. Podremos irnos el jueves en la tarde y estar el viernes a medio día en Londres. 

-Casi cuatro días fuera.

-Si. ¿Por qué?

-¿Cargaste mi teléfono?

-Eso fue lo que te escuche decir, esta en la bandeja. 

-Sei un tesoro. –me exprese en italiano. –Ahora, ¿Podrá esta cosa llamar hasta Londres?

-¿Tienes que llamar a tu madre?

-No, a mi amigo. No alcance a hablar con él en el aeropuerto. –marque su número y pegue el auricular a mi oído mientras bebía jugo… “No tiene saldo disponible” –Oh, perfecto. No tengo saldo.

-Si quieres te presto el… se descargo. 

-Lo llamaré cuando bajemos, quizá me presten el teléfono en recepción. Solo es una hora de diferencia. –comí las galletas con el queso. Bebí lentamente el té. -Bien. Iré a ducharme. 

-Descansa cinco minutos. Solo cinco.

-Bien. –Maggy se presentó en mi apartamento cuando puse un aviso de que necesitaba una traductora. Hace más o menos un año me inscribí para ser asistente en los seminarios y dar mi opinión. Me refiero a ser audiencia, ni yo misma puedo asistirme. Así que deje un aviso, Maggy había llegado hace tres meses a Londres y necesitaba el trabajo. De allí que somos amigas y buenas confidentes. 

-¿Cómo esta Ji Yong?

-Gruñón como siempre. –en esa misma fecha los presenté a ambos, a ella le encanto de inmediato, pero Ji… fue directo y le dijo que no estaba interesado en ninguna mujer por ahora. 

Sé que Ji ha tenido amantes por una noche, pero nunca lo he visto paseando con una. Siempre lo encontraba despidiendo a una o interrumpiendo cuando llegaba a su casa de improviso. 

-Estoy segura que es gay. –dice Maggy. Yo solo sonrió. No tiene nada de gay querida Maggy.

-Oye has tenido un mejor amigo que…

-¿Te lo has follado? –parpadeo un par de veces. –Ya era hora. Ustedes son muy amigos de no sé cuanto tiempo. ¿Has descubierto algo nuevo? 

-Pues, ¿Cómo qué?

-Te cela… te invita a comer… duerme contigo… 

-No hemos hablado del tema, pero si hace las otras tres.

-Quizá solo es follar para él. Así como, amigos con derechos. ¿Tienen derecho a alegar? –negué. 

-No hemos hablado del tema. 

-Ya veo. Bueno, ahora ve a ducharte. –simplemente lo hice, me fui a duchar, espero que ese té amargo me haga efecto. Sino correré al baño cada diez minutos.

Mi vestuario es el siguiente, como tenemos que ir a la universidad de Bari, pretendo parecer formal… estamos en Italia, o sea mínimo algo de glamour. Pero odio los pantalones de tela, así que prefiero y opto por un look semi-formal. Mis jeans favoritos, esos de los que te acompañan a todas, más una blusa negra semi transparente y una simple chaqueta, siempre digo que menos es más. Pero como soy baja no puedo ir sin tacones, así que saco los tacones negros que eche… espero haber echado el par. 

El día en Bali es soleado, pretendo usar un alto peinado, pero soy mala para dejarlo a la perfección –me salen mejor cuando los hago sin pensar- así que lo aliso un poco y lo dejo a un costado, eso también da glamour. 

Estamos de día y no pretendo llamar la atención, así que nada de maquillaje, solo crema y labial. Soy favorecedora de tener un cutis natural y que casualmente se ve mejor al natural. Pretendo utilizar eso a mi favor.

Cuando bajamos, Maggy esta con vestido de color grafito y su Tablet. Además de tacones se ve muy bien. Creo que debería comprarme una Tablet. Dan buen uso. 

-Bien, señores, señoritas. Debo informar que al finalizar la noche se nos incluirá un auditor más. Por favor, pasen a sus autos. Todos iremos a la misma dirección. –Stefano Balti, es el presentador número uno en la universidad. Además de profesor es académico de planta de la facultad de Comunicación y Literatura de la universidad. Ambos tuvimos un algo, pero no lo hice “formal” o fui su “Amante” por respeto a su aun esposa. Ji creo que no lo sabe. –Srta. Lennox, ¿Va con nosotros? –pregunto. 

-No Stefano. Voy con los demás. Gracias. –tome a Maggy del brazo y nos guie fuera. 

-¿Hay algo que deba saber?

-Tuvimos algo, no paso más allá de solo besos y manoseos. –dije en voz alta. –Ahora esta separado. –la mire. –Oficialmente, legalmente o como se diga. Quizá quiere terminar con lo que comenzó hace un año. 

-Yo que tú termino. Es guapo. –lo sé, Stefano es muy alto y ojos extremadamente azules, diría que celestes, pero no. No puedo.

-Oh, dios. No llame a Ji. 

-Lo harás allá, quizá a la hora del almuerzo puedas recargar tu teléfono. 

-Bien pensado. Maggy. –la mire. –No te separes de mí. 

Podría decir que amaba –antes- poder mirar y expresar todo lo que pensaba, pero ahora Stefano no me quita la mirada de encima y obviamente concuerda con todo lo que digo. ¡Es asfixiante! 

No puedo permanecer más tiempo aquí. Sobria no puedo. 

-¿Dónde vas? 

-A caminar. –digo casi desesperada.

-Pero pronto vamos a almorzar. Ve al baño, yo te cubro. –asentí y fui para allá. 

Tenía un nudo en el estomago que no me dejaba estar quieta. Por suerte, mi dolor de colón se fue, pero seguía teniendo calambres pocos y suaves. Pero aun me mantenía inquieta. ¿Será que la presencia de Stefano me inquieta?

Y creo que si.

Comí todo cuidadosamente y por suerte no me dieron ganas de vomitar. Después del almuerzo volvimos a la facultad y cada uno de los auditores dimos nuestro discurso. 

Yo dije que después de ser titulada, el mundo mismo se abre para el literario. Puedes escribir miles de cosas y argumentarlas con tus conocimientos o simplemente puedes seguir investigando. Puedes ser muy conocido o un desconocido que tiene la intención de ser reconocido por como escribe o piensa.

Todo lo que dije fue muy bonito y a la mayoría le guste. 

A las seis de la tarde regresamos al hotel. No me separé ni un instante de Maggy. La pobre me cubría las espaldas, tengo que recompensarla. Quizá le presente alguien de la audiencia, pero dice que no quiere italianos, son mejor los extranjeros. 

Dormí el resto de la tarde, lo necesitaba, después, cerca de las nueve me volví a duchar para ir a la cena. Esta vez que puse el vestido negro. No me gusta usar vestidos largos. Como mis piernas son cortas, los vestidos cortos me favorecen más.

No tenía ganas de ir a la cena… 

-¿Llamaste a tu amigo?

-Oh, joder. –eche mi cabeza para atrás. –Lo olvide. –va a matarme. Estoy segura de eso. –Deje mi teléfono allá. –dije, que bruta soy.

En la cena, Stefano no me quitaba los ojos encima… debe ser por mi escote. Juro que si esto hubiese ocurrido casi un año atrás, estaría follando con él en cualquier superficie. Pero como tengo cargo de conciencia de que también soy mujer y si a futuro llegase a casarme… no querría que mi esposo me fuera infiel con alguien algo menor y hermosa –bueno alguien joven, no soy hermosa -. Así que mejor no devolver miradas insinuadas.

-Annie, estas muy callada esta noche. –me dice Stefano desde atrás. ¿Cuándo me siguió hasta afuera? Joder… ¡Tiene GPS!

-¡Stefano! Que susto. Pensé que estaba sola.

-Estamos solos. –dice y sonríe como un baboso. –Annie supongo que ya sabes que me divorcie. –arqueo mis cejas. –Hace cuatro meses soy libre. No hay nada de compromiso. –solo lo quedo viendo, pero desvió mi mirada buscando salidas de escape. -¿Por qué no te me has acercado? –susurra en mi oído. Por un momento siento que eso es placentero y jodidamente excitante. ¿Quién no sentiría eso con un hombre guapo? –Estamos solos nena. Nadie se dará cuenta. –cierro los ojos y la imagen de Ji me viene a la mente. Abro mis ojos de golpe.

-Estoy con alguien. –miento. 

-No te he visto con nadie.

-Esta en Londres.

-¿Tu novio? –dice arrugando el entrecejo. 

-Vamos a casarnos. –ve mis manos. –Le pediré matrimonio. –digo al saber que no tengo excusa para el anillo en mi dedo, ya que Stefano es un hombre muy audaz e inteligente. –arquea sus cejas.

-¿Tú…?

-Lo sé. Me gusta ser original. –me encojo de hombros.

-Tal vez necesites una despedida… de soltera.

Sé cuales son sus intenciones. Al igual que yo es persuasivo… -No Stefano. 

-Entiendo. –me dice y bebe su champagne… ¿Había alcohol y no me di cuenta? –Bueno, tal vez espere mi invitación. 

-Claro. 

Lo deje allí. Obviamente me despedí esa noche, pero sin otras intenciones.

El taxi que pedí me dejo a las afueras del hotel, de inmediato fui a recepción y pedí el teléfono. No sabía porque el número de Ji me lo sabía de memoria. Ojala no se moleste aquí son casi las cuatro de la mañana. Allá son las tres. 

-¿Hola? –lo escucho hablar, por dios, estaba despierto…

-¿Te desperté?

-¿Ann?

-Hola.

-¿¡Dónde coños estas!? ¿Sabes que hora es? ¿Por qué no me has respondido las putas llamadas? –y si, esta furioso. 

-Oye, oye. Cálmate. 

-¿Qué me calme? –puedo imaginarme su cara… sus ojos. Incluso puedo imaginar como frunce sus labios. –Te has ido hace veinticuatro horas. No… ¡Desapareciste! ¿Dónde estas? –termina de gritar.

-En Bari.

-¿En donde?

-Italia.

-¿Italia? –exclama. -¿Qué coños haces allá? –dice con los dientes apretados.

-Escucha no tengo mucho tiempo, mi teléfono se descargo y no tengo saldo. Iba a llamarte pero no me podido. Estoy llamándote desde la recepción… y--- ¿Bueno? ¿Ji? –no sé si me cortó. 

-Lo lamento. –me dice la recepcionista. –Se ha ido la luz. –arqueo mis cejas. ¡Había olvidado eso!

-Oh, no importa. –dejo el teléfono y me dispongo a irme, pero tropiezo con alguien. 

-¿Annie? -¡OH DIOS MIO!

-Dante… -abro mis ojos. No puedo creer que tenga frente a mí… -H-hola. 

-¡Oh! Eras tú… estas luces no ayudan mucho, ¿Cómo has estado? 

No puedo creer que mi ex de la universidad me esté hablando. Dante Rachini… ¿Qué mierda? ¿Por qué me esta hablando?

-Bien, ¿Qué haces aquí? –cambio mi tono de voz. Él se impresiona.

-Soy profesor de la universidad de Bali. Te vi hoy en la cena. –olvide que se vino a penas me… tomo aire.

-Debo irme. –camino hasta el ascensor. 

-Espera… Annie.

-Ann. Ese es mi nombre. 

-Ann. –me mira a los ojos. –Yo no quise.

-No me importa Dante, enserio, eso pasó… hace mucho y ya casi no lo recuerdo. 

-Termine con ella. –dice. 

-¿Quieres que te aplauda? 

-Por favor Annie, perdóname. 

-¿Sabes una cosa Dante? En aquel momento, te hubiese perdonado. Te habría creído todas las cosas, aunque fueran mentiras. Pero me lastimaste, jugaste conmigo y siquiera fuiste capaz de decirme la verdad.

-No fue mi intención. 

-¡Me follaste y te fuiste! –grité. –Esa fue tu manera de despedirte. No tengo nada más que hablar contigo. 

-Annie.

-No me llames así nunca más. 

-Siempre te llame así.

-No fuiste quien lo invento. –le di una última mirada y voltee. 

-¿Es él verdad? El estúpido de Kwon.

-Su nombre es Ji. Y sí, es él. –corrí escaleras arriba, la luz aun no había llegado. ¿Por qué tiene que pasarme esto justo ahora?

Cuando llegue a mi habitación tiro mis zapatos. Me desvisto y me tiro a la cama en ropa interior. Busco debajo de la almohada y saco la polera gris de Ji Yong. La traje conmigo, aun conserva su perfume. Me quito el brasier y mi teléfono comienza a sonar modo mensaje.

“Su teléfono ha sido recargado, puede llamar en el área local e internacional…” 

Ji Yong… sonreí como una estúpida.

-Annie. –responde al instante cuando lo llamo. 

-Te echo de menos. –digo sin pensar.

-¿Dónde te estas hospedando?

-En el hotel de Bali.

-¿El hotelucho? –reí. 

-Es mi favorito. 

-Es un hotel de mierda Ann. 

-Es mi favorito. 

-¿Dónde estas ahora?

-En mi habitación. Pensé que me habías cortado.

-Yo pensé lo mismo. No me digas que se fue la luz. 

-Si. –suspiro. –Pero estoy bien. 

-¿Cuándo regresas?

-El viernes a medio día estaré en Londres.

-Iré por ti. –me dice. Eso hace que sienta un cosquilleo. -¿Por qué te fuiste sin decirme nada?

-Había olvidado el viaje. De verdad lo siento.

-Me preocupe cuando no te encontré en tu apartamento. –fruncí mis ojos. –Me devolví por ti… -dice en voz baja y yo aprieto mis piernas.

-Ji Yong. –susurro. Me recuesto en la cama y acaricio mis pechos. –Vi a Dante. –la idea de manosearme se me va de inmediato.

-¿Qué? –sé que arrugo el entrecejo. -¿Qué hacía ese hijo de puta allí?

-Es profesor de la universidad de Bali, no tenía idea. –gruño.

-Olvidaba que tú eres audiencia allí. Ahora todo es más claro. ¿Tienen conferencia? 

-¿Acabas de escucharme? Vi a Dante.

-¿Y qué…? –quiere cortar el tema, pero es algo que no puedo ignorar. -¿Quieres follártelo?

-Me pidió que lo perdonara… además, me dijo que había terminado con ella.

-Sabes algo Ann. Puedes hacer lo que quieras. –dijo en un tono molesto. –Siempre fue tu gran amor.

-Le dije que estaba contigo. 

-¿Qué has dicho?

-Me dijo Annie, y le dije que no me dijera más ese diminutivo. Porque has sido tú quien me lo ha dicho siempre. 

-¿Tú has dicho eso? 

-Si. 

-Joder Annie, lo siento. 

-No importa. –relamo mis labios. –Voy a cortar. Tú debes dormir.

-No me cortes por favor. ¿De verdad me extrañas?

-No tienes idea. –dije cerrando los ojos. –A veces me siento tan estúpida por no recordar cosas importantes.

-No eres estúpida nena. –aprieto mis piernas. 

-Quiero tenerte aquí. –susurro.

-Puedes tenerme allí. –me responde con el mismo tono de voz. Con el mismo susurro. 

Me levanto de la cama y voy por mi maleta. Siempre tengo un “amigo” que me acompaña.

-¿Qué has hecho? –me pregunta manteniendo su voz baja. -¿Quieres tenerme allí?

-Si. –digo sin titubear. 

-Esto te encantará Annie… siempre me ha gustado tu imaginación.

Y que decir. Ambos nos masturbamos imaginándonos uno al lado del otro. Podía oír los gruñidos de Ji al otro lado del teléfono y eso me excitaba cada segundo más. Al igual que él podía oír mis gemidos y jadeos. Y por supuesto, aunque haya sido vía telefónico. Hizo que me corriera dos veces. 

Amanecí al siguiente día como nueva. Me sentía aliviada por haberme reportado con Ji, y sobretodo por la descarga que me ayudo a liberar. Siquiera estaba borracha como para haberle dicho que lo extrañaba. Pero, ¿Lo extrañaba a él o solo era por follar? 

No me quejo, fue mutuo. 

-Buenos días. –le digo a Maggy que ya esta lista y vestida para la ceremonia. –Que guapa.

-¡Vaya, vaya! ¿Por qué tan radiante? –me mira de reojo. -¡No me digas que tú y Stefano…

-¡No! –abro los ojos. –Claro que no. No pasó nada de eso anoche. Con nadie. –me reservo lo que paso con mis amigos. –Solo dormí bien. Ya me siento mejor.

-Eso veo. También te ves guapísima. 

-Gracias. –y como no. Si con los orgasmos y el cansancio dormí como un bebé. De hecho hasta me siento más liviana, creo que le haré caso a Maggy. Dejaré de comer tanta porquería. 

-Buenos días. –nos dice Stefano. –Por favor acompáñennos. Ann querida. Te presento a Dante Rachini, profesor de la universidad. Dante ella es Ann---

-Lennox. La conozco Stefano. Fuimos novios por dos años en la universidad. –Maggy y Stefano quedan con la boca abierta, ella sabía de un tal Dante. Y Stefano… no tenía idea.

-Vaya. Las noticias llegan tarde. –se expreso algo incomodo. 

-Más bien fue un año. El siguiente solo fue tonteo. –digo malhumorada. 

-Bien, me dio apetito. –Maggy me tomó del brazo ya que mi mirada no era muy agradable. Y por supuesto que no, ¿Cómo se le ocurre decir algo así? Sé lo que fuimos, pero porque lo dice como si nada. ¡Idiota! –Con permiso. 

-Obviamente no me sentaré con él. –susurro cuando nos volteamos.

-No, pero si con los directores. Stefano es director y Dante es profesor allí. Y tú guapa, eres la mejor en literatura.

-Y una mierda Maggy. Todos quieren demostrar quien es el más macho de allí. No estoy para esas mierdas.

-Nena, tú eres la más hembra que conozco. Cambia tu rostro y hace como que no te afecta.

-Me afecta Maggy. Fue él quien me dejo. Me dejo por otra. Me follo y se fue sin decirme nada, y cuando voy por explicaciones su amigo me dice que se fue por alguien mejor. ¿Tienes idea de la mierda que me sentí en ese momento? Yo si lo amaba. 

-Cálmate por favor. Todos nos están viendo. 

-Me da coraje. Espero que la ceremonia termine pronto. 

-Por favor Annie. Vamos a sentarnos y mejor ignóralo. 

-No puedo ignorarlo. No lo digo porque me interese. Él sabe que el puesto… ¿Sabes que? Tienes razón. Vamos.

-¡Muy bien! Eres profesional guapa. Y te ves fabulosa enojada. –enarque una ceja.

-Pon atención, en un segundo me pondré fantástica. –ambos reímos y fuimos a sentarnos.

Solo bebí café y no pude resistirme al pastel de chocolate. Dante me miraba fijamente, sentía su mirada pero lo ignoraba totalmente.

-Ann, ¿Cómo es que conseguiste escribir “El Placer a Ojos Cerrados”? –me preguntó un académico. Debo decir que soy conocida por mis respuestas con sentido del humor. Casi nunca me tomo nada en serio.

-No se lo tome a mal, pero el título lo dice. Escribo a base de experiencia… así fue como lo conseguí. 

-Has de tener a alguien quien lo haga sentir de esa manera.

-Por supuesto. –sonreí al recordar a Ji.

¿Qué me esta pasando? Es solo un amigo… pero, ahora siento cosquillas cuando pienso en él. 

-Ann planea casarse con él. –mencionó Stefano. Dante se impresionó y me miro a los ojos. –Ayer me comentó que iba a proponerle matrimonio. –quería matarlo.

-¡Vaya! –todos se impresionaron. –Es algo original. 

-Gracias. –sonreí. 

-No es nada original que una mujer proponga matrimonio. –escupió Dante. –Es más, me parece de muy poco hombre dejar que las mujeres tomen esa decisión.

-¿Y que otra cosa te parece de poco hombre Dante? Si hablamos de eso nos pondrás en un dilema. Hay mujeres en esta mesa. –dije desafiándolo con la mirada.

-En mi punto de vista, tengo una lista enorme. –comentó Maggy apoyándome. 

-Será mejor no hablar de ello ahora. –dijo Stefano tratando de calmarnos. -El día esta soleado para que ambas bellezas estén marchitas. –nos miro. –Por favor. 

Respire simuladamente y de forma mental conté hasta diez.

Todos los años, las ceremonias que hace la Universidad de Bali son las mejores y entretenidas. Pero con Dante a mi lado todo me parece aburrido, hasta tortuoso. Tan solo si pudiera saltarme una silla…

-¿Puedo cambiar contigo? –le pregunto a Maggy. 

-Ve al baño. –me susurra. –Me cambiare para cuando regreses.

-Bien. –me levanto como si nadie me viera. Aunque sé que las miradas se desvían a mis movimientos ninja. Es típico, hasta una mosca tiene más atención que las personas que están al frente.

Me escondo por unos diez minutos en el baño. Me miro en el espejo y hablo sola. Chequeo mi vestuario una, dos, tres hasta quince veces. Para cuando voy a salir mi teléfono comienza a vibrar.

-Buenos días. –digo muy amorosa.

-Buenos días Annie. ¿Has dormido bien?

-De maravilla. –esto era lo único que me faltaba. -¿Cómo estas Ji?

-Perfecto. Voy a la universidad.

-¿Estas conduciendo con el teléfono?

-Tranquila. –ríe. –Llevo el manos libre. 

-Más te vale. 

-¿Qué tal la ceremonia?

-Bien. Solo que Dante no lo hace muy divertido.

-¿Te ha molestado?

-Me busca en todos los sentidos.

-Hijo de puta. –escucho que dice a regañadientes. -¿Cuándo regresas?

-Viernes.

-¿Qué debes hacer el jueves?

-Reunión con los estudiantes. Siempre lo hacen, quiero ver que tienen pensado para sus tesis de titulación. Hoy es la ceremonia y después tenemos la tarde libre. 

-¿Vas a ir a algún lado?

-Todo esta igual… más moderno. Conozco todo el lugar. –suspira. -¿Has llegado?

-Tomaré un avión para Bali. 

-¿Estas loco? Tus clases no se harán solas.

-¿Por qué no te vienes el jueves en la noche? Puedo pagarlo. 

-Dejaré a Maggy sola acá.

-Pagaré por las dos.

-No Ji. Gracias. Puedo aguantar a Dante. Lo he ignorado hasta el momento puedo hacerlo hasta el viernes.

-No me confío de él. 

-No quiero decirlo, pero lo conozco. No pasará sobre mis límites. 

-No lo has visto desde hace dos años. No sabes que cambios tuvo.

-Puedo controlarlo.

-¡No te controlas ni a ti misma Ann!

-No me grites. –suspira. –Debo irme. Gracias por llamar.

-Annie. –oigo que dice pero corto. 

-¿Así que me ignoras? –alzo la vista y miro a través del espejo. –Siempre has sido buena en eso Annie. 

-Ya te dije que no me dijeras así.

-Te gustaba cuando te lo decía mientras te follaba. 

-Tú lo has dicho. Me gustaba. –apoyo mis manos en el lavamanos. -¿Qué haces en el baño de mujeres?

-Vengo a recuperar lo que perdí una vez.

-¿Recuperar? –arqueo mis cejas. –Ya no puedes recuperarme Dante. Fuiste un hijo de puta, un gilipollas que me cambio por alguien que, sabe qué hacía contigo. Y durante cuanto tiempo. ¿Por qué ahora? No me digas. –me voltee. -¿Te cambio por alguien más? –frunció los labios. Siempre lo hacía cuando acertaba en algo. -¿Duele, verdad?

-Annie… 

-No, Dante.

-Déjame explicar lo que paso. 

-Déjame a mí explicar lo que en verdad pasó. ¿Quieres oír mi versión de la historia? –lo mire mientras me acercaba. –Me sentí sola por completo. Me sentí humillada y utilizada. Pensé, ¿Qué cosas fue que hice mal? ¿Por qué se fue sin decirme nada? Acaso no fui suficiente para ti. Te llevaste dos cosas de mí que me costo dar. ¡Me las arrebataste por completo! 

-Sé que fui tu primer hombre.

-¿Y qué con eso? No puedes devolvérmelo. 

-Tú me lo diste. 

-Lo cedí, porque creí que eras un hombre. De hecho lo eras. Pero después. –negué. –Hiciste que perdiera el respeto por mi misma solo para arrodillarme ante ti. Eso no lo perdono Dante. Me humillaste.

-Ann. Lo siento.

-Vete al carajo Dante Rachini. 

Continue Reading

You'll Also Like

1.1M 53.1K 53
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...
1.1M 183K 160
4 volúmenes + 30 extras (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso jus...
119K 22.8K 23
Intrépida. Atrevida. Fascinante. Emocionante. Seductora.
7.1M 146K 34
Molly Johnson es una mesera y necesita juntar mucho dinero para salvar a su hermana. Axel Cavelli es un exitoso empresario y necesita una novia por t...