Me reclino en mi asiento y cierro los ojos. La situación se está complicando cada vez más. Y aun no he podido hablar con mi familia para advertirles de lo peor que podría suceder. Tampoco he tenido tiempo de cambiarme de ropa. Sigo con mi terno sucio y con tierra encima.
Lo más importante en este momento, me parece, es comunicarme con mi esposa o con mi hijo mayor y decirle lo que tienen que hacer si es que yo muero esta noche. La diferencia podría ser crucial. Ellos tienen que huir. Salir de la calle Abastos y buscar refugio en el caos que es la ciudad que tenemos allá afuera. Con algo de suerte William y sus monstruos tendrán cosas mejores que hacer que ir a cazar a una viuda y sus tres hijos fugitivos.
Me paro y camino a la puerta que lleva de mi oficina a la recepción en la que trabaja mi secretaria Isabela. Abro la puerta y me dispongo a pedirle a Isabela que me contacte con Lucas o con Alicia, pero no puedo decirle nada. Me deja sin aliento ver en el medio de la recepción a Morgan Fix y a Ana Jonas acompañados de un hombre de avanzada edad. Está impecablemente vestido, con su terno y su corbata y su peinado. Me mira preocupado. Morgan y Ana se ven orgullosos.
"¿Qué es esto?", pregunto consternado a los dos agentes. "¿Quién es él?"
"Él puede presentarse a sí mismo", responde el anciano sonriendo. "Buenas noches. Soy Miguel Piqueras, abogado"
"Él es uno de los que ha estado gestionando los contratos de compra a futuro", explica Morgan. "No quería venir, así que fuimos por él"
"Sus esbirros me convencieron de la conveniencia de venir a hablar con usted en persona", completa Piqueras y luego mete las manos al bolsillo. Detrás de él se para Jimenez. "Pues bien. ¿Qué es lo que quieren de mí?"
"Pase a mi oficina, por favor", miro alrededor. "Morgan y Ana, vengan también. Señor Jimenez, espere aquí, por favor"
El abogado avanza lentamente. Morgan y Ana lo flanquean. No parecen confiar en él.
En cuanto estamos dentro con la puerta cerrada, él se sienta en uno de mis sillones y nos sonríe.
"Creo que todos sabemos por qué estoy aquí", nos dice. "Podemos ahorrar tiempo e ir de frente al grano. Tengo mucho trabajo esperándome. Debo resolverlo todo para antes de que abra la bolsa mañana en la mañana"
"Señor Piqueras", le digo con tranquilidad. "Necesitamos entender la naturaleza de los contratos que está generando esta noche"
"Y yo le deseo suerte en su búsqueda de conocimiento. Lamentablemente no voy a poder ayudarlo. Tengo una cláusula de confidencialidad. Es más, el solo hecho de que esté aquí encerrado en su oficina es un problema"
"Todos tenemos problemas esta noche, aparentemente", añado. "Verá, señor Piqueras, no me interesa frenar lo que sea que usted esté haciendo. Es más, es posible que esté jugando a nuestro favor. Lo que necesito es saber qué es lo que está pasando, para poderme preparar para lo que viene"
"Creo que no me estoy explicando de manera adecuada. Legalmente estoy atado a no decir nada. No entiendo por qué eso no está quedando claro"
"Está bien. Tratemos con preguntas específicas, entonces", le digo y me paro frente a él. "¿Cuál es el sentido de adquirir acciones del Grupo De la Cruz, si es que la familia De la Cruz seguiría teniendo la mayoría de las acciones? ¿Cuál es el objetivo final de todo esto?"
Piqueras se recuesta en el asiento y cruza los brazos. Sonriente. Cree que puede mantener su temple. Claramente no sabe con lo que se está metiendo.
"Señor Fix, creo que va a ser necesario traer a alguien para que convenza al señor Piqueras de la urgencia de nuestra causa", me acerco al agente y le hablo en voz baja. "¿Qué vampiro tenemos que pueda venir a meterle miedo a este idiota?"
"Pues, no muchos en realidad", responde. Ana, que me ha escuchado, da un paso hacia mí e interviene en voz baja.
"Señor, quizás podamos acudir a Rachel Anders. Pero no lo recomendaría", sugiere ella. Sé exactamente a lo que se refiere.
Los Anders son una rama paralela de los De la Cruz. Son como una familia menor dentro de la gran familia que es el grupo. Si eres Anders, eres parte de la élite, pero no tienes los mismos privilegios que los De la Cruz.
Si bien la mayoría de los Anders lo aceptan y lo aprovechan, viviendo la no vida de un vampiro privilegiado que no tiene mayores responsabilidades, otros varios están constantemente reclamando y buscando que haya un cambio en su status. Rachel es uno de ellos.
En el fondo es inofensiva. Es más bien una líder intelectual de un movimiento pequeño que no llegaría nunca a ninguna parte. No hay ningún Anders que tenga un siglo de existencia. Todos son menores. Eso los convierte en una rama joven aun. Si quisieran hacer algo por la fuerza, los De la Cruz podrían dominarlos fácilmente.
Y ni falta que les hace. William los mantiene tranquilos y satisfechos. Los reclamos de Rachel Anders son más bien ideológicos. Ella es producto de su época, supongo.
"Suena bien", termino por decidir. "¿Cómo hacemos esto? ¿La traemos aquí?"
"Mejor va a ser que llevemos al abogado a ella", responde Morgan. "Ana, tú adelántate y avísale lo que planeamos. El señor Martin y yo llevaremos al abogado para allá"
"¿Usted vendrá con nosotros?", me pregunta Morgan.
Yo dudo por un instante. Sacarle información a este abogado es crucial. Es lo que nos llevará a entender qué es lo que realmente está pasando aquí y quién podría ser el que está detrás de todo. No osbtante, hay tantas cosas sucediendo en este momento en la calle Abastos, que no creo que sea responsable de mi parte ausentarme para dedicarle tiempo a específicamente esta tarea. Va a ser mejor que lo delegue.
"No, confío en ustedes", le respondo. "Sáquenle la información y reportenme de inmediato el resultado. Trataré de alcanzarlos"
Morgan se voltea hacia el abogado y me habla en voz baja.
"No me va a querer seguir. Me va a amenazar con denuncias y lo usual. ¿Cómo va a querer que maneje eso? ¿Debo someterlo físicamente?"
Lo pienso por otro momento. No creo que vaya a ser conveniente. Lo queremos de nuestro bando.
"No, eso no va a ser necesario", le respondo también en voz baja. "Déjame hablar con él"
Lentamente regreso a mi posición frente al abogado.
"Señor Piqueras", retomo. "Entiendo que no pueda aportar con información nueva a nuestro predicamento. Como usted mismo lo dice, hay restricciones legales. Nadie puede discutir contra eso. Ni modo"
"Hasta que lo entendiste", comenta él. "Me estaba comenzando a preocupar que una organización tan grande e influyente como el Grupo De la Cruz estuviera siendo dirigida por un gerente tan idiota. Pero veo que eventualmente viste la luz"
"Por así decirlo", intercambio una mirada de complicidad con Morgan. "En todo caso, ya que está aquí, querría aprovechar para explorar la posibilidad de que sea usted un proveedor nuestro de servicios de asesoría legal. Verá, tenemos un problema específico que nuestro equipo legal no está pudiendo resolver"
"¿De qué se trata?", pregunta interesado. Por supuesto que lo está. La opción de ser abogado para el Grupo De la Cruz debe tenerlo salibando por dentro.
"Voy a tener que pedirle que acompañe al señor Fix. Él lo llevará con Rachel Anders, una accionista menor del Grupo. Ella le explicará en detalle de qué se trata el asunto", luego me volteo hacia Morgan. "Señor Fix, por favor"
Yo no me llevo bien con los abogados. Nadie en mi familia confía en ellos. Mi padre es economista y siempre me advirtió de la mala predisposición que tienen los abogados. Por eso el área legal del Grupo De la Cruz está en manos de Emilia Baum, también miembro de una familia tradicionalmente allegada a los De la Cruz.
Los Baum y los Martin tenemos mucho en común. Ambas hemos estado al servicio de los vampiros por varias generaciones. Ambos preparamos a nuestros hijos para que sigan sirviendo cuando nosotros ya no estemos. Y ambos hemos sido cómplices de las más horrendas tragedias a lo largo de estas décadas.
Por otro lado, hay un detalle importante. Ambas familias nos complementamos. Mientras que nosotros, los Martin, hemos tendido a llegar a ser gerentes e incluso CEO del Grupo, los Baum han sido más bien los que llevan las cuentas y los archivos. Por ejemplo, en este momento Emilia Baum es la gerente del área legal. No solo eso, sino que su hermano Felipe Baum es el gerente de contabilidad y tesorería. Entre los dos manejan toda la información del Grupo. Por lo menos la parte empresarial.
El padre de Emilia, Edward Blume, aun vive. Lo veo en reuniones sociales de la empresa. En cócteles de fin de año o en cenas de reencuentro. Es una persona que pareciera que nunca se retiró. Sigue teniendo la mirada de águila cazador observando y juzgando a todos. Edward fue CEO del Grupo De la Cruz por un periodo corto, inmediatamente antes que mi padre. No tuvo tiempo suficiente para hacer los cambios radicales que quería hacer.
De hecho, el directorio lo cambió justamente por eso. Edward era un excelente contador general, pero no era muy buen líder. Desconfiado e irónico, frío y calculador. Edward es un excelente segundo al mando, pero un pésimo capitán. A todos les quedó eso bastante claro. Pobre Edward.
Nunca me quedó claro si él quería seguir siendo CEO o si sintió alivio cuando el directorio votó en contra de su permanencia. Lo que sí sé es que era lo mejor para todos. Incluso para él mismo. He visto las encuestas.