Conor miró con detenimiento al interior del cuarto y, como si de una caricatura se tratáce, frotó sus ojos ante la incredulidad que enfrentaba. ¡Su chica! Amber Nicole, besaba con mucho fervor a un chico.
La rabia lo recorrío de pies a cabeza y cuando se vío impulsado por el coraje, apretó los puños y con mucho valor y decidido, camino hacia ellos. Tomó al no tan escuálido chico por el hombro y lo empujo con fuerza. Clavó su vista en él y vió algo familiar en aquel rostro. Su mirada era con un aire de superioridad y rencor a la vez; mientras que el chico de piel blanca y cabello castaño le sostenía la mirada con el signo de interrogación en sus ojos.
Conor no espero más de un minuto y cuando tuvo la oportunidad lanzó un puñetazo al rostro confundido del chico. Cuando Amber salió de su estado de shock miró asustada la escena; ahora no era sólo Conor quien lanzába los golpes, si no que el castaño también lo hacia, aunque en realidad el chico sólo lo hacía en forma de defensa y no en manera de riña.
La primera reacción de la joven fue gritar y ordenar que pararan. Pero sólo eran palabras hacia el viento, ningúno de los dos parecía tener intención de separarse hasta que de alguna forma, ésta se interpuso y lógro detenerlos.
–Vamos –le ordeno a su novio –. Conor, por favor, vámonos –insistió al ver que el chico no le prestaba atención mientras le dédicaba miradas de odio a su contrincante.
La chica lo tomó por el brazo y lo arrastro fuera de aquel departamento universitario. Ni siquiera se digno a voltear a atrás para ver al chico confundido.