Capítulo 7: "Quiero besarla..."

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Una intolerante noche transcurrió ante Conor y Bella, sus cabezas no dejában de dar vueltas y vueltas en  lo mismo. Y es que les era increíble lo que había pasado aquella tarde, nunca les había pasado antes. Ambos pensában y rocordában que hacía un poco menos de 24 horas habían estado recostados sobre el sofá mientras se abrazában, inconscientemente; pero lo que había remarcado en ese día eran las ganas incontrolábles que tenían de estar juntos, y aún más  la sensación de paz, tranquilidad y cómodidad que sentían cuando lo estában. Gracias a ello, ambos, tuvieron el deseo de salir de las habitaciones y ver si por casualidad se topában, pero no se atrevían por miedo al rechazo de parte del otro. Y a pesar de todo un día de sorpresas ningúno pudo dormir. Si habían tenído sueño, había desaparecido por completo con aquellos pensamientos. Después de las 4 de la madrugada, comenzáron a sentir que el sueño llegába a ellos y de en poco les cerrába los ojos, pero teniendo en mente los hermosos momentos que habían vivído.

Cuando amanecieron los cuartos estában vacíos, todos habían bajado a desayunar y se podían escuchar sus voces y risas hasta las habitaciones en las que se encontrában. No tardaron tanto en salir, encontrándose uno frente al otro, haciendo que sus corazones revolotearan de manera exagerada, aumentando el ritmo de su pulso. Bella únicamente lo miró a la cara, pero éste no soportó sus ganas y paso su mirada desde sus largas y blancas piernas desnudas, hasta sus castaños cabellos en una forma despeinada, pero por alguna razón le parecia atractivo en ella. Por último sus miradas se encontrarón y l a incomodidad por parte de Hale se hizo más intensa. No acostumbrába ser el centro de atención para un chico, y a pesar que eso le diera un tanto de tímidez, el hecho de que éste la mirára  de pies a cabeza, podrucía en ella una leve sensasión de pena.

–Buenos días 

Conor se había desidído a saludar de una manera cordial, pero lamentáblemente su mirada no se movieron de los labios de ésta. Era como si esperára a que ella se acercára a él y le diera un largo y profundo beso de buenos día. Pero eso era más que obvio que no sucedería, muy a su pesar.

–Bue-buenos días 

Prónto el aire se volvío algo pesado e incómodo. Ambos deseában lo mismo, pero también ninguno se anímaba. Por un lado tenían miedo a la forma en que podría reaccionar el otro, pero también el temor a que alguien pudiera verlos.

–¡Hey! –Anna estába parada en el primer escalón mientras los veía con una gran sonrisa–. Bajen a almorzar, Jack y Edward se están acabando todo.

No sabían en que momento había llegado ahí y mucho menos por cuánto tiempo los había observado, mas no se animaron a decir o hacer algo más que bajar las escaleras y caminar hacia el comedor, donde definitivamente, sus hermanos comían todo lo que se encontrába frente a ellos.

–Ya estában despiertos –aviso Anna mientras se volvía a sentar en el que parecía ser su lugar.

Todos ahí se encontrában en pijamas y reían mientras una que otra burla dirigida a los que estában salía de sus bocas recibiendo por respuestas carcajadas y "miradas demostrando el mal gusto de su broma".  Cuando ambos se unieron y tomáron asientos distantes, Conor daba una que otra broma acerca de Jack y Ed quienes comían con rapidez, mientras Bella únicamente pintaba un sonrisa en su cara.

–¡Ah! –se quejó Jack ante el comentario de su hermano– pensé que me defenderías –un pucherito se hizo en su rostro mientras los demás reían con gracia.

El almuerzo transcurrió de la misma manera: relajada y divertida. Al fin los momentos eran situaciones alegres, pues Conor parecía haber olvidado el tema de Amber.  En ningún momento hubo una cara de amargura, la única diferencia que se encontró eran las constantes miradas que se lanzában Conor y Bella, pero no fueron los únicos esta vez, pues Anna veía, en cada oportunidad que tuviese sin ser descubierta, a Edward, más éste no prestába atención en ella. Nadie lo notó, a excepción de  Bella que en los últimos minutos del almuerzo estuvo atenta en ellos dos. 

Cuando aquel tiempo se dió por acabádo la insistencia de sacarles fotos a sus hijos predomino. Helen tomó la cámara y puso a sus hijos junto con los hermanos Hale y los acomodó: Conor, Bella, Jack, Anna y Ed. Cuando Jackson sacó un par de fotos de ellos pidió que sonrieran, se abrazáran, que hicieran caras raras y en la última, Madison aporto la idea, Edward cargó a Anna,Conor a Bella y Jack únicamente quedo al medio de ambas "parejas".

La tarde paso de la manera más alegre que podíeron imaginar, al parecer sus padres habían planeado todo a la perfección para hacer de un día normal a un día gracioso. Aunque en verdad había sido de improviso. Habían ido al zoológico, a comer, y claro, no faltaron las fotos. Para todos fue un día más que divertido, desafortunadamente, llegába a su fin justo en el momento en que el sol desapareció dandolé paso a una fresca y oscura noche. Después de eso regresaron a casa, prometiendo ver una película entre todos, antes de ir dormir; así que en cuanto llegaron todos se colocaron ropa cómoda y sentados en las sala de estar pusieron una película de comedia.

Bella no logró concentrarse del todo en ella. Mirába fijamente a Conor, mientras reía a carcajadas. Aquellas le parecía una melodía pues su risa lográba darle un vuelco a su corazón y dandóle una incontrolable felicidad, suspirába.

Una hora y media de risas estruendosas, acumuladas con el día completo, los había agotado a todos a tal manera en que casi todos cerrában sus ojos con fuerza y los volvían a abrir de par en par para evitar que el sueño se encargára de ellos. De una manera lenta y cansada subieron los escalones y todos se encerraron en los respectivos cuartos. El momento perfecto para preguntarle a Anna sobre Ed, pensába Bella, pero en cuanto salió del baño después de una muy corta ducha, su plan se fue a la basura cuando la vió profundamente dormida.

Se sentó en el suelo y desde de la ventana tartó de ver a una luna grande y brillante, pero no fue posible, era una noche nublada como casi siempre era ahí, y por primera vez añoró su antiguo hogar.

Por otro lado, Conor había repetido las acciones de la "pequeña" Hale. Pero en cuanto había salido del baño pensando en la linda sonrisa de Bella, todo sueño y cansancio que estába en el se había desaparecido. Deseaba ir la a buscar y hacer lo que tanto había ansiado en la mañana, besarla. Mas lo único que se atrevió a hacer fue salir de su cuarto, abrir la puerta de su cuarto, y después de vigilar que no hubiera nadie al rededor, tomó una chaqueta y bajo hasta el patio trasero. Quería despejar su mente y tener las cosas claras, como por ejemplo ¿Qué sentía por Bella Hale?, y aunque no logró contestarse aquella pregunta, comenzó hablar consigo mismo.

La chica de cabello cataño miró a través de la ventana y en el patio trasero logró distinguir una silueta sentada en el pasto. Por un momento se llevo un susto pero cuando pudo notar que aquella persona era Conor, no dudo ni un segundo y tomándo su suéter, salió para escucharlo hablar.

–Es que explícate –se reclamo de manera desesperado –. Te gusta mirarla, te gusta tenerla cerca, tu corazón se acelera cuando estas junto a ella. ¿Qué es lo que quieres con Bella? –un silencio inundo la sorpresa y duda de Hale, pero no pasaron más de 20 segundos cuando escucho nuevamente su voz y de una manera más tranquila responderse a si mismo– Quiero besarla...

Entonces fue cuando ella balbuceó de manera inconsciente sin saber que hacer o decir, y cuando  se había decidido a irse, era demasiado tarde. Él la miró exaltado y enmudecido por el asombro, se levantó de inmediato y trató de acercarse dando un paso hacia al frente, pero en cuanto avanzo se arrepintió y detuvo su marcha. Era aterrador la idea de que ella lo rechasára y aún más el no saber el por qué de su temor. Nunca había sido de los que temían meter la pata con una chica, simplemente lo olvidába y tratába de reconquistarla, y ni siquiera Amber había sido la excepción. En cuanto se dió cuanta de ello prefirió no seguir con ello y sólo miró el piso en manera apenada y nerviosa. Pero su sorpresa fue cuando ella se acerco una un media sonrisa enternecida y con una extraña y nueva sensación de seguridad al actuar, lo tomó de la barbilla y levantó su rostro.  Cinco centímetros los separában y deseaban acabar con ellos. En aquel momento no importába ya nada, más que ella y él.

Errónea venganza (Conor Maynard) *Detenida Indefinidamente* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora