Capítulo 4: "Bella Hale"

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Una chica de cabello largo, castaño y ondulado estába sentada sobre el sofá blanco de la sala, era de una hermosa piel tersa y blanca como la nieve, y poseía unos increíbles ojos color miel. Su mirada se encontraba perdida en un punto fijo, sumida en sus pensamientos y preocupaciones. Se consideraba culpable de algo que no tenía relación consigo, y a pesar de que lo sabía, tenía en mente que pudo haber evitado el sufrimiento de aquel chico.

Acabába de escuchar  una conversación ajena, y a pesar de que sus padres le habían inculcado buenos valores, no pudo evitar acercarse a la puerta encantada por aquella voz masculina, distrayéndola totalmente de su necesidad de ir al baño.

Ahora se encontraba en la sala de una enorme casa; en ese momento estába tan distraída que a pesar de ser nombrada por su madre en un par de ocasiones, no lograba sacarla de sus pensamientos, sin embargo, al escuchar aquella linda y perfecta voz, a su parecer, la saco de su interior y levanto su mirada para encontrase con el poseedor de unos hermosos ojos azules que lograban mostrarte el mar con sólo una mirada.

–¡Bella! –su madre logró sacarla de su abstracción después de 5 intentos fallidos.

–¡Ah!... ¿mande? –dijo saliendo completamente de su ditracción.

Bella miró a su madre, quien la miraba con un poco de seriedad mientras intercambiaba una que otra vez miradas con los dueños de aquella casa, apenada con aquella actitud irrespetuosa de su hija.

–Te estába hablando desde hace rato.

Sus mejilla se tiñeron de un color rosado y apenada guardo silencio esperando que su madre prosiguiera hablando.

Todos la observában con una pequeña sonrisa, con un toque de chiste en sus rostros. Excepto Conor, quien no demostrába ningún toque de humor en su rostro. Era comprensible, apenas y había descubierto a su novia siéndole infiel con un viejo amigo de la infancia, sin contar que la peor parte había sido la de su hermano y su ex. Por un momento se sintió intimidada por aquellas miradas y tratando de no esconder su cara tras sus manos, algo que resulto exitoso, espero sólo un segundo más antes de escuchar nuevamente la voz de su madre.

–Te he dicho que acompañes a Anna –indico  la señora Hale.

Bella sólo procuro dar un asentimiento con la cabeza antes de salir tras la chica unos años menor que ella, dirigiéndose un corto pasillo quedando a un lado de las escaleras, las rodearon y subieron a la segunda planta. Anna no camino más allá de tres puertas y abrió la habitación que parecía ser suya.

Bella reconoció aquella habitación, aunque ahora el centro de ésta era ocupada por una cama matrimonial, sustituyendo a la individual que había anteriormente en una esquina rodeada de paredes color rosa; su recamara había cambiado, como era de esperar, ya no había rastro de aquellas paredes rosadas ni de aquellos adornos de flores y mariposas, ahora las paredes eran color rojo y blancas, sin un tema en específico.

–Hace tanto que no estába aquí –comentó Hale con un tono melancolíco.

La chica de 14 años la miró de pies a cabeza, le resultaba extraño verla tan cambiada, le ganaba por 3 años, pero era evidente la diferencia de años en aquella etapa llena de cambios.

–Te eche de menos –respondió Anna mientras se acercaba a abrazarla. Su abrazo no tardo en ser correspondido y permanecieron un par de segundos así.

Aquellas dos chicas habían sido grandes amigas cuando eran niñas, una era la sombra de la otra, y resultaba extraño que después de tanto tiempo se encontráran frente a frente, casi casi, que irreconocibles.

No tardaron en ponerse al corriente sobre sus vidas, platicando desde el momento en que la castaña se había mudado, hasta sus amigos en México. 

Errónea venganza (Conor Maynard) *Detenida Indefinidamente* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora