Capítulo 5: "Encuentro nocturno"

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Conor dejó salir por última vez un quejido; estaba irritado en aquellos momentos, en su habitación estába una de las personas que más odiába, tanto que escuchar la pesada respiración de su compañero de cuarto, le molestaba a tal grado de querer ponerle una almohada sobre la cara y asfixiarlo. Con decisión tomó su almohada y se dispuso a salir de la habitación. Ya no lo soportába más y aquella era la mejor opción que se le pasába por la cabeza sin terminar matándolo.

Una vez fuera, camino a paso lento lleno de cansancio y apenas con los ojos abiertos. A pesar de que hacía unos momentos haya estado enfurecido, no quitaba el hecho de ya era la tercera vez que no dormía las horas en las que debía. Aquello era tan evidente gracias a sus enormes ojeras y sus ojos entrecerrados del cansanció, más que se le podía ver su piel un poco más pálida de lo normal.

Cuando iba a mitad del pasillo pudo sentir como a un lado de él se habría una puerta; era la del cuarto de Anna, sin embargo no fue ella la que se asomó por la puerta, una chica con la piel blanca y el cabello castaño un poco despeínado había posado la mirada en él, dando un salto del susto.

–¿Tan feo estoy? –preguntó sin gracia.

Bella sintió las mejillas sonrojadas y bajo la mirada apenada. No era como si nunca hubiera estado frente a un chico o que no hubiera  hablado con un chico en toda su vida, a final de cuentas tenía un hermano mayor, además de que se llebáva bien con los amigos de éste; pero en aquel caso se sentía muy apenada por el resiente problema que había tenído su hermano con Conor. Asimismo no podía evitar sentirse levemente culpable por todo aquello.

–Emm... –su cabeza no dejo de estar abajo, pero cuando éste se acerco levanto rápidamente la vista para ver que pretendía.

Cuando estuvieron apenas separados por unos escasos 20 centímetros, Conor sólto una sonrisilla traviesa al verla nerviosa. Le causaba risa y ternura verla en aquella situación: mejillas coloradas, mirada desviada y sus labios levemente abiertos con el deseo de decir algo. Y aunque le parecía entretenido, después de un momento se había decidído a terminar con su juego y preguntar que era lo que necesitaba con la cordíalidad que su madre siempre le había inculcádo.

–¿Qué es lo que buscabas? 

En aquel momento la chica se vió sorprendida por la educación que tenía aquel con ella sin siquiera merecérselo.

–Busacaba un vaso con agua.

Unos momentos después de decirle aquello se quedó con la boca abierta de la impresión y lo mirába con los ojos bien abiertos. Maynard la había tomádo de la mano y la llevába casi a rastras hasta el primer piso. Cuando ambos estában dentro de la cocina, le sirvió un vaso con agua y finalmente se digno a únicamente salir por la puerta de aquel lugar, dejandóla con la cabeza hecha una telaraña. ¿Qué había sido aquello? y aunque le sacará de quizió el no saber, no podía ir a preguntarle así como así. Tal vez era aquella la forma en la que trataba a sus visitas y no había que darle tanto enrollo.

Bella salió de la cocina deseando estar nuevamente frente aquel chico y mirar aquellos hermosos ojos que le hacían perder la cabeza. Pero por un momento súpo que era ilógico lo que añoraba, pues aquel chico apenas se encontraba a unos centímetros de ella y sentía una corriente de nerviosismo por todo su cuerpo.

En el momento que menos lo esperó estába frente a la sala de estar viendo nuevamente al chico de cabellos rubios trigueños.  Se encontraba recostado sobre el sofá y con una sola almohada bajo su cabeza. La mirába un tanto irritado; lo único que pedía era dormir tranquilo, pero si no se iba, claramente no lo haría.  Y en aquel momento ningúno hizo algo, se mirában únicamente; Conor con la frente fruncida y ella tenía aún su rostro de sorpresa. Hasta que él finalmente se digno a hablar, y no precisamente de la manera más educada.

Errónea venganza (Conor Maynard) *Detenida Indefinidamente* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora