El cuerpo inconsciente de la azabache fue recostado en la camilla, siendo llevada rápidamente por el largo pasillo blanco del hospital, adentrándose a la sala de emergencia en donde las puertas le fueron cerradas a sus conocidos.
El Rubio sintiendo como el miedo recorre por su cuerpo al no tener una idea del motivo por el cual ella se encontraba en ese estado de algún modo le aterraba enormemente, sosteniéndose de la pared, deteniendo asi sus pasos.
— Ella no merece esto — dijo con lágrimas en los ojos y un creciente dolor en el pecho, provocando muecas ante el fuerte dolor, sabiendo que tenía que tranquilizarse.
— ¿Te en-encuentras bien? — pregunta con preocupación la amiga de la azabache, colocando una mano en el hombro del Rubio, quien al sentir el tacto se quito inmediatamente.
— Necesito verla — musito, acelerando sus pasos con la intención de abrir aquella puerta que le impedía ver a la Oji-azul, siendo detenido al instante por dos enfermeros, causándole un gran disgusto y sin dudarlo los empuja con fuerza, llamando así la atención de todos los presentes.
—¡Déjenme pasar carajo!— grito con frustración, intentando quitar el agarre de los enfermeros que le impedían el paso.
Más enfermeros se acercaron para detener el alboroto que esté estaba causando, pues familiares y pacientes que se encontraban ahí se estaban empezando a asustar, llegando consigo un doctor.
— Le pedimos que por favor se tranquilice o no dudaremos en sacarlo — hablo el señor de bata, mirando como el Rubio dejo de forcejear, dando así la señal de que lo soltaran — En este momento no es posible que usted esté cerca de la paciente.
— ¡Necesito estar con ella! — grito alterado.
— Por favor evite gritar, alterará a los pacientes — dijo con calma, observando como una chica de piel morena llegaba a sostener el brazo del Rubio, intentando transmitirle calma, aunque ninguno lo estuviera — Le pedimos que nos deje hacer nuestro trabajo, ahora mismo le están haciendo un análisis para saber con claridad el estado de la paciente, le sugiero que por el momento esperen indicaciones en la sala.
— Debo estar con ella — insiste entre el llanto — No puedo estar aquí esperando y aún calmado como si nada pasara, cuando posiblemente ella se esté muriendo en estos momentos — el doctor no dijo nada, solo observo en silencio.
— Por fa-favor haga todo lo posible para que ella esté bien — suplico con voz rota la morena, recibiendo un asentamiento.
—Yo debo entrar — insistió con terquedad.
— Debe ser paciente, por favor tome asiento y no haga un escándalo o nos veremos obligados a sacarlo del hospital — advierte para despues retirarse.
— Marinette ...— susurro con dolor, cayendo de rodillas al suelo.
—Ella es fuerte — menciono la morena, mientras acaricia el hombro de Adrien, intentando brindarle consuelo.
— Todo esto es mi culpa y no lo puedo arreglar...
— No es momento — lo mira — No es momento de culpas y si así lo fuera te juro que no se arreglaría llorando, tampoco se puede regresar el tiempo, solo hay que afrontar las consecuencias de tales acciones — dijo, ayudando al hombre a ponerse de pie, para ambos dirigirse a la sala de espera para posteriormente sentarse y esperar a que el doctor venga y diga lo que está sucediendo.
— Tú.....¿Eres Familiar de Marinette? -pregunta el rubio, intentando distraerse.
— No, pero la quiero como si fuera mi hermana.
—¿Cómo te llamas?
— Lila Rossi — se presenta.
—Yo soy...— es interrumpido por la morena.
— Adrien Agreste, lo sé —afirma con una leve sonrisa— Ella siempre me hablo de ti.
— Me imagino que cosas para nada bonitas —suspira — Me arrepiento de mis acciones, de como la hice sentir pero yo tenía miedo y se que no es justificación.
— Hubo cosas lindas pero fueron opacadas por el daño, provocaste una herida en Marionette y apesar de todo eso ella aún te ama, ni yo entiendo porque, yo en su lugar te cuelgo — bromea a juego con la intención de distraer— Ella te ama... — baja la mirada la morena — Adrien — lo llama.
—Dime...
—Si Marinette sale bien de aqui, espero que sepas aprovechar la última oportunidad, quiero que estén juntos, claro...Si es que ella te acepta otra vez —aclara— Por favor haz bien las cosas esta vez por qué si ella suelta una lágrima más...Te prometo que te vas arrepentir y te advierto que me la llevare lejos de ti.
— Si ella me acepta, juro por mi vida hacerla feliz.
[...]
—Familiares de la paciente Marinette Dupain Cheng— llama el doctor.
—Somos nosotros — dijeron al unisono Lila y Adrien.
— Me podrían decir que son de la paciente.
— Yo soy su hermana, y él su pareja — explica la morena.
— ¿Cómo se encuentra doctor?, ¿Está bien?— pregunta con preocupación el oji-verde.
—Temo decirle que la paciente no se encuentra muy bien de salud, al parecer se encuentra en un cuadro de gran estrés y depresión, falta de buena alimentación, sus defensas nulas y eso vuelve muy complicado la situación de ambos.
—No entien— es callado inmediatamente por lila.
—¿Ambos? — Pregunta con ansiosas ante la posible respuesta — Usted se refiere a que ella......
— Sí.
— Puede ser claro — dijo desesperado el oji-verde.
— La paciente Marinette se encuentra en estado de gestación
Ante la noticia, lila sollozo de alegría, por otro lado Adrien aún sorprendido siente crecer una sonrisa en su rostro.
— ¿Qué? — musita, sintiendo una felicidad creciente, la imagen de una familia paso por su mente — Seré Pa-padre — lágrimas no paraban de brotar del oji-verde.
— Señores, lamento que está noticia sea dada en estás circunstancias pero....—guardo silencio por unos segundo meditando las palabras que diría, se le hacia muy complicado la situación — Las probabilidades de que ese embarazo continúe son muy bajas — suspiro —Ustedes deben mantenerse fuerte para brindarle apoyo a la paciente, el estado es complicado— el hombre de bata blanca posa una mano en el hombro del Rubio, tratando de brindar apoyo — Se que es difícil pero hay que ser fuertes por cualquiera que sea el resultado...
— ¡No!, ¡Usted debe impedirlo! — gritaba el rubio con dolor — Le pagaré muy bien, le daré la cantidad que usted quiera, pero por favor que ese embarazo continúe — dijo desesperado.
— No puedo hacer mucho — Determino el doctor.
—¡No!, ¡No! — negaba con frustración.
Algunas personas veían la escena con lástima pues habían alcanzado a escuchar la situación que estaban pasando.
— Esto es mi culpa, todo es mi maldita culpa — repetía una y otra vez, sintiendo que el aire le hacía falta y nuevamente ese dolor en el pecho se hacía presente pero ahora más fuerte. Retorciéndose ante el dolor.
—¡Adrien! — Grita asustada Lila, intento calmarlo pero era inútil, llorando al no poder hacer nada.
Enseguida unos hombres llegaron, sostenido con fuerza los brazos del rubio, mientras otro le inyectaba un tranquilizante.
El Rubio lloraba inconsolablemente, su cuerpo se sentía cada vez más pesado, dirigiendo su mirada hacia la morena quien estaba siendo consolada por una enfermera.
"Esto es un desastre"... Penso, luchando por mantenerse despierto, aún cuando sus párpados se estaban cerrando poco a poco.
De pronto un sonido retumbó en el hospital, siendo seguido de varios enfermeros junto con el doctor, alguien había dejado este mundo, eso fue lo último que escucho, todo se volvió negro.
"Ahora te toca sufrir"
Hiro Agreste.