Se despertó tal y como se había dormido: con la mano dentro de sus bragas. El estado de excitación con el que había llegado a su casa no permitió un atisbo de duda, se deshizo de su ropa empapada del olor de Alba Reche, se tumbó en la cama y se masturbó con los labios de la rubia ocupando cada rincón de su mente. Se corrió en un minuto, no le daba el cuerpo para más. El resto de veces había lanzado su mente hacia la cadera inquieta de la chica que se rozaba contra ella sin compasión. Al verla bailar debería haberse imaginado lo bien que la tenía que mover en otros contextos. Era una locura, y se abofeteó mentalmente por no haberse atrevido a atrapar su fantástico culo entre sus manos. Aunque de haber sido así no habría podido apagar el fuego que esto le habría provocado.
¿Y qué tenía eso de malo?
Nada.
Era su mente, su absurda mente asustada por llegar a sentir demasiado, demasiado fuerte, demasiado intenso. Tenía la sensación de que acostarse con Alba iba a añadir unas cuantas pelotas más al montón, y ella no era tan buena haciendo malabares. No quería que ninguna cayera al suelo, pues detestaba la idea de herir a la fisio con sus escudos de protección. Eso sí que no lo iba a permitir. No estaba dispuesta a dar pasos hacia atrás, era la última persona en el mundo que se lo merecía. No hacía otra cosa que cuidarla, y ahora era su turno de cuidarla a ella y salvarla de su estúpido miedo. Tenía que espabilar, Alba Reche era un cometa y había que pedir el deseo antes de que se desvaneciera en el cielo estrellado.
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Alba Reche se levantó con un peso que ya no recordaba sobre los hombros. Antes de dormir se había encargado de deshacer el nudo que la cantante le había dejado entre las piernas y se había dormido con una sonrisa. Pero la mañana siguiente su subconsciente se había encargado de dinamitar esa sensación.
La noche anterior no había sentido la reacción de Natalia como un rechazo, mentalizada como estaba de que aún era pronto para dar un paso más, pero la noche y los sueños turbios le habían dejado en el alma un poso de pesadumbre. Pensaba que ya se había desvanecido, pero allí estaba de nuevo, atacando un recuerdo fantástico y distorsionándolo hasta convertirlo en algo amargo.
Tras el affaire con Virginia y los pasos que estaba dando en su relación física con Natalia creía que esa inseguridad sexual se había desvanecido: no había vuelto a hacer acto de presencia. Pero la negativa de la cantante para continuar lo que habían empezando en el sofá volvió a traerla de vuelta. Sabía, si lo pensaba fríamente, que no había sido tal, pero a veces el maldito cerebro juega en nuestra contra depositando semillas de malas hierbas.
Sentirse deseada.
Hacía unas horas había sentido que Natalia paraba en contra de su voluntad por su pánico a precipitarse, pero ahora esa escena se había desdibujado y había adquirido un tinte dramático que se le pegaba al paladar. ¿Y si el problema era que la morena no la deseaba, al igual que no la había deseado su ex?
Deja de decir estupideces, Reche, te estaba empujando las caderas mientras te decía que pararais.
Pero no importaba, la sensación ya se había aposentado en sus tripas y le había quitado toda la alegría con la que se había dormido.
*Natalia*
Hola baby bella
Qué haces?
*Alba*
Pues terminando de vestirme para ir a comer a casa de mi madre
Ya sabes, domingo familiar
*Natalia*
Estoy hablando con una mujer desnuda?
*Alba*
Estás hablando con una mujer en toalla
*Natalia*
Pffffff
Vamos a dejarlo porque
*Alba*
Vale
*Natalia*
Seca
Por cierto, quiero comentarte algo, a ver qué te parece
*Alba*
Cuéntame
*Natalia*
Creo que deberíamos hablar con nuestras amigas
*Alba*
Por qué?
*Natalia*
Me siento mal por estar omitiendo información
Esto es importante para mí y quiero hacerles partícipes
*Alba*
A ver, un momentito
Punto 1: importante para ti? Desarrolle su respuesta
Punto 2: estás segura?
*Natalia*
Punto 1: sí, es importante para mí, por primera vez en años estoy conociendo a una chica que me hace tilín
Punto 2: segurísima, y creo que ambas lo deberíamos hacer porque se lo van a contar entre ellas y va a ser peor
*Alba*
Punto 1: hacer tilín lo dicen las señoras nacidas antes de 1950, madura de una vez y dilo
Punto 2: estoy de acuerdo, deberíamos hablar con ellas
*Natalia*
Punto 1: igual un poco sí, Albi
Punto 2: cuándo? Lo suyo sería hacerlo el mismo día, porque fijo que se lo van a contar, me apuesto la moto
*Alba*
Punto 1: la verdad es que me gusta tu manera de decirme que te gusto, eres una cagada pero eres original, Lacunza
Punto 2: mañana? Tú quedas con las tuyas a cenar y yo con las mías, si te parece bien
*Natalia*
Punto 1: al menos yo te lo digo aunque sea de esta forma tan ESPECIAL
Uy, perdona, la tos
Punto 2: me parece perfecto, voy a escribirles para que no se me escapen
*Alba*
Punto 1: estoy esperando un momento apropiado, si es posible cerca de un servicio de urgencias
Punto 2: estupendo, yo me espero a mañana para que no sea un canteo
Cambio y corto que tengo que salir pitando de casa
Un besito, Nat
*Natalia*
Otro, Albi
Natalia dejó el móvil sobre la mesa del comedor con gesto de desconcierto. ¿Era cosa suya o había notado a la rubia un poco distante? Bueno, quizá la había pillado cambiándose y había contestado más asépticamente que de costumbre. Decidió no darle mayor importancia, aunque no pudo quitarse del todo la mosca de detrás de la oreja.
A media tarde, con la mente aún en una nube por lo acontecido la noche anterior, no quiso reprimir el impulso orgánico de volver a saber de ella.
*Natalia*
Ey, rubia
Qué tal la comida en casa de mamá Reche?
*Alba*
Pues muy bien, la comida de mamá es una fantasía
*Natalia*
Nos vemos luego un ratito para cenar?
Como mañana hemos quedado con las chicas...
Si te apetece, vaya, si no no pasa nada
*Alba*
No puedo, Nat, Marina y yo vamos a ayudar a la Rafi a montar unos muebles del Ikea
*Natalia*
Ah, vale
Te dejo entonces, MacGyver
*Alba*
A ver qué tal se nos da
Un besito
*Natalia*
Otro
Ahora sí que sí. Era oficial. La rubia estaba rara. Analizó paso a paso lo que había pasado desde que se despidieron en la puerta de su casa, con un beso eterno que ninguna quiso terminar, hasta el presente momento. Releyó la conversación una y otra vez buscando el lugar en el que había metido la pata. No lo encontró. Quizá cuando le había dicho que dejara de describir su ausencia de ropa porque le estaba poniendo cachonda imaginarse su cuerpo desnudo, pero no supo explicar qué podía haberle molestado de eso. Quizá solo tenía un mal día. No le gustó pensar esto, pues ella se encontraba flotando por su culpa, y le hubiera gustado que ella se sintiera igual.
Alba Reche entró en su casa sobre las ocho de la tarde. Los muebles que tenía que montar era en realidad un mesita que, entre las tres, habían compuesto en apenas media hora, pero lo cierto era que no tenía ganas de ver a la cantante. No por ella, en realidad se moría por pasar un rato con ella y que le calmara la angustia con sus besos, pero sabía que no sería una buena compañía, tan rayada como estaba, y no tenía ganas de andar dándole explicaciones que le daban más vergüenza que otra cosa. Estaba segura de que la morena, tan intuitiva para lo que quería, había notado su distancia, pero había sido lo suficientemente astuta como para darle lo que necesitaba: espacio.
Después de cenar decidió escribirle, pues era consciente de que ninguna culpa tenía la morena de sus inseguridades. No quería cargarla con una mochila que no le pertenecía.
*Alba*
Hola, Nat!
*Natalia*
HOLA ALBI
Qué tal ese mobiliario?
Podía notar su emoción desde allí y se sintió fatal. Seguramente habría estado todo el día preocupada.
*Alba*
Pues muy bien, somos unas máquinas
Estamos más fuertes que el vinagre 💪🏻
*Natalia*
Oleeeee
Equipo de mudanzas Reche, a su servicio
*Alba*
Jajajajajaja, qué pava eres
Tú qué has hecho hoy?
*Natalia*
He estado pensando una cosa, rubia
*Alba*
Qué cosa?
La conocía lo suficiente como para saber que se estaba esforzando para sacarle una sonrisa y se la quiso comer.
*Natalia*
Pues Albi
QUE AYER FUE NUESTRO SEMANAVERSARIO
La carcajada de la fisio fue real.
*Alba*
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
PERO CÓMO PUEDES SER TAN JODIDAMENTE TONTA
De verdad, no puedo contigo
*Natalia*
Oye, qué le voy a hacer si soy una romántica
*Alba*
Pero me has comprado algún regalo?
*Natalia*
No, pero mañana de camino a la clínica voy a llevarte un súper donut
*Alba*
Pues entonces voy a tener que comerte la cara, Nat
*Natalia*
Es toda tuya
*Alba*
Tengo ganas de verte
Ahora se arrepentía de haberse dejado incordiar por su inseguridad. Con Natalia al lado le hubiera durado el agobio cinco minutos y se habría ahorrado un día de asqueroso.
*Natalia*
Y yo a ti
Aunque por la noche no podremos nos veremos un ratito por la mañana
😊
*Alba*
Pues creo que voy a irme a dormir para que llegue antes
*Natalia*
Eres una cursi, Alba Reche
*Alba*
Algún problema?
*Natalia*
Ninguno
Me flipas en todas tus formas y colores
*Alba*
Ay...
Nos vemos mañana
Feliz semanaversario, Nat
Un besito
*Natalia*
FELIZ SEMANAVERSARIO, RUBIA
Otro
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Tal y como había prometido apareció en la recepción con una bolsa de bollería para sus chicas, pues no pensaba dejar a Marta sin su dosis de chocolate.
- Esa Martuki, me encanta esa Martuki, eeeesa Martuuuuki, me encanta esa Martuuukiii.
- Te quiero muuucho, a mi pequeña Nat, la quiero muuucho, lo lo lo lololooo.
- ¡HALA, MARTA, QUÉ GUAY! -sonrió de oreja a oreja y se lanzo hacia ella para darle un montón de besos de abuela en la mejilla.
- Yo también he estado pensando una manera de responderte a los saludos -dijo con orgullo.
- Como se entere tu jefa de que me has llamado Nat te mata, aviso.
- ¿Me guardarás el secreto? -bajó la voz.
- Por supuesto -susurró ella también-. Toma, el almuerzo -le tendió la bolsa para que escogiera un bollo.
- Illo, de verdad, es imposible no quererte, larga.
- Tengo mis cositas -sonrió complacida por las palabras de su incipiente amiga.
- Cómo nos gusta el palique por aquí, hay que ver -apareció la fisio.
- Nos ha traído el almuerzo, Alba. Esta chica se va a casar con quien quiera -las miró alternativamente.
- Primero tendrá que querer casarse -sugirió Alba.
- Me flipa la idea de casarme, Albi.
- ¿En serio? No te pega -ya había desaparecido Marta de su campo de influencia. Pobre, no merecía.
- No todo es lo que parece, Reche.
- Ya veo -cortó la insinuación-. ¿Le damos?
- Venga.
Natalia se despidió de Marta y cruzó la puerta del pasillo tras Alba. Nada más escucharla cerrarse la cogió de la muñeca, la giró, le pasó la mano libre por la mejilla y se acercó a su boca lentamente, siempre dándole tiempo a que se apartara si quería. Le dio un beso rápido y le sonrió más con los ojos que con la boca.
- Hola, Albi.
- Hola, Nat. Sabes que aquí nos puede ver cualquiera, ¿no? -dijo emprendiendo el camino hacia la sala con la morena agarrada por la cintura.
- La vida está para correr riesgos -le guiñó un ojo y pasó tras ella a la sala.
- No dejas de sorprenderme, Lacunza.
La morena se sentó en la camilla y la observó de espaldas trasteando entre las cremas. No sabía por qué se empeñaba en decir que le sentaba mal el uniforme, porque lo cierto era que le ponía mucho verla enfundada en él. La fisio empezó a tratarla y dejó de pensar en ello. Notó que estaba menos rara que el día anterior, pero aún así la notó más fría y menos efervescente que de costumbre en su lenguaje corporal. Lo mismo eran cosas suyas. Estuvieron hablando de cualquier cosa durante un rato en el que Natalia corroboró que algo no terminaba de funcionar con su rubia.
- Oye, Albi, ¿va todo bien?
- Sí, ¿por qué? -no levantó los ojos de su hombro.
- No sé, te noto un poco rara desde ayer. ¿Discutiste con tu madre?
- No, claro que no -rió entre dientes. Era imposible enfadarse mucho rato con su madre.
- ¿Entonces?
- Entonces nada, Nat, no me pasa nada -pero su cara, tan expresiva siempre, decía lo contrario.
- ¿He hecho algo malo? -abrió los ojos y a Alba le pareció un cachorrito. No quería darle bombo al tema para no preocuparla, pues bastante tenía ella con lo suyo. Ya se le pasaría.
- Natalia, de verdad, no tiene importancia.
- Osea que sí te pasa algo... -se frotó la frente con los dedos.
- Déjalo estar, no es nada.
- Mira, Alba -le apartó las manos de su brazo para que le prestara toda su atención-, tú te esfuerzas cada segundo en cuidarme, y sé que estás anteponiendo mis tiempos a los tuyos desde el día que nos conocimos. Entiendo que siempre habrá cosas en las que una de las dos tendrá que ceder, pero no tienes por qué ser siempre tú. No te preocupas por ti porque tienes la absurda creencia de que mis mierdas son más importantes que las tuyas, y eso no es verdad -suspiró, molesta consigo misma-. He sido muy egoísta por pensar que todo lo llevabas bien, pero yo también quiero saber qué te preocupa y qué te raya, estar para ti igual que tú estás para mí. No, no me interrumpas -la cortó antes de dejar que la rubia interviniera-. Albi, no hay problemas más importantes que otros porque no hay dos personas iguales, y nadie le da la misma relevancia a lo que sucede en su vida. Así que ya me estás diciendo qué te pasa, porque me importas, y me importa todo lo que pase por esa cabecita rubia.
Alba la miró con los ojos muy abiertos, impresionada por el discurso de la cantante y la verdad que había en él. Se había dedicado a hacerle las cosas fáciles a Natalia y se había olvidado de sí misma, pensando que el lugar del que la morena venía era mucho más oscuro y cruel que del que venía ella. Quizá ella también podría dejarse cuidar, pues había cometido el error de ver débil a la cantante por su pasado y su personalidad herida, pero ahora, mientras le tendía una mano hipotética, la veía gigante, entera e indestructible. Un lugar en el que sentirse segura.
Empezó a hablarle de su relación con su ex, de cómo el deseo tibio se había ido disipando con el paso del tiempo, de cómo se había sentido al no percibir de su parte al más mínimo interés, de la manera en la que él, sin querer, le había hecho sentir mal por sus ganas, como si fuera una desesperada. Lo contó tranquila, y Natalia no pudo comprender cómo había en este loco mundo una persona que no deseara a Alba Reche.
- Eres una persona terriblemente deseable, Alba -le dijo con mucha seriedad.
- Pues no lo parece -sonrió sin dientes y sin ganas.
- ¿Por qué dices eso?
- Bueno, tú... y yo... -se moría de vergüenza solo de pensarlo, como para decirlo.
- ¿Estás así porque el sábado quise que paráramos? -se había encendido la luz en su cerebro.
- Es una tontería, Nat, porque sé por qué lo hiciste, de verdad que sí, pero no puedo evitar que esa inseguridad aparezca -estaba abochornada.
- Alba, escúchame atentamente -para explicarle a la rubia tendría que exponerse, pero no lo dudó: Alba siempre cuidaba de ella y quería demostrarle, y demostrarse a sí misma, que ese era un camino de dos direcciones-. Te deseo, te deseo tanto, tanto, que me muero de miedo de que eso haga que todos los sentimientos que me asustan se disparen y se descontrolen -uf, ya lo había dicho.
- Pero Nat...
- Mira.
Le cogió la mano y se la llevó a la entrepierna. Era una audacia nada habitual en ella, pero por Alba haría lo que fuera necesario para que entendiera. Gracias al fino pantalón gris de chándal pudo Alba sentir en sus dedos la erupción volcánica que manaba de allí y la humedad que se podía percibir a través de la tela. Era abrasador, palpitante. Miró a Natalia a los ojos y se dejó convencer. Su mirada intensa siempre hacía con ella lo que quería.
- No paro porque no te desee, paro porque me acojona lo muchísimo que lo hago -susurró sin apartar los ojos de los suyos.
Alba sonrió un poco más segura y se dejó abrazar por la más alta, que la arrulló entre sus brazos como si fuera su bien más preciado. Y la verdad es que lo era. Se sintió genial al haber sido capaz de reconfortarla y poco le importó haber tenido que descubrirse ante ella. Nunca le había resultado fácil reconocer sus temores, pero valía la pena si con ello hacía sentir mejor a su rubia. Al fin y al cabo le había hecho sufrir, en cierta manera, por sus tonterías, así que se merecía esa confesión, porque, ¿qué pasa por sentir demasiado? De eso trata vivir, ¿no? Joder, Natalia, espabila, que vas a perder a la chica más increíble del planeta por miedo a quererla; hay que ser imbécil.
Apartó la mano de la rubia de su entrepierna con cuidado y sin ningunas ganas, pero comprendió que aquel no era el momento ni el lugar. Cada vez le costaba más dar la espalda a sus instintos.
- Albi -le levantó el mentón con la mano-, la próxima vez que te pase una cosa así habla conmigo, por favor, nos habríamos ahorrado un día de mierda las dos -sonrió en grande para intentar contagiarle.
- Perdón -frunció la frente, puso un puchero y volvió a incrustar su cara en su cuello. Empezó a reír suavemente-. Nat -se rió más fuerte-, te has puesto mi mano en todo el coño -soltó una carcajada.
- ¿Ha funcionado? -se rió ella también, roja como un tomate.
- Joder, que si ha funcionado, lo tienes como una sauna, nena -le dio un besito en el cuello. Mi pequeño gigante.
- Pues es así solo con verte, bueno, en realidad me basta con pensar en ti -le dijo al oído, un poco avergonzada. Todo sea por la causa.
- ¿De verdad? ¿Acaso te has toqueteado pensando en mí?
- ¿Qué clase de pregunta es esa, Alba? -preguntó, incrédula. La rubia era una sinvergüenza y a ella le había vuelto a salir la timidez.
- Una muy normal -disfrutó de su azoramiento. Ya llevaba un tiempo perdiendo en las peleas dialécticas con la morena, ya le tocaba ganar.
- Pues sí, Alba Reche, me he toqueteado pensando en ti -Alba se separó rápidamente de su cuello y la miró de hito en hito. No se esperaba en absoluto que lo fuera a decir.
- Cuántas veces -musitó, impactada.
- ¿En una noche o en general? -la cantante se había repuesto y levantó una ceja retadora.
- ¡AY, MI MADRE, SI ERES UNA GUARRA!
- JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA, ¿te lo digo? -levantó las cejas y sonrió sin dientes.
- ¿El qué? -Alba estaba flipando.
- Yo solo soy callaita -y las dos rompieron en carcajadas.
Alba retomó su trabajo. Joder, siempre igual, nos tiramos media sesión con nuestros dramas, soy una pésima profesional. La verdad era que las palabras de Natalia le habían aligerado la carga que portaba, y asumió la "bronca" por su hermetismo, dándole toda la razón. Aún tenía su mente impregnada de la imagen delicada de la cantante, tan sensible, tan dolorida, pero tenía que empezar a asimilar el cambio progresivo, y por ello menos contundente, que había visto en ella. Siempre se había sentido en una posición protectora hacia la morena, porque creía que así era la dinámica de su relación, pero, con la conversación que acababan de tener, se dio cuenta de que estaban sentadas en el mismo alféizar y no una por encima de la otra, con las piernas colgando y contemplando desde allí la ciudad. Eso le gustó, pues equilibraba aún más su relación y le hacía sentir, a ella también, a salvo.
- Bueno, ¿has pensado en cómo les vas a decir a estas lo que está pasando entre nosotras?
- ¿Y qué está pasando entre nosotras? -quiso saber la rubia.
- Pues ya sabes, esto de morrearnos y ponernos las manos en los coños.
- ¡Serás bruta! -le dio un golpe en el cogote.
- ¡Oye, que lo has dicho tú primero!
- Pero tú no hablas así, Nat.
- Anda que no, solo que lo hago cuando la situación lo requiere -de nuevo esa sonrisa casi invisible y esa cara de peligro. Jodida cara de morbo.
- Cuando la situación lo requiere... Entiendo... -no quería saber más porque era capaz de cualquier cosa como aumentara un solo grado la temperatura de su cuerpo.
- Alba Reche esquivándolas, el público se viene arriba, ¡SE VA A CAER EL ESTADIO, OOOHHHHH, OOOHHHHHH!
- Te jodes, que eres una calientabragas.
- Ay madre lo que me acaba de decir -se puso una mano en el pecho con cara de ofendida.
- La verdad, Nat, la verdad. Pero ve con cuidado porque yo inventé ese juego. A mamá la vas a enseñar a hacer hijos -dijo con soberbia.
- Qué chulita. Ya veremos, ya -se acarició una barba inexistente para hacerse la interesante-. Bueno, al tema, ¿qué les vas a decir?
- Pues no tengo ni idea -reflexionó la rubia-. Lo suelto y ya está, ¿no?
- ¿De repente? A María le va a dar un infarto. Ya había perdido toda la esperanza conmigo.
- ¿La esperanza de qué?
- De que volviera a hacerme tilín alguien -ocultó todo lo que pudo su risa pero no pudo evitar soltarla cuando vio a Alba rodar los ojos.
- Tilín. Eso les voy a decir yo.
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*Julia*
Nos acaba de escribir Alba para quedar esta noche
*Afri*
Para cenar?
Igual que Natalia?
*Sabela*
Sí, por eso lo decimos
Y Alba nos tiene dicho que ella no queda los lunes
*María*
Raro
Cada una por su cuenta
El mismo día...
*Marta*
Yo no creo en las casualidades
*Julia*
Y si han reñío?
Marta, cómo las has visto esta mañana?
*Marta*
Tías, pues como siempre, vomitando arcoiris de piruleta
*María*
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA puta Marta
Bueno, no estamos ni cerca de adivinar qué puede ser
*Sabela*
Y si nos quieren confesar que se gustan?
*Afri*
Cariño, eso no puede ser
Porque vaya casualidad que las dos hayan pensado que hoy es el día para hacerlo
*Julia*
Y si nos han pillado el grupo?
*María*
HOSTIA PUTA, ES ESO
Nos vamos a comer una bronca que se va a cagar la perra
*Marta*
Yo no sé Natalia, pero Alba cabreada me da miedo
Miedo real
Es el furby diabólico
*Afri*
JAJAJAJAJAJAJAJAJA QUE ME HAGO PIS
*María*
ME DESCOÑO JAJAJAJAJAJAJAJA
*Julia*
Poca broma, que es verdad
Se le hincha la vena de la frente y yo te aconsejo que corras todo lo que puedas
*Sabela*
Sin mirar atrás
Con la ropa de invierno y de verano
*Afri*
Natalia parece un oso amoroso, pero escúchame, cuando te echa su mirada enfurecida se te cae la caca por la pata abajo
*María*
Sudores fríos
Así que rezo a todos los santos porque no sea eso
*Marta*
Pero va a ser eso
*María*
MIERDA
Bueno, tampoco hemos hecho nada malo
*Sabela*
El grupo se llama "Que se coman la boca ya"
No sé tú, pero yo ahí veo pelea
*Julia*
Pelea física
Menos mal que al final decidimos no meter a Marina, porque ahí sí que huyo del país
*Marta*
Y yo contigo en la maleta, Julita
*María*
PUES ME CAGO EN DIOS CON LA TENSIÓN
Vamos a dejar el tema que me pongo de los nervios
Las cartas ya están sobre la mesa, en unas horas sabremos
*Marta*
ILLO ILLO EL PRIMER GRUPO QUE TERMINE QUE VENGA AQUÍ Y CUENTE
*Julia*
Hasta aquí nuestro viaje
Me despido de ustedes
Amigas, ha sido un placer haberos conocido
*Afri*
Ha sido un honor luchar hombro con hombro con vosotras
*María*
Nos vemos al otro lado, hermanas
LAS QUE VAN A MORIR TE SALUDAN