Abrí mis ojos con extrema lentitud hasta lograr abrirlos por completo, miré la ventana y estaba demasiado oscuro.
— Odió haber olvidado el celular en la casa de Kim... —apreté las mantas y me levanté poniéndome mis pantuflas— ¡Dios!
Abrí las cortinas dejando entrar la luz de la luna en la plena madrugada en la que me levanté.
Caminé hasta el baño prendiendo la luz, pronto me acerque al lavabo para limpiar mi rostro con agua tibia y mis dientes mientras escuchaba mi estomago rugir.
— Es la madrugada y me da hambre, esto es genial —me quejé.
Salí del baño y la habitación bostezando e estirando mis extremidades en el camino por el largo pasillo.
Baje las escaleras con cuidado ya que apenas y veia los escalones de la susodicha.
Llegué sana, cosa que no me esperaba por mi torpeza.
Caminé en dirección a la cocina observando el reloj de la sala en ese camino, 4:20 marcaba.
— Voy a tener que estar el resto de horas despierta para no llegar tarde, esto es fantástico — la ironía en mi voz era más que notable.
Estaba hecha una furia.
.
.
.
Subí a la habitación a buscar ropa que ponerme, ver las muchísimas faldas en mi armario me recordaba que ayer Taehyung me había tocado.
— No hay ningún j-... bingo —agarré el short color celeste que llegaba a mi cintura y luego estiré mi mano a una camisa corta y una sudadera de igual longitud que la camisa.
Abrí el cajón de medias y saqué solo un par al azar, par que tenía orejas de gatito lo cual me pareció lindo.
Me vestí y bajé en pantuflas sin antes tomar mi mochila y ponerla en mi espalda.
Me quité las pantuflas y me puse los tenis para por fin salir de la casa y encaminarme a la unviersidad.
— ¡No recuerdo el camino a la casa de Kim! —exclame molesta dando pasos "furiosos" por la calle.
Me adentre en un pequeño supermercado y tomé un par de dulces que estaban cerca del mostrador.
No tarde mucho en pagar y irme metiendo uno de los dulces a mi cavidad bucal.
Avancé rápido hasta llegar a mi destino, mirando hacía el suelo con el miedo de ver a Taehyung.
Eleve mi mirada por unos momentos al entrar por las enormes puertas del edificio.
Me acerqué a mi casillero sacando lo necesario y dejando mi mochila dentro, pensé en mi celular y me quise morir otra vez.
— ¿Donde tenía la cabeza? —mencione en un tono bajo cerrando la pequeña puerta.
No se porqué pregunto ya que sabia perfectamente donde estuvo mi cabeza, había estado en otro mundo.
Haber sentido la presión de su rodilla contra mi intimidad había sido algo completamente nuevo para mi cuerpo y de solo pensar en los leves movimientos que ejerció con esta sobre mis bragas me hacia entrar en un infierno donde solo yo moría de calor.
Moví mi cabeza repetidamente mientras entraba al salón de clases localizando a mi mejor amiga en la silla detrás de mí.
Sonreí y me acerqué sentándome con los libros y mi estuche en mis manos.
— ¿Porque no respondes mis mensajes?
— Tenía silenciado el celular —intente sonar creíble.
— Supongamos otra vez que te creó —rodo sus ojos— ¿me pasas lo que hicieron ayer?
— Si, cuando termine la clase te paso los apuntes —sonreí tiernamente dejando mis cosas sobre la mesa.
Con Jennie puedo hablar de forma fluida sin trabarme o ponerme nerviosa, eso era al principio pero, con el tiempo comencé a manejarlo mejor.
El profesor llego y comenzamos a prestar atención hasta que un sonido llamo la atención de todos.
Giramos hacía la puerta y era el chico con el que estuve ayer...
— Tarde —soltó nuestro tutor en clase—, vaya a la sala de la secretaria y que le haga una nota.
No me reí, simplemente lo miré, temblando de nervios al instante en que sus ojos se detuvieron en mi. Esbozo una sonrisa y se giró saliéndo del salón.
— Hey, ___ —gire a ver a Jennie, quién me dio un pequeño papel doblado.
"Es muy guapo, ¿no?"
Arrugue el papel y me levanté, — Voy a tirar esto — me acerque donde estaba el cesto de la basura y lo lancé a el para seguidamente volver a mi lugar.
Jennie me miro con pucherito y reí para mis adentros girandome a ver al profesor.
.
.
.
Finalmente las clases terminaron y pude irme a mi casillero acompañada de mi amiga, quien tiene el suyo junto al mío.
— ¿Porqué eres tan así? —preguntó guardando algunas cosas.
Le entregué los apuntes de ayer y cerré el mío acomodando mi mochila en mis hombros— ¿Ser como? —alce una ceja.
— Que no te llame la atención ningún chico —hizo una pausa al cerrar su casillero— ¿En serio no te gusta ninguno?
— Sabes que me cuesta socializar... —baje mi mirada caminando.
Discutimos del tema hasta que note que Taehyung salía por la puerta principal.
— Seguimos hablando luego, tengo qué hacer algo —y sin más salí tras el.
Algo en lo que no pensé fue... ¿como lo iba a seguir si iba en un auto?
Me maldije internamente por no haberlo pensado antes.
Dejé que se fuera y miré a sus amigos ¿Realmente estoy por preguntarles?
Me acerqué a ellos con lentitud y toque el hombro de uno de ellos sin saber quien era, a penas sabía quien era Kim Taehyung.
— Disculpa... —susurre observando al castaño girarse—, necesito saber la dirección de Kim Taehyung —lo mire a los ojos tragando saliva.
— Amm, es en —me dijo sin pedir nada a cambió.
— Gracias —,murmure y me alejé.
Salí por las rejas de entrada y caminé hacía la casa recordando el nombre de la calle, comenzando a recordar el camino.
Ir caminando era una tortura en ese momento, pensé que ni estaría muy lejos pero era completamente distinto ir caminando a ir en un auto.
Pronto llegué.
Mire su auto y me adentre por las rejas las cuales estaban abiertas. "Que tonto es" pensé al ver que la puerta estaba levemente abierta.
Caminé lentamente y subí por aquellas escaleras hasta llegar a la dicha.
Entré y me giré cerrando suavemente la puerta hasta cerrarla bien.
Al darme vuelta choqué contra un pecho asustandome demasiado al hacerlo. Di un par de pasos hacía atrás chocando con la puerta.
— ¿Sabes que esta mal entrar a una casa sin ser invitado? —mire su cuerpo acercarse cada vez más hasta dejarme acorralada entre sus brazos— no voy a dejarte escapar esta vez.
Mi corazón comenzaba a acelerarse y mi cuerpo temblaba como si fuera una gelatina recién salida de una nevera.
— Y-yo... —abrí mi boca tratando de formular palabra alguna pero no pude.
— ¿Tu? —alzo una ceja y se acerco a mi rostro quedando a escasos milímetros de mi boca— Eres muy linda cuando tiemblas y tartamudeas.
Pude ver como sus labios se curvaban en una sonrisa de lo más pícara.
— D-dej... —no pude terminar de hablar ya que sus labios atracaron a los míos con un beso.