-¿Cómo es posible que una misma persona te haga sentir de lo mejor y al mismo tiempo por cualquier error te haga sentir peor?- Pregunté a mi hermana entre lágrimas, aquella noche había decidido salir a una fiesta con mi novio Estefan, pero como siempre, las cosas habían salido mal, un chico al que no conocía se me había acercado de la nada y me había besado, yo estaba demasiado pasmada para reaccionar además de que la persona que me estaba besando tenía unos labios muy suaves y eso no me ayudaba a pensar correctamente y no había hecho nada, mi novio alcanzo a vernos y en vez de dejar que le explicara lo que había pasado, salió hecho una furia de la fiesta, pero antes de hacerlo se volteó a mirarme y pude ver en esos ojos verdes la decepción y el dolor por lo que le había hecho, después de unos segundos una de mis amigas se ofreció a llevarme a casa y como no tenía ganas de quedarme en esa fiesta acepté, pero antes de salir me volteé a ver quién me había besado, solo alcance a ver una chaqueta de cuero que se perdía entre la multitud, luego de unos minutos llegamos a mi casa y me despedí de mi amiga dándole las gracias, subí las escaleras llorando y mi hermana estaba en mi cuarto así que cuando me vio entrar me pregunto lo que había pasado, ella me escuchó, después de pensarlo un poco me dio una sonrisa cálida y me respondió:
-Se llama amor.
-Pues no creo en el amor, es decir, si el me amara me hubiera permitido explicarle y solo se fue.
-Bueno, tal vez él no estaba enamorado, pero por ahora es mejor que duermas, mañana te sentirás mejor- Después de decirme eso me dio un beso en la frente y salió de mi habitación. Luego de llorar un rato decidí alejarme de Estefan y no rogarle, mi hermana tenía razón, no sé exactamente en qué momento me quede dormida, pero esa noche soñé con un hombre de cabellos castaños claros con chaqueta de cuero que venía a decirme que me amaba.