Capítulo 21 "La mancha perfecta"
Empiezo a correr cada vez más rápido cuando escucho los gritos de Kylan. No quiero oírle, solo quiero salir corriendo de este lugar. Al girar por el camino de tierra, que por causa de la lluvia está embarrado, uno de mis pies resbala y acabo en el suelo.
Me levanto como puedo y observo mi pantalón rasgado por la rodilla, sin importarme sigo corriendo, dejando de escuchar sus gritos desesperados.
Estoy en un lado de la carretera, sí, eso es el primer inconveniente de no tener coche y dejar que te lleven a los sitios. Son viajes solo de ida. Pero parece que hoy la vida decide darme un golpe de suerte –o de desgracia, según con que ojos lo mires– y un coche para a mi lado. Desconfiada camino unos pasos hacia delante para mirar dentro del coche, y me encuentro con mi padre, que me mira sorprendido. Normal, estoy mojada, con la rodilla sangrando, y muy probablemente se noten las lágrimas que descienden por mis mejillas.
Abro la puerta y me dejo caer en el asiento.
–¿Qué te ha pasado? –pregunta cuando arranca el coche.
–La lluvia me ha pillado, y me he caído. –digo señalando mi rodilla.
–Oh, creo saber el motivo de tus lágrimas. –Dice poniendo una mueca–. Siento mucho lo que le ha pasado, me enteré hace una media hora y... Debe ser muy duro para ti. –mi ceño se frunce.
–¿De qué hablas, papá? –pregunto jugando con el dobladillo de mi camiseta nerviosamente.
–Ha salido incluso en las noticias. Ha sido horrible. –mueve la cabeza negativamente.
–¡Papá! –exclamo–, ¿Qué es lo que ha pasado? –fija su mirada en mí durante un par de segundos para luego mirar hacia la carretera.
–Brad se ha muerto. –mi rostro empalidece mientras niego con la cabeza.
–¿E-esto es una e-especie de b-broma? –mi labio inferior tiembla mientras las lágrimas amenazan con caer.
–No cariño. ¡Dios mío! Lo siento tanto. Vuestro bebé... Dios. –sigo negando con la cabeza.
–¡Es imposible! Hace un par de días me escribió una nota ¡Se había disculpado por todo! –las lágrimas, calientes, empiezan a descender. Parecía que cada lágrima que derramaba quemaba mi piel poco a poco.
–Relájate Holly. Todo irá bien. –mis sollozos cada vez aumentan más en tono. Mi padre me mira para acariciarme la mejilla y cuando fija de nuevo la mirada en la carretera un camión que empieza a pitar. Con todo el aire de mis pulmones, y desgarrando mi garganta, empiezo a gritar. Mi padre da un giro brusco con el volante, el coche impacta contra el "quitamiedos" y rompiéndolo nos precipitamos en el gran río de nuestra ciudad.
Me golpeo la cabeza contra la ventanilla y todo se torna borroso, mi padre llama por mi nombre con desesperación y cuando mi vista se vuelve nítida, mis sentidos también lo hacen. Noto frío en mis pies y todo es debido por el agua que entra en el coche. Intento abrir la puerta desesperadamente pero no abre.
–Papá, prueba tú. –digo mirándolo pero cuando fijo mi mirada en él, está incosciente. Pero yo había escuchado su voz llamándome–. ¡Papá! –exclamo, pero sigue con los ojos cerrados con la cabeza apollada en la ventanilla–. Papá ¡Por el amor de Dios! Despierta. –le zarandeo bruscamente consiguiendo que reaccione.
O eso creía, porque cuando le vuelvo a zarandear, sigue tan inconsciente como al principio. Miro su puerta y, estirándome como puedo sobre él, intento abrir la puerta, pero tampoco cede. Frustrada saco el movil del bolso e intento encenderlo, la pantalla se ilumina dándome un poco de esperanza. Marco el numero de emergencias. El agua cubre mis tobillos. Muerdo mis uñas con nerviosismo.
–Hola, ¿Cuál es su emergencia? –pregunta una voz suave y masculina.
–Hemos tenido un accidente, estamos en el río. ¡No se abren las puertas! –grito con desesperación.
–Respire hondo señorita, ¿Ha probado todas las puertas? Y digame donde está. –niego con la cabeza.
–¿Que respire hondo? ¡Voy a morir ahogada y lo peor es que mi padre también! –estoy con los nervios de punta y me dice que me tranquilice.
Él suspira. –¿Pero funcionan las puertas? –vuelvo a negar.
–Las de atrás no, bueno no las he probado ¿Estáis de camino ya? –El agua me llega ya por la cintura, el frío me recorre el cuerpo.
–¿Dónde se encuentra señorita? –Pregunta intentando transmitirme calma.
–En Ice River, en el río. –me deslizo entre los asientos y pruebo ambas puertas, pero al igual que las de delante, ninguna cede.
–No se abren. –empiezo a respirar con dificultad.
–Intente romper la ventanilla. ¿Tiene algo con que romperla? –busco en mi bolso, pero no llevo nada que sirva. Deberia haber una norma de llevar un martillo en el bolso para casos de emergencia.
–No. –susurro.
–Pruebe a golpearla con los pies. En menos de cinco minutos llegarán para ayudarla. –el agua me cubre por encima del pecho y las lágrimas hacen, de nuevo, acto de presencia.
–No tengo cinco minutos. –respiro hondo y cuelgo, llamo a Kylan como puedo.
–Kylan. –lloriqueo.
–¿Holly? Todo tiene una explic... –niego.
–Te quiero. Estoy en el rio cerca de tu casa. –La ropa empieza a pesar demasiado y casi no puedo mover lo brazos.
–¿En el rio? –pregunta alarmado.
–Accidente de coche. –la llamada se corta y tomo una última bocanada de aire... Echo una última mirada a mi padre, que yace inconsciente. El agua llega a mi barbilla.
Cuando el coche está en su totalidad lleno de agua, vuelvo a intentar abrir la puerta, pero cuando miro hacia fuera, veo a Kylan nadando hacia mí. Va a intentar romper mi cristal pero yo niego y señalo a mi padre. El a regañadientes rompe la ventanilla de mi padre y lo saca. Intento desabrochar mi cinturon pero está atascado y el aire empieza a faltar en mis pulmones. Con desesperacion lo intento soltar, pero todo se torna negro y todo el aire abandona mis pulmones.
KYLAN
Mi movil empieza a sonar y lo cojo con rapidez, por si es Holly.
–Kylan. –lloriquea. Oir su voz de nuevo me tranquiliza.
–¿Holly? Todo tiene una explic... –no me deja terminar de hablar
–Te quiero. –me susurra–. Estoy en el rio cerca de tu casa. –mis ojos se abren de par en par.
–¿En el rio? –pregunto alarmado.
–Accidente de coche. –la llamada se corta.
–¿Hollywood? ¡Holly! –grito–. Mierda, mierda, mierda. -susurro y salgo corriendo de casa.
Acelero el paso, angustiado, y cuando llego a la zona donde el "quitamiedos" está completamente destrozado los pelos se me ponen de punta. Me quito la camiseta y los zapatos y me tiro al rio. La primera impresion es que el agua está completamente helada, pero cuando llego al coche, y veo a Holly todavia respirando, los nervios abandonan mi cuerpo durante unos segundos.
Cuando voy a intentar abrir su puerta ella niega, mientras señala desesperadamente a su padre. A regañadientes nado hacia la otra ventanilla y la rompo, y agarrando a su padre, lo saco del coche.
Cuando lo consigo dejar en la orilla del río, llegan los de emergencias.
–Ya nos ocupamos nosotros. –dicen mientras meten al padre de Holly en una ambulancia.
–¡Mi novia sigue dentro del coche! –exclamo, un chico se tira al rio. Cuando ese mismo chico sale con Holly, con los labios morados y los ojos cerrados los nervios vuelven a mi cuerpo.
–¡No respira! –exclama. La tumban en el suelo y el chico empieza a hacerle el boca a boca. A pesar de que siento un cosquilleo de celos en mi interior, todo mi ser se centra en que Holly vuelva a respirar, y cuando la escucho toser, la paz me inhunda.
HOLLY
Empiezo a toser desesperadamente y escupo agua. Tengo sobre mi a un chico moreno de ojos azules, bastante guapo, pero cuando miro a mis lados y no veo a mi padre me asusto.
–¿Papá? –pregunto con desesperacion mientras le busco, está cubierto por una toalla completamente mojado, pero a salvo.
–Holly, gracias a Dios. –su voz. Esa voz que por unos segundos crei que no volveria a escuchar, y olvidando todo, me levanto del suelo y me abrazo a él. El chico moreno me coloca una toalla sobre mis hombros.
–Me debes una explicación. –digo separándome de él. Me cruzo de brazos esperando una respuesta, pero él lo único que hace es esbozar una sonrisa.
–No quería decírtelo hasta que le hubiese vacunado de todo. –mis cejas se juntan formando una única ceja y creando arrugas en mi frente.
–¿Vacunado? ¿De qué hablas? Si me has engañado dímelo y ya. –él ríe mientras niega con la cabeza.
–¿Vienes? –me tiende su mano para que yo la coja, la miro de reojo y luego dirijo mi mirada a mi padre. Ignorando su mano me dirijo a él.
–¿Qué tal estás? –le pregunto.
–Bien, estoy perfectamente. ¿Cómo estás tú, cariño? –recuerdo lo que me contó en el coche, antes de tener el accidente, y un escalofrío recorre mi columna.
–Creo que iré con Kylan. –me despido de él y se lo llevan al hospital para unas pruebas. Vuelvo al lado de Kylan y él sigue con el brazo extendido. Enarca una ceja y sonríe. Le cojo de la mano y empezamos a caminar hacia su casa.
–Hoy conocí a la chica piercing. –se le forma unos oyuelos en las mejillas.
–¿Chica piercing? –me pregunta con curiosidad.
–Una chica que trabaja en Roxy's, la conocí y me trajo hasta aquí. –sus pasos empiezan a ser más lentos.
–¿Estabas en Roxy's cuando te llamé la segunda vez? –asiento con al cabeza–, Dios, debiste pensar muy mal de mí. –vuelve a caminar con rapidez.
–Que va –él me mira con las cejas enarcadas–, bueno, un poquito. –me río.
–Las primeras impresiones suelen ser erróneas. –pasa un brazo por mi cintura atrayéndome a él–, la primera vez que te vi, con la sartén en la mano, con la intención de matar mis neuronas, creí que estabas completamente loca. Luego pensé que sería divertido tenerte en casa, y ahora... –baja la cabeza y me mira–, ahora pienso que eres la mejor casualidad de mi vida. –me sonrojo ligeramente, sin saber que decir.
–Yo sigo teniendo la misma opinión de ti –digo–, un mujeriego que juega con las mujeres. –me golpea con su cadera y yo protesto.
–¿Cómo es que tienes ese concepto tan malo de mí? –finge un puchero y yo sonrío.
–No me has dejado terminar. –le golpeo con el codo–. Pero yo creo que puedo cambiar eso, creo que el Kylan amable y romántico está en alguna parte de tu interior, y quiero intentar que salga de su escondite. –llegamos al camino de tierra.
–Holly... –advierte.
–No, espera. Sé que eso de que la chica buena puede cambiar al chico malo no existe, ¿Pero qué hay de malo en intentarlo? –esboza una sonrisa.
–¿Eso quiere decir que tienes esperanzas puestas en mí? –niego.
–En nosotros. –susurro. Él deshace nuestra unión y abre la puerta, cuando se abre un poco un pequeño labrador blanco, con un ojo en negro sale corriendo del interior de la casa.
–Ey Akron, ven aquí. –le llama Kylan, entramos los tres en casa–. Sorpresa. –dice dirigiéndose a mí, dentro de casa hay otras dos pequeñas criaturas de labrador.
–Son preciosos. –me agacho y Akron se acerca a lamerme la mano, le acaricio entre las orejas y sonrío.
–El de la mancha en el ojo es Akron, Beckett es la marrón y Buggie el negro. –Beckett y Buggie se acercan a mí y también los acaricio, pero el que más caso me hace es Akron.
–Me he enamorado. Kylan, te sustituyo. –cojo a Akron en brazos y empieza a lamerme la mejilla.
–Akron cuidado, que es mía. –lo dejo en el suelo y se va corriendo con Beckett y Buggie.
Sonrío al escuchar las palabras de Kylan.
Es extraño... Mi primer amor ya no habita profundamente en mis pensamientos pues el segundo hace que me olvide de mi pasado. Pensaba que no podría volver a querer y a ser querida antes del final de mi finito infinito, pero él ha cambiado eso. Él me ha dado un nuevo motivo por el cual sonreír.
Él me ha dado un nuevo motivo para vivir al límite mis días contados.
_______________________________________________________________________
Hola lectores de Mi compañero de piso, ¡Algunas ya lo intuían! pero aquí está lo que escondía Kylan. AKRON ES AMOR *-*
¿Y que os ha parecido el accidente?
¿Y la muerte de Brad? T.T *RECORDATORIO* La carta que le escribió a Holly, era una carta de suicidio. No es mi intención hacer ningún tipo de omenaje, ni nada por el estilo al suicidio, el suicidio no es la solución, pero ESTO ES FICCIÓN.
PD: Vuelvo a deciros, que si alguien quiere que le dedique un capítulo, solo tiene que pedírmelo, y yo gustosamente se lo dedico. Me sacais una sonrisa con vuestros comentarios, espero que cada vez comenteis más.
VOTOS: 35
COMENTARIOS: 10
Nos leemos en el próximo capítulo,
VIVAN LAS MANCHAS. (Por la mancha de Akron)
Besos,
Att: Andreea.