La sala de los menesteres

By TomorrowJuana

4.4M 162K 148K

Alba Reche es propietaria de una prestigiosa clínica de fisioterapia en Madrid. Natalia Lacunza es una famos... More

Capítulo 1. Situémonos.
Capítulo 2. Anestesia y rosas.
Capítulo 3. Recalculando ruta.
Capítulo 4. Vibraciones.
Capítulo 5. Reglas.
Capítulo 6. Humedad.
Capítulo 7. La sala.
Capítulo 8. Al habla.
Capítulo 9. El juego.
Capítulo 10. Dos galaxias de distancia.
Capítulo 11. Pasteles.
Capítulo 12. Whatsapp.
Capítulo 13. Punto de contacto.
Capítulo 14. La oveja negra.
Capítulo 15. Tacto.
Capítulo 16. La cuerda.
Capítulo 18. Amable.
Capítulo 19. La barbacoa.
Capítulo 20. Aquí, madurando.
Capítulo 21. La apuesta.
Capítulo 22. La gasolina.
Capítulo 23. Notting Hill.
Capítulo 24. Platónico.
Capítulo 25. Callaita.
Capítulo 26. Caníbal.
Capítulo 27. Casa.
Capítulo 28. Funciona.
Capítulo 29. Poesía.
Capítulo 30. El alma mía.
Capítulo 31. Gilipollas.
Capítulo 32. Desaparecer.
Capítulo 33. Morrearse.
Capítulo 34. Ensayar.
Capítulo 35. El mar.
Capítulo 36. Igual un poco sí.
Capítulo 37. El furby diabólico.
Capítulo 38. Fisios y cantantas.
Capítulo 39. La noche se vuelve a encender.
Capítulo 40. Put a ring on it.
Capítulo 41. Obediente.
Capítulo 42. El pozo.
Capítulo 43. Palante.
Capítulo 44. Cariño.
Capítulo 45. Colores.
Capítulo 46. El concierto.
Capítulo 47. La sala de los menesteres.
Capítulo 48. Mojaita.
Capítulo 49. Mi chica.
Capítulo 50. El photocall.
Capítulo 51. Un plato de paella.
Capítulo 52. Trascendente.
Capítulo 53. Mi familia, mi factoría.
Capítulo 54. Elegirte siempre.
Capítulo 55. El experimento.
Capítulo 56. La chimenea.
Capítulo 57. El certificado Reche.
Capítulo 58. La última.
Capítulo 59. Ella no era así.
Capítulo 60. Volveré, siempre lo hago.
Capítulo 61. Puente aéreo.
Capítulo 62. Natalia calva.
Capítulo 63. Prioridades.
Capítulo 64. Una línea pintada en el suelo.
Capítulo 65. Mucha mierda.
Capítulo 66. Roma no se construyó en un día.
Capítulo 67. Como siempre, como ya casi nunca.
Capítulo 68. 1999.
Capítulo 69. El ruido.
Capítulo 70. Desatranques Jaén.
Capítulo 71. Insoportablemente irresistible, odiosamente genial.
Capítulo 72. El clavo ardiendo.
Capítulo 73. Miento cuando digo que te miento.
Capítulo 74. Los sueños, sueños son.
Capítulo 75. Un Lannister siempre paga sus apuestas.
Capítulo 76. El frío.
Capítulo 77. Voy a salir a buscarte.
Capítulo 78. La guinda.
Capítulo 79. El hilo.
Capítulo 80. Año sabático.
Capítulo 81. Incendios de nieve.
Capítulo 82. El taladro.
Capítulo 83. Nadie te ha tocado.
Capítulo 84. Baja voluntaria.
Capítulo 85. Polo.
Capítulo 86. Comentario inapropiado.
Capítulo 87. Cumpliendo las normas.
Capítulo 88. Puntos flacos.
Capítulo 89. Idealista.
Capítulo 90. Estoy enfadada.
Capítulo 91. Bombillas.
Capítulo 92. Amor bandido.
Capítulo 93. Galletas de mantequilla.
Capítulo 94. Un día chachi.
Capítulo 95. Click.
Capítulo 96. Doctora.
Capítulo 97. Plantas.
Capítulo 98. Como si estuviera enamorada de ti.
Capítulo 99. Un salto en el tiempo.
Capítulo 100. 24 horas después.
Capítulo 101. Una puta maravilla.
Capítulo 102. No dejo de mirarte.
Capítulo 103. Un temblor de tierra.
Capítulo 104. La chica de las galletas.
Capítulo 105. Maestra Pokémon.
Capítulo 106. La matanza de Texas.
Capítulo 107. ...antes la vida que el amor.
Capítulo 108. Adelantar por la derecha.
Capítulo 109. Lo circular nunca se termina.
Parte sin título 110. Poli bueno, poli malo.
Capítulo 111. La patita.
Capítulo 112. Una suscripción premium.
Capítulo 113. Yo por ti, tú por mí, nanana, nanana.
Capítulo 114. No te echo de menos.
Capítulo 115. Días, meses, años.
Capítulo 116. El collar.
Capítulo 117. Madera.

Capítulo 17. Pavas.

32.8K 1.1K 506
By TomorrowJuana

Tras acompañar a su amiga a su tienda caminó hacia casa, se desnudó casi por completo y se echó una siesta pegajosa en el sofá. Hacía un calor de muerte y la brisa ligera que entraba por el balcón le secaba el sudor. Habían entrado en junio con todas las de la ley, y aunque las noches siguieran siendo frescas, las horas centrales del día derretían los pensamientos. 

Sobre las siete se obligó a mover el culo, había quedado con sus amigas en una hora para tomar algo y cenar. Se duchó, se puso un pantalón corto, sus deportivas y una camiseta ancha. No tenía el cuerpo para comerse la cabeza con el outfit. Raya en el ojo, riñonera y a la calle. 

Vio a sus amigas en su bar de siempre, que ya había puesto la terraza. Estaban despatarradas absorbiendo los rayos de sol que inundaban la plaza, sin hablar y con los ojos cerrados. Divas


- Perdonen, ¿tienen un minuto para hablar de Dios nuestro señor? -dijo con tono serio, haciendo que se sobresaltaran. 

- Has comido payaso hoy, por lo que veo -María la miraba con el ceño fruncido, pero una sonrisa destruyó su pequeña farsa-. Ven aquí, gigante verde, que te he echado de menos. 


Se dieron un abrazo más largo que de costumbre y la morena se sintió feliz de volver a ver a su amiga. Pasaban tantas horas juntas, por trabajo y por placer, que cuando se alejaban sentía un vacío absurdo en el pecho. 


- Yo también te he echado de menos, Mari -y le dio un besito en la mejilla antes de sentarse. 

- ¿Y esto? -preguntó María, mirando alternativamente a sus dos morenas. Su cara de estupefacción era un poema. 

- No lo sé, cariño -África se reía con la misma cara de asombro-, pero hoy ha venido a verme al trabajo. 

- ¿Sin que nadie le obligara? -insistió la rubia. 

- Y me ha invitado a comer -el remate de Afri fue el colmo. María se levantó de golpe, cogió a Natalia de la barbilla y la miró a los ojos, interrogante. 

- ¿Quién cojones eres tú y qué has hecho con mi amiga?

- Sois imbéciles -dijo con dificultad, pues María la tenía cogida de la cara y le aplastaba los mofletes. 

- ¿Me voy tres días y me la cambian? -se sentó de nuevo en su silla y pidió tres cervezas-. Que no me quejo, eh, que esta que me dice que me echa de menos y que me da besitos gratis me encanta. 

- Qué exageradas, joder, si siempre soy maja -Natalia intentaba convencerles de que no había para tanto, pero fracasó estrepitosamente. 

- Eres maja cuando quieres, que es casi nunca, pero esto es nuevo. Si hay que llamar a los geos para sacarte de casa, qué me estás contando. 

- Siempre estaba en casa porque siempre estaba trabajando. Ahora no puedo -alzó el yeso-. ¿No decías que me tomara las vacaciones en serio? Pues ya estaría. No sé por qué tanto bombo. 

- Querida, te recuerdo que llevas un mes escayolada, un mes -comentó Afri. 

- No tendrá nada que ver cierta fisio buenorra en este cambio, ¿no? -Natalia casi se atraganta con el botellín tras las palabras de María. Mucho tardaba en salir. 

- No sé qué podría tener que ver Alba en esto. 

- Ah, que ahora es Alba -las amigas se miraban con una sonrisa divertida. Les encantaba picar a la cantante y habían encontrado un buen filón. 

- Sois gilipollas, de verdad -notaba que el rubor se le subía a las mejillas. Mierda

- ¿Nos vas a contar de una puta vez cómo fue salir con el culo de España o vamos a tener que esperar a mañana? 

- Se suponía que ibas a contarnos qué tal la escapadita de ensueño con Pablo -el intento de fuga de Natalia hizo que ambas se miraran. 

- Vale -aceptó María-. Mucha playa, mucha fiesta y mucho sexo. Ahora, ¿qué tal con la doctora maciza? 


Natalia se masajeó la frente con la mano, iba a ser imposible evitar el interrogatorio, aunque una parte de ella tenía ganas de hablar de Alba. 


- Vale. Muchas cañas, algunas confesiones y unas vistas espectaculares -retó con la mirada a su amiga. Sabía que no iba a colar, pero no pudo evitar devolvérsela. 

- Confesiones. Me gusta esa parte -Afri se acercó a la mesa y puso sobre ella sus codos, como queriendo decir que tenía toda su atención. María la imitó. 

- A ver -cogió aire, buscando la manera de contarlo sin desvelar demasiado. Quería hacerlo, siempre viene bien ver las cosas desde otra perspectiva, pero ya estaba temiendo los comentarios jocosos de las dos-. Me llevó a Vallecas. 

- ¿Vallecas? -María abrió mucho los ojos, no se lo esperaba para nada-. Aunque bueno, la verdad es que con las pintas que sueles llevar te pega. Sigue. 

- Estuvimos en un par de bares, me invitó a la mejor hamburguesa de la galaxia y al final fuimos a dar un paseo a un parque alucinante. Tiene las mejores vistas de Madrid, un día tenemos que ir. 

- Buenas litronas me he bebido yo allí -comentó la rubia con nostalgia-. ¿Y qué tal con ella? ¿Mejor que en la clínica, peor? 

- Mejor, mejor. Me voy soltando, ya sabes. 


La verdad era que estaba muy orgullosa de sí misma. Para llegar a esa intimidad con alguien necesitaba muchísimo más tiempo, pero al fin y al cabo se veían tres veces por semana, más que a la mayoría de la gente, y no había que desdeñar la magia de Alba Reche. 


- Venga, cariño, cuéntanos las partes interesantes -la animó África. 

- Le dije que me siento muy a gusto con ella -se encogió de hombros. 

- ¿Así, sin anestesia? -África no salía de su asombro. 

- Puta cerveza -asintió la más alta-. Hasta le puse un brazo en el hombro mientras caminábamos -se alzó en su silla hinchando el pecho de orgullo. 

- ¡VAMOS! -las dos pavas de sus amigas se pusieron a aplaudir y vitorear. Se mofaban de ella, pero en el fondo estaban tan contentas de que su amiga fuera al fin natural con alguien de fuera de su círculo que se les agarraba un nudito en la garganta. 

- Eh, atentas, que viene lo mejor -se hizo la interesante Natalia. 

- Agárrate a la silla -le dijo María a Afri, mientras se aferraba a la suya.

-  Al final, cuando nos íbamos a despedir -pausa dramática-, le di un abrazo. 

- Me desmayo, avisad a una ambulancia por favor -María se abanicaba teatralmente. 

- El efecto Reche debería ser objeto de estudio -Afri flipaba en colores-. La quiero conocer, joder.


Natalia soltó una de sus carcajadas. Lo cierto era que le estaba cogiendo el punto a eso de reírse de sí misma. No es que antes le hubiera molestado cuando lo hacían sus amigas, pero era verdad que, visto desde la perspectiva relajada que inundaba sus días últimamente, resultaban bastante ridículas y cómicas sus rarezas. 


- Pues justo os iba a decir que nos ha invitado el miércoles con sus amigas para celebrar que me quitan la escayola, ueee -levantó en un puño la mano del yeso e hizo que sus amigas rieran. 

- ¿El miércoles? Anda, irse a la mierda, que he quedado a cenar con los padres de Pablo. 

- Yo tengo inventario, corazones. 

- No me jodáis. ¿Ninguna de las dos? -ambas negaron con la cabeza, apesadumbradas-. Sola ante el peligro, genial -bufó. 

- No, no, no, esto no se queda así. Hablaré con Marta y el viernes nos acoplamos, que siempre salen -atajó María. Tenía unas ganas locas de conocer a Alba Reche fuera del trabajo. Algo le decía que harían muy buenas migas. 

- Yo el viernes puedo -dijo Afri. 

- Yo también. 

- No, pero tú vas el miércoles y vas abriendo camino. 

- Nadie ha dicho que no fuera a ir el miércoles -dijo Natalia con los ojos entornados. 

- Bueno, esto ya sí que sí. ¿Tú solita, como una niña mayor? Afri, tómale el pulso, esta chica no está bien. 

- De verdad... -la morena se dejó tomar el pulso por África rodando los ojos. Lo que tenía que aguantar-. No sé, me apetece, Marta y Alba son más majas que na' -se encogió de hombros. 

- Ver para creer. Al final tenemos nuevas incorporaciones al grupo, ya verás. 

- La verdad es que Alba me ha calmado mucho con el tema de no poder tocar -María la miró atónita. En ningún momento hubiera imaginado que su amiga se abriera con nadie sobre un tema que para ella era tan importante-. Y esto es lo último que voy a decir sobre el tema. 

- ¿Le has hablado de tus neuras a ella y a nosotras no? Estoy celosa -comentó Afri. 

- Es que... no sé. Se lo dije a ella: es como si me conociera, pero en realidad no nos conocemos una mierda. ¿Os ha pasado alguna vez? -esto le preocupaba un poco. Al ser una sensación completamente nueva no tenía ni idea de cómo actuar al respecto. 

- ¿Conectar? -preguntó la Mari para saber que no estaba perdida. 

- Sí. Pero a un nivel muy extremo. Como..., como si supiera cómo soy, cómo tratarme en cada momento, cuándo bromear y cuándo ponerse seria. 

- Ponme un ejemplo. 

- Siempre ha respetado mi espacio, pero yo nunca le he dicho que no me va el contacto físico. ¿Cómo coño lo sabe? -el desconcierto en la mueca de la cantante hizo reír a sus amigas. 

- Eso sería antes, porque acabas de decir que le diste un abrazo. 

- Me sale. Y veo que ella se corta porque soy un puto bicho raro -puso una mueca entristecida. No le gustaba nada. 

- ¡Pues échale coño, Lacunza! -si por María fuera le compraría un piso a la Reche. Estaba sacando a patadas a su amiga de su madriguera. 

- Ay, María, que no sé cómo se hace eso -puso los dedos en su frente, agobiada-. No quiero decirle que tiene carta blanca porque si me rayo no quiero que se sienta mal, pero tampoco quiero que esté tan cohibida. Ser yo es una mierda. 

- Amor, escúchame -Afri le cogió la mano con cariño. Realmente no debía ser fácil vivir en su cabeza-. Lo tienes muy fácil, aunque no te lo parezca. Tienes un mes y medio para hacer lo que te dé la gana. 

- Claro, tía, tómatelo como un experimento. Déjate llevar. Si sale mal tienes la huida programada, no tienes que verla más si no quieres. Si sale bien tendrás a alguien cerca que te entiende como nadie -escuchar hablar a sus amigas con tanta seriedad se le hizo bola. Las quería muchísimo. 

- Si te apetece darle un abrazo se lo das, si te apetece comerle la cara a besos lo haces. Dudo que piense que eres un bicho raro, de hecho eres muy adorable cuando te pones cariñosa -Afri rió-. Y si lo piensa pues bueno, en un mes y medio cada una tira por su lado y punto. 

- Te va a venir muy bien sacarte el palo del culo, aunque sea por probar. 

- Eso dice ella -confesó con las mejillas coloradas y una sonrisa tímida. 

- Alba Reche es la puta ama, sí lo digo. Con todo su coño le suelta eso ni más ni menos que a Natalia Lacunza. La respeto -la Mari se puso una mano en el pecho para reafirmar sus palabras. 

- Es una sinvergüenza. Quiero ser su amiga -apoyó Afri. 

- Ya. Yo también -dio por terminado Natalia, y las tres bebieron de su cerveza. 


Siguieron hablando sobre temas diversos y la morena se relajó. Nunca se había sentido tan unida a sus amigas como en aquellas vacaciones impuestas. Por primera vez en los años desde que las conocía se paró a valorarlas. Siempre le había gustado su compañía, pero ahora que pasar tiempo con ellas era más un placer que cada día le gustaba más que una obligación social, se dio cuenta de la suerte que tenía. Habían soportado su tristeza y su mal humor constante, difuminado por los escasos destellos de complicidad que tenía, y sintió una ola cálida en su pecho. Se merecían más de lo que ella les había dado en este tiempo, y se prometió devolverles el esfuerzo y el cariño que les andaba debiendo. 

Nunca había necesitado desahogar sus preocupaciones y sus miedos con ellas, pues para ello tenía la música y, ahora que se veía en la obligación de hacerlo por la falta de esta, comprobó cuánto se había perdido. La música llenaba su alma, pero no le daba el calor de un apretón en su mano, de un gesto de amor que le decía a gritos que estaban con ella. Casi se emociona con estos pensamientos, y por un momento no entendió que hubiera tardado tanto en darse cuenta de lo bien que le hacía hablar con esas personitas en lugar de con su piano. 

Esto no quería decir que fuera a relegar la música a un segundo plano, la necesitaba como respirar, pero quizá debía plantearse hacer un pequeño cambio en su vida. Destrozarse el corazón a base de soledad le inspiraba para vivir de su sueño, pero a lo mejor podría sacar algo más de tiempo a partir de ahora para estar con ellas y darse un respiro del tormento de su cabeza. Se dio cuenta de que tampoco era una decisión en la que ella tuviera mucho que decir, ya que su propio cuerpo, cansado del maltrato de su mente, la arrastraba hacia ese terreno menos hostil, más amable. 

Después de cenar se dirigió hacia su casa caminando. Le encantaba pasear por las calles de Madrid empujada por la brisa. El aire fresco le reanimaba el espíritu: otra vez se había vuelto a pasar con las cervezas. Qué largo se me va a hacer hasta el miércoles. 




-------------------------------------------------------------------------------------------------------




Alba tenía la última hora del día libre, por lo que se cambió de ropa y se dirigió hacia la recepción para hacer compañía a Marta antes de salir. Llevaba todo el día lanzándole indirectas, así que se decidió a enfrentarse a la curiosidad de su amiga antes de que entrara en barrena. 


- Ay, Martus, qué cansada estoy. Putos lunes -se sentó sobre la mesa con pesadez. 

- No veo el momento de llegar a casa y quitarme el sujetador, illa. 

- ¿Oyes eso? -hizo a su amiga guardar silencio para que escuchara con atención-. Es la bañera, que me llama -Marta soltó una carcajada y le dio un beso en la mejilla. 

- Qué humor, Alba. Bueno, es el momento de que me cuentes cositas del sábado -ahí estaba-. ¿Qué tal con el pibón moreno? -alzó las cejas con una sonrisa de oreja a oreja. 

- Pues tía, muy bien. Se va soltando y se nota. 

- Ya lo he visto hoy, sí -insinuó la morena con sorna. 

- Dice que está a gusto conmigo y a mí me va a dar un yo qué sé. Es tan mona, Marta... 

- Nada hija, que al final vas a conseguir hacerte best friend de tu ídola. Las hay con suerte en la vida. 

- Pues mira, obviando que es Natalia Lacunza y todo lo que implica, como persona es un cachito de pan. Podría aceptarla como amiga -se hizo la digna y su amiga rió. 

- Es un detalle por tu parte. ¿Y qué tal, qué hicisteis? 

- Os hice caso y fuimos al barrio. La cerveza le ayudó mucho a relajarse -reía entre dientes. 

- ¿Se cogió una taja? -Marta abrió mucho los ojos. 

- No, no. Pero nos pusimos contentitas. Mira, Marta, qué risa con ella. Es una payasa -esto último lo dijo con la mirada embelesada. Le gustaba tanto cuando sacaba su sentido del humor... 

- Natalia Penumbras, la divertida, señoras y señores. También te digo que tú te ríes con cualquier cosa -la miraba con los ojos entornados, pues no se le había escapado el tono de la frase final. 

- No, en serio, tiene un humor muy fino. Si no estás atenta te lo pierdes, pero como le cojas el punto te partes el culo. 

- ¿Te contó algo interesante? -ella, al grano. 

- No, estuvimos hablando de todo un poco. Ya sabes que es cerradita. Me dijo que está muy contenta de que no me haya comportado como una fan loca. 

- Ya te digo yo que has estado de diez, con lo que te gusta. Mira que yo no soy fan, pero doy gracias al cielo de tener esta mesa en medio cuando la veo porque estoy segura de que habría hecho el ridículo más espantoso. 

- Jajajajajaja, pues Martita, vas a tener que calmarte porque el miércoles no habrá mesa -le advirtió con una sonrisa. Le inquietaba un poco, pero esperaba que el miedo que le profesaba la cantante hiciera de cortafuegos. 

- Tranquila, me portaré bien. Lo mismo ni viene, no me entra en la cabeza estar de cañas con Natalia Penumbras. 

- Deja de llamarla así porque al final se te va a escapar y la vamos a tener. 

- ¿Timahina? Me meo de pensarlo -Marta se reía como una rata y a Alba le entró un sudor frío al visualizar esa estampa-. ¿Y cómo es que está tan... cariñosa? Esta mañana he flipado en colorines cuando os he visto como si fuerais amigas de toda la vida. 

- Dice que le sale, que está cómoda conmigo -se encogió de hombros. 

- Hombre, eso es evidente. Ya me avisó María de que es muy distante, pero desde el primer día tiene ese rollo guay contigo. 

- Yo qué sé, no he hecho nada. No lo entiendo -su incredulidad hizo reír a la morena. 

- Ay, Albita, si es que eres un amor y todo el mundo te quiere tener cerca, pero tú no te enteras. 

- Pero si solo soy yo -puso cara de inocencia y Marta quiso comérsela allí mismo. 

- Hazme caso, esa chavala se ha dado cuenta de que eres un ser de luz y ha dicho 'po aquí me quedo'. Y no la culpo, todos quieren un poquito de esto -añadió señalando a la rubia con un guiño. Alba soltó una carcajada y le dio un golpe en el hombro. 

- Eres muy tonta. Pero escúchame, yo tan contenta. Me gusta mucho cómo es, y ahora que está más relajadita, aún más. 

- Tengo muchas ganas de verla el miércoles. Tiene pinta de ser muy cuqui con un par de cervezas. 

- Lo es, Marta. Lo es -suspiró. 


Esta conversación distaba mucho de la que había mantenido con Sabela el día anterior, pero si algo tenían sus amigas era lo bien que se complementaban. Entre las tres hacían a la amiga perfecta: Sabela era la voz de la razón, Marta era pura intensidad y Julia hacía una broma de cualquier cosa. Todas tenían su parte divertida, su parte seria y su parte alocada, pero no había duda de que aquellos eran los rasgos predominantes de sus personalidades. 

Si con la gallega había profundizado en sus miedos e incertidumbres, con Marta había sido más pragmática, y estaba segura de que con Julia la conversación hubiera versado sobre lo tremendamente apetecible que debía estar Natalia Lacunza bajo la luz del atardecer. 

Después de darse su baño de todos los lunes, Alba cenó algo y se tiró en el sofá con el móvil para avisar a sus amigas de las posibles incorporaciones del miércoles, aunque en realidad la única que aún no lo sabía era Julia. 


*Alba*

Chavalas

Este miércoles es posible que se nos unan unas cuantas personas

Os importa?

*Marta*

Me importa que no haya sucedido antes

Jajajaja

*Sabela*

Por mí perfecto 

Tengo muchas ganas de conocerla 😊

*Julia*

Qué personas?

Y por qué lo saben todas menos yo? 

Os voy a rajar

*Alba*

No sé si te suena de algo Natalia Lacunza

*Julia*

NO JODAS

VOY A CONOCER A LA DIOSA

*Alba*

JAJAJAJAJAJAJAJA

A la diosa y a alguna amiga

Le dije que invitara a quien quisiera

*Julia*

OLE OLE OLE

Mira, os voy a perdonar ser la última en enterarse porque me he puesto un poco cachonda al saber que voy a conocer a Natalia Lacunza

*Sabela* 

Eres una cochina

*Marta*

Me va a dar un mal

*Alba* 

Para eso os escribo

Igual no viene, pero por si acaso

Tenéis dos diítas para relajaros con el tema

Unas infusiones, respiraciones

Haced que me sienta orgullosa de vosotras

💪

*Julia*

ESTOY SUDANDO DE PENSARLO

CÓMO ME VOY A RELAJAR

*Alba*

PUES TE TOMAS UN TILA

Por favor os lo pido

*Marta*

Ay madre, de colegueo con Lacunza

LLORO

*Alba* 

Sois muy pavas


Alba salió de la conversación con sus amigas y entró en la de Natalia. Se quedó un rato observando su foto de perfil. No existe un ser humano con una cara más perfecta que la suya. Quiso escribirle algo, le gustaba mucho hablar con ella, pero no se le ocurría qué decir. Hizo un repaso de la sesión que habían tenido por la mañana, buscando algún hilo del que tirar, pero nada le pareció lo suficientemente potente. He utilizado la canción demasiado pronto, joder. Cuanto más se devanaba los sesos más estúpidas eran las excusas que se le ocurrían, por lo que, huyendo del ridículo, dejó el móvil sobre la mesita de centro y se entretuvo con una serie hasta la hora de dormir. 




----------------------------------------------------------------------------------------------------------




A no mucha distancia de allí una morena con flequillo y un tufo a cerveza importante entró con un ligero tambaleo en su habitación tras soltar la chaqueta encima del sofá. Se tiró en la cama con una camiseta, cogió el teléfono y les dijo a sus amigas que había llegado sana y salva. Había estado la mitad del camino pensando en una pequeña rubia, por lo que abrió su chat. Pensó en escribirle, le apetecía leer alguna de sus tonterías, que la picara y se metiera con ella; que le hiciera reír. Pero había decidido no tocar el teléfono bajo los efectos del alcohol, y menos con Alba. 

Tenía la sensibilidad a flor de piel con ella, la mente llena de deseos y de gritos y de atrévetes que no le dejaban un segundo de paz, lo que sumado a la embriaguez que la embargaba en aquel momento hacía que esa ebullición interna fuera aún mayor. No quería soltarle alguna intensidad y arrepentirse al día siguiente. Quería controlar cada paso que daba, pues le asustaba su propio miedo y el que pudiera provocar en la rubia. 

Por lo tanto, se limitó a abrir su foto de perfil y mirarla con ansia. Tiene una boca que parece una caracola. Y con ese pensamiento y la foto ocupando la pantalla de su móvil, se rindió al sueño. 

Continue Reading

You'll Also Like

575K 90.7K 36
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...
75.1K 4.6K 89
dos hijos de los mafiosos mas temido de todo corea y Australia se uniran .
442K 27.7K 63
La Academia Oficial de Talentos le da la bienvenida a aquellos jóvenes a los que les han sido otorgados dones especiales, y desean desarrollarlos en...
182K 9K 33
Una coincidencia (o no) reúne a Alba y Natalia en un ascensor del barrio de Malasaña. Un acontecimiento que dará un vuelco a sus vidas. (Altas dosis...