*************
Como ayer.... dos capitulos subidos! ... ;) Hoy a peticion de Majoperez... jajajaja mi debilidad :| ella pide, yo hago... jajajajajaja
Asi... os dejo el drama Raúl-Lara zanjado del todo... lo que de aqui venga... es todo... bueno :D ¿ O QUIZAS NO? jajajajaja =P k siiiiiiiii
*************
P.O.V Lara
Me desperté entre los brazos de Raúl, había dormido realmente bien. Me levante y me puse a hacer el desayuno, mientras desayunaba llamaron al teléfono y lo cogí.
-¿Si?
-Soy Samanta, ¿esta Raúl por ahí?.- pregunto la dichosa vecinita
-Está durmiendo, si quieres me das el recado y en cuanto que se despierte, se lo digo.- dije intentando no hablarla mal.
-Bueno, vale. Dile que necesito que venga a casa, mi ordenador no funciona y necesito que lo arregle. ¿Se lo dirás no?.- pregunto
-Claro. Hasta luego.- Dije yo triste. Claro que se lo diría, quería demostrarle que podía estar celosa y que eso no cegara mis sentidos.
Termine de hacer el desayuno y bajo Raúl, se abrazo por detrás, haciendo que mi piel se erizara y cogió mi mentón, para besarme.
-¿Quien ha llamado princesa?.- me pregunto sin deja de abrazarme
-Samanta...-Dije notado como se tensaba.- quiere que vayas a su casa, su ordenador no funciona y necesita que se lo arregles.- dije intentando que no se me notara cuanto me molestaba. El suspiro.
-Está bien, ahora iré a mirar que le pasa.- Dijo besando mi cuello.- si quieres esta tarde vamos a dar una vuelta o algo.
-Si claro, me encantaría.
Después desayunamos y tras darme unos cuantos besos, con una clara intención de calmarme, ya que me conocía demasiado bien, su fue a casa de esa.
No pude evitar sentirme mal, no me gustaba nada la idea de que se fuera a casa de esa. Limpie un poco la casa, para mantener mi mente despejada y así no pensar en el.
Tras una hora limpiando, no podía mas. Y salí al jardín, sentir el aire fresco me haría bien.
Toque mi abultada barriga, recordando inevitablemente el olvido de Raúl y casi de forma inconsciente, mire hacia la terraza de los vecinos y vi a Raúl observándome, sonriéndome, con los brazos apoyados en la barandilla. Pero mi sonrisa se torció, al ver a una Samanta en ropa interior abrazando a Raúl por detrás. Mis piernas se doblaron, sin fuerzas para mantenerme de pie.
¿Me había engañado con ella?.
Le oí gritarla, pero no centraba mi atención en lo que decía, solo quería morirme.
P.O.V Raúl.
Llegue a casa de samanta, y me puse con su ordenador, el cual estaba repleto de virus. Lo primero que vi era un salvapantallas de ella, en ropa interior. << que egocéntrica, pensé >>.
Desapareció de la habitación, suspirando. Mientras el antivirus se instalaba, salí a la terraza, y vi a mi princesa, sentada en una de las hamacas del jardín, tocando su barriga, note que se ponía triste y no sabía por qué. Pensé en ir corriendo y preguntarla, cuando miro hacia donde estaba, sonriéndome, provocando que yo también sonriera y la mirara.
Vi como su rostro cambiada, y mientras sentía que alguien me abrazaba sus piernas se doblaban, clavándose en el césped. Me gire para encontrarme a Samanta en ropa interior, dando a entender a Lara que había mantenido relaciones sexuales con ella.
Me separe de ella, dándola un empujón que casi la tira al suelo.
-¿Qué coño haces Samanta? ¡QUE NO ME GUSTAS!.- La grite, mientras bajaba con cuidado pero deprisa del balcón, como cuando me cole en su casa de adolescente.
Casi volando salte la valla que separaba los jardines y entre tropezones llegue hasta ella, arrodillándome donde ella estaba.
-Lara, Lara, cariño, no es lo que tú crees.- Dije intentando calmarla
-¿A no? ¿Y qué hacía esa zorra en ropa interior?.- Dijo señalándola.
-No lo sé Lara, salió de la habitación, y mientras dejaba que se instalara el antivirus salí para mirarte... enserio preciosa, no he hecho nada con ella. Por dios Lara, si hasta la muy fresca tenía un salvapantallas con ella en ropa interior, y ni me he inmutado, de verdad Lara, por favor creerme..- Dije dejando caer las lágrimas que en mis ojos se habían acumulado.
-Raúl.. si la prefieres a ella, solo dímelo ¿Sí?, pero no me engañes por favor.- Me contesto.
-No no, princesa, no. Yo te quiero a ti, me gustas tú. Por favor créeme.- Dije poniendo sus manos sobre sus mejillas.
-Lara.- Dijo Esteban desde el otro lado de la valla,.- Soy el hermano de esa mujerzuela, lo que te cuenta el es verdad, vi salir a mi hermana de la habitación vestida y volver en ropa interior.
-Me da igual, yo sabía que iba a pasar esto...- Dijo quitando mis manos de sus mejillas, y entrando en casa. La seguí, y al entrar en el salón la cogí el brazo y la detuve.
-Lara lo siento. Siento que lo hallas pasado mal, siento no haberte hecho caso y pensar que eran celos sin sentido yo..
-Raúl, recuerdas que... ayer te dije que te habías olvidado de mi, ¿verdad?.- Me preguntó
-Si... Pero no es verdad princesa.- Contesté
-Sí lo es.- Dijo alterándose.- Y tuviste la poca vergüenza de decirme que puse la vida de mi bebe en riesgo, solo por llamar tu atención. Me fui a comprar para mantener mi mente libre de pensamientos, porque no daba crédito a lo que estaba viviendo.- Dijo más alterada gritándome.- Maldita sea Raúl, eres un imbécil.
-Lara, te estás pasando. Te digo que no me he olvidado de ti, en ningún momento, joder.- Dije gritando.
-Sí lo has hecho, maldito imbécil. Te olvidaste de que ayer teníamos ginecólogo y de que posiblemente nos dirían el sexo del bebe.- Dijo subiendo a la habitación llorando.
Me quede paralizado, ¿Cómo podía haberme olvidado de que ayer teníamos que ir al ginecólogo? Precisamente había cogido la semana libre para ir con ella, y además así comprar la pintura de la habitación, pintarla, etc.
Necesitaba soltar de alguna manera todo lo que sentía dentro de mí en ese momento. Quería gritar, llorar, golpear algo.
Baje al sótano, di patadas a las columnas, y como no podía gritar para no asustarla, me puse a dar puñetazos a la pared de ladrillos y cemento del sótano. Uno tras otro, sin importarme el dolor, llorando como nunca, y sintiéndome como un autentico mierda.
No sé cuánto tiempo estuve así, y pare al sentir una mano cálida en mi brazo, gire sabiendo perfectamente quien era, con lágrimas en los ojos, sin apenas tener valor para mirarla.
Miro mis manos, y después a mí con reprobación. Tiro de mi brazo, escaleras arriba, sin rechistar la seguí, aun con lagrimas en mis ojos, admirando su perfecta silueta, embarazada de cinco meses, y por detrás parecía tan delgada como siempre, como si no estuviera embarazada. Me sentó en el jardín, y fue a por el botiquín.
Cuando volvió, mire su barriga, tan perfecta, tan bonita. Cogió mis manos doloridas, y desinfecto mis heridas.
-Raúl-Dijo mi vecino Esteban, asomándose por la barandilla.
-Esteban ahora no...-
-Esas manos tienen mala pinta, espera dame unos segundos que voy a echarlas un vistazo.
Mire a Lara, que estaba en ropa interior con una bata de seda sin atar. Como pude y aguantado el dolor de mis manos se la abroche.
Para que fuera a abrir a mi vecino, cuando llego examino mis manos, no me había roto nada por suerte, pero si las había destrozado, tenía heridas en todos los dedos y nudillos, y la muñeca izquierda levemente fracturada, me las vendo y se despidió de nosotros.
-Princesa yo...- Dije intentando hablar.- Lo siento tanto, no sé cómo pude olvidarme yo...- dije ocultando mi cara tras mis vendadas manos.
-Bebe...- dijo sentándose encima de mí en el jardín.- Ha sido culpando de los dos ¿sí?
-No, lo siento princesa, todo ha sido culpa mía.- Dije volviendo a llorar.
-Shhhh...Raúl, tras pensar un rato tranquila yo.. he llegado a una conclusión.- La interrumpí.
-No me dejes Lara.- Dije mirándola a los ojos.- Sin ti yo.... no soy nada.
-Bebe, tranquilo, no te voy a dejar. No tan fácilmente.- Dijo sonriéndome.- Creo que esto es culpa de los dos, yo sentí celos, y con estos cambios de humor en vez de enfrentarla a ella, me enfrente contigo, haciéndote enfadar. Luego aquel día también al no encontrarte en casa, pensé que te habías ido a su casa y...- Cogió aire.- Si, desconfié de ti y lo siento. Luego en la cama no me abrazaste y... al día siguiente tampoco me hablabas. Tenía envidia de que con ella rieras, eras feliz y conmigo no.-
-No princesa, contigo soy terriblemente feliz. No debí reaccionar así a tus celos, porque no fueron infundados, esa chica buscaba algo de mí y no lo supe ver de la manera que tu lo viste.- La contesté, juntando su frente con la mía.
-Me dolió muchísimo que no te acordaras de que ayer nos decían el sexo y.....- Bajo la cabeza.- en vez de recordártelo, no te dije nada, me sentía cansada y dolorida de la espalda, no tenía ganas de discutir, y deje que te quedaras allí, entrenando a esa... en vez de recordártelo y que esto no llegara a mayores.
-Lo siento tanto, no me voy a poder perdonar esto en la vida.- Dije mirándola, estaba tan guapa así, volví a desabrocharla la bata, me encantaba verla así, con su barriguita al aire.
-Pero yo si te perdono. Porque ambos reaccionamos mal ante tu vecina y entre nosotros, lo que provoco nuestro enfado, cada cual mirábamos nuestro ombligo, haciendo que te olvidaras...-Me dijo mientras yo daba pequeños besitos a su barriga, me sentía fatal, la había fallado.
-Mi princesa, te prometo que voy a compensarte por lo mal que te lo he hecho pasar.- Dije mientras nos sentábamos en el suelo, y la bese. Anhelaba tanto sus besos, sus caricias, sus suspiros, su piel cuando se erizaba.
-Vas por buen camino.- Dijo sonriéndome entre besos. Empezaba a hacer fresquito, y no habíamos comido nada ninguno de los dos, por lo que la cogí en brazos y la lleve hasta el salón. Comimos y pasamos la tarde besándonos, sin hacer nada más, solo dándonos cariño.