Era poco probable que la bodega de Bobby ganara algún premio, cualquier borracho que lograra encontrar el bar en un oscuro callejón en el centro de la ciudad, lo pensaría dos veces antes de entrar después de ver la advertencia de Bobby, la cual estaba clavada en la puerta: "Ve a casa, caga, y toma una siesta".
Pero, por supuesto, se refería solo después de desafiar el olor a basura, tomarse unas cervezas, y tal vez comerse una comida en su pequeño establecimiento. Los precios bajos y las horas desagradables mantenían a los apostadores llegando. Las constantes peleas y disparos los enviaban a veces de nuevo a la salida.
La bodega de Bobby no era para los débiles de corazón.
Unos pocos clientes salieron del bar tambaleándose cuando el sol se asomó por el horizonte. Bobby froto la encimera, luciendo su habitual ceño fruncido. Cualquier persona que fuera después del amanecer estaba destinada a ser una buena para nada. Pero uno de ellos se destacó más que los otros. Parecía engañosamente joven, pero su pelo plateado lo delataba.
─ Lo he escuchado, Tony. Tú y el perro loco lo hicieron de nuevo. - Grue tomó un trago de ginebra y meció su silla con las patas traseras. Como la mayoría de los mercenarios, su rostro arrugado parecía más viejo que sus años, pero su cuerpo imponente todavía estaba en las mejores condiciones. - ¿No te dije que te mantuvieras alejado de Denvers?
─ Sabes lo que dicen - Tony se encogió de hombros - No soy solo un hombre de las damas, soy un hombre entre los hombres.
─ Voy a fingir que no escuche eso. Pensé que los tiroteos sin fines de lucro no eran lo tuyo.
─ Estaba aburrido, sirvió para pasar el tiempo - Tony bebió su whiskey mientras fruncía el ceño - Arruino mi gabardina favorita.
─ ¿Es por eso que llevas puesto ese atuendo? No te queda bien - Grue rio entre dientes, pero sonó más como un estertor de muerte.
─ ¿Puedes dejarlo ya? No puedo evitarlo - Tony llevaba puesto una chaqueta negra suave, en desacuerdo con la imagen genial que generalmente intentaba proyectar. Se parecía más a un tío embarazoso que un maestro mercenario.
─ Solo consigue algo más que usar pronto, parece que estas en un funeral. El solo hecho de verte caminar con esa cosa deprime.
─ No lo estoy vistiendo porque quiera - Protestó Tony.
─ Hay un montón de tipos supersticiosos en este negocio. El negro no es un color muy popular - Grue sacó un cigarrillo barato y lo encendió.
Tony sacudió su mano con irritación.
─ Caramba, ¿Te estoy molestando? - Grue preguntó sarcásticamente
─Solo estoy tomando. ¿Te gusta destruir tus pulmones?
─ Casi de la misma manera que a ti te gusta devastar tu hígado - Grue se rio - Piensas como un niño, alguien como Denvers se aprovechará de eso uno de estos días - Apagó su cigarrillo, si había algo que Grue no podía soportar era un sabelotodo.
─ Di lo que quieras - Tony murmuró desdeñosamente - Por cierto, hay algo sobre lo que quiero preguntarte.
─ Si es dinero, la respuesta es no.
─ ¡No he dicho nada aun!
─ Se lo que vas a decir antes de que lo digas. ¿Sabes cuánto te he prestado ya? - Grue se llevó a la boca una jarra de la cerveza más barata que había probado en su vida. Era más amarga que los lúpulos de los que estaba hecha, y eso había convertido a Grue en una especie de leyenda local por ser la única persona lo suficientemente valiente para tomársela
─ Vamos, esa es la cerveza apestosa hablando - Tony ladeo la cabeza - Escuché que tienes algo de dinero ahorrado. ¿Qué te parece?
─ Tengo tres hijas - Grue golpeó una moneda en la mesa - ¿Crees que dejan algo para ahorrar? Todo lo que tengo es suficiente para esta agua sucia. Estoy en quiebra - Lanzó la moneda a Tony.
─ Te debo una - Eso era lo que Tony estaba esperando - Te devolveré el pago pronto.
─ No me hare ilusiones - Gruñó Grue - Pero, estaré esperando - Se apartó de la mesa y se levantó, revelando la gran Python en su cintura. - Escuché que Enzo vendrá esta noche, asegúrate de mostrar tu cara. No lo olvides.
─ No lo haré.
Grue logró hacer una ondeada indiferente al salir. Tony levantó su vaso en respuesta.
Tony salió a la calle unos minutos después, parpadeando bajo el sol. El prefería la noche y normalmente dormiría en su escondite hasta la noche. Pero su encuentro con Denvers lo dejo lleno de energía, podría ser que se encargue de algunos recados, razonó.
Se dirigió a una lamentable oficina del centro. El edificio estaba lleno de carteles para préstamos de dinero y servicios públicos. Tony encontró una escalera de emergencia y subió por los escalones desvencijados.
La tienda de Goldstein tenía un simple letrero que indicaba a los clientes que atravesaran la puerta destartalada frente a uno de los rellanos de la escalera.
─ Voy a entrar - Tony giró el picaporte - Anciana, ¿Estás aquí? - La puerta se abrió hacia adentro - ¿No has colgado los zapatos, verdad?
─ Eres un pequeño mocoso molesto. ¿Lo sabias? - Nell Goldstein bajo la mirada,portando un marco de pistola - ¿Cuántas veces te he dicho que toques antes de entrar?
La tienda estaba oscura, sin ventanas, iluminada por una lámpara pálida. Goldstein volvió a su escritorio y continúo clasificando las partes de las armas.
─ Justo cuando pensé que finalmente tendría un día de paz y tranquilidad.
Ella tenía su nombre refinado como una armera. Aquellos que la conocen la llamaron ".45 Caliber Artist" debido a su habilidad, pero los años habían desgastado parte de la pisada de los neumáticos, y ahora ella se pasaba sus días arreglando armas fabricadas por otras personas. Puede que se pareciera a la abuela de Matusalén, pero ella podía hacer que una pistola de agua pudiera matar a un elefante.
─ Eres la única persona en el mundo que podría llamarme anciana - Dijo con una voz ronca, lanzando una mirada aguda a su cabello plateado - Me preguntó cómo lucen tus padres. - Tony sonrió amablemente
─ ¿Cuándo vas a arreglar este plato? Incluso un niño no tendría un error de ortografía como ese - Señaló una placa de oro en la pared que decía .45 Caliber Warks
─ Tsh. Siempre ha sido así, no me importa. De todos modos, esos días han terminado - Reflexionó
─ No te importa porque esos viejos ojos tuyos ya no pueden leer las letras correctamente - Bromeó Tony.
─ ¿Por qué no me dices que estás haciendo aquí antes de que decida lavarte la boca con jabón?
─ Tengo otra arma. ¿Podrías echarle un vistazo? - Tony colocó la Máuser sobre la mesa frente a Goldstein.
─ ¿De nuevo? ¿Cuántas armas van este mes?
─ No sé, realmente no pienso en eso.
─ No soy tu armera personal - Objetó Goldstein, pero tomó el arma de todos modos, examinando sus contornos a través de una lupa. Manejó el arma como si fuera su propio hijo.
─ ¿Bien? ¿Es usable? - Goldstein miró a Tony por encima de sus lentes bifocales.
─ Si, ¿Pero usable para quién? No está hecha para ti, el HSC es un arma magnifica, pero no es algo para disparar salvajemente como un idiota.
─ Si, estaba llegando a eso - Tony se frotó la nuca - ¿Sabes que paso con la P08 que me diste? Es como si se hubiera cagado.
─ ¡Dame un respiro! Le dediqué mucho tiempo y energía a esa Luger
Ella estaba mejorando constantemente las pistolas para Tony, pero él las usaba invariablemente para tratar de igual el rayo de una ametralladora. Era difícil encontrar piezas que pudieran soportar ese tipo de estrés.
─ Sabes,la mayoría de las personas normales no pueden apretar el gatillo tantas veces en un segundo. Tuve que reconstruir virtualmente el arma desde el principio para que fuera posible.
─ Yeah, lo sé. Esa es la razón por la que solo vengo contigo, anciana.
─ Quiero que sepas el dolor de culo que eres - Goldstein murmuró - Caray - Continuo estudiando la Máuser, reconfigurándola mentalmente para un rendimiento superior.
Ella había estado tratando con Tony desde que él había llegado a la ciudad. Este era un viejo sombrero por ahora.
─ Voy a tener que quitar el marco - Se preocupó - Incluso así, el costo de las piezas por si solas no valdría la pena. Olvídate de eso.
El tiempo y el dinero significaron que algunas armas se lanzaron en lugar de mejorar.
─ ¡No digas eso! Vamos anciana, un mercenario sin un arma simplemente no se ve bien.
─ ¿Desde cuándo a alguien le importa como se ve un mercenario? - Resoplo Goldstein, depositando la Máuser en un cajón del escritorio - Va a tomar un tiempo. Quiero la mitad del dinero por adelantado. ¿Lo tienes?
─ Por supuesto. ¡No tengo quejas! - Tony sonrió como un niño en navidad
Goldstein frunció el ceño. Esa sonrisa le hace imposible negarse a pesar de los ridículos trabajos que siempre le encargaba.
─ De cualquier manera, Enzo va a venir esta noche, así que no tienes que preocuparte por el dinero - Tony guiñó el ojo
─ No me haré ilusiones.
─ ¡Oh, vamos! - Tony refutó - Ten un poco de fe una vez. Toda esa duda te va a envejecer la piel como... una vieja biblia.
─ ¡Cierra tu boca! - Goldstein saco a Tony de su tienda - Estoy cansada de idiotas sin modales. Caray.
Después de que se fue, regresó a la mesa y estudio las piezas frente a ella. Cinco piezas tenían que ser completadas antes de acostarse.
Tan cansada.
Goldstein alcanzó una foto boca abajo en la esquina. La fotografía capturó a un niño con cabello castaño y una sonrisa, sentado al lado de un perro que parecía inclinarse sobre él. Una foto del corazón.
Sus ojos se desviaron hacia la pesada pistola sujeta en la mano del niño.
"Amo a mamá" Estaba garabateada con crayón.
El chico se parecía mucho a Tony.