Capítulo -2-

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Era poco probable que la bodega de Bobby ganara algún premio, cualquier borracho que lograra encontrar el bar en un oscuro callejón en el centro de la ciudad, lo pensaría dos veces antes de entrar después de ver la advertencia de Bobby, la cual estaba clavada en la puerta: "Ve a casa, caga, y toma una siesta".

Pero, por supuesto, se refería solo después de desafiar el olor a basura, tomarse unas cervezas, y tal vez comerse una comida en su pequeño establecimiento. Los precios bajos y las horas desagradables mantenían a los apostadores llegando. Las constantes peleas y disparos los enviaban a veces de nuevo a la salida.

La bodega de Bobby no era para los débiles de corazón.

Unos pocos clientes salieron del bar tambaleándose cuando el sol se asomó por el horizonte. Bobby froto la encimera, luciendo su habitual ceño fruncido. Cualquier persona que fuera después del amanecer estaba destinada a ser una buena para nada. Pero uno de ellos se destacó más que los otros. Parecía engañosamente joven, pero su pelo plateado lo delataba.

─ Lo he escuchado, Tony. Tú y el perro loco lo hicieron de nuevo. - Grue tomó un trago de ginebra y meció su silla con las patas traseras. Como la mayoría de los mercenarios, su rostro arrugado parecía más viejo que sus años, pero su cuerpo imponente todavía estaba en las mejores condiciones. - ¿No te dije que te mantuvieras alejado de Denvers?

─ Sabes lo que dicen - Tony se encogió de hombros - No soy solo un hombre de las damas, soy un hombre entre los hombres.

─ Voy a fingir que no escuche eso. Pensé que los tiroteos sin fines de lucro no eran lo tuyo.

─ Estaba aburrido, sirvió para pasar el tiempo - Tony bebió su whiskey mientras fruncía el ceño - Arruino mi gabardina favorita.

─ ¿Es por eso que llevas puesto ese atuendo? No te queda bien - Grue rio entre dientes, pero sonó más como un estertor de muerte.

─ ¿Puedes dejarlo ya? No puedo evitarlo - Tony llevaba puesto una chaqueta negra suave, en desacuerdo con la imagen genial que generalmente intentaba proyectar. Se parecía más a un tío embarazoso que un maestro mercenario.

─ Solo consigue algo más que usar pronto, parece que estas en un funeral. El solo hecho de verte caminar con esa cosa deprime.

─ No lo estoy vistiendo porque quiera - Protestó Tony.

─ Hay un montón de tipos supersticiosos en este negocio. El negro no es un color muy popular - Grue sacó un cigarrillo barato y lo encendió.

Tony sacudió su mano con irritación.

─ Caramba, ¿Te estoy molestando? - Grue preguntó sarcásticamente

─Solo estoy tomando. ¿Te gusta destruir tus pulmones?

─ Casi de la misma manera que a ti te gusta devastar tu hígado - Grue se rio - Piensas como un niño, alguien como Denvers se aprovechará de eso uno de estos días - Apagó su cigarrillo, si había algo que Grue no podía soportar era un sabelotodo.

─ Di lo que quieras - Tony murmuró desdeñosamente - Por cierto, hay algo sobre lo que quiero preguntarte.

─ Si es dinero, la respuesta es no.

─ ¡No he dicho nada aun!

─ Se lo que vas a decir antes de que lo digas. ¿Sabes cuánto te he prestado ya? - Grue se llevó a la boca una jarra de la cerveza más barata que había probado en su vida. Era más amarga que los lúpulos de los que estaba hecha, y eso había convertido a Grue en una especie de leyenda local por ser la única persona lo suficientemente valiente para tomársela

Devil May Cry Vol.1Onde histórias criam vida. Descubra agora