Los vampiros de la calle Abas...

Por mildemonios

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Erwin Martin es el gerente general del Grupo De la Cruz, el cual opera desde la calle Abastos. Su trabajo es... Más

I. El inicio de una nueva semana
II. Un gerente general en apuros
III. Una visita inesperada
IV. Reporte de dos agentes
VI. William De la Cruz
VII. Adiós a Malena
VIII. Consecuencias para un CEO
IX. De regreso a mi oficina
X. Aceptación
XI. Uno menos
XII. Llamada telefónica
XIII. El nuevo De la Cruz
XIV. Dinero siendo hecho
XV. Nuevas piezas en el tablero
XVI. Directo a la oficina
XVII. El mercenario
XVIII. El abogado
XIX. Contacto con la familia
XX. La asesina en el sótano
XXI. El CEO en el sótano
XXII. Un incremento en el mercado
XXIII. Una conversación imaginaria
XXIV. Un guardaespaldas inesperado
XXV. La última bisagra
XXVI. De regreso a la noche
XXVII. El retorno
XXVIII. Recta final
XXIX. Dentro de la casa de William
XXX. En la casa de Largo
XXXI. Negociaciones de último minuto
XXXII. El regreso de Dante
XXXIII. Los dos que faltaban
XXXIV. Detalles finales
XXXV. En la recta final
XXXVI. Frente a la fachada
XXXVII. Regreso a la oficina

V. El retorno del hijo pródigo

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Por mildemonios

"¿Cómo es que recién nos enteramos de esto?", pregunto molesto.  Uno de los beneficios de ser el gerente general de una empresa es que me puedo dar el lujo de mostrarme molesto cuando estoy molesto.  En cualquier otra persona sería motivo de rumores malignos. "Murphy, ¿tu gente no debería de habernos alertado de que Francisco De la Cruz está de regreso? Maldita sea"

"Lo siento mucho, Erwin", me dice ella seria.  Seriedad es lo máximo que se le permite a alguien que está inmediatamente después de mí en la escala evolutiva de la corporación.  Si ella se molestara, la mandaría a Recursos Humanos de inmediato para un taller de control de ira. "También debería de haber sido informada sobre el ataque a la madre de Laura.  Es un asunto relevante"

"En su defensa", interviene Ana. "La dramática muerte de la madre de Laura Franken sí fue notificado en el boletín semanal.  Lo que pasa es que nadie le dio importancia.  Pueden revisar sus buzones de correo"

Como si alguien leyera completamente ese texto que mandan una vez por semana.

"Enfoquémonos en sanciones y culpas luego", niego con la cabeza.  Aun con aire de molesto.  Como privilegio que solo yo tengo, pienso sacarle el máximo provecho. "Necesitamos repensar nuestro sistema de alertas para que algo así no vuelva a suceder.  Pensemos en eso después.   Ahora me preocupa más que Francisco De la Cruz esté aquí. ¿Qué vamos a hacer?"

"Francisco fue exiliado", dice Ana. "La pena por regresar antes de que el exilio acabe es la muerte.  Tenemos la obligación de enviar un equipo tras él para eliminarlo"

"¿Y Laura?", pregunta Dante preocupado.  Preocupación es en lo que más tiene práctica. "¿Qué planeamos hacer con ella?"

"Quizás ir tras Francisco sea suficiente", sugiere Morgan Fix. "Francisco es un vampiro mayor. Laura sola nunca podría haberlo vencido.  Pero nosotros, en grandes números y con las herramientas suficientes podríamos hacerlo"

"No es solo eso", comenta Murphy seria, pero con muchas ganas de haber podido mostrarse molesta. "Francisco está violando el código al haber venido.  Si solo fuese eso, ella solo habría necesitado notificarnos de su presencia y nos habríamos encargado. ¿Por qué entonces tomarse toda la molestia de venir a la calle Abastos, a nuestra central de operaciones y amenazar a nuestro gerente general? Hay algo aquí que no cuadra"

"¿No hay manera de comunicarnos con ella?", pregunto ligeramente menos molesto.

"Quizás", responde Morgan Fix. "Se me ocurren un par de formas de llegar a Laura.  Pero no sé si ella quiera hablar con nosotros"

"Debemos intentarlo", digo yo.

Entonces suena una campana. Es un golpe fuerte en una campana grande que tenemos instalada en el medio de la calle Abastos. Todos aquí sabemos que hay vampiros durmiendo de día que saldrán en cuanto el sol se oculte. Eso sucede a distintas horas del día, dependiendo del mes del año en el que nos encontramos.  Todo esto es algo técnico y no tiene mayor complejidad.  A menos que creas que la Tierra es plana, en cuyo caso hace ya un buen tiempo que un vampiro te ubicó y te dejó seco de sangre en un intento por mejorar la línea genética.

Para poder notificar a todos que ha llegado la hora en la que nuestros empleadores saldrán, tenemos instalado ese campanario. Fue una idea de mi abuelo, Alan Martin.

Esto también quiere decir que ha llegado el momento en el que yo vaya a hablar con ellos.

Respiro profundamente un par de veces y camino a la puerta de mi oficina. Antes de salir, me volteo hacia los que están ahí.  Ya no estoy molesto.  He exprimido mi privilegio lo más que he podido y debo dejarlo de lado para no agotarlo demasiado.

Eso no quita que se me haya curado el dramatismo.  No digo nada.  No hace falta.   Todos saben que no quiero ir a donde voy, pero que tengo que hacerlo.

Así es la vida de nosotros, los que trabajamos para los De la Cruz.

Salgo de mi oficina y paso junto al sitio de Isabela. Mi secretaria ejecutiva tampoco me dice nada. Ella también ha escuchado el campanazo y sabe perfectamente lo que esto significa. También sabe que no tengo muchas ganas de ir, pero que tengo que hacerlo.

¡Y esto es todos los días!

Todos los días a esa hora, cuando el sol se oculta, debo salir de mi oficina y dirigirme a la residencia en la cual me reciben William De la Cruz y su círculo interno, los que toman las decisiones.

En papeles él es el presidente del directorio del Grupo De la Cruz.  En las sombras es el vampiro mayor.  Es el líder del clan.   Él es el que domina a esta tribu de monstruos.   Ellos hacen lo que él dice.  William es el que ha estado vivo más tiempo. Y por la forma como funcionan sus poderes, los suyos son los más fuertes.

Todo esto le da mucho más derecho a andar molesto que el que yo tengo.  Y él lo exprime todo el día y toda la noche.  Para él, estar molesto es parte de su personalidad.

Si algún otro vampiro desease retarlo, acabaría descuartizado y salpicado contra las paredes de las cuevas que usan como refugios y en donde se juntan a tomar decisiones y resolver sus diferencias.  Yo nunca he tenido la desventura de ver una de esas ocasiones.

William es a quien tenemos miedo todos. Claro, no es el vampiro que comete las atrocidades, pero es el monstruo al que los otros monstruos le tienen miedo. Y eso es por algo.

Este De la Cruz en particular tiene una terrible reputación. Las historias que se cuentan de él podrían quitarle el sueño a cualquiera.  Incluso al más valiente de los agentes de Murphy.

Por ejemplo, todos conocemos la historia de William viajando a Asia por puro aburrido.  Y ahí se vio en un conflicto con una banda local.  Con delincuentes que pretendieron robarle.  William no solo los cogió a todos y los llevó a la selva, en donde los dejó colgados cabeza abajo hasta que se murieran de hambre.  Eso era demasiado aburrido y William quería algo más de emoción en su larga y monótona existencia.  Así que persiguió también a sus cómplices y hasta a sus familiares.  A todos los llevó al mismo lugar en la selva y los colgó a todos de cabeza.

Al final de su campaña, había colgado a ciento veinte personas.  Todos ellos murieron de hambre.  La mayoría eran criminales, así que se puede decir que hizo un favor a la sociedad.  Pero también llevó a mujeres y niños. Las fotos son terribles.

¿Quién tomó esas fotos? El mismo William.  Él está orgulloso de lo que hizo en aquella ocasión.  Lo único que nos motiva es saber que en apenas unos tres años se cumplirá el siglo que le toca a él estar despierto.  Luego volverá a un sarcófago y descansará por trescientos años.

En tres años él se retirará y regresará cuando la humanidad haya avanzado y nuevas tecnologías estén disponibles y la sociedad sea distinta.   Y vivir en este mundo nuevamente será interesante.   Si los vampiros no tuviesen este sistema de rotación, se deprimirían demasiado en una vida monótona y sin sentido.  Se terminarían suicidando o exponiendo a una vida de excesos.  Nadie quiere eso.  Sobre todo nosotros los humanos.

Así que las familias formales como los De la Cruz se rotan. En tres años William se irá a dormir. En su lugar surgirá otro de los vampiros mayores de este clan.

Al que le toca después de William es a Beatriz.

Los registros históricos que tenemos de Beatriz no son muy extensos.  Ella estuvo despierta buena parte del siglo XVII.  Ni siquiera lo estuvo aquí, sino en España.   Los De la Cruz se trasladaron al nuevo mundo después de la independencia de las últimas colonias.  Recién entonces vieron la necesidad de invertir los recursos que tenían aquí y comprar propiedades.

Esa decisión la tomó Aldric De la Cruz.  Los otros vampiros mayores al despertarse se han visto en un continente nuevo, con condiciones distintas.  No obstante, no se han quejado o han tratado de revertir la decisión tomada por Aldric.  Tenía sentido, después de todo.  Además, justamente lo que estos seres eternos necesitan es cambio para no aburrirse.  Y no hay nada menos aburrido que vivir en un país impredecible con corrupción y sin instituciones y sin respeto por la puntualidad.

Aldric no es conocido por su espíritu sanguinario.   Es conocido más bien por su mente fría y calculadora.   William sí que es conocido por las historias sangrientas que se cuentan de él.

El sentimiento que impera en el directorio del Grupo De la Cruz es que William es un mal necesario.  Que sin su crueldad y sin su efectividad violenta el clan no habría podido sobrevivir el siglo XX, con sus dos guerras mundiales, con su delincuencia y con sus demás problemas.  Si el vampiro mayor activo hubiese sido, digamos, Beatriz, otros grupos de poder habrían dominado a los De la Cruz en esas décadas y quizás habría desaparecido.   La calle Abastos no sería el emporio económico que es hoy en día.  William es, aunque no nos guste, un buen representante del siglo pasado.

Y ahora estoy en camino a verlo.   Debo contarle lo que ha pasado y lo poco que sabemos al respecto.

Para eso debo salir del edificio en el que están mis oficinas, caminar por la calle un par de cuadras hasta la residencia de William y los miembros de su círculo interno.   Ahí usualmente me está esperando en su sala principal.  Ahí es que usualmente tenemos la reunión diaria en la que lo pongo al día de los sucesos recientes y él me da órdenes o me cuenta de los planeas que tienen ellos para el futuro próximo.

Curiosamente, William y los suyos nunca tienen planeas de muy largo plazo.  Siempre están pensando en las próximas semanas o de vez en cuando en los próximos meses.  No suele tener un plan de uno o dos años de largo.  Esos suelen ser propuestas nuestras.

Cuando salgo a la calle, el sol ya se ha ocultado.  Eso quiero decir que ya podemos ver algunos de los vampiros que están exponiéndose, dispuestos a seguir con su vida usual.  Esto puede alterar a algunas personas.   A mí ciertamente me causa reparo y me mantiene atento.  No obstante, después de tantos años de trabajar para ellos, ya me he acostumbrado a su presencia.

La tolero, de eso no me cabe duda.  Sin embargo, preferiría no estar expuesto a ellos.

La mayoría de los vampiros que tenemos aquí en la calle Abastos ya están domesticados.  Ya se controlan.   Otros aun están en proceso.  Medidas se toman para esos casos.   Van acompañados siempre de alguien más.   Otro vampiro.

Algunos son más peligrosos que otros, por supuesto.  Depende de cuánto tiempo haya pasado desde que fueron transformados, por ejemplo.  También de cuán violento y agresivo era antes de transformado.  Son muchas variables que hay que tomar en cuenta.

En la calle Abastos tenemos una clínica pequeña.  En ella atendemos a los enfermos y la mayoría de los problemas médicos de la población humana.  Pero ahí no podemos atender a los vampiros.   Sería una carnicería.  Para ellos tenemos otro lugar, una instalación subterránea en la que tratamos a los que presentan distintos problemas.  No es medicina propiamente dicha, porque ellos ya están muertos y no pueden ser atendidos de esa manera.  Aun así, hay algunas cosas que sabemos que ayudan.

Ahí también atendemos a los recientemente transformados.  El proceso de adaptación a su nueva existencia puede durar entre medio año y cinco años.  En esas instalaciones tenemos personal que los acompaña durante ese tiempo.  Hay gente que estudia para eso.  Y también tenemos investigadores que buscan mejores maneras de ayudarlos.  Ésta es una disciplina que tiene apenas medio siglo.  Antes, si un vampiro empezaba a mostrar señales de debilidad, era destruido por sus compañeros.

Ahora, irónicamente hablando, son más humanos en su trato hacia los que tienen problemas.

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