Después de como unas dos largas horas, Lee me dejó descansar; la primera hora me enseño lo básico de la defensa y en la segunda hora fue el baile.
Yo creía ser “bueno” en el baile, pero rayos, Lee era un jodido dios, se expresaba sumamente bien en cada movimiento, vivía cada melodía y su estilo libre en este era simplemente impecable, me sentía humillado.
—¿Tengo algo en la cara?.– Lee preguntó e interrumpió mis pensamientos al igual que me hizó reaccionar, ni yo sabía cuanto tiempo llevaba mirándolo.
—N-no, ¿c-cómo creés? Tú,– genial, estaba nervioso, ya empezaba a hacer ademanes con mis manos. Ni yo sabía que responder, ni mucho menos el por qué del que me quedé viéndolo, aunque no iba a negar que se veía sexy de esa manera; traía el pelo revuelto con algunos mechones cayendo en su rostro húmedos (al parecer del agua de su botella) y una toalla en el cuello.– bueno, ya sabes, eres muy sexy y guapo, jajaja.
Instantáneamente Minho encarnó una ceja.
Mierda, mierda, demasiado gay
Sonó muy gay.
—Me refiero a que eso te lo deben de decir tooooooodas las chicas del Distrito.– alargue la ‘o’, patético.
—No sólo las chicas, – solto una pequeña risa– pero gracias de todos modos.
Respire internamente, estaba rojo de vergüenza por lo que había dicho, y más por lo último, aún no lo captaba bien. Lento, lo sé.
También agradecía que Jackson se había ido, y, por lo que tengo entendido, la razón era por el “pequeño de Chan”, tal vez su mascota, I don‘t know, eso me salvó de pasar muchas vergüenzas.
Estaba pensando que esto no era tan malo, de lo que empezaba a tener más conocimiento, claro, como las clases de sustancias; Minho explicó que ahí te ayudaban a identificar las que podrían ayudarte en dado caso y las que podrían hacerte daño, como llegar a la muerte.
También había de artes marciales, como de habilidades vocales. Todo tipo de destrezas, prácticamente como Kingsman, era como una tipo fantasía que tenía de adolescente, y ya no era una simple película que veía, ahora la podría vivir.
No era lo que cualquier personita en el mundo quisiera vivir, pero era interesante, vivir toda esa adrenalina, woah, era un tipo sueño frustrado para mí.
Un sueño de miedo, acción y muerte.
—Dame clases particulares.– dije mirando hacia la nada.
—¿Cómo dijiste?
—¿Das clases particulares? –gire para mirarlo, sus profundos ojos me miraban, como analizándome.
—Cariño, yo no soy profesor, soy sólo un egresado más, tú tienes qu–...
—Eres él mejor egresado, si no no estuvieras aquí.– interrumpí.– Y yo.. Quisiera que me enseñaras.– baje mi mirada y empecé a jugar con mis dedos, tenía demasiada vergüenza.
—Uhm... –puso su mano en su mentón, lo estaba considerando.– ¿por qué debería de aceptar? –dijo con voz burlona.
Carajo. Me arrepentía de haber hecho la pregunta.
—Eh, porque... Soy nuevo en esto y, realmente no quiero morir...– dije apenas audible.
Era cierto, tenía miedo, no sabia completamente nada. Mi única opción era aprender, prepararme, y si a Minho lo habían mandado era por que es bueno es esto.
—Hoy en en la noche habra una “celebración”, si vas, allí te lo diré, si no, olvídalo.
—¿Celebración?
—Sí. Ya que la mayoría pasó bien la prueba, Chan nos dejó celebrar. Sacar el estrés. Y si es para pasado mañana, hay poco tiempo si es que quieres que te enseñe.
Con suerte y sobreviviría a la primera.
—Últimamente Chan hace las pruebas a su antojo, ya no de jueves y a viernes como de costumbre. Puden durar un día, 2, toda la semana, hasta más. Creo que realmente está empeñado a que sepamos defendernos.–suspiró.– Y juzgando que vino Jackson, y necesita a alguien como jurado, la prueba será pasado mañana.
—¿Có-cómo sabes eso? –estaba sorprendido, la capacidad de analizar toda la situación de este chico en menos de 3 minutos era muy sorprendente.
—Llevo más de un año aquí, cariño. Y ya que soy piadoso, te diré algunas cosas que te podrían salvar el pellejo.– colocó una silla frente mío para después acomodarse, la tenía volteada, así pudo recargar su pecho en el respaldo.
Me miro fijamente y mordió su labio, me sentía algo vergonzado e incómodo. Su mirada era profunda, y esa sonrisa podría derretir a cualquiera.
Quería mantener mi mirada con la suya, tenerla conectada para descifrar bien todo lo que salía de sus preciosos labios, pero simplemente no podía, me era difícil concentrarme en sus palabras cuando también podría perderme en su bello rostro.
Sacudí mi cabeza, mordí ligeramente mi labio interior y asentí, me mataba el nerviosismo de todo esto. Aparte de su presencia era lo que me pudiera suceder en la práctica, y más con el poco tiempo que tenía para prepararme.
—Hay unos maletines, –prosiguió.– unos sesenta aproximadamente en todo el campo, están ocultos.
Cuarenta de ellos contienen una hoja; posiblemente una misión, un tipo comodín de inmunidad más puntos de estrategia. Y, en los veinte restantes hay armas, municiones, cosas que posiblemente no puedas encontrar así porque sí en el campo. Dependiendo a su uso y tu desempeño te dan una respectiva puntuación, y aquella se va al ranking de reputación, nos vigilan con drones y cámaras de seguridad.
Es una manera simple de salvarte. Sí encuentras el maletín puedes regresar con toda la felicidad del mundo a tu departamento.
¿Ranking?
—Oh... Yo pensé que la ‘reputación’ era sí todos te conocían.
—En algún sentido eso te ayuda, pero sólo es una base para el respeto.– se alzó de hombros.– Cada inicio de semana el ranking se acomoda a 100 puntos iniciales para todos, de ti depende subirlo o bajarlo, y así cada semana. También influyen las demás personas, dependiendo a su opinión también subes de puntos, pero te ponen condiciones. Chan acepta si le gusta la idea. Después de terminar el mes pueden decidir si seguir o irse, obviamente si ya terminaron el servicio y sientes que estás listo. Pero si es un egresado como tú, puedes irte despidiendo de absolutamente todo.
—Ouh... Y tú, ¿eres bueno en esto? Me refiero a sí has estado tipo en el top 10 con tu puntaje en la tabla, tipo como la de los Los Juegos del Hambre, espero y se entienda lo que inten–...
Me interrumpió, pero agradecí internamente, me estaba envolviendo en demasiadas historias.
—Cariño, soy el mejor del lugar.– soltó con aires de grandeza.– ¿Por qué creés que estoy aquí?
Suspire y pensé, bueno, en realidad no sabía muy bien que pensar de este chico.
[ ... ]
Al final decidí aceptar ir a la dichosa celebración. Le pregunté a Seungmin si quería acompañarme, él gustoso aceptó, y lo agradecí muchísimo.
Obviamente quería que Minho me enseñara. A pesar de su actitud me intrigaba saber cómo era que él entendía todos los campos, quería desarrollar esas habilidades. Podría pedirselo a Seungmin, pero aún no creo que quisiese invertir tiempo en mi.
No planeaba tomar nada, ya que nunca lo he hecho, no es mi estilo.
Terminé de arreglarme, cambié mi ropa “deportiva” a una más informal, como una chaqueta, unos jeans algo ceñidos y ya. Prefería sentirme bien y cómodo con mi ropa.
Y como toque final una colonia, entre varonil y natural, tampoco creería que me durara mucho el olor de la colonia, puesto que tal vez la mayoría del lugar ya estuviese invadido por el potente olor a cigarro combinado con cerveza, entre otras posibles cosas.
Estabamos a menos de tres metros de la entrada, el timbre resonó. Automáticamente Seungmin volteó a verme con el ceño fruncido de la confusión. Se acercó y abrió la puerta.
Seungmin se tensó.
Pose mi mirada en la persona que había tocado, era nada más y nada menos que Minho, que ignoró olímpicamente a Seungmin.
Sentí desfallecer. Lee lucía jodidamente sexy, su camisa negra con pequeños detalles blancos dejaba ver claramente sus clavículas en su piel ligeramente bronceada. Sus pantalones de cuero pegados a su piel estratégicamente le hacían lucir mejor sus muy bien tonificados muslos y el restos de sus piernas.
Y carajo, los labios rosados que se veía que había humectado un poco me llamaban a besarlo. Parecían algodón de azúcar. Suave y probablemente dulce.
El ambiente estaba algo incómodo, más específicamente para Seungmin, que seguía algo “petrificado”, tal vez esa no era la palabra correcta, podría estar anonadado, no lo sé.
Lee simplemente sonreía, sus ojos me consumían. Su mirada era tan profunda, ardía de alguna manera, en lo más lo profundo de mi pecho.
—¿Nos vamos, cariño?– esbozó una media sonrisa.
Podría apostar que ahora mismo estaba completamente rojo. Pero, ¿por qué todo esto lo provocaba Minho?
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Ah, ¡Gracias por el apoyo que ha recibido la historia!
Sinceramente me emociono porque es la primera que público, me agrada el apoyo que le han dado. 🥺
Gracias a las personas que han votado.
He estado algo ocupada estos días, perdonen por la tardanza, prometo agilizarme y actualizar más seguido.
Ya no sé cómo más les puedo agradecer, ah. :(
Espero y la historia hasta el momento siga siendo de su agrado. 💖
¡Lxs amo! :')❤