El show continuaba esa noche resultando ser un gran espectáculo. Tan solo faltaban pocas canciones para el final. Bulma y Milk estaban agitadas de tanto tararear las canciones. Cargadas de felicidad con tan solo ver bailar y cantar a Sun Dragon.
―Milk, no sé por qué, pero siento que Vegeta me observa mucho. ―expresó Bulma al oído de su amiga para que esta pudiera escucharla.
―Oh ¿en serio?... no lo he notado Bul, estoy embelesada con él... con Goku. ―hizo gesto de enamoradiza.
―Demonios, Vegeta baila muy bien, desearía que lo hiciera junto a mi. ―musitó la azulada para sí misma.
―¡Muy bien! ―expresó Goku. ―¿Quién quiere bailar con nosotros? ―preguntó con el micrófono en mano ―Muy bien. Tú, tú y tú, suban! ―señaló de forma salteada a las chicas de adelante.
―¡Milk, te ha elegido! ¡Tienes que ir y subir! ―Bulma aproximó a su amiga para que los de seguridad le ayudaran a subir.
―¡Ven, Bulma! ―gritó Milk desde arriba, pero el de seguridad hizo señas que era solo ella.
―¡Ve y diviértete, te tomaré fotos! ―le dijo, y al mismo tiempo fijó su mirada hacia donde estaba Launch que también estaba arriba del escenario abrazando incontrolablemente a Vegeta y este intentaba zafársela de forma discreta.
Los gemelos tomaron de las manos a las chicas, haciendo que Milk quedara en el centro de ellos y las otras chicas a los lados. De esta manera, mientras Gokú y Vegeta cantaban; Diecisiete y Dieciocho les enseñaban los pasos a las jóvenes al ritmo de la música.
Bulma reía enorgullecida disfrutando ver a su amiga sobre el escenario yendo al ritmo hasta lograrlo. Ella no se quedaba atrás, y desde su posición también bailaba como si estuviera ahí arriba. Se conocía la coreografía de memoria. Extrajo su móvil de la cartera y comenzó a tomar fotos y grabar el momento.
Al poco rato, las tres chicas fueron abrazando una a una a los artistas para despedirse y comenzaron a bajar del escenario en fila, Milk era la ultima en hacerlo. Bulma detalló cuando Goku abrazó a Milk y la miró detenidamente con una dulce sonrisa para luego ayudarla él mismo a bajar sin casi soltar su mano, ya que Milk parecía no querer soltarlo. Finalmente llegó corriendo a su puesto y abrazó con suma alegría a Bulma y comenzó a llorar.
―¡Wao... amiga! ¡No llores, es grandioso! ―ésta intentaba animarla.
―Bulma, lo amo. Él me encanta. ―expresó Milk con lágrimas en sus ojos
―(Risas) Lo sé, Milk. Yo igual a Vegeta. Es una lástima que solo sean nuestros crush, un simple amor platónico.
Escuchaban la última canción cantada por ambos, y ellas la cantaban al pie de la letra al unísono.
"Goku"
🎵"Ese hombre a quien tú colmas de placeres y de honores
No es más que un insecto que desconoce tus sabores
Dile, pequeña, que yo soy el que navega en tus praderas
Quizás así, recuerde el camino de los perdedores."🎵
Vegeta corrió hacia el lado en el que se encontraba la azulada. Y sin ella darse cuenta, él se sentó en la tarima casi frente a ella. Los de seguridad formaron una cadena frente a él para evitar que fuera arrastrado por la multitud de fanaticadas, y en ese momento le extendió el micrófono a Bulma para que ella cantara con él la última canción.
"Vegeta"
🎵"Quisiera ver que hay en tu piel
Cuando mis besos saboreaban"🎵
"Bulma"
🎵En aquella madrugada ese dulce que emanas
sin callar esa mañana que era yo a la que soñabas"🎵
Goku le hizo entrega de un micrófono a Vegeta, mientras que él mantenía extendido el otro a Bulma y así fuera posible cantar los dos el coro...
"Vegeta y Bulma"
🎵"Quién imaginaba, que lo nuestro iba a escapar aquella madrugada ah ah ah
Quién iba a pensar que yo formaría parte de tu plan más desquiciado
Sabiendo bien mujer, que yo fui el que te amé, como un loco enamorado
Sé que me extrañas, porque soy yo el que mejor navega en tus entrañas"
Yo soy tu Cómplice...🎵
Vegeta cantaba sorprendido por la hermosa voz que lo acompañaba a coro, esa dulce voz que poseía la chica de cabellos azules sin perder la vista el uno al otro. Ambos entonaban como si la música estuviera preparada para ellos dos. Tal así, que parecían dos almas enamoradas que expresaban su más cálido sentir.
―Vegeta, te amo. ―musitó enamorada la azulada por el micrófono luego de culminar la canción. Éste sonrió, le guiñó un ojo y permitió a los de seguridad que le dieran espacio suficiente solo a ella para que él pudiera darle un beso en su mejilla, y así lo hizo, muy cerca de sus labios.
Él se puso de pie y volvió junto a su compañero para continuar cantando.
Bulma quedó inmóvil casi en los brazos de los de seguridad al sentir aquellos tibios labios besar su mejilla y viéndolo alejarse. Se recompuso y volvió hacia donde su amiga quien la veía con las manos cubriendo su boca de la impresión.
―¡Milk! ¿¡Viste eso?! Ahora si puedo morir en paz y nunca lavaré mi mejilla ―confesó rozando con sus dedos la comisura de sus labios mirando a su amor platónico.
―¡Amiga! Fue tan... tan... hermoso ustedes cantando juntos así de lindo. ―manifestó la pelinegra.
―Yo aún no me lo puedo creer Mini. ―expresó entre risas cubriendo su boca.
***
―¡Tokio! Gracias de corazón por estar aquí. Por ustedes hacemos música, por ustedes damos lo mejor. ―manifestó Goku y al mismo tiempo de fondo continuaba la canción.
―¡Los amamos, Tokio! ―vociferó Vegeta despidiéndose.
―¡No Vegeta! No te vayas ―Bulma gritaba sin darse cuenta que por sus mejillas corrían lágrimas.
―¡Hasta pronto! Esta noche fue la mejor noche rodeados de ustedes. Agradecemos a nuestros gemelos explosivos que aquí nos acompañaron. ¡Adiós...! ―expresó nuevamente el peliflama.
Las personas comenzaron a gritar al ver a los jóvenes correr fuera del escenario junto a sus bailarines, y la música se oía de fondo.
―Oh Bulma, olvidé entregarle la carta a Goku ―expresó una Milk consternada.
―¡No puede ser! Hay que entregársela Milk ―dijo mirando hacia algún lado.
―¿Pero cómo? ―preguntó confundida.
―Déjame pensar. ¡Carajos! ¿Cómo podemos entrar? ―se preguntó a la vez que avanzaban. De pronto, Bulma sintió que sus pies pateaban algo. Miró hacia el suelo y logró detallar dos credenciales del club de fans.
―¡Perfecto! ―dijo tomándolas sin que las del club se dieran cuenta. ―Ven, Milk. Tenemos que ir hacia allá. ―la tomó de la muñeca y se la llevó a rastras rápidamente.
Se aproximaron a un grupo aglomerado de chicas dando gritos por doquier.
―Sujétame fuerte. No me sueltes por nada del mundo. ―le ordenó Bulma a Milk llevándola de la mano hasta adentrarse entre el grupo de jóvenes y llegar a una puerta donde se encontraban dos hombres de seguridad altos y fornidos. Ellas enseñaron las credenciales.
―¿Son del club de fans? ―preguntó uno de los hombres.
―¡Si! ―respondió Bulma aún mostrando la identificación.
―Muy bien, adelante. ―permitió uno de ellos mientras que abría la puerta y el otro las resguardaba de las demás chicas que deseaban con el alma estar en su posición y poder entrar.
Finalmente, atravesaron aquella puerta viéndola cerrarse tras de sí mismas. Frente a ellas yacía un pasillo largo con puertas. Personal de logística y equipo técnico caminaban de un lado a otro apresurados sin tomarlas en cuenta. Ellas caminaron lentamente hasta que escucharon ruido en uno de los camerinos. Observaron lentamente y había un grupo de diez jóvenes. Todas llevaban colgando en su cuello las credenciales que decían: Special Pass (pase especial), posiblemente eran hijas de los organizadores u otro personal importante.
―¡Milk! ¡Ahí están! Oh por todos los cielos, me va a dar algo. ―susurró Bulma dándose aire con su mano ocultándose a un lado de la entrada.
―Bulma, mejor vayámonos. Nos pueden llamar la atención ―expresó su amiga ansiosa.
―¿¡Qué!? ¿Y arrepentirme toda mi vida de no haber hecho esto? ¡Jamás! ―exclamó.
En ese instante, venían caminando los bailarines, quienes llevaban cada uno una botella de agua en sus manos. La chica entró al camerino y el chico se detuvo a mirarlas.
―Hola... ¿qué hacen por aquí? ―preguntó el amable gemelo que las miraba con cierta extrañeza.
―Ahm... un placer conocerte, Diecisiete. Soy Bulma y ella Milk, somos del club de fans. ―saludó extendiendo su mano. ―Estamos felices de conocerte a ti también, tu y Dieciocho bailan estupendo.
―Oh, gracias Bulma. Qué bien, bienvenidas. Pasen adelante. ―hizo ademán para que entraran al camerino.
Las jóvenes con cierta incertidumbre entraron y vieron a Vegeta y Goku, quienes estaban rodeados firmando autógrafos y tomándose selfies con las invitadas especiales. Ellas sonrieron de emoción y se iban aproximando despacio. Bulma extrajo la última discografía original de su bolso para que ellos la autografiaran.
Vegeta, quien firmaba algunas fotografías y rótulos, alzó una mirada repentina encontrándose así con la de la joven azulada. Inmediatamente se le dibujó una sonrisa ladina al mismo tiempo que terminaba de plasmar su mensaje en las fotografías y discos. Las chicas se iban alejando y dando espacio para que las demás pudieran cumplir su cometido. Bulma, quien ya se encontraba a un metro de distancia de Vegeta, comenzó a sentir en su estómago un sin fin de sensaciones, esas que muchos llaman mariposas.
«Rayos, siento que me falta el aire. Es tan perfecto, lo tengo tan cerca»
El momento había llegado. Era su turno para saludar a su artista favorito que tanto deseaba conocer.
―Vegeta... ―musitó al estar frente a éste.
Sin pensarlo dos veces se abalanzo a él dando un cálido abrazo que se sintió tan profundo e intenso. Ella sonreía con la enorme satisfacción de ser correspondida por su amor imposible, quien la abrazaba por la cintura siendo invadido por el delicioso perfume que llevaba la joven de cabellos azulados y éste sonreía.
―Hola preciosa... ―saludó el chico de piel dorada, alejándose un poco para mirar a los ojos de esa joven que lo tenía tan distraído en el show.
―Hola... ―respondió Bulma soltando un poco su abrazo y alejándose despacio hasta quedar a centímetros de su rostro.
Aquella mirada entre ambos fue tan cautivadora. Parecían estar solos, rodeado de la nada. Salieron de aquellas miradas penetrantes y se soltaron por completo. Bulma sentía que su corazón daba un vuelco en vez de latidos cada segundo.
―Y... ¿Cómo es el nombre de mi compañera musical? ―preguntó Vegeta con cierta curiosidad sin apartar su mirada de la chica.
―(Risas) Soy Bulma, Bulma Brief. Oye, eres lo máximo, amo tus canciones y todo lo que haces, gracias por permitirme cantar un poco contigo.
―Gracias por estar aquí, preciosa. Es un gusto igual conocerte y que te agrade nuestra música. Oye, cantas muy lindo. ―mencionó a la vez que un rubor se manifiesta en las mejillas de la azulada con intensidad.
―Eh... gracias... Para mí mucho más. De hecho, he traído esto. ―le hizo entrega del disco original. ―¿Si no es mucha molestia puedes autografiarlo?
―Encantado de hacerlo, permíteme ―tomó el disco de sus manos y lo autografió sin dejar de mirar esos ojos que tanto llamaban su atención.
Internamente se reprochaba por aquel sentimiento extraño que estaba naciendo en su interior. Por un demonio, ella era tan solo una fan. Pero no solo eso, su voz, su mirada, el color peculiar de sus cabellos y su personalidad lo habían dejado confundido esa noche, algo que no solía sucederle frecuentemente.