Capítulo XVI

564 57 12
                                    

Ese momento parecía eterno. Los brazos de Vegeta rodeaban a la peliazul. Ella respiraba su embriagadora fragancia de hombre apuesto. No quería que acabara jamás,  él era su crush, su amor imposible.

Entre ellos sólo existía una simple amistad profesional. Eso le había demostrado. Su cariño, sus atenciones, y esos abrazos que aunque demostraban un afecto más allá de amistad, solo tenía un significado y es que sólo él la ve como lo que es, una fan afortunada de cantar a su lado.

¿Pero qué sucedió con el beso que casi se daban? ¿Sólo fue una simple intención? ¿O existe algo más que aún no quiere ser revelado para que la magia no termine? Un golpe seco acabó con aquella dulce circunstancia. La energía tibia que fluía entre ambos se había esfumado. Él tomó el mentón de la azulada en sus manos y sus ojos se cruzaron dulcemente con los de ella.

―¿Más tranquila? ―preguntó. Sus pulgares acariciaban suavemente las mejillas sonrojadas de Bulma. Ella continuaba embelesada con sus profundos ojos color negro.

―S... si ―susurró. La puerta se abrió, pero aún así ellos permanecían en su estupor.

―Muy bien tortolos. Es hora de continuar. Hicieron un perfecto dueto con esa canción. Si no los conociera, diría que llevan años cantando juntos. Qué extraño. ―comentó Raditz quien se encontraba en la entrada con su mano aun en la perilla de la puerta.

―Si...si... ―respondió Vegeta sacudiendo su cabeza y soltando de una vez por todas a la peliazul. 

Ella llevó sus manos entrelazadas entre sus piernas, señal de timidez. A pesar de todo, él la hacía suspirar. Ella se dió cuenta que lo mira como una tonta y él lo notó. Le perdonaría a ése hombre todo. «Si, definitivamente estoy enloquecida» pensó. Pero en realidad le perdonaría todo. Para disimular un poco, dirigió su mirada a otro lado, y en ese momento Milk entró situándose al alcance de su amiga quien permanecía sentada.

 ―¿Todo bien, linda? ―preguntó inclinándose a ella.

―Si. Lo estoy, no te preocupes ¿y tú? ―respondió con una leve sonrisa.

―Si. Estoy bien. Quiero que sepas que si deseas que volvamos a Japón ya mismo solo dime y volvemos al hotel por nuestras cosas. ―expresó con sinceridad, pero sabía que en el fondo no deseaba irse, y Milk más que ella.

―Descuida, nos quedaremos. ―musitó guiñándole un ojo para que le siguiera el siguiente juego. 

―Milk, ya te dije que hoy volvemos a Japón, si te quieres quedar puedes hacerlo, no te obligaré. ―espetó de improvisto. Ella quedó tan impresionada como Vegeta y Raditz que estaban en la entrada conversando. A pocos segundos, la pelinegra supo que se trataba de una de sus bromas.

―Bu... Bulma. ―titubeó Raditz. ―¿Todavía tienes pensado irte? Pe... pero si tú y Vegeta están haciendo un hermoso trabajo. ―expresó confundido.

―Lo siento Raditz, te dije muy bien mi decisión. ―respondió sin mirarlo a los ojos. De pronto un grito hizo que Milk y Bulma se sobre saltaran.

 ―¡VEGETA! Me haces el favor y arreglas esto. No se cómo harás pero lo solucionas ya mismo. ¡TODO EL MUNDO FUERA! ―gritó molesto Raditz y hasta Milk salió junto con Goku y los demás dejaron solos completamente a Vegeta y a la peliazul. Demonios ¿que hice? ―pensó.

―Bulma, ¿Qué sucede? Yo sé que estás enojada conmigo. Sé que fui un completo idiota en abandonarte cuando el maldito hijo de mie... ―se detuvo y el color de su rostro se estaba tornando rojo. ―Princesa... ―dijo tomando sus manos. ―Por favor, no hagas esto por mí. Hazlo por ti ¿sí? Es una oportunidad que no quiero que desaproveches. Quiero comentarte algo. ―dijo parado frente a ella. Aquí vamos de nuevo. ―Esto que te diré era una sorpresa que quería darte. ―indicó.

Enamorada de mi Crush [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora