Capítulo V

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Milk y Bulma abandonaron el club. Salieron hasta la avenida y subieron a un taxi que las llevó rumbo al hotel. La pelinegra lloraba en silencio durante el camino, mientras que Bulma sentía que su corazón se había quebrado en pedazos. Ella comenzaba a aceptar que Vegeta era eso, un amor imposible. Por poco tiempo fue tan real y mágico. Llegó a sentirlo tan próximo a ella, e incluso imaginó que podía caber la posibilidad de que entre ambos se diera algo mas con el gesto de haberla invitado a celebrar. Eso era algo que no toda fan tenía el privilegio de vivir.

―No llores Milk, que por primera vez me harás llorar a mí y esta vez no podré animarte. ―le dijo su amiga la azulada atrayéndola hacia ella para abrazarla.

―Bulma, no puedo. No sé qué me sucede. Siento un dolor profundo en mi pecho que no puedo arrancar ―expresó la dulce pelinegra con lágrimas en sus ojos.

Al llegar a la habitación del hotel. Bulma quito su chaqueta de cuero y comenzó a olerla. Sin duda alguna el perfume de su crush había quedado impregnado en esta, y eso la devastó. Milk permanecía en el balcón con su móvil en mano observando las fotografías que el cantante tomo estando juntos.

―Demonios, Goku ¿Qué me has hecho? ―se preguntaba así misma.

Bulma se acercó a ella y la abrazó para consolarse mutuamente.

―Ese tal Barry es de lo más bajo. ―agregó Bulma.

―Sí. Cuando dijo que ellos tendrían diversión con otras chicas ¿Se refería a ese tipo de diversión, ya sabes? ―preguntó Milk.

―Si, Milk. A ese tipo de diversión. ―contestó Bulma.

La pelinegra estaba embelesada con aquellas fotografías, fue lo mejor que le había pasado en la vida. En cuanto a Bulma, una lágrima surgió de su sublime mirada ¿Qué ocurría? ¿La peliazul se estaría enamorando perdidamente del artista?

(...)

Sun Dragon iba rumbo al hotel donde se hospedaban. Vegeta tenía los ojos cerrados. No podía sacar de su cabeza a aquella linda chica de perfume delicioso que tuvo de cerca tan solo unas horas, y ni siquiera había podido conocerla bien. Mordió su labio inferior, hubiera dado lo que fuera por probar esos labios color cereza. Eran las 3:30 a.m. estaban con unos cuantos tragos encima e iban acompañados de unas hermosas chicas. Goku buscaba su móvil en los bolsillos de su chaqueta y encontró algo distinto, era la carta que Milk le había dado. La extrajo para mirarla y sonrió, la guardó para leerla apenas llegara. Aquella joven de cabellos azabache había llamado sin duda su atención.

―Oigan, ustedes dos. Esta noche ocurrió algo diferente con ustedes. ―comentó Dieciocho, la chica rubia de su staf de baile.

―¿Por qué lo dices? ―preguntó Vegeta con el brazo en su rostro descansando.

―Porque sí. Si no los conociera me atrevería a decir que están en medio de un drama sentimental. ―confesó.

Vegeta quito los brazos de su rostro y la miró con el ceño fruncido.

―(Risas) ¿Cómo crees Dieciocho? ―respondió Goku.

―Más les vale, par de tontos. Miren que tenemos trabajo que hacer y no podríamos cargar con tanto. ―agregó la rubia.

―Chicos, cambiaremos de hotel. Me acaban de notificar que se registraron más de cien chicas en el que estábamos hospedados. Al parecer y no sé como, pero alguien les informó que estaban ahí. Así que iremos a otro. ―informó Barry que estaba sentado en otra esquina hablando por el móvil.

―Como quieras, Barry ―respondió Vegeta sin ganas de hablar.

Al llegar, Vegeta le pidió al chófer que dejara a esas chicas en su casa, pero Barry lo interrumpió.

Enamorada de mi Crush [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora