Cleo.
La vida era difícil y eso no había por qué negarlo, cada vez que abría mis ojos sabía que el día no iba a ser del todo bueno. Los gritos de mi madre y el llanto de Charlie se escuchaban desde mi habitación.
Me levanté de mala gana de mi cama para luego caminar tipo zombi hacia el cuarto de baño. Me desvestí rápidamente para luego encontrarme con mi horrible reflejo en el espejo.
Era como si cada vez que me viera reflejada en algún lugar mis ojos inmediatamente se apartaran, no me gustaba nada de mí, las ganas de arreglarme cada vez que salgo se van rápidamente a la hora de entender que nada logra quedar como quiero.
Al terminar de bañarme salí rápidamente del baño envuelta en toallas para luego tomar lo primero que encontré en el armario, y cuando digo era lo primero. Encontré una sudadera negra de AC/DC y un jeans azul oscuro, me hice una cola de caballo con mi largo cabello castaño oscuro para luego salir de mi habitación con mi mochila en mano.
Lo primero que escuche al bajar las escaleras fue a mi mama con Charlie en brazos mientras este no dejaba de llorar.
―¿Por qué tardas tanto en arreglarte? ― Preguntó ella de mala gana ―Se te hace tarde para la universidad.
―Buenos días para ti también ― Conteste para luego tomar una manzana de la canasta.
Ella me la arrebató de las manos tirándola al suelo, para luego mirarme con odio.
―Deja de comer, estás hecha una cerda.
Un nudo en mi garganta se formó, quise protestar, pero mis ánimos no eran los mejores en esos momentos así que simplemente caminé hacia la puerta principal de la casa para luego salir por esta y cerrarla de un fuerte portazo.
Mientras caminaba hacia la Universidad escuchaba como la música que provenía de mis audífonos me hacían sentir más mierda de lo que ya me sentía.
Era un cansancio físico y emocional el que mi cuerpo se encontraba sintiendo, era como si la vida se encaprichó en hacerme sufrir una y otra vez.
Supuestamente dicen que dios les da las peores batallas a sus mejores guerreros.
Yo ya no quiero más batallas difíciles, quiero descansar.
La universidad me quedaba a unos cuantos metros, pero a falta de dinero iba caminando, logre visualizarla desde lejos mientras la música de mis audífonos sonaba con fuerza camine hacia está intentando contener las lágrimas.
Cuando llegué a esta mi amiga Lydia se encontraba en la puerta intentando encontrarme con la mirada hasta que logró verme, me acerque a ella para luego abrazarnos con fuerza.
―Hola bella ― Saludó con emoción para luego tomar mi brazo con fuerza.
―Hola cariño ― Contesté mientras que ambas caminábamos hacia la puerta principal de la universidad.
―¿Cómo amaneciste? ― Preguntó mientras clavaba sus ojos en mí.
―Bien ― Mentí con la mirada agacha.
―¿Qué hizo esta vez? ― Pregunto cansada ―¿Te pego o se le ocurrió un insulto para romper la poca seguridad que tienes?
―No pasó nada, solo me dijo que estaba hecha un Cerdá.
―¿Y por mino risas eso? ― Preguntó indignada.
―Por qué no me gusta hablar del tema ― Concluí mientras entrabamos a nuestra aula.
La clase fue más que aburrida, ambas estábamos en el primer año obligatorio de la Universidad y recién el año que viene podríamos elegir una carrera para estudiar. Cuando llegó la hora de cambiar de clases nos avisaron que nuestro profesor había faltado pero que tendríamos nuestra tarea en nuestro correo electrónico, algo que agradecí eternamente.
Al salir a la cafetería de la universidad junto a Lydia nos sentamos en una mesa apartada del resto ya que se nos había hecho costumbre estar lejos de las demás personas. Mientras comíamos y hablamos de cosas no deprimentes a nuestra mesa llegó el mejor amigo de Lydia.
Zac Powell.
―Hola chicas ― Saludó con una sonrisa en su rostro mientras se sentaba con nosotras.
―Hola Zac ― Saludamos al mismo tiempo provocando que todos los presentes rieran.
―Mañana mi hermano regresa a la ciudad y va hacer una fiesta ― Nos comentó mientras le robaba las papas fritas a Lydia.
―¿Estamos invitadas? ― Preguntó mi amiga emocionada.
―Claro ― Exclamó Zac ―Por eso venía a decirles que mañana a la noche las espero en mi casa.
―Yo no iré.
―Claro que iras ― Contestó Lydia ignorando mis palabras ―Nos vemos mañana por la noche Zac.
No tenía ganas de ir a esa fiesta y era más que obvio que mi madre no me dejaría ir porque bueno simplemente disfruta haciéndome la vida imposible.
―Sabes que ella no me dejara ir ― Le hable a Lydia mientras tomaba mis cosas.
―Con mi mama idearemos un plan para que vayas a esa fiesta ― Me aseguro ella.
Mientras caminábamos hacia nuestras casas comenzamos hablando de que nunca había visto al hermano mayor de Zac.
―Va en tercer año de la Universidad ― Me comentó Lydia.
―Está mucho más avanzado que nosotras ― Conteste ―Que suertudo ― Resople.
Al llegar al patio delantero de mi casa mi sonrisa se borró, me despedí de Lydia para luego aferrarme aún más a las tiras de mi mochila. Cuando abrí la puerta de la casa con mi llave me encontré con mi padrastro y mi madre sentados en el sofá mirando la tele mientras que Charlie jugaba en el suelo.
Intenté no llamar su atención, pero ellos inevitablemente miraron hacia donde estaba yo.
―Tu madre me contó lo de esta mañana ― Habló Richard mientras se levantaba del sofá.
Cuando hacía eso las cosas no terminaban bien para mí.
―Yo no hice nada ― Susurré asustada.
―¿Le dices mentirosa a tu madre? ― Preguntó mientras se seguía acercándose hacia mí.
―No. ― Articule retrocediendo.
Cuando este intentó acercarse aún más a mi lo empuje con fuerza para luego echarme a correr hacia mi habitación. Mientras subía las escaleras este aún se encontraba detrás de mí, pero por suerte logré llegar a tiempo a mi habitación así encerrarme en ella.
―Cleo abre perra ― Gritó desde el otro mientras golpeaba con fuerza la puerta.
Rápidamente tomé mi mochila metiendo la ropa que más usaba, metí otras cosas de interés para luego colgarla de mis brazos. Abrí por completo la ventana de mi habitación mientras desde fondo podía escuchar los gritos de mi madre y de él insultándome.
Salté por la ventana cayendo de pie en el césped de mi patio, corrí como si no hubiera un mañana. Hacía frío y correr tan rápido me estaba cansando. Cuando logre visualizar la casa de Lydia respire hondo.
Golpeé la puerta de su casa con desesperación y en segundos fui atendida por Catalina la madre de Lydia.
―Cleo cariño ― Exclamó ella asombrada ―¿Sucedió algo?
―Mi padrastro me quería pegar y yo escape ― Solté para luego sentir como las lágrimas se deslizaban sin control por mis mejillas.
―Entra.
Sabía que mis acciones tendrían represalia, pero estoy tan cansada de siempre callar ante toda la mierda que sucede en mi vida que he decidido que lucharé por mi paz mental hasta el final. No dejaré que esos dos terminen de arruinar mi vida.
Una parte de mi sabía que Charlie también era un víctima en todo esto, pero extrañamente él siempre fue tratado con amor, cuando era niña jamás me dieron amor.
Solían encerrarme en un cobertizo y nunca me dejaban salir, prácticamente vivía en esa habitación pequeña sin luz y sin ninguna ventana.
Al parecer nunca fui amada ni mucho menos quería por alguien.
NOTA DE LA AUTORA : Emocionada por este primer capitulo 🥺 todo cambio en esta historia y espero que les vaya buscando los cambios que le estoy dando a esta joyita.
Nos leemos luego.
Un Saludo.
Milagros Piris.