Jackson

By ligtning5

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Segundo libro de la trilogía El Campamento En este libro te meterás en la vida de Jackson Lee Tremblay antes... More

Introducción
Capítulo 1: El Mal Día
Capítulo 2: La Pelea
Capítulo 3: La Cacería de Camellos
Capítulo 4: El Dibujo
Capítulo 5: El Pozo
Capítulo 6: Juntos, pero sin Amor
Capítulo 7: Volver a Casa
Capítulo 8: El Poema
Capítulo 9: El Hacha
Capítulo 10: La Lista de las Discotecas
Capítulo 11: El Callejón
Capítulo 12: Reputación
Capítulo 13: La Chica de Amadeus
Capítulo 14: El Asesinato de Robert Shelby
Capítulo 15: El Árbol
Capítulo 16: El Plan Secreto
Capítulo 17: El Tío
Capítulo 18: El Mundo
Capítulo 19: La Espada
Capítulo 20: Erikson
Capítulo 21: El Mensaje
Capítulo 22: El Seudónimo
Capítulo 23: El Fugitivo
Capítulo 24: El Video
Capítulo 25: Trato Nuevo
Capítulo 26: El Restaurante
Capítulo 27: El Bolso
Capítulo 28: Los Hermanos Lovren
Capítulo 29: Rodeados
Capítulo 30: El Chico de los Libros
Capítulo 31: El Nido de Serpientes
Capítulo 32: El Ángel
Capítulo 33: Lluvia de Dinero
Capítulo 34: La Muerte Joven
Capítulo 35: El Altar
Capítulo 36: La Junta Directiva

Capítulo 37: Después de Erikson

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By ligtning5


La Junta Directiva cumplió su trato y me dejó visitar a Erikson, pero no podía hablarle. Él estaba encerrado en una prisión de máxima seguridad mientras que a Drake Lovren lo enviaron a la prisión común. Los guardias me abrieron las puertas de la prisión y me condujeron a través de ella. Nunca antes había estado en una prisión, pero no era muy diferente a los calabozos de la Sede Central. La prisión era más grande y más sucia que los calabozos. La celda de Erikson estaba apartada del resto, puesto que era de máxima seguridad.

—No puede tener contacto con nadie—me explicaba el guardia que me acompañaba mientras abría las puertas de la celda de Erikson—La única persona que ve en el día es el guardia que le entrega la. Aunque comida cada día es alguien distinto, para evitar cualquier tipo de relación. Tiene vigilancia por cámara las veinticuatro horas del día.

Su celda se parecía bastante a la celda de la Sede Central en la que Renner había estado encerrado y de la cual escapó. Este recuerdo me incomodó bastante, Erikson podría salir de aquí fácilmente.

Por fin lo vi, estaba postrado en una silla de ruedas con ambas piernas enyesadas y la cabeza vendada.

—Sufrió graves lastimaduras luego de que cayó del helicóptero—señaló el guardia—Es casi un milagro que haya sobrevivido.

Eso no era nada parecido a un milagro, más bien era una desgracia. Ojalá hubiera muerto.

Erikson volteó la silla de ruedas hacia nosotros y sonrió. Creí que verlo en este estado me calmaría un poco, pero lo único que hizo es aumentar mis deseos de verlo muerto.

—¿Volverá a caminar?—pregunté.

—No lo creo, debido a su edad...—respondió el guardia encogiéndose de hombros.

Erikson con o sin piernas seguía siendo Erikson, y aún encerrado me daba escalofrío verlo.

Erikson comenzó a acercarse con su silla de ruedas hacia mí e hice un paso atrás, como si temiera que me atacara.

—También dice cosas incoherentes, en las noches se la pasa gritando "Jackson"—prosiguió el guardia— Tal vez sea algún familiar—volvió a encogerse de hombros.

Fruncí el ceño y me acerqué al vidrio para quedar frente a frente con Erikson. El miedo se disipó porque me di cuenta de que lo había vencido. Él nunca saldrá de aquí, lo que significaba que yo tenía que continuar con mi vida de una vez por todas.

—Yo no soy el único ni el peor—murmuró Erikson. Su dolor interior era evidente en su voz—Te encontrarán y entonces volverás a mí en busca de respuestas.

Cuando abrí la boca, el guardia me tomó por el brazo y me sacó de la celda rápidamente.

—Ni siquiera le hablé—me quejé.

Quería escuchar lo que Erikson tenía para decirme. Estoy seguro de que hay muchos afuera que son como Erikson y que odian a los espías, pero no entendía por qué me dijo que volvería a él.

—Eran sólo tres minutos, no más—contestó el guardia frío—Te daré un consejo, chico, olvídate de este hombre, está mal de la cabeza.

No creía que Erikson estuviese mal de la cabeza, creo que quería vengarse de mí. Lo intentará, estoy más que seguro de eso. Si no es él, alguien más lo hará y yo estaría preparado entonces.

Ya habían pasado cuatro meses desde que murió Tim. Mi vida después de Erikson no volvió a ser la misma. Mis amigos festejaron mi regreso a la Academia; pero sabía que la mayoría allí no estaba muy feliz de que hubiese vuelto, principalmente el grupo de Tiffany. Durante esos meses el tema de conversación era Erikson y Tim, me rodeaban preguntándome cosas sobre esa noche. Yo jamás dejé caer una sola palabra sobre lo que sucedió la última noche de la misión, por lo cual comenzaron los rumores. Chicas como Fatima se encargaron de culparme hasta de la muerte de Tim. La odiaba con todo mi ser y no podía hacer nada al respecto más que callar.

La escuela fue mi único refugio. Luego de que Becca lo haya golpeado, Phil no se atrevió a meterse más conmigo ni con mis amigos. Por primera vez me sentí en paz en la escuela, me di cuenta de lo bueno que era que allí nadie conociera a Erikson, ni a la Academia, ni a la Sede Central, ni a mí. Allí no era más que Jackson Lee Tremblay, el chico de último año a quien nadie conocía y que se sentaba solo en un rincón.

Hannah, finalmente, se olvidó de mí. La veía en los recesos con las demás chicas de mi curso hablando sobre la universidad, sus vestidos de graduación y cosas normales. Eso era bueno para ella, fue un gran golpe para los Lovren el que uno de sus hijos haya ido preso. Por supuesto que nadie lo supo, le dijeron a todo el mundo que Drake había ingresado en un instituto de rehabilitación, y cuando mencionaban "prisión" los Lovren lo negaban rotundamente. Después de todo "el chico siempre tuvo problemas" se excusaban.

El último día de clases, Hannah se acercó a mí durante el receso y se sentó a mi lado.

—¿Cómo has estado?—le pregunté.

—Bastante bien, en realidad—dijo ella—Lo extraño; pero por fin hay paz en la casa. ¡Me siento horrible por decir esto!—se tapó la cara.

—Tal vez fue lo mejor para todos—observé.

—Lo fue—contestó Hannah—Vivir con Drake se había convertido en un infierno, habían peleas todo el tiempo y mis padres me presionaban mucho para que no fuera como él—negó con la cabeza y chasqueó la lengua. Hubo un minuto de silencio entre nosotros mientras observábamos a los demás alumnos en el patio—Iré a la Universidad de Cambridge—dijo Hannah cambiando el tema.

Le sonreí de oreja a oreja y la felicité.

—¿Tú seguirás en...ya sabes?—evadió la palabra espía.

—Sí—respondí. Aunque decidiera hacer otra cosa, ya no podía, tenía un trato o iría preso.

Ella asintió con la cabeza. Aún la incomodaba todo lo que tuviera que ver conmigo y mi otra vida.

—Entonces supongo que aquí es cuando nos despedimos—dijo ella con la mirada triste.

Levanté ambas cejas y asentí con la cabeza. Hannah y yo tomaríamos caminos distintos, ella seguirá teniendo una vida normal mientras que yo me metía en el espionaje para no salir nunca. La barrera que había entre la vida normal y el espionaje dejaría de existir apenas saliera hoy de la escuela y entonces ya nada sería normal en mí.

—Así es—contesté medio frío. ¿Estaba listo para despedirme de todo?

La campana sonó indicando el fin del receso. Hannah se levantó del asiento y me extendió la mano.

—Adiós, Jackson.

—Adiós, Hannah.

Ella partió para su clase y yo para la mía. Esa fue la última vez que vi a Hannah Lovren. Ya no parecía la chica enamorada de mí que conocí en un principio, sino que vi a una chica mucho más madura y decidida.

Las clases de la Academia también llegaban hoy a su fin. Me había ido bien en los exámenes finales, puesto que haber derrotado a Erikson me sumó muchos puntos en la parte práctica. Apena salí de mi último día en la Academia me dirigí a la oficina de Natalie.

—No tienes cita—chilló Dorothy. Ahora había colocado un frasco de gas pimienta sobre la punta del escritorio.

Me apoyé sobre el escritorio y ella agarró su gas pimienta.

—La Junta Directiva me permitió defenderme si volvías a tratar de pasar por arriba mío—chilló.

Dorothy encabezaba la lista de personas que me odiaban en la Academia.

—Baja eso, me intimidas—señalé el frasco de gas pimienta con mi mirada. Me incliné un poco más hacia ella, lo cual pareció incomodarla mucho más—Además, deberías revisar tu computadora—sonreí.

Ella me miró de reojo y se puso a teclear algunas cosas en el teclado. Observó la pantalla con la lista de las citas y ahí estaba yo. Me miró con recelo y le sonreí con la sonrisa más falsa que me pudo haber salido. Le guiñe el ojo y me adentré en la oficina de Natalie. Ella no estaba allí, debió haber salido para hacer algo rápido y ya volvería, por lo general no pasaba ni diez minutos enteros fuera de su oficina. Me senté sobre el asiento de su escritorio y me quedé mirando por la ventana. De repente mi vista se desvió otra vez hacia aquella imagen enmarcada de Natalie a los veintitantos años y otro hombre de su edad que ella conservaba sobre su escritorio. Tomé el sobre que estaba enganchado entre el marco y la foto.

Natalie ingresó a su oficina y me vio mirando la foto.

—¿Quién es Benji Crawford?—le pregunté al fin aquello que me preguntaba cada vez que entraba a su oficina y veía aquel sobre.

Ella tomó asiento frente a mí y miró la foto con una mirada dulce mientras relataba:

—Nos conocimos en una misión en Edimburgo, allí nos enamoramos. Él era americano. La misión había durado un año entero, aún éramos novatos en la Sede Central. Benji era un hombre muy especial, era tan simpático, tierno, gracioso, recuerdo lo tanto que le gustaba bailar—comenzó a reír—Pero luego la misión terminó y él tenía que volver a su país. Él tenía su vida allá así como yo tenía la mía aquí. Ninguno de los dos quería dejar lo suyo, entonces nos separamos. Recuerdo ese año como el mejor de mi vida. De todas formas, Benji y yo jamás perdimos contacto, hasta el día de hoy siento que le puedo confiar la vida a ese hombre.

—¿Hoy en día te arrepientes de no haber ido con él?—pregunté.

—Me lo he replanteado muchas veces. Pero si me hubiera ido no podría tener todo esto. Ya te dije, éramos jóvenes y ambiciosos—señaló su oficina. Natalie ama ser Directora—Tampoco te tendría a ti—me sonrió.

—¿Y qué es de la vida de ese hombre?—pregunté.

—Él continuó como espía en la Sede Central de su país...me corrijo, allá le dicen Torre. También se casó y tuvo familia, ya es abuelo. Alardea de sus nietos todo el tiempo—dijo ella. Natalie jamás se casó ni tuvo hijos, al menos que yo sepa, siempre dedicó su vida al trabajo—¡Así que más te vale que tú algún día te cases y tengas hijos de los cuales yo pueda alardear!—me señaló con el dedo índice.

Rodé los ojos y lancé un largo suspiro.

—Supongo que ya me voy—mascullé. Me levanté rápido del asiento y fui hacia la puerta.

Odiaba cuando tocaba esos temas, cada día estaba más convencido de que me quedaría solo, nadie podría amarme, ni siquiera mi padre me quiere cerca. Y si Natalie tuviese hijos apuesto a que no me hubiese prestado tanta atención como lo hace.

La puerta se abrió antes de que yo la tocara y Dorothy chocó contra mí, dejando caer varios expedientes al suelo. Ella, al notar que había sido yo el culpable de su accidente me miró con los labios fruncidos y la mirada de fuego.

—Levanta eso y tráemelo, Jackson—ordenó Natalie desde su escritorio.

Dorothy sonrió de oreja a oreja y salió de la oficina moviendo sus caderas. Volví a rodar los ojos y me puse de rodillas a levantar los papeles. Una vez que tenía todo en mis brazos, los coloqué sobre el escritorio de Natalie y de una de las carpetas se deslizó un folleto que decía "Villiers", en el fondo había un bosque y una mansión rupestre.

—¿Qué es Villiers?—le pregunté a Natalie aún sosteniendo el folleto.

—Un campamento de intercambio en las afueras de la ciudad—contestó Natalie sin mucho interés.

—¿Por qué tienes este folleto?—continué preguntando. No debía de ser nada barato asistir a ese lugar.

Natalie levantó la vista de sus papeles y me sacó el folleto perdiendo la paciencia conmigo.

—Porque fue el último lugar en el que se vio a una mercenaria que buscamos hace tiempo—respondió impacientada.

—Espera ¿Crees que si les traigo a esta persona los de la Junta Directiva me dejarán en paz?—pregunté entusiasmado.

Prefería mil veces pasar mi verano en un bosque antes que pasarlo encerrado en la Sede Central haciendo vaya a saber qué trabajo horrible y tedioso me den.

—No creo que Elena te deje irte—dijo refiriéndose a mi mamá—Además ¿desde cuándo te interesan los campamentos?

—Desde que ese hombre Donelly quiere hacerme pagar por todo lo que hice y que tampoco tengo ganas de ir a mi graduación, odio los bailes—respondí hastiado—Además, mi mamá está las veinticuatro horas en el hospital, no morirá si me voy un par de días.

Natalie me miró de reojo y dibujé un "por favor" en mis labios.

—Me comunicaré con ellos—dijo entre dientes—Pero no te prometo nada, yo sólo les presentaré la idea.

Salí de allí sonriente, ahora no tendría que buscar excusas para no asistir a la fiesta de graduación.

Me encontré con Noah en la azotea a la que suelo ir todas las tardes a la caída del sol para contarle lo de la misión.

—He escuchado de ese lugar—comentó Noah mirando el folleto—Sólo van niños ricos. Creí que odiabas a los ricos.

—Los odio; pero serán sólo un par de días y no tengo por qué hacerme amigo de ninguno de ellos—respondí—Estaré solo, será un trabajo tranquilo y volveré aquí libre de mi castigo.

—En algún momento tendrás que interactuar con alguno—me contradijo Noah.

—Pues claro, el trabajo consiste en fingir ser como ellos, no puede ser tan difícil—me encogí de hombros—Cuando salga de allí ninguno se acordará de mí ¿Me imaginas a mí durmiendo en una mansión?—sonreí.

—Con empleados que te atiendan, mesas lujosas llenas de comida ¡y piscina!—dijo Noah con entusiasmo—Creo que podría acostumbrarme a esa vida.

—Es horrible ser pobre—suspiré.

Noah me miró sin saber qué decir. No tenía que decir nada.

—¿Cuándo te irías?—preguntó Noah.

—Si la Junta lo permite, la semana que viene—respondí.

—Te saltearás tu graduación...—asentí con la cabeza—Será raro cuando el año que viene vaya a la escuela y tú y Becca no estén allí. Ni Tim.

Nos quedamos en un largo silencio apoyados sobre la pared observando la ciudad a lo lejos.

—¿Dónde crees que estarás en un año?—preguntó Noah rompiendo el silencio. Me encogí de hombros y negué con mi cabeza—Me he dado cuenta de que tantas cosas pueden pasar en un año, en un sólo día no más. Hace un año ni siquiera se nos hubiese pasado por la cabeza atrapar a un capo de la droga, y ahora míranos.

—Ya no somos los mismos de hace un año—señalé.

Mi vida después de Erikson había dejado de ser la misma, yo no era el mismo. Había dejado atrás a ese chico que vivía enojado, que iba de chica en chica, de fiesta en fiesta. El resentimiento con mi papá seguía; pero el odio ya había dejado de consumirme. Por fin sentía que veía la luz. Sentía que tal vez mi vida sí tuviese un rumbo. Por la única razón por la que acepté mi trato con la Junta Directiva de trabajar para ellos fue porque sabía que si me negaba me mandarían a matar seguro. Tendría el mismo final condenado de Tim. Y yo quería ser alguien aquí dentro para poder cambiar eso.

Me quedaba un largo camino para eso, ahora tenía que preocuparme por mi nueva misión: Villiers.

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