Jackson

De ligtning5

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Segundo libro de la trilogía El Campamento En este libro te meterás en la vida de Jackson Lee Tremblay antes... Mais

Introducción
Capítulo 1: El Mal Día
Capítulo 2: La Pelea
Capítulo 3: La Cacería de Camellos
Capítulo 4: El Dibujo
Capítulo 5: El Pozo
Capítulo 6: Juntos, pero sin Amor
Capítulo 7: Volver a Casa
Capítulo 8: El Poema
Capítulo 9: El Hacha
Capítulo 10: La Lista de las Discotecas
Capítulo 11: El Callejón
Capítulo 12: Reputación
Capítulo 13: La Chica de Amadeus
Capítulo 14: El Asesinato de Robert Shelby
Capítulo 15: El Árbol
Capítulo 16: El Plan Secreto
Capítulo 17: El Tío
Capítulo 18: El Mundo
Capítulo 19: La Espada
Capítulo 20: Erikson
Capítulo 21: El Mensaje
Capítulo 22: El Seudónimo
Capítulo 23: El Fugitivo
Capítulo 24: El Video
Capítulo 25: Trato Nuevo
Capítulo 26: El Restaurante
Capítulo 27: El Bolso
Capítulo 28: Los Hermanos Lovren
Capítulo 29: Rodeados
Capítulo 30: El Chico de los Libros
Capítulo 32: El Ángel
Capítulo 33: Lluvia de Dinero
Capítulo 34: La Muerte Joven
Capítulo 35: El Altar
Capítulo 36: La Junta Directiva
Capítulo 37: Después de Erikson

Capítulo 31: El Nido de Serpientes

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De ligtning5

Seguíamos encerrados en aquella habitación hermética. Miraba constantemente mi reloj para verificar la hora. Faltaban treinta minutos para que se cumpliera una hora dentro del edificio. En ese caso, mis amigos llamarán a Natalie y ella enviará refuerzos.

Al escuchar el cerrojo de la puerta, nos levantamos del suelo y, por impulso, coloqué a Tim detrás de mí. Drake Lovren ingresaba a la habitación con su pañuelo, su chaqueta, su gorra de lana y un arma. Cerró rápidamente la puerta detrás de él y bajó las escaleras apresurado.

—¿Nos van a matar?—susurró Tim aferrándose a mi ropa.

El estilo punk de Drake asustaba mucho a Tim y en especial su caminada felina. Lovren se acercó a mí, se sacó el pañuelo y me señaló con el dedo índice.

—Escúchame, cuñado—dijo en aquel tono amenazante y burlesco que ya estaba acostumbrado a usar conmigo—Gracias por salvar a mi familia.

Esa era la última frase que me hubiese esperado de Drake Lovren.

—No lo hice por ti—respondí frío—No los mereces.

—Lo sé—respondió indiferente. Seguido, se arremangó las mangas de su chaqueta de cuero y dejó ver su tatuaje de la serpiente enrollada en un hacha—También sé que Hannah hablaba muy en serio sobre no volver a hablarme jamás. Yo ya he perdido a mi familia; pero a ella no la puedo perder. Necesito explicarle todo.

—Es tarde, gracias a ti tuvo que escapar y tal vez nunca vuelva porque no dejarán de perseguirlos hasta dar contigo y tu maldito grupo de criminales—levanté la voz—No volverás a verla y tampoco lo permitiré, ella corre peligro a tu lado.

—Por eso estoy aquí—dijo preocupado y miró hacia la puerta—A Erikson no le gusta nada que Hannah sepa que trabajo para él, y más sabiendo que ella está ayudándote—susurró—Creo que tampoco confían más en mí.

—¿Estás cambiándote de bando?—pregunté con el ceño fruncido.

—No, te estoy proponiendo un trato—respondió obvio, a lo que me crucé de brazos y levanté ambas cejas evitando una risita. No podría hacer un trato con una persona tan peligrosa y estúpida como Drake Lovren—Yo te ayudo a escapar del edificio y tú me ayudas a asesinar a Erikson antes de que él me asesine a mí...a mi familia. Luego recuperamos el bolso y escapo. A cambio te daré diez mil dólares en efectivo.

—Jackson nunca aceptaría tu sucio dinero—dijo Tim saliendo de detrás de mí y enfrentando a Drake.

Apreté mis ojos y puse una mano entre los dos.

—¿Osea que tú sólo quieres escapar? ¿No te interesa si Hannah no vuelve a dirigirte la palabra?—le pregunté.

—¿Eso es un sí o un no?—preguntó ceñudo.

—Sí; pero no quiero tu dinero—aclaré.

Drake sonrió y corrió a las escaleras. Antes de subir, me detuve con Tim y me agaché para hablarle.

—¿Por qué aceptaste, Jackson?—me preguntó con una nota de enojo.

—No tenía opción, si nos quedábamos aquí nos habrían asesinado—respondí. Por su expresión más relajada, pareció entenderme—Cuando salgamos de aquí, tú te irás del edificio y llamarás a Noah. Le dirás lo que está sucediendo, él ya sabe qué hacer. Ahora, cuando salgas los espías te encontrarán. Muéstrales esto para que sepan de qué lado estás—me saqué la cruz de Natalie y se la prendí al cuello.

Tim asentía con la cabeza repetidamente mientras escuchaba atentamente mis instrucciones.

Subimos las escaleras y Drake abrió la puerta, se asomó por esta y verificó que no hubiese nadie en el hall. Luego volteó hacia nosotros y asintió con la cabeza. Salimos de aquella oscura y hermética habitación.

—Recuerda lo que te dije—susurré a Tim. Drake ya había abierto las puertas de entrada.

Tim asintió con la cabeza y salió corriendo del edificio.

—¿Estás seguro de que están todos aquí dentro?—le pregunté a Drake.

—Aún están arriba preparando las cosas para irse—susurró Drake—Además, los vendrán a buscar en un helicóptero de la Sede Central.

Luego abrió un armario y sacó otra arma para mí. Un helicóptero, hay un montón de helicópteros de la Sede Central dando vueltas, cualquiera podría ser el de Erikson.

Lo primero en el plan era recuperar el bolso. Erikson no querría irse sin él y eso serviría para retenerlo aquí. Drake me guio por el edificio hasta que llegamos a un salón completamente vacío. Allí sólo había una puerta cerrada con dos hombres custodiándola. Nos escondimos detrás de una pared antes de que nos vieran. Drake sacó un silenciador de su chaqueta y se lo colocó a su arma.

—¿Los vas a matar?—susurré.

—Sé que a ti te gusta dormir a la gente; pero esto es serio. Si tú no los matas, ellos te matan—murmuró.

Lovren salió de su escondite y les disparó a ambos hombres con la facilidad con la que se le dispara a una lata de práctica. Luego sonrió y se lamió los labios como si en serio saboreara la venganza. Salimos del escondite y corrimos hacia la puerta. Revisé los bolsillos de los hombres y en ninguno de ellos se encontraba la llave que abría la puerta. Por supuesto que Erikson no se la hubiera confiado a nadie que no sea él mismo. Drake le disparó a la cerradura y la puerta se abrió.

—Así era más fácil—sonrió.

Las luces del edificio se apagaron y se encendieron las de emergencia. Luego comenzó a sonar una alarma. Miré a Drake enojado.

—¡Tal vez por eso buscaba la llave!—gruñí.

Me metí dentro de la habitación y allí había una mesa iluminada por la tenue luz de una lámpara y sobre ella reposaba lo que a simple vista parecía un simple e inocente bolso. Drake se adelantó a agarrarlo, lo miraba como si se tratase de una fosa de diamantes. A la primera que salga corriendo no dudaré en dispararle, que ya bastantes ganas tenía.

Salimos corriendo de la habitación. Íbamos a oscuras por los pasillos mientras escuchábamos gente corriendo detrás de nosotros. Cuando estábamos doblando un pasillo, al menos diez balas se estamparon en la pared a nuestro lado. Drake seguía corriendo con el bolso pegado al pecho, como si estuviese cargando un bebé, así que asumí que ninguna bala lo había alcanzado. Cuando llegamos otra vez al hall, salía gente armada de todos los rincones de la habitación, todos ellos con pañuelo. Esto era un nido de serpientes. Miré hacia todas partes y vi la luz del elevador, entonces corrimos hacia él. Apretamos el botón que cerraba las puertas. Todas las serpientes que estaban afuera comenzaron a dispararnos. Lovren tiró el bolso detrás de él y recargó su arma. Nos escondimos detrás de las puertas del ascensor mientras disparábamos hacia afuera para que no se nos metieran. Drake disparaba a matar, mientras que yo sólo apuntaba a lugares que no les provocaran heridas mortales. Una bala me rozó el brazo y casi recibo otro balazo en la cabeza de no ser porque las puertas se cerraron a tiempo. Escuché el sonido de las balas estampándose sobre el metal y dejando sus huellas.

Me recosté sobre el suelo y me observé la herida, no era más que un rasguño. Drake lo único que hizo fue acomodarse el gorro y recargar su arma.

—¿Qué no eran sólo cuatro serpientes?—gruñí—¡Allí fuera estaba lleno de esos pañuelos!

—Lo que viste allá abajo era el Plan Nido, en caso de que nos atraparan los espías. Así creerían que hay muchas serpientes y las originales, osea yo, Janine y Brandon, podríamos escapar.

Detuvimos el ascensor en un piso elegido al azar, era el quinto. Drake se cargó el bolso y salimos del ascensor. Caminamos en la oscuridad de los pasillos mirando hacia todos lados y escuchando voces lejanas que venían por nosotros. Necesitábamos llegar al techo, nos faltaban tres pisos para eso.

Escuchamos pasos a la vuelta del pasillo donde nos encontrábamos. Nos miramos con Drake y decidimos avanzar hacia donde provenía el ruido.

—Esto es una misión suicida, lo sabes ¿no?—murmuró Drake.

—No sería la primera vez en esta noche que intentan asesinarme—contesté.

—Y yo que creí que mi cuñado era aburrido—dijo cantarín—Hay que hacer esto más seguido.

Salimos de nuestro escondite y nos encontramos a dos hombres. Uno de ellos me disparó en la mano donde tenía el arma, la bala no me dio; pero sí hizo que se me cayera la pistola. Corrí hacia él y lo desarmé. El hombre lanzó un puñetazo directo a mi nariz y lo esquivé. Lo tomé por los hombros y lo golpeé contra la pared hasta derribarlo. Volteé y vi que Drake había golpeado al hombre con el mango de su pistola en la nuca, haciéndolo caer desmayado al suelo. Agradecía en secreto que no lo había matado porque eso sólo haría que me sienta responsable por otra muerte más.

—Los demás ya saben dónde estamos, tenemos que salir de aquí ahora o nos van a convertir en un colador—dijo Drake. Era la primera vez en la noche que veía una pizca de desesperación en él.

Miré a los hombres en el suelo.

—Ayúdame a sacarlos de aquí—dije—Hay que encontrar algún lugar donde meterlos.

Drake frunció el ceño y miró la puerta que había a su lado. Hizo un paso atrás y se abalanzó sobre ésta logrando abrirla. Tomé la pierna de uno de los hombres y comencé a arrastrarlo dentro de la habitación. Drake hizo lo mismo con el otro. Cuando los cuatro ya estábamos dentro, cerramos de nuevo la puerta y colocamos un mueble sobre ella por si acaso.

Tal como lo había pensado, la habitación era un estudio, probablemente de un abogado o de un contador.

Me quedé al lado de la puerta escuchando como pasaban corriendo todos aquellos matones que querían asesinarnos rogando para que no se dieran cuenta de que estábamos en esta habitación. Tendríamos que esperar aquí hasta que se fueran.

Lancé el aire que tenía acumulado en el pecho y volteé hacia mis espaldas. Drake estaba pegando los cuerpos de ambos hombres con cinta adhesiva y con una mirada de psicópata en su cara.

—Es para que no se escapen—dijo cuando se dio cuenta de que lo miraba.

—¡Están dormidos!—exclamé—Y no pienso estar para cuando despierten.

Me asomé por la ventana y vi que sobre la pared había una escalera de incendios que llegaba hasta la cima del edificio. Volteé hacia Drake, ahora estaba dibujando serpientes sobre la cara de los hombres y sonriendo malicioso. No paraba de preguntarme cómo había hecho para trabajar con Erikson siendo tan poco serio comparado con las otras serpientes. Seguía sin confiar en él, si le decía que había una escalera de incendios, creo que sería capaz de meterme un tiro en la cabeza y escaparse con el bolso. Tenía que distraerlo un poco.

—¿Cómo hiciste para que Erikson te contratara?—me atreví a preguntar—Creí que sólo reclutaba a gente con problemas...problemas de vida.

Por no decir problemas mentales, porque si por eso fuera, Drake hubiese sido el primer contratado y empleado del mes. Aún no podía procesar que esta cosa desagradable, imbécil y sin clase pudiese ser hermano de Hannah, o siquiera ser de la familia Lovren.

—Estaba cansado de mis padres, no podía ser el hijo que ellos querían. Ya sabes, así como Hannah—hizo una mueca de asco—Yo no sirvo para estudiar ni para estar encerrado en una oficina y mis padres jamás entendieron eso. Y un día ya no pude más, entonces me escapaba de casa por las noches y me iba por ahí de fiesta, conocí a gente como yo, ellos me hicieron probar todo tipo de drogas. Un día uno de mis amigos me ofreció trabajar como camello. Me venía como anillo al dedo, era dinero fácil y si ahorraba lo suficiente me iba de casa—relató mientras seguía dibujando sobre los rostros de los hombres—La venta venía bien, era bueno en eso, pero un día llegó la policía y comencé a correr. Justo cuando me estaban por atrapar, un auto se detuvo frente a mí y se ofreció a llevarme. Ahí conocí a Erikson, él dijo que tenía potencial y que si trabajaba con él sería mucho mejor y no tendría que preocuparme por los peligros que corría siendo un camello cualquiera.

Eso se parecía mucho a lo que Erikson me había dicho cuando intentó convencerme de que trabajara para él.

—Al principio creí que Erikson era algo así como el Padrino—dijo Drake riéndose—Pero en realidad él buscaba una familia y todos los que caíamos a él queríamos lo mismo. Entonces formamos una familia. Los demás camellos y bandas criminales comenzaron a crear rumores sobre nosotros que hacían que todo el mundo nos temiera. Incluso nosotros mismos creábamos falsas historias sobre quién era Erikson o la golpiza que le habíamos dado a alguien y la difundíamos. Muy pocos rumores eran ciertos, y los que lo eran estaban tergiversados. Éramos buena gente.

Drake sonreía mientras relataba. Entonces todos esos rumores extraños que Bill y Lucas me contaban era parte del plan de las serpientes para ganarse su reputación de intocables, fue todo armado para que nadie se metiera con ellos y los dejaran trabajar tranquilos y en los lugares que ellos eligieran. Así es como debieron haber ganado el poder y el dinero suficientes para convertirse en lo que ahora son.

De repente la expresión de Drake pasó a ser una más oscura, se veía triste. La primera vez que lo veía así, esto era algo nuevo.

—Pero hace mucho dejamos de ser así—dijo con la mirada baja—Cuando Madeleine se suicidó y supimos que fueron espías quienes la buscaban fue como si un monstruo se hubiese despertado en Erikson. Al final, terminamos convirtiéndonos en los rumores que la gente contaba sobre nosotros. Él te tiene mucho más miedo de lo que tú crees, Jackson.

Me quedé un segundo pensativo. No creía que alguien como Erikson pudiera temerme a mí

—¿Y qué hay de la importadora? ¿Por qué todos trabajan ahí?—le pregunté.

—Erikson fundó la importadora antes de comenzar con el verdadero negocio—respondió encogiéndose de hombros—Luego se convirtió en un lavado de dinero y además ahí era donde guardábamos la mercadería y donde nos reuníamos. Era como nuestro hogar. Luego llegaron los espías y tuvimos que mudarnos aquí—señaló el lugar hastiado.

Drake me hablaba de las serpientes como si fueran una familia de verdad. Y tal vez lo eran, una familia fundada por gente que no tiene familia. 

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