-Oooh. Entonces por eso, te llamó zorra.
-Ajaam.
-Bueno, el chico tiene razón. Usas demasiado maquillaje en tu rostro.
-¿De qué lado estás? ¡Me llamó zorra! ¡En dos ocasiones!
-Tranquilízate, obvio que estoy de tu lado. ¿Soy tu mejor amigo, no? –Me guiñó un ojo. Mientras seguía pegando estrellas en el techo de mi habitación. -¿Por qué no simplemente les dices la verdad?
-Porque sería como lanzarte sobre leones salvajes. Además, eres mi mejor amigo. No es una mentira. –Me encogí en la silla frente a mi escritorio.- ¿Qué?
Pregunté cuando noté que no dejaba de verme y sonreír.
-Me gusta que no uses maquillaje. Se te puede ver mejor el rostro, ¡Joder, tienes ojos azules!
-Ja. Ja. Muy chistosito, ahora sigue trabajando.
-Claro, tú siéntate y no hagas nada... oh, espera. ¡Ya lo estás haciendo!
-Bien, capté la indirecta, te ayudaré. –Tomé un paquete de estrellas y me subí sobre la silla para poder alcanzar el techo.- ¿Por qué crees que Theo se molestó cuando supusieron que tú y yo éramos novios?
-Simple. Dos palabras: Le gustas.
Solté una carcajada, ¿Él ya vio a Theo? ¿Con los ojos abiertos? ¿Seguro?
-Sí claro, porque yo soy Miss Universo 2014. –Rodé los ojos.- ¿Lo has visto bien? ¡El chico parece sacado de una revista de abercrombie! Bien podría fijarse en cualquier chica. ¿Por qué se fijaría en mí? Además... solo somos amigos.
-Sí, y así se empieza.
-¡Ya cállate y sigue trabajando!
Para las tres de la tarde todo el techo de mi habitación estaba cubierto con estrellas, de esas que brillan en la oscuridad. Así podía verlas cada noche y recordar que mi mejor amigo, las puso ahí para mí.
Christian y yo nos hicimos amigos cuando teníamos catorce, digamos que él fue mi... ¿Segundo beso? Y primer novio.
Pero luego decidimos que era demasiado extraño ser amigos y pasar a ser novios, entonces decidimos ser simplemente amigos. Mejores amigos, en realidad. Aunque el último mes que estuve en Florida las cosas habían cambiado un poco, y estábamos en un tipo de extraña relación de ¿Amigos con derechos? O algo así.
Pero como tuve que venirme para Los Ángeles, lo dejamos. Y volvimos a ser mejores amigos. De nuevo.
-No seas tan dura contigo, Carter. No eres para nada fea.
-¿Eso es un cumplido? –Enarqué una ceja. A la hora de decir un piropo o hablar con una chica, Christian era el peor.
-Me refiero a que cualquier chico podría enamorarse fácilmente de ti, eres divertida, simpática, y muy bonita. Un poco torpe, pero... lo compensas con tu actitud.
-¡Me harás llorar! –Dije secándome una lágrima falsa.
-Esta es la última vez que intento levantarte la autoestima.
-Yaaa, era una broma. Gracias, aunque dudo mucho que alguna vez Theo se fije en mí. ¿Vendrás a visitarme de nuevo, verdad?
-Claro, vendré en unas semanas. Todavía tengo que ver a mi tía Mildred, ¿Lo olvidas?
-Cierto. Te echo de menos.
-Y yo a ti, despídeme de mi suegro. –Saludó guiñando un ojo, antes de subirse a un taxi.
-Aun no eres divertido.
-Ni tú, adiós.
Sacó su mano por la ventanilla, estiró su dedo indice y el pulgar uniéndolos con los míos, formando un signo infinito, como siempre lo hacíamos cada vez que nos separábamos. Era como nuestro saludo, todos los mejores amigos tienen un saludo o algo que hacen siempre para sellar algo, ese es el nuestro.
Estaba por entrar en la casa cuando vi estacionarse a unos chicos en un auto color rojo muy llamativo frente a la casa de Theo. Lo vi salir, saludar a esos chicos y subirse a su auto.
Entré corriendo a la casa hasta la habitación de Austin donde él dormía placenteramente.
-¡AUSTIN, AUSTIN, AUSTIN! –Comencé a gritar y a saltar sobre él para que se despertara.- necesito que me lleves al lugar donde corrías carreras.
-¡¿Qué?! ¿Cómo sabes de ese lugar?
-Porque soy psíquica. Ahora levántate y llévame.
-Estás loca. Si papá se entera que volví a ese lugar me castigará y si sabe que te llevé a ti, va a matarme.
-Theo acaba de irse allí. ¡Por favooooor! –Chillé, y así es como convences a tu hermano mayor para que haga algo por ti.
Minutos después...
-Esta es una mala idea. Papá va a matarme. Joder, ¡No podré saber lo que es tener un hijo! ¡No lo veré dar sus primeros pasos! ¡No tendré nietos! ¡No voy a...!
-¡Ya cálmate! Papá no lo sabrá. –Estacionó el auto junto a otros dos autos uno azul y otro verde, con luces de neón debajo y llamas de colores dibujadas en las puertas. Cool. –ahora busca a Theo.
-Si dices que está aquí, posiblemente esté en la pista de salida.
-Bien, vamos ahí entonces.
Rodó los ojos y comencé a caminar. Austin me tomó de la mano y me llevó hacia el otro lado. ¿Cómo se supone que voy a saber hacia qué lado hay que ir? ¡Jamás vine aquí! Ni si quiera he ido a uno de estos lugares, en toda mi vida.
Me sentía como una uva entre manzanas. ¿Gran comparación, eh?
Fuera de lugar. Las chicas estaban usando mini-faldas, shorts, mini-vestidos y cosas así, demasiado cortas. Mientras que yo estaba usando mis leggins, mi blusa blanca y mis bonitas zapatillas. Muy formal.
Porque todo el mundo no dejaba de verme. No sé si era por mi vestimenta, o por el simple hecho de ir acompañada de Austin. Por lo poco que supe de Theo, es que él y mi hermano eran muy famosos en este lugar
Ahora sí debería tener mi maquillaje de zorra en el rostro. Supongo que eso haría una diferencia, ¿Verdad?
-¡Ahí está! –Dijo Austin señalando a un auto azul. –Y en el viejo Mustang.
Sonrió con orgullo.
-Iré a buscarlo. –Dije y antes de que pudiera hacer nada, fui frenada por el señor fortachón y el señor hombros musculosos. -¡Oye quítate! Quiero pasar
-Carter...
-¿Y con qué derecho, quieres tú pasar?
-Oh, lo siento. ¿Acaso tenía que pedirle permiso a la policía? ¡Apártate grandote! –Gruñí.
Y los señores Fortachón y musculitos me tomaron de los brazos y me alzaron al aire.
-¡Oigan, oigan...! Jake, Mike, ella es mi hermana. ¿Pueden bajarla? Es nueva en esto, no se preocupen. Yo le enseñaré las reglas.
Fortachón y musculitos, ahora llamados Jake y Mike me soltaron.
-¿Austin, qué haces? ¡Quiero ir con Theo! ¡Él no puede correr! –Chillé.
-Lo sé, lo sé. Pero no puedes ver a Theo a no ser que vayas a correr con él, cosa que no dejaré que hagas.
-¿Alguna otra cosa con la que pueda verlo?
-Si fueras su novia tu... ¿A dónde vas? –Lo escuché decir.
-Oigan, ustedes. Fortachón, musculitos... les estoy hablando. ¡Quiero ver a Theo, ahora! –Grité.- ¿Acaso la altura les afecta? ¿Hace frío ahí arriba? ¡Quiero verlo ahora! –Volví a gritar.
-¿Y quién eres para verlo, eh?
-¡Yo soy... -Miré a Austin.- su... novia. –Mascullé entre balbuceos, pero musculitos y fortachón lograron escucharme.
Y me dejaron pasar. Theo estaba sentado en ese auto azul –que por cierto estaba increíble- y a su lado estaba un auto color amarillo, entre medio de ellos se había puesto una chica con un pañuelo como bandera.
-¡Theo! –Grité y caminé hasta estar parada frente a su auto. -¿Qué estás haciendo?
-¿Carter?
-¡Oye niña, quítate! –Bufó el otro conductor.
-¡Tú, no le grites a mi hermana! –Gritó Austin detrás de Fortachón y musculitos. -¡Vuelve a hacerlo y no sobrevivirás!
-¿Carter? –Volvió a decir Theo.
-¿Sólo eso vas a decir? ¿Mi nombre? ¿Qué estás haciendo? ¡Dijiste que no ibas a volver a este lugar!
-¿Qué pasó con tu perfecto novio Christian? –Masculló.- ¿Ya se aburrió de ti?
-¡Christian no es mi novio, es mi amigo!
Caminé hacia la puerta y la abrí, haciendo que él saliera, -creo que prefería que se quedara allí dentro. ¡Me lleva como dos cabezas de altura!- me miraba entre confundido, divertido y feliz.
-¿Por qué sonríes? ¡Estoy furiosa contigo!
-Aun así, estás aquí por mi ¿No? –Volvió a sonreír.
-Estoy aquí porque dije que prefería verte morir de cualquier otra manera a verte corriendo carreras.
-¡HEY THEO! ¿CORRERÁS O NO? ¡YA DEJA QUE TU CHICA SE VAYA Y SÚBETE AL COCHE! –Gritó el otro conductor.
-Si te subes a ese coche, entonces puedes olvidarte de que existo –Dije mirándole a los ojos.
¿Él no podía ser tan... idiota, o si? Acababa de pasar por en medio de toda esa gente, había frenado la carrera, solo para que él no hiciera una estupidez, y ahora que lo tenía en frente sentía que a él no le importaba nada de eso.
-Carter, yo... yo, lo siento.