Jackson

By ligtning5

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Segundo libro de la trilogía El Campamento En este libro te meterás en la vida de Jackson Lee Tremblay antes... More

Introducción
Capítulo 1: El Mal Día
Capítulo 2: La Pelea
Capítulo 3: La Cacería de Camellos
Capítulo 4: El Dibujo
Capítulo 5: El Pozo
Capítulo 6: Juntos, pero sin Amor
Capítulo 7: Volver a Casa
Capítulo 8: El Poema
Capítulo 9: El Hacha
Capítulo 10: La Lista de las Discotecas
Capítulo 11: El Callejón
Capítulo 12: Reputación
Capítulo 13: La Chica de Amadeus
Capítulo 14: El Asesinato de Robert Shelby
Capítulo 15: El Árbol
Capítulo 16: El Plan Secreto
Capítulo 17: El Tío
Capítulo 18: El Mundo
Capítulo 19: La Espada
Capítulo 20: Erikson
Capítulo 21: El Mensaje
Capítulo 22: El Seudónimo
Capítulo 23: El Fugitivo
Capítulo 24: El Video
Capítulo 25: Trato Nuevo
Capítulo 27: El Bolso
Capítulo 28: Los Hermanos Lovren
Capítulo 29: Rodeados
Capítulo 30: El Chico de los Libros
Capítulo 31: El Nido de Serpientes
Capítulo 32: El Ángel
Capítulo 33: Lluvia de Dinero
Capítulo 34: La Muerte Joven
Capítulo 35: El Altar
Capítulo 36: La Junta Directiva
Capítulo 37: Después de Erikson

Capítulo 26: El Restaurante

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By ligtning5

Esperé escondido en mi casa hasta la noche. Trataba de actuar normal para que mamá no se preocupara, ni siquiera tenía idea de que la casa estaba rodeada de espías. Cuando ella se fue a su turno en la noche la despedí con un abrazo.

—¿Y este abrazo?—preguntó risueña.

Traté de sonreír para ocultar el miedo que sentía por dentro. Probablemente no vuelva a casa. Si iba esta noche era porque sabía que las serpientes querían asesinarme y prefería que cuando lo hicieran fuese lejos de mi casa, cosa que si lo hacían mi mamá no estaría presente y no la tocarían a ella.

—Te quiero—le dije. Ella seguía mirándome como si todo esto le pareciera extraño, pero luego me miró con ternura y me dio un beso en la cabeza.

—Yo te quiero más—dijo ella. Fue como una puntada en el corazón—¿Está todo bien, hijo?

Quería llorar como niño y pedirle que no me dejara solo, pero no podía involucrarla en toda esta basura. Como respuesta, asentí con mi cabeza.

—Mañana es mi día libre ¿Qué te parece si vamos a cenar?—me preguntó sonriente.

—Sí—sonreí.

En ese segundo me hice prometer que esta noche tenía que sobrevivir, tenía que hacerlo por ella, no podía perderme también a mí.

Apenas mi mamá salió por la puerta salí corriendo a mi habitación. Me coloqué mi chaqueta y abrí el cajón de la cómoda. Allí guardaba algunos armamentos espía que sacaba de la Academia. Yo no lo llamaría robar. Conseguía todos esos juguetes en un depósito donde guardaban repuestos, materiales o cualquier cosa que pudiese servir en algún momento. Más que nada era un acumuladero de basura. Un día husmeaba y me encontré con una caja de cosas perdidas. Estaba llena de cuchillos, micrófonos espía, un reloj inteligente y un montón de juguetes espía como polvo paralizante o anillos que daban descargas eléctricas. Creo que la mitad de esos juguetes pertenecían a Bill. Así que sólo tomé las cosas que me servían para defenderme, nunca se me dieron esos juguetes. De todas formas ya no pertenecían a nadie, hay demasiadas personas en la Academia como para encontrar a su dueño. Mi vista se posó sobre la repisa y otra vez apareció la cadenita con la cruz frente a mis ojos. Me perseguía. Natalie me la había dado creyendo que me protegería. Tomé la cadena y me la puse al cuello, escondiéndola debajo de la ropa. Creo que nunca sabré qué fue lo que hizo que la usara; pero luego de esa noche no me la volví a sacar.

Salí por la ventana para no ser visto por los espías y me escabullí por el patio de la vecina de atrás. Preferí no ir con la moto a la ciudad. Allí hay cámaras, policías y mucho tráfico, no era como andar aquí en el vecindario. Salí a la calle de atrás donde me esperaba el auto de Bill. Me subí al asiento del copiloto y le pedí que arrancara antes de que nos vieran.

—¿A dónde vamos?—preguntó.

—A la ciudad—contesté mirando hacia todas partes. Bill me miró incrédulo y bajó la velocidad.

—Más te vale que sea algo importante porque si choco el auto, tú pagarás los daños—se quejó.

El auto de Bill era en realidad de sus padres y no le permitían llevarlo a la ciudad. Aunque yo también tenía prohibido ir a la ciudad solo, pero me hacía mis escapadas de vez en cuando.

—Te prometo que es muy importante.

Bill me dejó donde le pedí que me dejara, frente al Big Ben. Patrick no se veía por aquí.

—Necesito pedirte un último favor—le dije a Bill antes de bajarme del auto—Busca a los demás y espérenme afuera de la Academia, donde siempre. Los veré ahí en un par de horas. Que vayan preparados, iremos a una misión. Y no se les ocurra llevar a Tim.

Bill me miró confundido. Seguro cree que es otra de mis locuras.

—Los necesito—dije honesto. Bill me miró con el ceño fruncido y asintió con su cabeza—Que no los vean.

No di más explicaciones y me bajé del auto. Comencé a caminar a la orilla del río y observando la hora en el gran reloj. Eran las nueve de la noche. Visualicé a Patrick a unos cincuenta metros y me dirigí hacia él. Estaba solo y parecía desorientado.

—¿Qué demonios haces aquí?—preguntó al verme.

—Te acompaño—respondí indiferente—¿A dónde vamos?

—Tú, a tu casa y yo a encontrar a esta gente—respondió impaciente.

Una mujer bien vestida y de buen lucir se puso frente a nosotros y nos entregó el folleto de un restaurante.

—Descuento especial, sólo por esta noche—dijo la mujer alegre y se fue a entregar más folletos.

Leí el folleto. Era el restaurante que se encontraba en la vereda de en frente y que tenía vista al Big Ben. Sólo los adinerados iban a comer ahí. Definitivamente era un lugar que yo nunca pisaría. Di la vuelta al folleto y encontré una nota escrita a mano.

—"Lo que buscas está frente a ti. Alcanza la cima"—leí en voz alta e inmediatamente reconocí las palabras de Erikson—Es de Erikson, quiere que lo veamos en la cima de ese edificio—señalé el restaurante.

Crucé la calle con Patrick pisándome los talones. Me metí al edificio y me subí al ascensor. Apreté el botón del último piso. Ese era el piso del restaurante, supongo que de ahí era a lo que Erikson se refería con la cima. Algo parecía incomodar a Patrick, pues me miraba de reojo.

—Antes de que llegaras estuve una hora entera recorriendo todo ese lugar sin saber hacia donde tenía que ir o si ellos me encontrarían—rompió el silencio—Pero llegaste tú y esa mujer de repente apareció. Es como si ellos sabían que tú ibas a venir.

El ascensor se detuvo y nos encontramos con un restaurante lleno de gente bien vestida. Era verdad, había un ventanal que cubría toda la pared y que tenía vista al Big Ben. Miré hacia todas partes y no vi a Erikson. ¿Se supone que teníamos que sentarnos a comer? ¿O ellos vendrían a nosotros como siempre hacían?

—Este es el punto más alto del edificio—dije hastiado—¿No se supone que deberían estar aquí?

—Este es sólo el último piso, la cima está en el techo—dijo Patrick.

Él me llevó hacia las escaleras de servicio y subimos al techo del edificio. Debí imaginarme que Patrick frecuentaba este lugar. Con menos razón desearía sentarme a comer algo aquí con un montón de gente igual a él. Subimos al techo. Había sólo una luz y el resto del techo estaba oscuro. Pudimos distinguir la silueta de un hombre con bastón de espaldas observando la ciudad. Miré a Patrick con una sonrisa irónica. Una vez más, se comía sus palabras. Erikson era tal como se lo había descrito, incluso viéndolo de espaldas. Tenía un toque de elegancia en su figura que lo distinguía. Erikson volteó hacia nosotros y se acercó a la luz para que pudiésemos verlo.

Detrás de nosotros aparecieron las tres serpientes que quedaban vivas, Drake Lovren, Janine Watson y Brandon Renner. Este último miraba a Patrick con una sonrisa burlona.

—Padre e hijo juntos—sonrió Erikson. No era malicia lo que había en su sonrisa, usó más bien un tono amable. Eso era lo que más asustaba de este hombre, era encantador y manipulador, característica que lo volvía sumamente peligroso—Agarren al chico.

Drake Lovren y Brandon Renner me tomaron por los brazos y me tiraron al suelo de rodillas. Renner recargó su arma y me apuntó directo a la cabeza. Patrick se había quedado petrificado y por un momento creí que saldría corriendo y me dejaría con esta gente. Como ya lo había hecho.

—Quiero hacer un trato de paz—dijo Patrick con sus manos levantadas—No quiero que haya más muertes.

—Yo también quiero lo mismo, pero si pides también tienes que dar algo a cambio—dijo Erikson—Quiero que hagas destruir todo archivo que exista sobre nosotros y que limpies los expedientes de Watson y Renner, quienes fueron capturados sin haber tenido evidencia alguna de que ellos trabajaban para mí. También quiero que declares que Robert Shelby se escapó de la policía por venta de drogas. Si aceptas el trato no matamos a tu hijo.

Se equivocaron de hijo si querían tocarle el corazón a Patrick.

Patrick respiró profundo y lo miré negando con la cabeza. No quería que aceptara, prefería morir antes. Si Patrick libraba a Erikson de los cargos sería darle la libre entrada a la Sede, puesto que ya tenía gente allí dentro que trabajaba en secreto para él.

—Patrick, es mentira, esta guerra nunca terminará—dije.

Renner me golpeó en la espalda con el mango de su arma para que me callara. De repente se escucharon helicópteros y se vieron reflectores que iluminaban el lugar. Miré a Patrick enojado. Había llamado refuerzos, trató de tenderle una trampa a Erikson.

—Mátenlos a ambos—ordenó Erikson.

Tiraron a Patrick a mi lado y vimos como Erikson desaparecía rápidamente de allí junto con Janine Watson. Renner puso el cañón de su pistola frente a mis ojos y bajé la cabeza. Patrick sacó su arma y le apuntó a Renner. Por impulso, Drake también sacó su arma y le apuntó a Patrick. Yo había quedado en el medio de la redada con una pistola apuntándome a la frente.

—Hay dos helicópteros con francotiradores buscándonos, si disparan los matarán a ambos—dijo Patrick sin aún bajar su arma—Bajen las armas.

Lovren y Renner bajaron sus armas lentamente; pero Renner, antes de dejarla en el suelo, le disparó a Patrick.

—¡Papá!—grité.

Saqué el cuchillo que tenía escondido en mi chaqueta y se lo enterré en la pierna a Renner. Este gritó de dolor y aproveché para tirarlo al suelo y sacarle el arma. Entre todo el escándalo que hacían los helicópteros podía escuchar los gemidos de Patrick mientras se arrastraba por el suelo con una mano sobre su hombro. Me acerqué a él y le inspeccioné la herida. La bala había ingresado a la altura del hombro del lado del corazón. Si la bala tocó algún órgano, a Patrick le quedaban los minutos contados. Tomé el arma de Renner y volteé hacia las serpientes. Ya se habían ido.

—Jackson, sal de aquí. Creen que trabajas para ellos, te arrestarán si te ven—dijo Patrick adolorido—Yo voy a estar bien.

Uno de los helicópteros se detuvo sobre el techo en el que estábamos, haciendo un gran alboroto. Miré a Patrick una última vez y salí corriendo de allí antes de ser visto. Bajé por las escaleras de emergencia y logré salir del edificio. Me coloqué la capucha y miré hacia arriba una vez más. Uno de los helicópteros andaba dando vueltas por el sector con un reflector. Las serpientes habían huido sin dejar rastro alguno. Me apresuré a irme antes de que llegaran más helicópteros.

Una vez en la ciudad, me quedé dando vueltas con la capucha siempre puesta. Tenía ganas de asesinar a Patrick ¿cómo pudo ser tan estúpido de querer jugar con esta gente? El tema es que ahora yo me encontraba totalmente solo, tenía que ir a la Academia.

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