ABYSSO: La ciudad amurallada...

By Animalito-de-la-luz

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Abysso es una ciudad aislada, decadente y consumida por la violencia. Con una sociedad dividida injustamente... More

GUÍA OMEGAVERSE
PRÓLOGO
CAPÍTULO 1 "DESCALZOS"
CAPÍTULO 2 "CONSECUENCIAS"
CAPÍTULO 3 "COMO UN CACHORRO"
CAPÍTULO 4 "LIMBO"
CAPÍTULO 5 "LUJURIA"
CAPÍTULO 6 "GULA"
CAPÍTULO 7 "AVARICIA Y PRODIGALIDAD"
CAPÍTULO 8 "LAZO CONSAGRADO"
CAPÍTULO 9 "EL QUINTO CIRCULO"
CAPÍTULO 10 "HEREJÍA"
CAPÍTULO 11 "EL PEOR ALFA"
CAPÍTULO 12 "FLOR DE LOTO"
CAPÍTULO 13 "DULCE CRIATURA"
CAPÍTULO 14 "MARCADO"
CAPÍTULO 15 "VIOLENCIA"
CAPÍTULO 16 "LAVANDA Y JAZMINES"
CAPÍTULO 17 "CELO" (PRIMERA PARTE)
CAPÍTULO 18 "CELO" (SEGUNDA PARTE)
CAPÍTULO 19 "ÉXTASIS"
CAPÍTULO 20 "ARRULLO"
CAPÍTULO 21 "CIRCULO DE SANGRE (PRIMERA PARTE)"
CAPÍTULO 22 "CIRCULO DE SANGRE (SEGUNDA PARTE)"
CAPÍTULO 23 "SOMBRAS DOLIENTES"
CAPÍTULO 24 "FLORES EN INVIERNO"
CAPÍTULO 25 "VÍNCULOS INVISIBLES" (PRIMERA PARTE)
CAPÍTULO 27 "EL ORFANATO"
CAPÍTULO 28 "MADERA AMARGA"
CAPÍTULO 29 "ALIANZA ETERNA" (PRIMERA PARTE)
CAPÍTULO 30 "ALIANZA ETERNA" (SEGUNDA PARTE)
CAPÍTULO 31 "EL NOVENO CÍRCULO: INFIERNO DE HIELO" (PRIMERA PARTE)
CAPÍTULO 32 "EL NOVENO CÍRCULO: INFIERNO DE HIELO" (SEGUNDA PARTE)
CAPÍTULO 33 "EL NOVENO CÍRCULO: INFIERNO DE HIELO" (TERCERA PARTE)
CAPÍTULO 34 "REVANCHA"
CAPÍTULO 35 "EL HEDOR DE LA SANGRE"
CAPÍTULO 36 "EL HEDOR DEL MIEDO"
MENSAJE DE LA AUTORA
CAPÍTULO FINAL "DESTERRADO"
ANDRAS: En el corazón del Infierno

CAPÍTULO 26 "VÍNCULOS INVISIBLES" (SEGUNDA PARTE)

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By Animalito-de-la-luz


Recordaba perfectamente bien el primer día que lo había visto. Habían pasado muchos años y cada palabra y cada sonrisa habían quedado grabadas en su piel como la tinta que ahora cubría sus brazos y sus heridas.

Zayn había llegado a la casa de los Tomlinson cuando tenía trece años. Aquel hombre al que en algún momento había llegado a admirar e incluso a ver como a un padre, probablemente había tenido con él el único acto de generosidad de toda su vida, al haberlo sacado de las calles. O al menos eso había pensado él.

No se arrepentía de nada de lo que había tenido que pasar a causa de ese hombre, sin embargo. Haber estado incluso a punto de perder la vida, era algo que sin dudas podía dejar pasar y que estaría dispuesto a vivir de nuevo, solo por tener la dicha de volverse a encontrar con esos hermosos e inocentes ojos azules.

Quizá era muy joven para entenderlo y había vivido mucho tiempo en las calles como para poner atención a ese tipo de cosas, cuando la mayoría de las veces se estaba muriendo de hambre, pero estuvo seguro de saberlo en el instante mismo en el que lo vio.

Ese pequeño muchachillo ruidoso... era suyo.

Él tenía la idea, al menos porque eso era lo que todo el mundo decía, de que los alfas en algún momento encontraban a un omega que se convertiría en su pareja. Eso era lo que él esperaba.

El destino, sin embargo, le tenía deparada otra cosa.

—Me llamo Niall, ¿tú cómo te llamas? ¿Vas a vivir aquí ahora? Me dijo Lou que ibas a ser nuestro amigo. ¡¿Quieres ver a los lobos?! ¡Son enormes! Son lobos blancos de clase Delta. ¿Sabías que viven más de treinta y cinco años? ¡Esos son un montón de años! Ayer estaba en el patio y me subí encima de Jana y pudo llevarme en su lomo como tres metros, pero me caí en la tierra. ¿Quieres ver mi raspón?

Zayn nunca había visto a una persona hablar tanto, ni con tanto entusiasmo. Aquel niño de once años desbordaba energía e incluso si él se encontraba tan cansado y hambriento como para no tener ganas de nada más que hundir la cuchara en aquel plato de sopa humeante, se había quedado casi embelesado, mirando al chiquillo manotear con emoción, mientras le contaba quién sabe qué cosa, acerca de un sapo que había encontrado en la pasada temporada de lluvias.

Había pasado la tarde entera escuchándolo hablar. Nunca se había sentido tan feliz en su vida.

Aquel primer día en esa casa, había sido difícil. Incluso si tenía la posibilidad de dormir en una cama por primera vez en años, estar con tantas personas desconocidas, con compañía, por primera vez en tanto tiempo, le generaba gran ansiedad y confusión.

—¿A dónde vas? —El pequeño rubio de ojos azules se había despertado en medio de la noche. Zayn estaba seguro de que estaba siendo silencioso, pero quizá no lo había sido tanto. El niño se sentó de pronto y restregó la manga de su sudadera en sus ojos. Quizá hubiese sido más sencillo huir si no los hubiesen puesto en la misma habitación. Pero ahí estaba, de pie bajo el marco de la puerta, a punto de escapar de nuevo a una vida de miseria.

—Solo... solo quiero un poco de agua —mintió y se sintió mal en el acto, porque se dio cuenta de que probablemente aquel niño le hubiese creído cualquier cosa y no quería engañarlo y tampoco quería irse, pero estaba tan asustado.

—Voy contigo.

Niall no esperó una confirmación, aquella ni siquiera había sido una pregunta. El niño se levantó de la cama a tropezones. Hizo un pequeño gesto cuando sintió el piso helado debajo de sus pies y corrió para colgarse del brazo del jovencito alfa que lo observaba casi con incredulidad. Zayn solo pudo ver sus dientes blancos reluciendo en la penumbra, cuando le sonrió amplio y sincero. Y fue en ese momento cuando se dio cuenta.

Aquel niño no era un omega.

No se había dado cuenta al verlo por primera vez. Niall era un niño de once años, con las mejillas abultadas y brillantes ojos azules. Tenía el cabello rubio y parecía que naturalmente siempre estaba así... revuelto. Era muy bonito, el niño más bonito que hubiese conocido y de solo verlo, Zayn había pensado de inmediato que se trataba de un omega.

Pero no lo era.

Teniéndolo así, tan cerca de él, se dio cuenta de que el pequeño no tenía olor. Zayn había percibido de inmediato el olor a flores que tenía el otro jovencito de la casa, Louis. Ellos tenían la misma edad, Niall era dos años menor y no tenía olor.

Era un beta.

Sacudió la cabeza con incredulidad y confusión, porque incluso si había estado a punto de marcharse, de tomar lo poco con lo que había llegado y escapar, estaba seguro de que en algún momento regresaría a buscar a Niall, sin importar que solo tuviese un día de conocerlo, porque había algo en su pecho que le gritaba que ese niño crecería y se convertiría en su pareja.

Él lo sentía... de verdad lo sentía.

Pero no era un omega.

Y según lo que todo mundo decía, las cosas no deberían ser así.

—Eres un beta. —No estaba haciendo una pregunta. Él lo sabía. Y sintió como el estómago se le encogía de angustia cuando el pequeño había soltado su brazo y se había retirado de él como si hubiese dicho algo muy malo. Estaba frunciendo el ceño y en sus labios se mostraba un ligero puchero. Parecía a punto de llorar.

—Ya sé que los betas no son tan especiales —mencionó y Zayn lo vio pasando saliva con dificultad. Para sus trece años de vida, había hecho cosas muy malas, pero nunca se había sentido tan mal como se sentía en ese momento, al ver aquella expresión decepcionada—. Pero Lou me quiere así y si tú no quieres ser mi amigo, seguiremos siendo solo él y yo. ¡No me importa!

El pequeño se había dado la vuelta y había regresado a la cama sin decir una sola palabra más. Zayn lo había visto meterse bajo las cobijas y cubrirse hasta la cabeza. Él sí que tenía ganas de llorar por la culpa. Dio un par de pasos más afuera de la habitación, porque quizá lo que había sentido al verlo era solo una equivocación. Probablemente él estaba confundiendo las cosas y solo tenía trece años, ¿qué podía saber él de parejas destinadas?

Quizá tendría que haberse ido. Zayn tendría que haberse alejado de aquello que a la larga le iba a causar tanto dolor. Pero no pudo. Él solo era un muchacho y no debería tener tantos líos en la cabeza, pero los tenía y cuando había visto los ojos azules de ese niño al que no podía hacer callar, por primera vez en mucho tiempo, sintió una increíble calma y su interior... su lobo, por fin se sintió en paz.

Eso tenía que significar algo. Tenía que significar que se encontraba en el lugar correcto.

Se sintió molesto consigo mismo por haber hecho sentir mal a un pequeño de aura tan pura y tuvo que girar sobre sus talones y regresar sobre sus pasos, porque era prácticamente imposible que se fuera sin volver a ver aquella radiante sonrisa.

Se había quedado tanto tiempo mirando el pequeño bulto bajo las mantas, que creyó ser capaz de escucharlo roncar unos cuantos minutos después. Decidió que lo mejor era no molestarlo y se acostó en su propia cama para ser capaz de dormir un poco antes de que amaneciera. Mark le había dicho que, si quería continuar viviendo en su casa, tenía que seguir sus reglas y levantarse temprano para trabajar. Aunque no le había aclarado la clase de trabajo que iba a hacer.

Zayn no sabía si lo que lo había despertado había sido aquel fuerte estruendo en el cielo, o aquellas pequeñas manos aferrándose a la parte trasera de su camiseta. Un nuevo relámpago había surcado el cielo de lado a lado y había sido capaz de escuchar un bajo chillido casi en su oreja. Se giró con dificultad gracias a las manos aferradas a él y se encontró de frente con los ojos muy abiertos y asustados de Niall.

—Está lloviendo —fue lo primero que dijo. Como si no fuera evidente el sonido de la lluvia contra la ventana. Zayn asintió sin saber qué decir—. No me gusta la lluvia —continuó el pequeño beta—. Se va la luz. Hace unas semanas cuando llovió mucho, se fue la luz toda la noche. Le grité a mi mamá, pero no vino y me tuve que quedar aquí yo solo. ¿A ti te da miedo la lluvia? Dice Louis que a él no le da miedo, pero una vez estábamos afuera y cayó un rayo en uno de los árboles del patio. Louis salió corriendo hasta la cocina. Fue el día que encontré al sapo, ¿recuerdas a mi sapo? Se llamaba Charly y tenía una mancha café en la espalda, pero se fue. Creo que Jana lo asustó cuando le ladró muy fuerte. Lo busqué, pero no pude encontrarlo. ¿Te gustan los sapos?

Zayn sonrió. Estaba realmente muy feliz de haber terminado viviendo en esa casa.

֍֍֍֍֍

Era muy difícil poder seguirle el paso a Niall. El chiquillo tenía tanta energía y hablaba siempre con tanto entusiasmo, que la más mínima cosa se convertía en una gran aventura cuando Zayn estaba con él. Parecía no ser capaz de darse cuenta en el mundo podrido en el que vivía. Con su sonrisa radiante y su mirada inocente, hacía que casi cualquier persona a su alrededor sonriera.

Pero Niall sí sabía la clase de mundo en el que vivía. Lo sabía muy bien. Sabía que era una sociedad asquerosa y muy injusta. Una sociedad en la que un omega como su mejor amigo, debía ser encerrado como si fuese un animal, cada que sus celos inevitablemente llegaban. Y Niall aguantaba. Aguantaba callado y sin quejarse. Y no era porque no quisiera gritarle a Mark todo lo que creía que merecía por tratar a su propio hijo de esa manera, era porque sabía que sus palabras no valían nada, que sin importar lo mucho que se opusiera o se quejara. Nada iba a cambiar.

Él era un simple beta.

Niall acababa de cumplir diecisiete años la primera vez que Zayn lo había visto llorar. Acababa de pasar uno de los celos de Louis y como siempre, había sido Niall quien lo había sacado de su encierro y lo había llevado a su habitación para ayudarlo a darse un baño, alimentarlo y poder cuidar de él. Zayn había sido capaz de ver como el beta apretaba los puños al ver las heridas de uñas en las piernas y los brazos de Louis. ¿Cuánta desesperación y dolor tendría que haber sentido para hacerse tanto daño a sí mismo?

El beta no había dicho una sola palabra. Había cuidado de él diligentemente, con paciencia y cariño. Se había tragado cada una de sus maldiciones, cuando el pobre omega se quejaba cada que ponía un poco de alcohol en sus heridas para poder desinfectarlas. Prácticamente le había dado de comer en la boca, porque sus brazos estaban tan cansados y maltratados, que ni siquiera había sido capaz de sostenerlos.

Niall había sonreído dulcemente y le había acariciado el cabello antes de salir de la habitación, para dejarlo dormir al cuidado de su hermana. Mark no dejaba que su madre se acercara a él, hasta que era capaz de ponerse en pie. Probablemente sabía que, si comprobaba con sus propios ojos las condiciones en las que terminaba su hijo luego de sus encierros, la rabia la haría volverse loca contra él.

Cuando Niall había entrado a su habitación al final de aquel día, no había podido contenerse más.

Ese beta risueño y hablador, por fin había colapsado.

A Zayn casi le parecía imposible estarlo viendo llorar. Creía que las lágrimas eran algo que estaba negado para un muchacho que había sido muestra de alegría, incluso ante las adversidades. Lo había visto en muchos malos momentos, pero nunca de esa manera. Se había dejado caer en la cama y había sollozado y había derramado tantas lágrimas hasta dejar la almohada mojada. El alfa se había quedado de pie frente a él, con las manos picando por la necesidad de tocarlo y con el dolor acumulándose en su pecho, porque pocas cosas tan dolorosas había en la vida, como ver sufrir a alguien a quien quería tanto.

Ese día se dio cuenta de una cosa más. Algo que le cambiaría la vida para siempre, porque ya no se trataba de un presentimiento de niño, de algo borroso o confuso como las pinceladas de una pintura tan abstracta que llegaba a perder el sentido para alguien inexperto. En ese momento todo fue aterradoramente claro y deseó ser capaz de frenar el sentimiento, pero no era posible.

Zayn se había enamorado.

Lo peor de todo era el hecho de saber que ese beta también estaba enamorado de él. No había tenido necesidad de preguntar. Ni siquiera había sido necesario analizar mucho las cosas o hablar sobre ese tema, porque era algo que se sentía en el pecho y que podía ver en sus ojos cuando lo miraba.

Pero también veía rechazo. Ni siquiera era rechazo hacia él o rechazo hacia el sentimiento. Zayn veía el rechazo que Niall sentía hacia sí mismo. El beta sabía lo difícil que era la vida de un omega. Tenía a Louis de muestra para saberlo. Pero también creía saber que un beta no era una pareja adecuada para un alfa y odiaba el hecho de haberse enamorado y odiaba el hecho de que Zayn se hubiese enamorado también, porque para él, aquella relación no tenía futuro. Él era muy poca cosa para un alfa.

¿Y qué iban a hacer entonces con todo el amor que sentían? ¿Con algo que se sentía tan fuerte como el lazo de un alfa con un omega? Un alfa y un beta no podían compartir un lazo. No había mordidas ni cuellos marcados porque estar juntos no era algo natural, incluso si lo que sentían era tan fuerte y les llenaba el pecho de la sensación más correcta y más cálida.

—¿Puedes dormir conmigo? —Zayn sacudió la cabeza cuando escuchó la voz del chico rubio. No sabía cuánto tiempo se había quedado ahí, pensando en tantas cosas que deseaba y que parecía que no iban a poder ser. Parpadeó muchas veces y entrecerró en dirección del beta. Tenía los llorosos y la nariz roja y el alfa supo que sería capaz de hacer cualquier cosa con tal de borrar esa expresión de tristeza de su rostro—. Si no quieres está bien, yo solo...

—Sí quiero —respondió de inmediato. Era la primera vez que Niall le pedía una cosa así, incluso si se había metido en su cama un par de veces antes, sobre todo en noches lluviosas. Jamás le había pedido directamente que durmiera con él y Zayn lo había estado deseando desde hacía mucho tiempo. Le gustaba tenerlo cerca. Le gustaba ser capaz de respirar en su cabello, porque incluso si no tenía una esencia floral o dulce como la de un omega, Zayn amaba el olor natural de su piel. Tan limpio. Tan suyo.

Lo miró sonreír. Nuevamente estaba sonriendo, como si tuviera la capacidad de reprimir todo aquello que le dolía y mostrar un rostro alegre, incluso si su interior estaba llorando. Sin embargo, esa sonrisa parecía totalmente sincera.

Zayn cerró la puerta con seguro. Habían compartido la habitación por seis años ya y en todo ese tiempo, nadie había llegado a irrumpir en medio de la noche, pero no estaba de más prevenir regaños. Estaba seguro de que a Mark no le iba a agradar ni un poco que estuviesen acostados en la misma cama.

Caminó hasta sentarse a la orilla del colchón. Se quitó la sudadera y la lanzó a su propia cama. se quitó los zapatos y se metió debajo de las mantas. No luchó contra el estremecimiento que sintió cuando el beta se aferró rápidamente a él, pasando uno de sus brazos por su cintura y apoyando la cabeza en su hombro. El alfa respiró profundo, quedándose con el aroma de su cabello de forma codiciosa.

—¿Puedo pedirte algo más? —Zayn acarició cariñosamente su espalda y asintió mientras respondía.

—Mientras no me pidas que te cante una canción para dormir, puedes pedirme lo que quiera.

—¿Y qué pasa si quiero una canción?

—No sé cantar, Niall.

—Bien. De todas formas, no quiero eso.

—¿Qué es lo que quieres?

—Un beso.

Zayn se había quedado congelado por un momento. Con la boca medio abierta, la mano cerrada en un puño sobre la manta y el miedo casi palpable de que el beta fuese capaz de escuchar a su ruidoso corazón. No era como si no hubiese pasado un buen tiempo deseando lo que en ese momento le estaban pidiendo. Deseaba poder besarlo. Mucho.

Pero todavía tenía la esperanza de poder dar marcha atrás. De guardar lo que sentía. Como algo que se había convertido en un secreto, incluso antes de haber sido pronunciado. Solo para él. Solo para ellos. Pero estaba seguro de que, si conocía lo que se sentía besarlo, aquello iba a ser todo. Iba a estar perdido de por vida, porque no iba a ser capaz de esconder algo tan grande.

Sabía que tenía que decir que no. Que detenerse cuando todavía podía, era lo más sensato.

Pero no pudo.

Se llevó consigo el jadeo que el beta dejó escapar cuando sus labios se unieron por primera vez aquella noche y la petición que solo tendría que haberse convertido en un beso, se convirtió en dos y en tres y en muchos.

Esa noche, después de que el beta hubiese llorado por primera vez luego de un día tan difícil, el alfa lo había besado hasta borrar cada una de sus preocupaciones y tristezas. Incluso si era él quien se estaba quedando con todo aquel dolor.

֍֍֍֍֍

Todo parecía haber ido muy rápido luego de eso. Y Zayn había amado cada momento y no quería arrepentirse, pero al mismo tiempo sí lo hacía. Porque nunca hubiese imaginado que amar dolería tanto. Y él ya estaba cansado de sentir tanto dolor y de tener miedo constantemente. Miedo de perderlo.

—Quiero que lo hagas esta vez. Por favor. Necesito saber lo que se siente. —pidió con la voz entrecortada.

Zayn no había podido responder nada, porque hacía un par de semanas que no podían estar juntos y ya habían discutido por la misma cosa en una ocasión. Y no era cualquier cosa. Pero lo necesitaba de verdad y no quería arruinarlo todo cuando apenas empezaban.

Pasó las manos por la cintura del beta que se encontraba de pie entre sus piernas. Lo miró hacia arriba y sonrió con dulzura porque estaba tan enamorado y el corazón le iba tan rápido en el pecho, que era casi increíble.

Lo desnudó y besó todo su cuerpo con paciencia. Incluso si estaba muriendo de necesidad, quería respirarlo y sentirlo y derramar su esencia en él y tratarlo como al ser más preciado, porque eso era lo que Niall representaba para él.

Había tenido intimidad con tres personas más aparte de Niall y todas habían sido omegas. La primera vez con él, había sido un tanto extraño, porque nunca había tenido la necesidad de cuidar tanto de una persona, de procurar su bienestar y su comodidad. No había necesidad de tomarse tanto tiempo con un o una omega, porque tanto hombres como mujeres, producían lubricante natural y dilatación natural, pero un beta no. Incluso si Niall le había pedido que dejara de preocuparse tanto aquella primera vez, él se había tomado su tiempo en prepararlo.

Todo había sido caótico de todas formas.

Esperaba que no sucediera lo mismo.

—Tengo... tengo que alejarme ya —mencionó entre jadeos. Zayn sentía que el clímax estaba cerca y no podía arriesgarse a hacerle daño. Tenía que salir de él lo antes posible.

—¡No! Te he dicho que puedo con esto.

—No voy a anudarte, Niall. Te voy a lastimar.

Zayn lo tenía perfectamente claro. Los betas no producían lubricante y tampoco tenían la capacidad de dilatar de la misma forma que lo haría un omega para recibir un nudo. No iba a arriesgarse a hacerle daño y aquello no debería ser causa de una discusión, pero para Niall si lo era.

—Te dije que lo puedo aguantar.

—¡Niall! —exclamó en una queja, ruego o algo extraño que salió como un grito ahogado, porque el beta había enroscado las piernas en su cintura y se había aferrado a él, hundiendo el rostro en su cuello. Y Zayn ya estaba al borde y se había quedado sin la posibilidad de moverse, no solo porque el apretado agarre se lo impedía, sino porque su nudo había empezado a hincharse e intentar salir, significaría hacer más daño del que intentaba evitar.

Lo había escuchado quejarse muy cerca de su oído y sabía que lo que deberían sido gemidos de placer, eran mayormente gimoteos de dolor, porque un beta no estaba preparado para algo así y seguramente estaba resultando muy incómodo. El mismo alfa sentía la fuerte presión y si para él estaba siendo hasta cierto punto doloroso, para Niall lo debía ser muchísimo más.

Sin embargo, no dijo nada.

El beta no había dicho nada. Se había quedado callado, aguantando como mejor podía y Zayn no sabía si se estaba obligando a sí mismo a aguantar o realmente ni siquiera era capaz de tomar el suficiente aire para emitir palabra alguna.

Niall quizá no había imaginado que aquel iba a ser el principio del fin para ellos dos.

Cuando todo había terminado y el beta se había quedado exhausto y dormido a un lado de él. Zayn había visto con horror la mancha de sangre en la sábana y habría deseado gritar de pura frustración, porque amaba mucho a ese beta y las cosas simplemente parecían no funcionar para ellos. Y él sabía que todo podría ser más sencillo si Niall no se empeñara tanto en ser algo que no era. Pero aparte de hablador y ruidoso, era terco. El chico más terco que él hubiese conocido y el alfa no iba a poder perdonarse nunca, haber perdido la voluntad de frenarlo y haberle hecho daño de esa manera.

—Ya te dije que no es para tanto.

El beta había querido levantarse de la cama y sus piernas simplemente no habían respondido para sostenerlo. Las rodillas se le habían doblado y había estado a punto de caer al piso, antes de que el alfa llegara a su lado y lo sostuviera con aquella mueca de culpa en el rostro.

—¿Cómo dices que no es para tanto? Hay sangre en la cama, Niall. Necesitas que te revise el médi...

—¡¿Estás loco?! —Ni siquiera lo había dejado terminar de hablar. Su expresión horrorizada decía todo por él—. No voy a dejar que un extraño ande viendo mis partes privadas, Zayn. Tú deberías de estar muy molesto de solo imaginarlo. —Se cruzó de brazos e hizo una mueca de inconformidad cuando estuvo nuevamente en la cama. se quejó un poco al tener que acomodarse, porque dolía. Sí que dolía. Aunque no fuera a reconocerlo nunca.

Por supuesto que una punzada de celos se alojaba en la boca del estómago del alfa de solo imaginar a Niall siendo toqueteado y revisado aquí y allá, pero si su lobo le gritaba que destrozara a cualquiera que tocara a ese beta, su parte humana y racional, gritaba un poco más fuerte y le pedía que pensara en la salud del muchacho.

—Me preocupo por tu bienestar y eso debería ser más importante —aclaró mientras lo ayudaba a subir nuevamente los pies a la cama. Lo cubrió con la manta y se encaminó hacia el baño para poder preparar una tina de agua tibia. Eso sin duda le sentaría muy bien.

—Ya te dije que estoy bien —replicó, incluso si había una mueca de dolor en su rostro.

—Te hice sangrar, Niall.

—Y no es la gran cosa, Zayn.

—Claro que lo es. Tú sabes bien que un beta no está preparado para...

Se interrumpió a sí mismo cuando vio la expresión escandalizada de Niall. Aquello fue lo peor que pudo haber dicho.

֍֍֍֍֍

Zayn había pasado muchos momentos difíciles con ese beta berrinchudo al que adoraba más que a nadie. Había reído también. Muchísimo. Los mejores y los peores momentos de su vida los había pasado al lado de ese beta.

Pero nada lo había preparado para ese momento. Nada había servido de preámbulo para esa clase de dolor. El dolor de sentir que debía despedirse. Porque lo habían destrozado. Habían destrozado a su chiquillo ruidoso y de alma pura y le habían regresado los pedazos de alguien que ya no existía.

Y Zayn no estaba preparado para decir adiós.

Pero sí estaba preparado para matar a los responsables.

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Ayer llegué me desocupé MUY tarde y decidí publicar hoy.

Amé mucho este capítulo. Tenía muchas ganas de contarles un poquito de la historia de estos dos personajes a los que amo un montón y que son tan importantes para nuestro Lou. Espero que les haya gustado.

Gracias por el apoyo que le dan a esta historia. Les tendré una sorpresa cuando la novela termine♥

Si quieren dedicatoria me dicen aquí

Besitos en la panza***

All the love... Ceci♥

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