ABYSSO: La ciudad amurallada...

By Animalito-de-la-luz

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Abysso es una ciudad aislada, decadente y consumida por la violencia. Con una sociedad dividida injustamente... More

GUÍA OMEGAVERSE
PRÓLOGO
CAPÍTULO 1 "DESCALZOS"
CAPÍTULO 2 "CONSECUENCIAS"
CAPÍTULO 3 "COMO UN CACHORRO"
CAPÍTULO 4 "LIMBO"
CAPÍTULO 5 "LUJURIA"
CAPÍTULO 6 "GULA"
CAPÍTULO 7 "AVARICIA Y PRODIGALIDAD"
CAPÍTULO 8 "LAZO CONSAGRADO"
CAPÍTULO 9 "EL QUINTO CIRCULO"
CAPÍTULO 10 "HEREJÍA"
CAPÍTULO 11 "EL PEOR ALFA"
CAPÍTULO 12 "FLOR DE LOTO"
CAPÍTULO 13 "DULCE CRIATURA"
CAPÍTULO 14 "MARCADO"
CAPÍTULO 15 "VIOLENCIA"
CAPÍTULO 16 "LAVANDA Y JAZMINES"
CAPÍTULO 17 "CELO" (PRIMERA PARTE)
CAPÍTULO 18 "CELO" (SEGUNDA PARTE)
CAPÍTULO 19 "ÉXTASIS"
CAPÍTULO 20 "ARRULLO"
CAPÍTULO 21 "CIRCULO DE SANGRE (PRIMERA PARTE)"
CAPÍTULO 22 "CIRCULO DE SANGRE (SEGUNDA PARTE)"
CAPÍTULO 23 "SOMBRAS DOLIENTES"
CAPÍTULO 24 "FLORES EN INVIERNO"
CAPÍTULO 26 "VÍNCULOS INVISIBLES" (SEGUNDA PARTE)
CAPÍTULO 27 "EL ORFANATO"
CAPÍTULO 28 "MADERA AMARGA"
CAPÍTULO 29 "ALIANZA ETERNA" (PRIMERA PARTE)
CAPÍTULO 30 "ALIANZA ETERNA" (SEGUNDA PARTE)
CAPÍTULO 31 "EL NOVENO CÍRCULO: INFIERNO DE HIELO" (PRIMERA PARTE)
CAPÍTULO 32 "EL NOVENO CÍRCULO: INFIERNO DE HIELO" (SEGUNDA PARTE)
CAPÍTULO 33 "EL NOVENO CÍRCULO: INFIERNO DE HIELO" (TERCERA PARTE)
CAPÍTULO 34 "REVANCHA"
CAPÍTULO 35 "EL HEDOR DE LA SANGRE"
CAPÍTULO 36 "EL HEDOR DEL MIEDO"
MENSAJE DE LA AUTORA
CAPÍTULO FINAL "DESTERRADO"
ANDRAS: En el corazón del Infierno

CAPÍTULO 25 "VÍNCULOS INVISIBLES" (PRIMERA PARTE)

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By Animalito-de-la-luz


"Eran almas gemelas. De alguna manera, los dos estaban mucho más solos que los demás... compartiendo el mismo agujero del abismo"

-José Agustín


֍֍֍֍֍

CAPÍTULO DEDICADO A: malvaceae OmegaEncadenado CCO_18 Gema0123lopez stylou_28 Dro9922 Listylinson1D StefaniaZaroi lxrryISking kralovna-thirlwall

Louis se había quedado completamente mudo a lo que Harry acababa de decir. Conocía el orfanato. Su madre solía acudir a ese lugar a prestar su ayuda. Llevaba comida, ropa y algunas cobijas para los niños. Él mismo la había acompañado un par de veces, incluso si debía mentir para poder salir de la casa. A Mark no le gustaba que hiciera ese tipo de cosas con su madre. "No son cosas de hombres", era lo que su papá siempre decía y siendo un pequeño, Louis no entendía lo que una cosa de hombre debería ser. A él le gustaba ayudar y no le molestaba desprenderse de algunas de sus cosas para poder regalarlas a esos niños que no tenían nada. "¿Dónde están sus papás?", había preguntado una vez. Su mamá se había quedado callada sin saber qué era lo que debía responder. Porque la mayoría de los niños habían sido abandonados y... ¿de qué forma le explicaba a su pequeño Louis, que había padres que no querían a sus propios hijos.

Probablemente no había necesidad de que se lo explicara. Él sabía muy bien lo que se sentía.

La vida en el orfanato era difícil, pero muy seguramente, la vida en las calles era muchísimo peor. Los padres de algunos de esos niños se deshacían de ellos, porque dejándolos en ese lugar, al menos les aseguraban un plato de sopa caliente y una manta para cubrirse. Quizá no tenían el amor de una familia... pero el amor no importaba cuando una persona se estaba muriendo de hambre.

Harry guardo de nuevo el teléfono en su bolsillo y se acomodó a Radna en el hombro. Aunque el lobo estaba flaco y enfermo, seguía siendo un animal enorme y todavía pesaba probablemente unos sesenta kilos. Iba a ser un largo camino, pero debían darse prisa para poder llegar al hospital antes de que Liam tuviera que irse.

A pesar de que ellos habían dejado el orfanato a los quince años, Liam inevitablemente había regresado casi cada mes. No había podido desprenderse de aquellas viejas paredes que eran el único hogar que había conocido. Su mejor amigo era de esas pocas personas que se quitaban el bocado de la boca con tal de ayudar a alguien más.

Liam amaba ese orfanato y Harry sabía que no descansaría hasta encontrar a esos niños y hacer pagar al responsable.

Jadeó ruidosamente y se detuvo un par de segundos. No habían dormido en toda la noche, tampoco habían comido y el camino se estaba haciendo mucho más difícil con un animal tan pesado a cuestas. Louis hizo una mueca con preocupación. Quería ser útil, pero sabía que no era capaz de hacer mucho. Se encontró de nuevo odiando la naturaleza de su casta, aunque no pudiera considerarse un hombre débil.

—¿Te ayudo? —El alfa negó con la cabeza. Mostró una ligera sonrisa, incluso si tenía ganas de todo menos de reír.

—Sería más difícil y cansado llevarlo entre los dos. Y no vas a llevarlo tú solo.

—¿Y en dónde vamos a dejarlo?

Harry no supo que responder. Ni siquiera se había detenido a pensar en eso. Estaba la idea de ir hasta su casa y dejar el lobo ahí, aunque iban a tardar mucho más, porque el edificio de su departamento, quedaba en el lado opuesto a donde iban. No podían llevarlo a la clínica porque uno de los dos iba a tener que quedarse afuera con él y no pensaba dejar a Louis solo, ni dentro de la clínica y mucho menos afuera.

—¿No es muy temprano para sacar a mear a las mascotas?

Harry estaba bajando al lobo al piso para poder descansar un momento, cuando aquella camioneta se había detenido justo a un lado de ellos. Otra camioneta se estacionó un poco más atrás. El alfa se tensó por unos segundos, hasta que volteó y reconoció al conductor. Uno de los gemelos Weiss.

—Lucio —mencionó, inclinando la cabeza ligeramente a manera de saludo. Hizo un pequeño gesto adolorido cuando los huesos de su espalda resonaron al estirarse.

—¿Una mañana difícil? —preguntó el alfa. Bajó del vehículo y se acercó a ellos con un par de hombres más a sus espaldas. Hizo una mueca al ver la herida del animal.

—Algo así.

—¿Quién fue el hijo de puta? —preguntó. Lucio tenía una particular debilidad por los lobos. Tenía tres lobos grises y los cuidaba como cuidaría a sus hijos. Si es que tuviera alguno. Nunca había estado cerca de un lobo blanco, sin embargo. Incluso si no sabía lo que había sucedido, sintió una punzada de rabia de solo imaginar que alguien podía ser capaz de dañar a un animal. Quizá unos de los pocos seres inocentes en aquella ciudad podrida.

—Un alfa que recibió lo que merecía —respondió Louis, recordando la forma en la que Radna había destrozado a aquellos dos hombres.

—¿Y a dónde van? ¿Necesitan que los lleve a algún lado? Este lobo necesita atención. —Se hincó en el piso y pasó su mano por el pelaje del animal. Respiraba muy lentamente y gimoteaba a causa del dolor en la pata. No abrió los ojos, sin embargo.

—Necesitamos ir a la clínica del centro —respondió Harry. Se ajustó la chaqueta cuando una fuerte ráfaga de viento se estrelló en su cara. El clima estaba cambiando. Parecía que pronto caería una fuerte nevada.

—¿Llevan al lobo a la clínica?

—No, no —aclaró Louis—. Uno de mis amigos está ahí y tengo que ir a verlo.

—¿Quieres que me lo lleve? —preguntó señalando al animal. Louis no supo qué responder, porque sí, quería que Radna estuviera a salvo y sabía que podía confiar en los gemelos, pero en lo que no confiaba era en la reacción del lobo cuando despertara y se encontrara rodeado de extraños. Sus lobos se habían acostumbrado a estar siempre con él o en presencia de Zayn y de Niall. ahora Radna parecía estar conforme en presencia de Harry, pero no creía que reaccionara igual de bien, en medio de un montón de alfas desconocidos.

—¿Puedes ir con ellos? El lobo puede reaccionar mal si no me ve, pero creo que se quedará conforme si estás tú. Yo necesito ver a Niall. ¿Puedes? —preguntó dirigiéndose a Harry. El alfa negó con la cabeza de inmediato.

—Ni siquiera pienses que voy a dejarte atravesar la ciudad a ti solo. Es un no, Louis. Es mejor que...

—Mi hermano puede quedarse con él.

—¿Yo qué? —León, el otro gemelo, había aparecido detrás de su hermano. Paseó su mirada por los tres hombres frente a él, hasta que se detuvo en el lobo tumbado en el piso. Se hincó de inmediato al ver la herida en su pierna—. ¡¿Quién fue el hijo de puta?!

—Y ustedes incluso dicen las mismas palabras —mencionó Harry, negando con la cabeza. Había una ligera sonrisa en sus labios.

León frunció el ceño sin saber a lo que se refería. No hizo mucho caso de todas formas. Toda su atención la tenía el pobre animal herido.

—¿Entonces está bien? Tú y yo podemos llevar al lobo a la finca. Allá tengo alguien que puede atenderlo y cuando despierte y te vea, podrás ayudar a calmarlo. Aunque realmente no creo que tenga problema conmigo. Yo de verdad tengo un don con estos animales. Mi hermano puede acompañar a tu omega.

Louis bajó la mirada. Seguía sintiéndose avergonzado por ser llamado como el omega de alguien, enfrente de tantas personas. Sentía algo cálido extendiéndose en su pecho, sin embargo. Porque no se trataba de cualquier alguien. Y sabía que ese alfa era suyo también.

—Sí, sí. Yo lo llevo —mencionó León, poniéndose de pie—. ¿A dónde se supone que vamos?

Harry negó con la cabeza. No se sentía muy cómodo dejando a Louis en compañía de otro alfa. No obstante, sabía que estaría bien cuidado y ya antes había confiado la protección de Louis a esos alfas. Resopló dándose por vencido antes de asentir.

—Si a él le parece bien... necesito que lo lleves a la clínica.

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Louis se había tenido que despedir momentáneamente de Harry, incluso si sus manos estaban deseando aferrarse a él para que no se fuera. Aquella había sido la única forma de poder llevar a Radna a un lugar seguro en el que sería atendido. Se sentía algo abrumado con el olor de tantos alfas rodeándolo en aquella camioneta, sin embargo, ninguno de aquellos aromas resultaba amenazante o desagradable. Había tenido que sostener sus rodillas para que dejaran de temblar cada vez más notoriamente, a medida que se acercaban a la clínica. El corazón le estaba martilleando muy fuerte en el pecho y la sensación de que las cosas no estaban bien, se le acumulaba como nudo en la garganta.

Harry le había dejado el teléfono que les había dado Luka. Quería poder comunicarse con él mientras estaba lejos y aunque él no tenía un teléfono, Lucio le había prometido que conseguiría uno para que pudiera hablar con Louis. El omega había mantenido apretado en su puño el pequeño aparato y aunque era demasiado pronto para que le hablara, se había pasado todo el camino a la clínica deseando escuchar el ligero zumbido de la vibración y la luz encendiéndose. También había intentado comunicarse con Zayn. Le había marcado y le había mandado un par de mensajes. No había respondido. Parecía que después de la reunión con su padre, el alfa había desaparecido.

—¿Todo bien? —preguntó el alfa de cabello rubio. Louis levantó la mirada y volteó a su alrededor. La camioneta se había detenido y él ni siquiera se había dado cuenta de que ya estaban afuera de la clínica. Sintió como si le dieran un repentino golpe en el estómago.

—Sí. Bien... eso espero. Lo siento. —El alfa sonrió con amabilidad. Louis abrió la puerta para salir de la camioneta y León y dos de sus hombres hicieron lo mismo.

Lo último que el omega quería era causar molestias a personas que seguramente tenían mejores y más importantes cosas que hacer, que estar sirviéndole de niñera, pero había escuchado a Harry pedirle a León que por favor se quedara con él en todo momento hasta que él regresara y el alfa había accedido de buena gana, así que decidió quedarse callado y dejar que los tres hombres lo siguieran hasta dentro del edificio.

Si debía ser sincero, por obvias razones se sentía mucho más tranquilo y seguro estando acompañado, sobre todo cuando las piernas empezaron a temblarle tanto, que creyó que no serían capaces de sostenerlo en pie.

Se sitió mareado en el momento exacto en el que cruzó la puerta de entrada. Odiaba los hospitales y odiaba los malos momentos que había vivido en el pasado. El recuerdo del rostro casi desfigurado de Zayn, le llegó de súbito en cuando respiró el aroma a antiséptico y medicamentos. Se quedó un momento mirando hacia todos lados sin saber a dónde tenía que ir. Apretó el teléfono en su mano.

—¿Cómo se llama tu amigo?

—¿Eh? —sacudió la cabeza y parpadeó varias veces, encontrándose el rostro del alfa rubio, muy cerca frente a él. Dio un par de pasos atrás sin siquiera darse cuenta.

—Lo siento —se excusó el alfa—, no era mi intención asustarte. Solo... esa es la recepción. Puedes preguntar ahí por tu amigo.

Louis asintió sintiéndose un poco abochornado. Caminó cauteloso, jugando con sus manos y se detuvo frente al pequeño mostrador del área de información. Había muchas personas sentadas en el área de espera, algunas se veían lo suficientemente enfermas como para no tener que esperar, sin embargo, estaban ahí, viéndose tan mal como se podía ver una persona esperando con un brazo fracturado.

Las condiciones en Abysso eran terribles y lo peor de todo era que había recursos. Louis sabía que los había. Pero también sabía quiénes eran los que se estaban quedando con todo, mientras todas esas personas tenían que luchar a diario por sus vidas.

¿Qué tan mal tendría que haber estado Niall para que hubiese sido merecedor de entrar a ser atendido?

Se estremeció de solo pensarlo.

Los betas no eran considerados personas de importancia. Los servicios de salud estaban casi exclusivamente destinados para alfas poderosos que podían pagarlos o que tenían influencias para quedarse con lo que sea que solicitaran. Algunos omegas al cuidado de esos mismos alfas, podían gozar de servicios médicos también. Un beta era una persona sin importancia como para que el cuidado de su salud o de su vida representara algo importante para alguien.

—¿En qué puedo ayudarte? —Una mujer de mediana edad y expresión cansada, se inclinó sobre el mostrador y lo observó por encima de sus gafas. Louis tuvo que carraspear para que las palabras salieran.

—Busco a un beta que debe haber llegado aquí hace un par de horas. Se llama Niall Horan. ¿Puede decirme algo de él?

La mujer respiró ruidosamente.

—Oh... ese beta. —Hizo una mueca que Louis no intentó comprender, mientras negaba con la cabeza. Tomó una libreta grande de debajo del mostrador y empezó a pasar hojas antes de detenerse en una. Empezó a leer en silencio, mientras Louis se mordía los labios con impaciencia. Se quitó las gafas y presionó el puente de su nariz. Sus ojeras eran mucho más evidentes sin el cristal de por medio. Volvió a mirarlo—. ¿Eres familiar?

De pronto no supo qué decir. Niall no tenía más familia que su madre y no sabía dónde estaba ella, pero lo que sí sabía era que, desde que era capaz de recordar, Niall y su madre habían vivido en su casa y ellos habían crecido juntos. Por supuesto que eran familia.

—Es mi hermano —respondió. La mujer se inclinó nuevamente y lo recorrió de arriba abajo con la mirada. No pareció demasiado convencida, pero tampoco parecía estar muy de ánimo para comprobar las conexiones familiares de los pacientes. Tenía cosas más importantes que hacer, seguramente.

—A menos de que ya lo hayan llevado a otro lugar, está en el segundo piso. Habitación 117. Necesito hacerte un pase, así que espera. ¿Ellos quiénes son? —preguntó, señalando a los alfas que estaban con él. Louis se sintió avergonzado al imaginarse diciendo la verdad. Nunca había necesitado que tres alfas estuvieran custodiándolo como si fuera un chiquillo indefenso. Abrió la boca, pero volvió a cerrarla sin ser capaz de decir nada—. Ningún lugar es seguro para un omega solo y sin marcar —aclaró. Louis sintió que se hacía pequeñito en su lugar. Casi sintió la necesidad de cubrir su cuello al darse cuenta del escrutinio de aquella mujer. Pasó saliva con dificultad. Se dio cuenta de pronto, que aquella era la primera vez que una persona se refería a él como un omega. ¿Cuánto tiempo hacía que no tomaba sus supresores? Su propio olor a lavanda y jazmines se había vuelto tan evidente, que amenazó con sofocarlo—. Si alguno de ellos es algo parecido a tu alfa, puede pasar contigo. Los otros dos tienen que quedarse aquí.

Louis negó enérgicamente.

—Su alfa no está, pero me ha mandado a mí a acompañarlo. Si no es una molestia me gustaría pasar con él.

El omega soltó todo el aire de sus pulmones. Volteó a ver a León y agradeció su gesto con una ligera sonrisa. ¿Por qué antes de conocerlos había tenido a esos hombres en tan mal concepto? "Esos malditos carroñeros no son personas de fiar, Louis", eso era lo que siempre repetía su padre. Muy tarde se daba cuenta que la persona en la que jamás debería haber confiado, llevaba su propia sangre.

֍֍֍֍֍

Sentía la necesidad de girar sobre sus talones y regresar por donde había llegado. El largo pasillo de paredes blancas estaba completamente vacío. Louis hubiese pensado que, siendo la única clínica con aparentemente todos los servicios, aquel lugar estaría atestado de personas atendiendo sus heridas y dolencias. No era así.

—¿Te das cuenta de la mierda que es esto? —Louis casi había dado un salto en su lugar. Por un momento había olvidado que no estaba caminando solo. León lo seguía de cerca, un par de pasos atrás de él. Volteó a mirarlo como preguntando a qué se refería—. Estoy seguro de que tienen este maldito lugar como algo exclusivo de los miembros de la Asamblea y sus familias. La gente se está muriendo en la sala de espera y aquí arriba las voces incluso hacen eco. Esta mierda tiene que terminar. Ese hijo de puta que tienes por padre, tiene que irse a la mierda pronto.

Louis bajó la mirada y el alfa casi se sintió un poquito culpable. Casi. Después de todo el omega sabía que León tenía razón. En la ciudad había un hospital y un par de clínicas más, que habían sido cerradas porque para los altos mandos, no eran necesarias y no había quienes las llevaran adelante. Por supuesto que había quien las dirigiera, pero la Asamblea no estaba dispuesta a pagar a los trabajadores de salud que habían terminado en las calles, muriendo de hambre como todos los demás.

Para cuidar de la salud de unos cuantos privilegiados, una sola clínica y médicos particulares con costos que solo los alfas poderosos podían pagar, era más que suficiente.

Un médico estaba saliendo de la habitación 117 cuando Louis y León dieron la vuelta en el pasillo. El omega casi había trastabillado para poder alcanzarlo antes de que llegara a las escaleras del otro extremo.

—¡Doctor!

El hombre se detuvo y se dio la vuelta. Afortunadamente era un beta. Louis no tenía ganas de lidiar con un alfa más.

—¿En qué puedo ayudarte? —preguntó. El omega se detuvo frente a él, con el rostro enrojecido, la respiración acelerada y el corazón martilleando contra sus costillas.

—Niall Horan —escupió casi sin aliento—. ¿Está en esa habitación? ¿Está bien? Por favor... necesito saber cómo está.

El médico lo escaneó rápidamente. Llevaba unos de los pases de visita colgado en el cuello. Leyó su nombre en la tarjeta y resopló ruidosamente antes de hablar.

—Me temo, Louis, que no te tengo buenas noticias.

—¿Está muerto? —El omega sintió que algo se apretaba dentro de su pecho con el solo hecho de pronunciar aquellas palabras. Deseaba que Harry estuviera con él. Deseaba poder dejarse caer y saber que alguien iba a estar ahí para sostenerlo. Tenía los puños tan apretados que le dolían los dedos. El médico negó con la cabeza.

—Quizá eso hubiese sido mejor para él.

Louis sintió intensas ganas de vomitar a medida que el médico le decía las condiciones en las que había llegado Niall a la clínica y no tenía idea de quién o quienes habían sido capaces de hacerle una cosa así a una persona tan buena como su amigo, pero estaba seguro de que los destrozaría con sus propias manos.

Habían tenido que inducirle el coma, porque el muchacho estaba sufriendo tanto, que mantenerlo consciente era completamente inhumano. Ni siquiera se podían explicar por qué todavía no había muerto y Louis nunca había creído en esas cosas a las que algunos llamaban milagros, pero si un dios existía, él no estaba seguro si estaba siendo benevolente con su amigo al mantenerlo con vida en esas condiciones o quizá debía alegrarse porque todavía quedaba una milésima de esperanza.

Le habían fracturado ambas piernas. Una de ellas había terminado con el hueso expuesto por afuera de la piel. Lo habían golpeado tanto que habían desencajado su mandíbula. El médico no podía asegurarlo, pero en caso de recuperarse, estaban seguros de que quedaría ciego o parcialmente del ojo derecho a causa de un golpe severo en el rostro, que casi había estallado su globo ocular. Tenía tres costillas rotas y una hemorragia interna que había tenido que ser operada de emergencia cuando había llegado a la clínica. Lo habían torturado, arrancando varias de sus uñas.

Cuando Louis por fin había sido capaz de entrar en la habitación, con pasos inestables y las lágrimas escurriendo por su rostro, había abierto la boca en espera de un grito que ni siquiera había sido capaz de emitir.

Aquel no podía ser su amigo.

Ese cuerpo destrozado que yacía frente a él y que se mantenía con vida gracias a un respirador, no se parecía en nada a ese muchachillo dulce y ruidoso con el que había crecido. Ese no era su Niall. No era el beta que lo había cuidado diligentemente durante años. No era el mismo chico que se quejaba porque su madre no lo dejaba comer una segunda porción de galletas o que reía de forma escandalosa y despreocupada casi por cualquier cosa.

Ese cuerpo sangrante, destruido y adolorido, no podía ser su Niall.

Pero sí era él.

Louis estaba a punto de tener una crisis de pánico.

֍֍֍֍֍

Estaba ayudando a vendar la herida de Radna, cuando Harry sintió como si le hubiesen apuñalado el pecho. En segundos, el dolor y la angustia se hicieron insoportables y jadear con rapidez no fue suficiente para obtener el aire que creía necesitar para mantenerse respirando. Supo de inmediato que se trataba de Louis, cuando sus hermosos y llorosos ojos azules eran lo único que podía visualizar en su mente y su aroma dulce y lleno de pánico era lo único que podía percibir.

—¿Qué sucede?

Lucio se puso alerta de inmediato y dio un par de pasos atrás por pura precaución. Harry estaba llenando toda la habitación con su aroma rabioso y mezclado con miedo y el mismo alfa se dio cuenta en ese momento, que era su propio temor lo que estaba percibiendo, con el olor de Louis entremezclado en su esencia.

—Me necesita... él está... Louis está... ¡Maldita sea!

Harry se llevó las manos a la cabeza. El dolor repentinamente se volvió insoportable. No sabía exactamente qué era lo que estaba sucediendo, pero sabía que Louis estaba mal y que lo necesitaba. Se maldijo a sí mismo por haberlo dejado solo y sabía que no podía estar con él todo el tiempo, que Louis no era ese tipo de omega, pero realmente, aunque no lo hubiese marcado, el lazo que los unía era tan fuerte y tan reciente, que en momentos como ese, resultaba muy difícil permanecer separados.

Incluso estando alejados por tanta distancia, podía sentir su llanto, su angustia y su miedo, como si fueran sentimientos propios.

—El lobo ya está en buenas manos y ha quedado sedado. Vamos a dejarlo aquí y te llevo de regreso a la clínica, ¿está bien?

Harry asintió, incapaz de formular palabras gracias al nudo que se había formado en su garganta. Dejaron a un lar de hombres al cuidado del animal y subieron a la camioneta, custodiados por otros tres alfas.

No habían tardado mucho en estar de regreso en la clínica y Harry no quería parecer desesperado, pero realmente lo estaba y cuando atravesó la puerta principal, ni siquiera le habían importado todas aquellas miradas que se habían posado en él al verlo atravesar corriendo el concurrido vestíbulo.

—¡¿A dónde piensas que vas?! ¡Oye!

No le habían importado los gritos. No había hecho caso alguno. Ni siquiera se iba a detener a preguntar en dónde podía encontrarlo, porque la verdad era que ya lo sabía. No tenía idea cómo, pero lo sabía.

Subió las escaleras con largas zancadas, brincando peldaños de dos en dos. Cuando dio vuelta por el pasillo en el que estaba la habitación donde sabía que estaba Louis, lo primero que vio a lo lejos fue a su amigo, rodeando protectoramente a ese pequeño omega rubio.

—¿Dónde está Louis? —preguntó con palabras atropelladas y el corazón acelerado. Luka se había encogido un poco sobre el pecho de Liam y había apretado sus puños en la tela de la camiseta del alfa.

—Menos mal que llegas, ¡dios! No sabes el lío que se acaba de armar aquí.

—¿Dónde está él? ¿Está bien? —Harry no esperó una respuesta. Se lanzó de inmediato hacia la puerta. Fue detenido por los hombros, antes de ser capaz de abrir la puerta de un empujón—. ¡¿Qué?!

—No puedes entrar alterado a esa habitación, ¿está bien? Louis ha tenido un ataque de pánico. Le han tenido que dar un sedante para que pudiera calmarse y...

—¡¿Sedaron a mi omega?! —Harry se abalanzó una vez más a la puerta y fue detenido una vez más por la mano de Liam aferrándose a su brazo.

—Se volvió loco, hermano. Se volvió completamente loco. Empezó a lanzar cosas por todos lados, incluso con su amigo tendido ahí, al borde de la muerte. Estaba gritando y llorando y...

—Tus métodos para calmarme con una puta mierda, Liam.

Luka se aferró un poco más a su alfa. Harry creía haber sido capaz de escucharlo gruñirle bajito cuando le había gritado a su amigo. En circunstancias diferentes probablemente se hubiese burlado del alfa pura sangre siendo defendido por un omega. No era el momento adecuado.

—Él está bien ahora. En serio, Harry. Louis necesitaba ese sedante. Haber visto a su amigo de esa manera. Maldita sea, esa mierda enloquecería a cualquiera. Lo destrozaron, hermano. Destrozaron a ese pobre beta y...

—¿Qué mierda acabas de decir?

Los dos alfas y el omega voltearon hacia el extremo del pasillo. A unos cuantos pasos de ellos se encontraba Zayn. Tenía los ojos muy abiertos, el cabello despeinado y su labio inferior estaba sangrando ligeramente. También había un par de moretones en su mentón y en el pómulo derecho. Apestaba a alcohol y a tabaco.

Zayn ni siquiera dejó que le respondieran. Los esquivó a los tres y abrió la puerta de un empujón. El olor a desinfectante y medicamento, casi lo hizo tambalearse... o quizá todavía seguía un poco borracho. Louis estaba dormido en un pequeño sofá, con las piernas encogidas y sollozando entre sueños. No se veía bien, pero no era su mejor amigo quien tenía su atención en ese momento.

Cuando lo vio, el alfa se quedó como clavado en el piso, incapaz de seguir avanzando, pero sin la posibilidad de dar marcha atrás. Sintiendo como algo dentro de su pecho se caía a pedazos. Creía que algo en él había muerto el día que Niall le había dicho que ellos nunca iban a poder estar juntos.

Maldijo al darse cuenta que seguía lo suficientemente vivo como para ser capaz de sentir ese tipo de dolor.

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Ceci la cumplida reportándose xD ¿Se dan cuenta que nivel de eficiencia? Ok, no. Acostúmbrense porque creo que las siguientes actualizaciones hasta el final de esta sensual historia van a ser así, a media noche o bastante tarde, que es cuando me desocupo de mi trabajo. Espero que les haya gustado el capítulo y que hayan disfrutado leerlo tanto como yo disfruté escribirlo. Los quiero millones.

Gracias por su apoyo y por los 200,000 lecturas, vamos por unas cuantas más, ¿sí? Nos vemos de nuevo el miércoles casi jueves xD

Besitos en el dedo gordo del pie izquierdo.

All the love... Ceci♥

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