—Vale, tengo un drama importante.—Kera y Leire se miraron cuando Arizona les abrió la puerta.
—¿Cómo de importante es?—preguntó la alemana.—Porque esto de haber pasado frío para vestirme y venir no me termina de cuadrar.
—Tengo un retraso, de dos semanas.
—Pues sí que es un drama, sí.—comentó Leire quitándose el abrigo.—A ver, lo importante. ¿Has comprado el test?
—Dos, por si acaso.
—Yo hubiese comprado siete, pero bueno.
—¿Cuándo te diste cuenta del retraso?—volvió a preguntar Kera.
—Hará una semana más o menos. Javi y yo estábamos en el coche de camino al entrenamiento y bueno, salió el tema indirectamente de tener un bebé.
—Ah, ¿pero lo estáis buscando?
—No. La conversación se quedó en que aún teníamos mucho que vivir antes de ser padres.
—Vale, vale... A ver, mantengamos la calma.—pidió la pequeña de los Kroos.—¿Estás lista?
—No. No tengo ganas de ir al baño.
—En ese caso...—Leire fue a la cocina, y volvió con una botella de litro y medio de agua.—Empieza a beber.
—¿Quieres que me reviente la vejiga?
—No. Quiero saber si puedo ilusionarme por ser tía o si tengo que ponerme a buscar Grease en la estantería para celebrar que no vas a estar rodeada de pañales, chupetes y biberones.—respondió la catalana.
—En pocas palabras, sí que vas a reventar.
(• • • • •)
—¿Ya?
—No. Aún queda esperar.—dijo Arizona una vez que salió del baño.—Y creo que por tu culpa me voy a pasar el día meando.
—Bueno, no te quejes, es bueno para la salud.—se defendió la catalana.—Y mira el lado positivo, has seguido los pasos de Donna Sheridan, pero al menos sabes quién es el padre si sale positivo.
—Como para no saberlo, si con el único con el que me acuesto es tu hermano.—respondió la malagueña con un toque de gracia.—Ya me jodería tener esa duda.
—¿Y si resulta que estás embarazada qué vas a hacer?—preguntó Kera.
—Tengo que hablarlo con Javi. No puedo tomar esta decisión sola. Ya os lo he dicho, somos muy jóvenes... Creo que no es el momento. Y con Golfillo tenemos más que suficiente.—dijo Arizona mirando a su cachorro, que estaba sobre el regazo de Leire.—Pero... No sé exactamente qué pasaría.
—¿Te arriesgarías?—volvió a preguntar la alemana.
—Sabéis de sobra que me encantaría tener un bebé, y más si es con Javi.
—Es que tremendos genes, eh.—comentó la catalana.
—Ay, que ha salido algo.—advirtió Kera.—Dos rayas positivo, ¿una negativo?
—Sí, no ha cambiado eso.
—Vale...—las tres miraron uno de los test.—¿Pero qué cojones?
—¿Está la raya borrosa?—dijo Leire achinando sus ojos.
—¿Y el otro?—rápidamente, Arizona cogió el segundo test, y al ver el resultado, suspiró.—Negativo.
—Menos mal.—la catalana suspiró de alivio.—¿Empezamos con las noches de verano?
—Tercer estante, entre Mamma Mía! y de Bohemian Rhapsody.—informó Arizona.
—¿Palomitas tienes?—preguntó Kera.
—Siempre.
(• • • • •)
—¿Bombón?
—¡En el salón!—el chico caminó hacia aquel lugar, y vio a su novia recoger algunas cosas.—Pensaba que llegarías más tarde.
—¿Han estado aquí las chicas?—preguntó al percatarse del bol de palomitas.
—Sí, hemos estado viendo una película, tomando algo... Ya sabes, lo normal. ¿Qué tal el entrenamiento?
—Los de tarde son un poco más coñazo. Pero hoy la verdad que ha sido divertido.
—No seas tan quejica entonces. ¿Quieres que nos vayamos esta noche a cenar?
—Mañana tenemos que madrugar, bombón.
—Bueno... Pues pedimos nosotros la comida, ¿te parece bien?—Puado sonrió antes de dejar un beso en los labios de su chica.—¿Eso es un sí?
—Es un... Te dejo escoger el restaurante mientras me ducho.—aquella vez fue Arizona la que sonrió.
El chico subió al baño, encontrándose con su perro por el camino.
—¿Pero tú qué haces aquí?—se agachó y cogió al perro.—Tendrías que estar con mamá abajo.—sólo recibió un lametón como respuesta. Volvió a dejarlo en el suelo, y entró en el baño, encontrándose con lo que menos se esperaba.—¿Qué coño...?—rápidamente bajó de nuevo.—Ari, ¿dónde estás?
—En la cocina.—fue hacia donde estaba su novia, que estaba de espaldas a él.—¿Ya te has duchado? Joder, qué rápid...—la chica dejó de hablar cuando vio lo que tenía Javi en su mano.
—¿Me lo explicas ahora o dentro de nueve meses?
—Javi...
—¿Estás embarazada y no me lo dices? ¿Pero en qué estabas pensando?
—No estoy embarazada, idiota. Ha salido negativo.
—¿Segura?
—Javi, no es el primer test de embarazo que me hago. Sé perfectamente que esto.—señaló el resultado.—Es negativo. Cien por cien segura.
—¿Cómo que no es el primero que te haces?
—Cuando estaba con Hugo compraba uno al mes. Me conozco los resultados de memoria. Y las probabilidades de acierto también.
—¿Entonces... No vamos a ser padres?
—No, al menos de momento. Dentro de dos o tres años no lo sé.
(• • • • •)
—¿Cómo has dicho que se llama?
—Aún estoy intentando convencerla para que le cambiemos el nombre.—Óscar rió ante el comentario de Puado.—La verdad es que mi cuñado me está ayudando.
—Pero no es un nombre feo.—Sergi se unió a aquella conversación.—Los hay peores.
—¿Pero Golfo?
—Tío, está guay. Es original.
—En vez de protestar tanto por el nombre de nuestro perro, y de aliarte con Isco para convencerme de algo que no es posible...—Arizona se acercó a los tres jugadores y cruzó sus brazos por debajo de su pecho.—Podrías ponerte a hacer algo productivo por la vida. Vicente os está mirando, y está claro que yo no soy la culpable del marujeo de hoy.
—No estamos criticando.—se defendió Javi.—Estamos comentando el nombre del perro.
—Bueno, pues como es de los dos y se pasa más tiempo conmigo, se va a quedar con Golfo. ¿Por qué, te preguntarás? Pues porque sí, porque soy su madre y es lo que hay. Y como tú me quieres mucho y esas cosas, vas a apechugar con lo que hay, ¿entendido?
—A veces me dan ganas de tirar la toalla contigo, ¿lo sabes?—Arizona rió antes de asentir y marcharse.
—Socio, te trae loco.—Puado sonrió y miró a Sergi.
—Desde que la conozco. ¿Sabes que cuando llegó a Barcelona nos encontramos en un semáforo? Estaba escuchando a los Backstreet boys.
—No me jodas.—todos rieron.
—Según ella es su estilo de vida. Y bueno, he acabado con su playlist en mi móvil. La verdad es que tiene un buen gusto musical.—volvió a mirar a su novia, que estaba concentrada.
—¿Quieres un cubo? Te lo digo por la baba que se te cae cuando la miras.—dijo Óscar con un toque de gracia.
—Es que no tenéis ni idea de lo feliz que soy al verla así, de verdad.
—Qué asquito das estando enamorado.
—Ella es la que me provoca esto.