●8●

2.1K 74 59
                                    

 —¿Hola?—preguntó Arizona entrando en la casa.—¿Isco?

Cerró la puerta y dejó la maleta en el recibidor antes de empezar a caminar por el pasillo.

—¡Tita!—la morena se puso de cuclillas para recibir a su sobrino mayor.

—¡Hola mi amor!—llenó su mejilla de besos mientras él reía.—¿Y tu padre? ¿Te ha dejado aquí solo el sinvergüenza?

—Está en el jardín.—se levantó y el niño agarró su mano para guiarla hacia allí.—¡Papá, mira!

—¿El qué?—el futbolista levantó la cabeza, ya que estaba tomando el sol boca abajo junto a Sara.—No te creo.

—¡Sorpresa!—rió al verlo levantarse para ir a abrazarme.

—Dime que no has venido para decirme que te vas otra vez.

—No, no. Me quedo, tranquilo.

—¿Pero "me quedo" tipo Messi en el Barcelona o Joaquín en el Betis?—escuchó decir a Sara.

—Esa ha sido buena.—respondió la malagueña separándose de su hermano.—No tengo intención de moverme de Madrid hasta que consiga trabajo. Ya que he terminado mis estudios en fotografía me gustaría dedicarme a lo que me gusta.

—¿Quieres que te enchufe en el Madrid?—preguntó Isco cruzándose de brazos.

—No. Sabes lo que opino de eso. Ya me he encargado yo de mandar mi currículum a los mejores clubes de primera división, incluso a los de segunda.

—Por si cuela con el Málaga, ¿no?

—Equipo de mis amores lo llaman. Pero bueno, yo lo intento por todos los medios.

—¿No te han dicho nada todavía?—curioseó Sara poniéndose al lado de su pareja.

—Estoy esperando a que me llamen, o que me manden algún correo.—respondió la chica antes de suspirar.—Pero bien. Tengo fe en mi trabajo y en todo lo que he hecho durante el año en Nueva York para hacer las prácticas.

—Así me gusta, con positividad.

Arizona comenzó a contarles lo que había ocurrido en Ibiza, omitiendo ciertos detalles, como que se había acostado con Álvaro, y que si no llega a ser por Leire, también lo hubiese hecho con Javi.

—No sabes lo que pude reírme con Nacho y Koke mientras le hacíamos la cera a Marco. O cuando me puse encima de la espalda de Eric para que no le diese el sol... Ha sido con diferencia el mejor viaje que he hecho en mi vida. Al menos de momento.

—¿Tú también te has dado cuenta de que ha nombrado a Puado más de diez veces?—le preguntó Isco a Sara, y esta asintió con su cabeza.—Vale, no es cosa mía.

—He hecho buenas migas con él en Ibiza, la verdad es que es muy majo. Lo conocía de antes porque nos presentó Leire.

—Ya, ya... ¿No te mola?

—No. ¿Te he contado que bailé con Marcelo, Koke y Saúl Single Ladies? La verdad es que se les da bastante bien.

—No... ¿En serio?

—Beyoncé se sentiría orgullosa de nosotros.—respondió Arizona con total seguridad, logrando así esquivar la pregunta de su hermano.

—¿Y eso está grabado?—preguntó Sara, a lo que la malagueña asintió con su cabeza antes de buscar el vídeo en su galeria.

¿Estás grabando?—se podía escuchar perfectamente las voces de los chicos durante el vídeo.—¡Dalo todo, Marcelo!

¡Ole, ole!

—Madre de mi vida...—comentó Isco antes de empezar a reír.

—¿Cómo acabaste en los hombros de Pau?—preguntó Sara señalando la pantalla.—Si te saca tres cabezas.

—No lo sé ni yo, si te digo la verdad.

Estuvo un rato más en esa casa, hasta que vio que era demasiado tarde y que tenía que volver a su apartamento con las chicas.

Al llegar, vio que no había nadie en el salón, pero que las puertas de las habitaciones estaban abiertas. Supuso que estarían dormidas, así que abrió la nevera y se encontró con algunas sobras de la cena. Pizza, para ser más exactos.

Cogió un par de trozos, los calentó y fue hacia el sofá. Encendió el portatil, y empezó a mirar su correo electrónico.

Estimada señorita Alarcón, tras leer su currículum detenidamente, pensamos que no tiene la suficiente experiencia para estar en el club.—dejó escapar una sonrisa amarga al leer el correo.—Y para esto pago yo el carnet de socia.—tenía varias respuestas, así que empezó a leerlas todas una a una. Hasta que llegó la más esperada, que logró que su corazón se acelerase.—Estimada señorita Alarcón, hemos revisado su currículum con mucha cautela, y queremos ofrecerle un puesto como fotógrafa del equipo. Esperamos su respuesta dentro de veinticuatro horas.

Dejó el ordenador en el sofá, y fue directamente a despertar a sus amigas.

—Leire, ¡Leire!—encendió la luz de esa habitación, logrando que la chica abriese un poco sus ojos.

—¿Se puede saber qué coño te pasa?

—Ahora te cuento.—salió de ese cuarto, y fue a por Kera.—Eh, despierta.

—No.

—Es importante.—la alemana resopló antes de levantarse. Arizona volvió al salón, y puso el portátil en la mesa de café que tenían delante del sofá.

—Como me hayas despertado para nada, te juro por mi vida que te mato.—amenazó Leire.—¿Qué quieres?

—Leed esto, por lo que más queráis.—sus dos compañeras de piso se acercaron al ordenador, y comenzaron a leer el correo.

—Hostia...

—Puta.

—No me lo puedo creer.—dijo Kera sin separar la mirada de la pantalla.—¿Es en serio?

—¿Los ves con pintas de bromear?

—Espera, espera, espera...—intervino Leire.—¿Me estás diciendo que...?

—El Barcelona quiere contratarme.—concluyó Arizona. Leire y Kera se miraron entre ellas antes de mirar de nuevo a su amiga.—¿Y yo ahora qué hago?

—¿Aceptar? No sé, es una opción.—respondió la pequeña de los Puado.

—¿Pero qué hago yo allí en Barcelona? Tía, que no conozco a nadie.

—¿Cómo que no? ¿Y Pedri y Eric? ¿Y Javi? No me vengas con la excusa de "Ay, es que hay demasiada gente nueva y me agobio" porque no, eso no cuela ya.—añadió Kera.—Por la gente no es.

—¿Pero qué pinta una madridista en el equipo del eterno rival? ¡Mi hermano va a matarme!

—Listo, de nada.—dijo Leire apartando el ordenador.

—¿Qué?—preguntó Arizona.—¿Qué has hecho?

—Contestarles. Pasado mañana tienes la entrevista allí. ¿Puedo seguir durmiendo?

—Dios mío, Leire. Tengo muchísimas ganas de reventarte algo en la cabeza ahora mismo.

—Sí, sí, mucho bla, bla, bla, pero me lo acabarás agradeciendo. Por cierto, subimos con ella, así como dato.

—¿Tú para qué vas a preguntar, verdad?—dijo Kera.

—Mira, no me vengáis ahora las dos de dignas porque para empezar, esta señora de aquí diga lo que diga se muere de ganas por ver de nuevo a mi hermano, y tú quieres ver a Eric, así que os calláis las dos, os acostáis y mañana preparáis las maletas, vamos a estar allí bastante tiempo. Ya veremos como lo hacemos para la mudanza y todo ese rollo, ¡pero ahora dejadme dormir en paz!—respondió Leire antes de volver a su habitación.

—Yo la mato.

—Y yo te ayudo.—concluyó Arizona.

4 Besos ||Javi Puado||Where stories live. Discover now