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 —¿Arizona vendrá hoy?—le preguntó Pedri a Puado.

—Sí. Cuando he hablado con ella estaba terminando de vestirse. Pero vaya que conociendo a mi hermana, no me extrañaría que llegasen tarde.—respondió el catalán antes de reír.

—Oye, un poco de fe.

—Estamos hablando de Leire, no se puede tener de eso con ella.

—¿Hablasteis del tema de Riqui?

—Quiero creer que fue algo casual, pero no sé. No me fío de él.—dijo Javi cruzándose de brazos.

Estaban hablando tranquilamente antes de que empezasen a entrenar para el partido. Era un día nublado en el que el frío ya era presente en el mes de Noviembre.

—Tú no te preocupes por él, Ari tiene buen gusto.

—No es eso lo que me preocupa. A ver, obviamente sí. A lo que voy es, que lo único que quiero y necesito en esta vida es que ella sea feliz. Me da igual si es conmigo o sin mi, pero no quiero verla llorar por un imbécil que sólo la quiere para echar un polvo. Si ella en algún momento piensa que nuestra relación no puede ir a más, por más que me duela aceptaré su decisión.

—Sabes que antes de dejarte, Ari se va del país, ¿verdad?—dijo Pedri.

—No la veo yo yéndose otra vez. Odia las mudanzas con toda su alma. El otro día dejó algunas cosas en mi casa y se estaba quejando por cargar con una mochila.

—¿Cuándo vas a dar ese paso?—el jugador del Espanyol metió sus manos en los bolsillos de su pantalón.

—Quiero pedirle que se venga a vivir conmigo. Prácticamente lo hace ya, duerme los fines de semana en mi casa, entre semana también está algunos días... Sólo tendría que coger la ropa y algunas cosas.

—Oye, yo sigo queriendo que me adoptéis.—ambos rieron.

—Difícil lo veo eso.

—Bueno, yo lo intento.

Tras esa charla, se adentraron en los túneles de vestuario para cambiarse. El partido estaba a punto de empezar.

(•     •     •     •     •)

—Adoro el frío. Es lo mejor de esta vida. No hay mosquitos, ni sudo, puedo ponerme una manta y controlo la temperatura de mi cuerpo.—dijo Leire metiendo sus manos en los bolsillos de su chaquetón.

—Tienes toda la razón.

—Vale. Tenemos chuches, patatas fritas, botellas de agua con tapones, porque somos listas y nos los guardamos en el bolso antes de entrar.—dijo Arizona, y las tres rieron.—Y también tenemos pipas.

—Las buenas provisiones para el partido.—comentó Kera mientras cogía una de las botellas.

—Como debe ser.

—¿Hablaste con mi hermano sobre lo que pasó en el restaurante?—preguntó Leire.

—Según él está todo bien, pero yo no me lo creo. Está cabreado, pero no dice nada por no discutir.

—¿Y has probado a hablar con Riqui para que te explique por qué coño tuvo que acoplarse en el restaurante?—volvió a preguntar la catalana.

—La verdad, creo que cuanto menos hable con él va a ser mejor.

—Ahí lleva razón.—intervino Kera.—Si lo hace va a ser un frente abierto en la relación. Y la verdad han tardado demasiado como para empezar a discutir por un idiota.

4 Besos ||Javi Puado||Where stories live. Discover now