Doctor Who (VI) : When a Good...

AprilHdzzCapaldi

3.8K 170 46

"Los demonios huyen, cuando un hombre bueno va a la guerra. La noche caerá y hundirá el sol, cuando un homb... Еще

Cast
Prólogo
Capítulo 1: El astronauta imposible
Capítulo 2: El día de la Luna
Capítulo 3: La maldición del punto negro
Capítulo 4: La esposa del Doctor
Capítulo 5: La carne rebelde
Capítulo 6: Las casi personas
Capítulo 7: Cuando un hombre bueno va a la guerra
Capítulo 8: Matemos a Hitler
Capítulo 9: Terrores nocturnos
Capítulo 10: La chica que espero
Capítulo 11: El complejo de dios
Capítulo 12: La hora del cierre
Capítulo especial: En busca de una pista
Capítulo especial 2: Valle del Silencio
Capítulo 14: El Doctor, la viuda y el ropero
Epílogo: Todo lo que empieza, termina
= Aviso =

Capítulo 13: La boda de River Song

149 8 0
AprilHdzzCapaldi

Despierto asombrada en mi cama, con la cara agitada. Siempre era el mismo sueño que me atormentaba el mismo sueño todas las noches.

Una pareja que tenían mi amistad, dos hombres que me tenían cariño, una mujer a la que no confiaba y un astronauta que era un asesino. Empezaba en un picnic a la orilla de un lago y terminaba con el astronauta que le disparaba a uno de los hombres. Yo corría llorando mientras que uno de los hombres me detenía, todo se volvía blanca y terminaba.

Veo el reloj son las 5:02, creo que es una buena hora para empezar el día. Veo que mi lado. Había recordado que el emperador del Sacro Imperio, Winston Churchill había solicitado mi presencia en mi palacio, no había contado el motivo.

Escucho la puerta abrirse mientras que una sirvienta, que había contratado, me atendía sin decirme nada. Me levanto para bañarme en la tina que se encontraba en medio de la habitación. Este lugar era completamente diferente a Macedonia. Salgo para vestirme, se me hacía tarde. Me pongo un vestido azul turquesa, con un solo tirante con un cinturón dorado al estilo griego, como nos gusta a Alejandro y a mí, me pongo mis sandalias y al final, me dejo el cabello suelto con una tiara dorada en forma de corona de olivos.

Me quedo viendo en el espejo, viendo cada detalle de mi, esperando a que sirviera para persuadir a Winston de que dejara aquella loca idea de invadir Macedonia, ya que Alejandro no estaba en la disponibilidad de luchar en dos frentes. Salgo de mi cuarto no sin antes asegurarme que son las 5:02, aún es buen tiempo.

Empiezo a caminar hacia el despacho, que se encuentra al otro lado. Al llegar le pido a un oficial que anunciara mi llegada. Después de algunos segundos me dejan pasar. Al entrar veo a un hombre con barba, bigote y su cabello le llega al hombre.

– ¿Me llamo Emperador?- le preguntó a Winston Churchill tratando de ignorar la mirada de aquel hombre.

– Por supuesto que sí. Sé que tu esposo te dijo que vinieras hablar sobre dejar de pensar sobre la invasión de Macedonia y todos sus territorios. ¿No es así, Elizabeth?

– Por supuesto.

– Pero no es por eso que hice que viniera.

–Espera, ¿qué?- preguntó sorprendida.

La razón por la que se encuentre aquí, es que este hombre dice que se conocen desde tiempo atrás.

Veo su cara, sus facciones, no se me hace conocidas, es la primera vez que me encuentro con él. No sé qué hacer ante tal situación.  Yo solo abro mi boca ante mi incredulidad.

– Me temo, emperador Churchill, que es la primera vez en mi vida que veo a este hombre. ¿Por qué él querría algo de mi?- le preguntó sorprendida.

– Abigail- me agarra mi brazo, siento una sensación de que lo conozco de repente, pero no en esta vida-. Soy yo, soy el Doctor, tu esposo.

– Lo siento, mi esposo es el gran y divino Alejandro Magno- quitó su mano de mi brazo mientras veo su cara de sorpresa inesperada de aquel hombre, después veo al emperador-. Emperador Churchill, si esto era lo que me necesitaba de mi ayuda, me temo que mi presidencia aquí, ya no es necesaria.

– Me temo que no. Las condiciones para que este hombre este afuera y se comporte como se debería, de este filósofo loco, es que usted se encuentre con nosotros en todo momento.

– No entiendo porque mi presencia es necesaria.

– Necesito saber algo, que estoy seguro de que él lo sabe- Churchill señala al filósofo loco-. Su condición para salir de aquella la celda es que usted se encuentre con nosotros en todo momento. En lo personal, creo que es una situación muy rara.

– Pues, ¿qué esperamos?, mientras terminemos pronto, mejor para mí, así podré regresar a Macedonia lo más pronto posible- comentó un poco desilusionada.

– No es necesario que nos sigan- dice Churchill dirigiéndose a sus guardaespaldas.

– Pero señor- comentaron sorprendidos.

– Insisto- luego se dirige a nosotros-. Podemos empezar.

Empezamos a caminar mientras el filósofo loco le hace varias preguntas a Churchill respecto a su seguridad, él cual le contesta tranquilamente. Pareciera que tiene una enorme confianza en nosotros sin temor hacer atacado.

– ¿Y qué hay de ti Abigail?, ¿no te sientes en confianza a pesar de ser la primera vez que nos encontramos?

– Extrañamente si- comentó sorprendida.

– Eso tiene una explicación- el filósofo loco se acerca a mi, poniéndose en medio-. En un mundo, que no es este. Usted nos tiene confianza a los dos, porque los dos somos sus aliados- comenta mientras nos señala a los dos.

– Sabes que, eso suena a una locura- le digo sorprendida.

– Y no solo eso, tú eres mi esposa- me agarra la mano.

– Si, si continúe- dice Churchill mientras quito mi mano.

– Bueno, ahora no sé por dónde comenzar.

– Lo más sencillo, empieza por el principio- le digo segura, haciendo que saque una sonrisa de manera genuina.

– Por supuesto- comenta convencido.

El filósofo loco nos empieza a explicar que en un lugar en mundo paralelo, como él dice, no siempre es 23 de abril del 2011 a las 5:02 de la tarde, en ese mundo tenía una máquina del tiempo llamada TARDIS, que servía para viajar hacia adelante o hacia atrás. En ese mundo, yo era su principal acompañante, y no sólo es eso, yo soy su esposa, somos los últimos de su especie, que resulta ser un señor del tiempo. Así como le comenta al emperador Churchill, que en ese mundo, son los más grandes amigos, y que por esa misma razón era porque confiaba en que ninguno de los dos le haríamos algo.

– ¿Y eso que tiene que ver con lo que él quiere saber?- señaló a Churchill.

– Es a lo que voy- comenta emocionado el filósofo loco-. Todo tiene una explicación Abi. Así que ahora, déjame continuar con mi relato.

– Adelante.

Nos empieza a explicar había empezado a viajar a varios lugares en diferentes tiempos, debido a que le habían anunciado su muerte en un lugar llamado El Lago del Silencio, que tenía como fin el 23 de abril a las 5:02. En uno de esos lugares, en el que yo me veo involucrada, se encontró con alguien que le decía cuál era la señal.

– ¿Y cuál es esa señal?- le preguntó sorprendida.

– La pregunta prohibida- me dice a los ojos.

– ¿Por qué alguien tendría una pregunta prohibida?- pregunta Churchill.

– Porque se desataría las peores consecuencias- nos quedamos en silencio.

El nos contó, que junto conmigo, se había preparado para aquel fatídico día. Fue hasta que se armo de valor, cuando llegó ese día. Una chica, llamada River Song, había sido preparada toda su vida para una única misión, matar al filósofo loco. Todo dependería de que el tiempo se moviera.

– ¿Y que pasó ese día?- preguntó Churchill

– Ella tuvo la osadía de no usar la arma, quito los casquillos, provocando todo esto- responde el filósofo loco.

– Yo tengo una pregunta- digo algo inquieta al ver una espada en mi mano-. ¿Cómo es que termine con esto?

– No lo sé, pero es mejor proseguir- comenta el hombre loco.

El filósofo dice que todo estaba originado por una secta llamado el Silencio, quienes se habían encargado de secuestrar a la pequeña River Song, provocando que su vida fuera caótica y sin descontrol.

– Pobre pequeña- comentó sorprendida.

Siento mi respiración agitada, como si hubiera peleado en una batalla. Veo que Winston tiene su arma, que es una pistola, que sirve para defenderse.el filósofo solo tenía una espada con sangre, veo que la mía está igual.

– ¿Cómo es que sucedió?- digo desesperada.

– Traten de no entrar en pánico- el filósofo loco alza su cabeza, yo hago lo mismo para encontrarme con unas criaturas extrañas colgadas en el techo, como si fueran murciélagos.

Ahora lo recuerdo, había agarrado mi espada, en caso de que me atacaran, cosa que ocurrió. Después veo cómo se acercan más de otros lados. Todo parece no tener sentido, no sé qué hacer ante tal situación. Después se escucho como se abría la puerta, volteo.

– Amy- dice el filósofo loco a la chica, pero ella dispara primero.

– Él no te había hecho nada- cometo molesta.

Veo como me dispara a mi. Doy pasos hacia atrás hasta que caigo en el piso. Me siento adormecido, veo entre figuras borrosas que se acercan a mi mientras que alguien me carga. Cierro los ojos, esperando a que no sea nada malo.

Abro los ojos para darme cuenta que estoy en un vagón. Me voy a levantar cuando escucho unos pasos acercándose. Me acomodo como me habían dejado, cerrando los ojos, solo quiero saber qué pasa.

– ¿Crees que sea necesario darle a Abigail su ropa?- pregunta la voz femenina

– No, ella no recuerda nada- responde el filósofo loco.

– ¿Ni siquiera con un beso, como en los cuentos de hadas?

– No. Debe de haber otra manera de hacerlo. Es demasiado obvio.

– ¿Y qué es lo que piensa?

– Ella es humana, ella es la esposa del gran Alejandro Magno. No es lo que cree, es una realidad aquí. Tengo que hacer algo para devolver a todo a la normalidad.

– ¿Qué hay de James?

– No he sabido nada de él. Te recuerdo que he estado encerrado todo este tiempo. Lo único que me consuela y alegra, es que tú sí recuerdes ese otro mundo.

Estiró mis brazos en señal de que acabo de que me estoy despertando. La chica y el filósofo se ven una otro. Me levanto quitándome la cobija encima. Veo detenidamente el vagón.

– Espero que se encuentre cómoda- comenta el filósofo loco, que ahora trae otro tipo de vestimenta.

– Muchas gracias- doy un bostezo.

– Perdone por lo de hace rato, pero teníamos que capturarlo a él, para ayudarnos. La única manera de hacerlo era secuestrándolo. Creímos que la única manera era viniendo con nosotros.

– Ese es algo extraño, al igual que sus razones. Algo me dice que no nos dirigimos a Macedonia, ¿estoy en lo correcto?- digo tratando de sonar lo más firme posible.

– Está en lo correcto- comenta la chica para después acercarse-. Perdone por si soy grosera, soy Amy, Amy Pond. He escuchado muchas cosas sobre ti.

– Espero que sean cosas buenas- contestó con una sonrisa.

Pasan algunos minutos hasta que sentimos que se detiene el tren. Bajo para encontrarme con una pirámide en frente de mi. Amy baja, junto con un soldado que está a sus servicios. El filósofo solo extiende su mano, bajo por cuenta propia regalándole una sonrisa.

– Gracias, pero puedo sola- le comentó con una sonrisa.

– Yo solo quería ser amable.

– Gracia de todos modos.

Empezamos a caminar entre los pasillos de la pirámide. Tienen de la tecnología más avanzada, en lo que hay. Esto se lo debía de mencionar a Alejandro, para que hubiera una posible platica.
Llegamos a donde era el comando general. Había varias pantallas que demostraban diferentes lugares del planeta, en el cual tenía acceso. Muchas personas concentradas en sus monitores, checando que todo estuviera en orden. En medio de la sala se encuentra una mujer con mucho cabello rizado mirando a unas pantallas, asegurándose que todo estuviera en orden. A su lado se encontraba una mujer amarrada a una silla con soga y esposas, causando toda mi atención.

– Espero que mi pregunta no sea algo indiscreta Amy, pero, ¿por qué esa mujer está atada?

– Esa mujer secuestro a mi hija cuando tenía unas horas de nacida.

– Lo lamento mucho- comentó incomoda.

La mujer se da media vuelta para ver a Amy, después a mí y por último, al filósofo loco. Trata de ver algo, así que decido empezar a caminar entre los trabajadores, quienes parecían muy concentrados. Veo como entre el filósofo, Amy y la mujer discutían sobre algo importante. Veo el reloj que está en las pantallas, haciendo que llame mi atención. El siguiente número después del dos, parecía querer avanzar, pero no lo hacía, retrocedía.

Me quedo pensando en la plática que había tenido con Churchill, era una rara sensación, que tenía que darle la razón. Tal vez no todo el tiempo fue 23 de abril, tal vez no siempre fue las 5:02. Volteo para ver cómo ya no marca la misma hora, había avanzando.

– Tenemos que apurarnos- comentó Amy.

– ¿Apurarnos? ¿Para que o por qué?- preguntó sorprendida.

– Para acabar con esto, que nunca debió de existir- me dice la otra mujer mujer.

– Eso suena extraño- comentó sorprendida, la mujer se me queda viendo, después de ver a Amy.

– ¿Abigail? ¿Verdad?- pregunta temerosa.

– Si. Abigail, esposa favorita del Gran Alejandro Magno. Es un gusto conocerla...-

– River Song- extiende su mano.

– River Song- repito estrechando su mano.

Caminamos por los pasillos, al frente va el filósofo loco y River Song hablando de las probabilidades de seguir ese estancamiento del tiempo, como ellos lo llaman. Después sigo yo, quien estoy en mis pensamientos, pensando en todo lo que acaba de ocurrir, tan rápido. Atrás de mi veo a Amy y el soldado, entrelazando sus brazos para platicar. Regresó a mis pensamientos, tratando de recordar cuando fue la última vez que Alejandro y yo habíamos estado de esa manera, a lo mejor nunca lo estuvimos. Me acerco al para poder hablar con el filósofo loco.

– ¿Me permites hablar con él?- le preguntó con seriedad, esperando a que me responda la mujer.

Los dos se quedan mirando, la mujer solo asiente con la cabeza mientras hace que sus pasos sean más lentos. Me agarro del brazo del filósofo, cosa que no le desagrada en absoluto. Ya trae otras ropas, haciendo que nuestro paso sea un poco más largos.

– ¿De qué quieres hablar?- me pregunta con curiosidad.

– Sobre nosotros, sobre ese otro mundo que le estabas hablando al emperador Churchill- le respondo-. Mencionaste que somos pareja. Sé que no estabas mintiendo.

– ¿Me crees?- se detiene para mirarme

– Un poco- le digo convencida-. Pero créeme que siento curiosidad.

– ¿Estás consciente que puede sonar como una historia loca?

– Si, lo sé.

– Muy bien, espero que no vayas hacer una locura mientras te lo cuento o no me interrumpas.

– Está bien.

El filósofo me comentó que se hacía llamar el Doctor, como él lo había mencionado al emperador Churchill, habíamos sido un matrimonio estable con sus altas y sus bajas, habíamos tenido muchas aventuras en diferentes lugares. Nuestra historia había sido alto trágica, porque al parecer, el hombre que era mi padre, no quería que me casara con él.

– ¿Por qué no lo quería?

– Yo soy hijo de gente humilde, mis padres fueron granjeros. Tú eres hija de una de las personas más importantes de Gallifrey.

– Eso suena a que no era conveniente- siento tristeza al pensar que es parecido a lo que estoy viviendo.

– ¿No eres feliz?

– No. La verdad, el pensar que esa vida es mejor, me deprime un poco. Pero puedes seguir.

Me vuelve a decir lo que le había dicho Churchill, él le habían dicho que iba a morir. Se tardó en varios años, ya que tenía una lista de cosas que hacer hasta que creyó buscar una solución. Después fue al lugar de la cita, pero su asesino no lo logro matar.

– ¿Acaso eso puede pasar?- le preguntó sorprendida.

– Si. Y ahora tengo que arreglar todo, antes de que termine el día de hoy.

– Puedes necesitarme para lo que quieras. Después de todo, estamos casados en ese mundo. Es lo mejor que puedo hacer como tu esposa de aquel mundo paralelo.

– Y lo tendré- comentó con una sonrisa-. Debemos de apresurarnos hasta que haya un Armagedon.

Todos empezamos a correr, siguiendo al Doctor hasta llegar a la punta de la pirámide. El aire estaba fuerte, se veía una bonita vista de Britania en aquel lugar. Jamás empecé a imaginar que esto fuera a suceder.

– Bueno, tenemos que apurarnos- comenta el Doctor-. Debemos de hacer que el tiempo avance, ya intentaron matarme y no funcionó. Ahora siguen el plan B, casarnos.

– ¿Pero cómo se supone que vas hacer eso sí estamos ya casados? Eso es lo que me dijiste tú- le recuerdo un poco incómoda.

– No te preocupas, ni te afliges. Tengo todo controlado- contesta el Doctor.

Empieza a pedir alguno de nosotros que si tenemos algún trapo o un listón, debido a que debía ser rápido. Al final se quita su pajarita de su cuello de mala gana. Me vuelvo acercar a él, para mirarlo a los ojos.

– Solo nos queda poco tiempo- comenta el Doctor-. Debemos de apurarnos.

El Doctor le dice a River Song lo que tiene que hacer, para que cause efecto. Dicen sus votos de manera rápida. El Doctor ve a Amy y su soldado, quien pide su aprobación para casarse, cosa que hacen. Después se me queda viendo, al parecer, también necesita de mi ayuda.

– Necesito que me des tu aprobación para hacerlo, no puedo completar si no lo haces.

– Si. Solo dime que es lo que debo de decir- el Doctor parecía contento de que dijera eso, mientras que River Song parece sorprendida ante mí actitud. No sé que pase en ese mundo con ella y conmigo, pero quiero averiguarlo pronto.

El Doctor se acercar para decirme lo que tengo que repetir. Una vez que lo digo todo corrido, el Doctor enlaza su mano con la de River Song, después le susurra algo en el oído.
Esto no lo tiene que saber nadie más- finaliza el Doctor.

Después se empiezan a besar. Llama mi atención un reloj que se encuentra cerca. Los segundos se empiezan a mover al igual que los minutos. Después una luz blanca llena todo el área, haciendo que cierre los ojos por no soportar la luminosidad.

Продолжить чтение

Вам также понравится

26K 832 23
Entra y lo veras ╭(′▽‵)╭(′▽‵)╭(′▽‵)╯ GO!
942 119 6
Armin tiene una gran aficion a incluir a la chica antisocial en todo, no podía dejar de hablar de ella, intentar hablar con ella, ser su amigo, y tod...
198K 23.5K 52
Elladora Black es la hija menor de Orion y Walburga criada para ser una sangre pura perfecta, sin embargo no es lo que planearon. Narcisista, egoíst...
¡No Es Mío! Masi

Фанфик

510K 69.8K 43
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!