A Través De Ti [Hidalgos#2] ✔...

By Ariana_Godoy

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¡'Hidalgos' la trilogía original de Wattpad que inspiró las películas de Netflix! La última película se estr... More

Prólogo
1. "¿Qué se siente vivir con tres chicos hermosos?"
2. "Las chicas siempre quieren más que solo sexo."
3. "Tú eres la excepción."
4. "Te he dicho que olvides ese nombre."
5. "¿Qué estas haciendo, Apolo?"
6. "Estas disfrutando esto, ¿no?"
7. "Eres muy fácil de complacer."
8. "Creando un espacio."
9. "¿Qué es lo que quieres, Artemis?"
10. '¿Y si me estoy equivocando?'
11. 'Hola, Iceberg.'
12. "Hola, sexy."
13. 'Ellos ya están grandecitos, van a estar bien'
14. "¡Dios, lo siento tanto!"
15. "¿The bro code a la mierda?"
16. "Claudia, a ti te estaba esperando."
17. "Es por él, ¿No es así?"
18. "Más tonto eres tú."
19. "Esto fue una mala idea."
20. "Mierda, esa chica te tiene mal"
21. "No estoy hablando contigo."
22. ¿Jugando rudo, no?
23. "Nunca es tarde para cambiar tu vida, Artemis."
24. "Artemis, no me gusta la oscuridad."
25. "Haces que me duela el corazón por tí."
26. "Mi silencio es su respuesta."
27. 'Pensé que ya me habías derretido.'
29. "¿Enamorada yo? ¿De ese Iceberg?"
30. ¿Estás coqueteando conmigo, Artemis?
31. "Eres muy sexy, Artemis Hidalgo."
32. "Hice algo estúpido."
33. "Ya nos conocemos, ¿no es así, Claudia?"
34. ¡Cómo me has preocupado!
35. "No juegues con algo así, Claudia."
36. "Ya soy un desastre."
Capítulo Final
Epílogo
¡A través de ti en papel!

28. "¿Cómo no querer a este hombre?"

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By Ariana_Godoy

- 28 -

Claudia.

Ligeros golpes sobre madera me despiertan.

Abro mis ojos, esperando ver el techo de mi habitación y arrugo mis cejas cuando me doy cuenta que no lo es. Mi cabeza palpita dolorosamente y me siento de golpe, evaluando mis alrededores.

La habitación de Artemis...

Espera... ¿Cómo...?

—¿Artemis, estas ahí? Voy a pasar.

La voz de Apolo al otro lado de la puerta me hace maldecir por lo bajo y apenas me da tiempo de tirarme por un lado de la cama y esconderme detrás de la misma. Por debajo de la cama, puedo ver los pies de Apolo en la puerta abierta.

—Qué raro, pensé que estaba aquí.

Apolo se va, cierra la puerta y yo dejo salir una bocanada de aire inmensa, poniéndome de pie. Sin embargo, el menor de los Hidalgo parece recordar algo y vuelve a abrir la puerta encontrándome ahí congelada.

Los pequeños ojos café de Apolo se abren ligeramente, su boca formando una 'O'

Me aclaro la garganta, estoy segura de que mi cabello es un desastre y que luzco recién levantada. Es obvio que dormí aquí.

—Buenos días,— le saludo con la mano, incomoda.

Apolo sale de su sorpresa, pasándose la mano por su cabello mojado, acaba de ducharse, lleva puesta una franela blanca y jeans, la toalla alrededor de su cuello.

—Buenos... días... yo...— él tose un poco, —necesitaba preguntarle algo a Artemis.

—Ah, él debe estar abajo o ya se debe haber ido al trabajo.

No tengo ni idea de que hora es pero si Apolo aún esta aquí y no en la preparatoria, eso quiere decir que es temprano.

—Entonces... iré... abajo.

—Ok.

—Ok.

Nos quedamos en silencio un momento y Apolo me da una sonrisa de boca cerrada antes de irse. Me agarro el cabello dramáticamente y caigo hacia atrás en la cama, ¿Cómo terminé aquí? Piensa, Claudia, piensa.

Salí con Gin, Jon y Miguel a celebrar mi buen día.

Luego, muchos tragos de vodka.

Luego, tequila.

Y ahí es donde mis recuerdos comienzan a ser borrosos.

Me esfuerzo por recordar todo pero cada vez que un recuerdo llega a mi, es más vergonzoso que el anterior: Artemis buscándome en su bar, trayéndome a casa. Dios, las cosas que le dije.

—¿Me merezco unas nalgadas?

—¿Quieres unas nalgadas?

—De ti, quiero todo.

La sangre se apresura a mis mejillas de inmediato.

Solo tenerte así a mi lado es suficiente para excitarme.

Me cubro la cara, gruñendo en frustración, ¿Es que me he vuelto loca?

—¿Te puedo contar un secreto?

—Seguro.

—Me encanta tu pene.

¡Por Dios santo, Claudia! ¿Cómo voy a mirar a Artemis a la cara después de haberle dicho todo eso? Aunque estuviera siendo honesta, esas eran cosas que me guardaba en lo más profundo de mi ser. Al parecer, mi profundidad solo esta a unos cuantos tragos de vodka y tequila.

Salgo de la habitación de Artemis, peinando mi cabello con los dedos en un intento de lucir decente. Me encuentro de frente con la enfermera del abuelo Hidalgo, cargando una bandeja de desayuno para él.

Ella alza una ceja, disimulando una sonrisa.

—Buenos días.

—Buenos días.— le devuelvo la sonrisa, con la cabeza baja.

¿Es que me voy a encontrar a todo el mundo?

Bajo las escaleras rápidamente, rezando para no encontrarme a más nadie y suspiro de alivio al llegar a mi habitación. Sin embargo, cuando abro la puerta, me quedo paralizada ahí.

Artemis esta sentando frente a la cama de mi madre, riéndose con algo que ella dijo. Él lleva puesto uno de sus trajes usuales, su cabello peinado hacia atrás, revelando ese rostro tan bien hecho que tiene. Mi madre tiene una bandeja de comida frente a ella.

¿Le ha traído el desayuno?

Mi corazón se calienta ante el gesto. Tal vez él pensó que me levantaría más tarde y quería asegurarse de que mi madre tuviera comida si ese era el caso antes de irse a trabajar.

¿Cómo no querer a este hombre?

—¡Clau!— mi madre me ojea, confundida, —Te ves...

Artemis se gira para echarme un vistazo por encima del hombro. Una leve sonrisa se forma en sus labios.

—Buenos días.

—Artemis me ha dicho que tuviste unos tragos de más anoche y que dormiste en el cuarto de huéspedes, ¿Estas bien?

Artemis se lame los labios, disimulando su sonrisa burlona. Dios, no puedo mirarlo a la cara así que me enfoco en mi madre.

—Si, iré a darme una ducha.— les digo, cerrando la puerta y tomando una respiración profunda antes de irme al baño.

Ya bañada y con ropa fresca, me dirijo a la cocina, donde me encuentro a Artemis colocando la bandeja de desayuno que tenía mi madre.

Actua natural, Claudia. Finge demencia.

Le paso por un lado y me sirvo un vaso de agua bien fría con la esperanza de que el desastre que es mi estomago mejore, ¿Por qué bebí de esa forma? ¿Por qué?

—Estas muy callada.— el hilo de diversión en el tono de voz de Artemis no pasa desapercibido.

Me tomo mi agua y pongo el vaso a un lado, mis ojos en todos lados, menos en él.

—Bueno,— me dice, acercándose a mi, el olor de su colonia llegando a mi nariz, —tengo que irme a trabajar, ¿no vas a despedirte de mi?

Le doy una sonrisa nerviosa y él alza una ceja.

—¿Tu siendo inquieta y nerviosa a mi alrededor?— él se inclina sobre mi y yo retrocedo un poco, —Eso no es algo que tu hagas a menos que... recuerdes todo lo que me dijiste anoche y estes avergonzada.

—No se de que estas hablando.

Artemis aprieta sus labios pero las esquinas de los mismos se curvean hacia arriba y lo delatan, esta evitando no reírse.

—¿Ah no?— él se acerca aún más y doy otro paso atrás hasta que lo bajo de mi espalda choca con el mesón detrás de mi. No hay donde huir, —¿Debería refrescarte la memoria?

—No, gracias.

Él se ríe un poco, su mano tomando mi mentón con gentileza. La luz del sol mañanero colándose por la ventana se refleja en sus ojos, el color café de los mismos luciendo tan claro.

—Tengo que irme.— él ladea su cabeza y cierra el espacio entre nosotros, en el momento en el que sus labios rozan los míos, me derrito. Artemis me besa con suavidad, sus labios presionando, rozando contra los míos, acelerando mi corazón y mi respiración.

Me agarro de la chaqueta de su traje, respondiéndole el beso. Artemis envuelve sus manos a mi alrededor, apretándome contra él. Nuestros labios aceleran su ritmo, el beso volviendose húmedo y apasionado. El recuerdo de lo rico que él se siente dentro de mí, calentando mi cuerpo.

Quiero volver a sentirlo.

Todo de él.

Nuestras respiraciones apresuradas se escuchan claramente en la pequeña cocina mientras nos besamos como si no hubiera un mañana. Artemis me presiona aún más contra él y puedo sentir lo duro que se esta poniendo contra mi abdomen.

—¿Qué mierdas es esto?— nunca me he despegado de alguien tan rápido. Empujo a Artemis con tanta fuerza que él retrocede dos pasos.

Sofia Hidalgo esta en la puerta de la cocina en unos de sus ajustados vestidos negros. Su cara esta roja, sus puños a sus costados, sus ojos llenos de furia sobre mi.

Debo admitir que este momento, le temo un poco.

—¿Qué carajos significa esto, Artemis?— su pregunta queda en el aire mientras ella camina hacia mi, furiosa, —¡Perra aprovechada!

Todo pasa tan rápido que apenas reacciono cuando mi cara esta volteada a un lado de la bofetada tan fuerte que me ha dado. Mi mejilla arde.

Sofia me agarra del pelo, pero antes de que pueda arrastrarme, Artemis toma su muñeca y la despega de mi, metiéndose entre las dos.

—¡No! ¡Qué sea la última vez que pones tus manos sobre ella y que la insultas!

La frialdad en la voz de Artemis es una que no he escuchando en mucho tiempo.

Sofia bufa, indignada.

—Por supuesto que la defiendes, debe tenerte hechizado con su coño joven como la perra arpía que es.

Es mi turno para hacer un lado a Artemis y abofetearla con todas las ganas.

—¡Pero como te atreves!— sostiene su mejilla, —Será mejor que tu madre y tu recojan sus cosas, ¡Se largan ya de mi casa!

—Basta.— la voz de Artemis es un susurro, y se que esta furioso. Artemis es de los que se calman friamente antes de explotar.

Sofia lo ignora.

—¿Qué esperas? ¡Largate! Te dimos un techo y te atreviste a enredarte con mi hijo, supongo que una vez que eres de la calle, no hay nada que te quite la suciedad.

—Para.

—Es que con la madre—

—¡Cállate, maldita sea!— el grito de Artemis es ensordecedor, —Ni ella ni su madre van a ninguna parte, ¿te has vuelto loca? ¿Con qué moral vienes a reclamar? ¿A hacer escándalo?

—¿Qué es lo que pasa?— el señor Juan llega, alarmado, probablemente escucho el grito de Artemis, seguido de Apolo quien nos ojea, preocupado.

—¡Juan, ella me ha pegado!— Sofia me señala, —ha revelado sus verdaderos colores, esta detrás de nuestro hijo, ella y su madre tienen que irse.

Juan permanece en silencio, tratando de entender lo que pasa.

—¿Ellas tienen que irse?— Artemis dice entre dientes, —¿Cómo hace cinco años, madre? ¿Cuando amenazaste a Claudia para que me rechazara?

Dejo de respirar, ¿Le conté eso borracha?

—¿De qué estas hablando?— Sofia luce acorralada.

Artemis mira a su padre.

—¿Tú sabías de eso?— Juan menea la cabeza, y Artemis vuelve a mirar a su madre.

—Artemis, no se que mentiras te dijo esa mujer, pero yo—

—¡Cállate!— sus hombros bajan y suben con cada respiración enojada que toma.

—¡No te permito que me hables así! ¡Soy tu madre! ¡Me debes respeto!

—¡A la puta mierda el respeto! Tú nunca has respetado esta familia, ni a mi padre ni a mis hermanos. Tú lo único que has hecho es joder esta familia, ¡¿Por qué?!— Artemis se acerca a ella con pasos enojados, —¡¿Por qué?!

Juan da un paso al frente.

—Artemis, necesitamos calmarnos.

—No.— Artemis gruñe, sus ojos enrojeciendose, —No me puedo callar más, no puedo dejarlo pasar más. Tú...— su voz se rompe ligeramente, —Tú me has quitado tanto, por tu culpa tuve que tomar un rol que no quería porque no podía dejar solo a mi padre, no después de todo lo que él sufría por tu culpa. Y ahora me entero que me quitaste hasta la chica que siempre me gustó, ¿Qué es lo que hemos hecho para que nos quieras hacer tan infelices?

Sofia aprieta sus labios, lagrimas rodando por sus mejillas.

—Yo solo estoy diciendo lo que aquí en esta casa nadie se ha atrevido a decir hasta ahora.— él respira pesadamente, —solo estoy diciendo la verdad, ¿Por qué nunca hemos sido suficiente para ti? ¡¿Por qué?! ¿Por qué has tenido que buscar algo más en otros hombros? Si eso querías, ¿Por qué no dejaste a mi padre para que pudiera rehacer su vida? ¿Por qué nos condenaste a años de verlo ahogarse en dolor hasta el punto que se volvió alguien tan frío que no lo reconocía?

Los ojos de Apolo se llenan de lagrimas y aparta la mirada.

Mi pecho se aprieta, el dolor y la frustración en la voz de Artemis es tan palpable.

—¿Por qué, mamá?

Y ahí en frente de casi toda su familia, dos lagrimas gruesas rodaron por las mejillas de Artemis, nunca lo he visto tan vulnerable, es como si por primera vez estuviera exponiendo su tristeza, lo difícil que ha sido para él.

Los ojos de Juan también se han enrojecido, probablemente dándose cuenta de lo mucho que sus hijos han sufrido en silencio.

—Artemis...— Juan empieza pero Artemis alza su mano deteniéndolo, sus ojos fijos sobre su madre.

—¡Respóndeme!— él exclama, limpiando sus lagrimas, —¿Por qué? ¿Alguna vez te hemos importado?

Sofia agacha la cabeza, llorando.

—¡Qué me respondas!

Yo doy un paso hacia él y tomo su brazo.

—Artemis.

Él me mira por encima del hombro, la rabia en sus ojos debilitándose ligeramente. Me recuerda a aquella vez que encontró a su madre con otro hombre y que casi lo mata a golpes.

Agarré su muñeca, deteniéndolo.

—Es suficiente.

Entrelacé sus dedos con los míos.

—Esta bien, ya esta bien, vamos.— él meneo la cabeza, y le doy una sonrisa triste, —Por favor.

Recuerdo eso claramente como si fuera ayer, la rabia que él emana tan parecida. Así que bajo mi mano y la entrelazo con la suya, dandole una sonrisa triste.

—Es suficiente.

Me lo llevo de ahí, ambos agarrados de la mano, el silencio es cegador, ni siquiera la señora Sofia protesta o me insulta por ir de la mano con su hijo. Esta mañana, esta conversación ha sido un despertar para esta familia.

Artemis no tenía ni idea de lo mucho que sus palabras cambiarían las cosas. A veces, solo se necesita que alguien diga las verdades bien alto para crear un cambio.

Observo por encima de mi hombro a Artemis seguirme, su mirada triste y su mano apretando la mía como si tuviera miedo de perderse si le soltaba.

Ay, mi Iceberg, has pasado por mucho, pero no te preocupes las cosas van a cambiar, y estaré a tu lado para hacerte tan feliz que podrás sobreescribir momentos de felicidad sobre esos dolorosos. 

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Nota de la autora: ¡Hola, bolitas! Ha pasado un tiempo, como he anunciado en mis redes sociales, me estoy tomando un merecido descanso de Wattpad y la verdad lo necesitaba. Pero pensé en darles este capítulo para que aguanten un poco más y tengan paciencia, aunque debo admitir que he recibido mucho apoyo y compresión lo cual me ha alegrado mucho, ¡GRACIAS!

Ahora hablemos del capítulo, ¿Qué les pareció la explosión de Artemis?

Muakatela,

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