Capítulo dedicado a:
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Capítulo 12: Un "pequeño" gran regalo.
Cristián....
Gruño mientras utilizo mi brazo para cubrir mi rostro del sol.
-¿Qué haces tirado aquí como un pollo dentro de un asador?-me pregunta Erick bloqueando la luz del sol.
-Intento que se me cocinen las ideas, imbécil-le respondo mientras trato de que mis ojos se acostumbren de nuevo a la luz.
-Pues al paso que vas, lo único que vas a lograr es que se te mueran las pocas neuronas que te quedan, idiota-me dice sentándose a mi lado.
-Jaja, muy gracioso.
-No, ya enserio; ¿qué haces aquí, bajo este abrasador sol?
-Quería tirarme en el pasto alejado de todas esas personas y este era el único lugar disponible.
-Peleaste con Helena de nuevo, ¿cierto?
-¿Qué tiene que ver, el que este tirado bajo el sol con Helena?
-El que estés tirado nada. Que estés aguantado el sol, todo. Además te escuchas como si estuvieras de mal humor, justo como cuando Sierra se enoja conmigo y no lo quiere reconocer-me responde con un encogimiento de hombros.
-No discutímos, solo hablamos; pero como últimamente, no pude llegar a ningún acuerdo con ella.
-Nunca pensé que llegaría el día en el que te vería cometer tanto errores con una chica. Por Dios, eres Cristián Evans, las chicas se peleaban por estar en tus brazos, prácticamente se lanzaban sobre ti y es por eso que no puedo creer que no puedas con esta.
-Es que ella no es como todas las demás. Ella definitivamente es un hueso duro de roer.
-O tal vez, tú simplemente no sabes como hablar con ella. ¿Qué fue lo que le dijiste esta vez?
-Solo le pedí perdón por mi comportamiento y también le pedí que intentáramos iniciar de nuevo y tratar de ser amigos otra vez. Pero se negó rotundamente.
-No deberías de darte por vencido, algún punto débil debe de tener-me dice mientras cubre sus ojos del sol.
-Es por eso que necesito idear un plan para acercarme a ella de nuevo, pero no puedo pensar en algo lo suficientemente bueno.
-¿Te das cuenta, de que si no te hubieras comportado como un idiota con ella, nada de esto estaría sucediendo?
-Eso lo sé, pero el haberla dibujado me abrumo dem...
-¿Qué tiene que ver el que la hayas dibujado con que la comenzaras a tratar mal? Ahora que lo pienso nunca me contaste que te hizo cambiar tanto con ella.
-Me puse a realizar un ejercicio de expresar sentimientos con mis alumnos y yo dibuje esto-le digo tendiéndole mi celular.
-Wow...-me dice mientras sus cejas se elevan casi al nacimiento de su cabello.-Esto es...impresionante.
-¿Ahora entiendes? Eso salio de algún lugar en mi cabeza y...
-¿Creés que podrías hacerme un dibujo como este de Sierra?-me pregunta interrumpiéndome.
-Erick, no estas concentrándote en lo impor.... Espera... eso es, ¡Sierra!-le digo poniéndome de pie.
-¿Qué pasa con ella?-me pregunta mirándome sospechosamente.
-Ella puede ayudarme; después de todo es su mejor amiga y la conoce mejor que nadie. Ella puede decirme que hacer para poder acercarme a ella de nuevo. El único problema es que me odia.
-Ella no te odia-me repite con un tono cansado.-Solo no eres su persona favorita en el mundo.
-Eso es de lo que hablo. ¿Creés que si hablo con ella y le explico las cosas acepte ayudarme?
-Siempre y cuando le demuestres que no vas a jugar con Helena-me dice regresándome mi celular.-Mira, Helena es bastante importante para ella, más de lo que te puedas llegar a imaginar; lo de ellas va más allá de una simple amistad. Ella no aceptará si no le das una razón grande y muy buena.
-Pero no tengo algo así.
-¿Estás seguro de ello?
-¿Si?-le respondo, pero parece más una pregunta que una afirmación.
-Si claro-me dice mientras niega con su cabeza y me entrega un trozo de papel.-Mira aquí tienes el numero de Sierra, confió en tí y se que harás lo correcto, siempre y cuando dejes de ignorar ciertas cosas que te pasan.
-Gracias.
-Sí, sí, lo que sea. Ahora vayamos a comer.
*****
Sierra...
-¿Hola?-pregunto mientras salgo del salón de clases y respondo mi celular.
-¿Sierra?-me pregunta una voz masculina que me suena bastante familiar, así que miro la pantalla solo para encontrarme con un numero desconocido.
-Sí, soy yo. ¿Puedo saber con quien hablo?-pregunto sintiendo que la sospecha me embarga.
-Sierra...-dice mi nombre y duda, luego suelta un suspiro y me doy cuenta de lo nervioso que esta... quien sea que este al otro lado de la linea.
-¿Si? ¿Quién eres?-le pregunto de nuevo comenzando a exasperarme.
-Soy Cristián-suelta rápidamente.
-Oh-digo con sorpresa, de todas las personas en el mundo, él es la última de la que me esperaría una llamada.
-Esto es muy sorpresivo... ni siquiera sé que pensar-le digo luego de unos minutos de silencio.
-Lamento molestarte-me dice rápidamente.-Pero necesito hablar contigo. ¿Aún sigues en la universidad? Si no es muy molesto para ti, me gustaría que nos encontráramos.
-Si aún estoy en la universidad, pero...
-Si es por Erick no te preocupes, él sabe que te estoy llamando.
-Ok... siendo así está bien, supongo. ¿Te parece si te veo en la cafetería en unos quince minutos?-le pregunto aún alucinando por lo sorpresivo de la situación.
-Eso es perfecto, te veo ahí.
-De acuerdo- le digo y corto la llamada.
-Oye Sierra, vamos a ir a mi casa, ¿quieres venir?-me pregunta una de mis amigas acercándose a mi.
-Lo siento, tengo algo que hacer; pero nos vemos mañana ¿de acuerdo?
-Esta bien, cuídate-me responde antes de alejarse de mi y acercarse a las demás que la están esperando.
Me despido de ellas con la mano y comienzo a caminar hacia la cafetería mientras marco el número de Erick.
-Hey hermosa, ¿qué sucede?-me pregunta cuando me responde.
-Acaba de pasarme la cosa más extraña del mundo.
-¿Qué te sucedió? ¿Estás bien?-me pregunta con urgencia.
-Sí, estoy bien, pero tu mejor amigo acaba de llamarme porque quiere verme y el cielo sabe que estoy bastante confundida por ello.
-Lo sé, yo mismo le di tu número, aunque sinceramente no me esperaba que te llamara tan pronto.
-¿Así qué sabias de esto? ¿Por qué no me avisaste?-le pregunto sintiéndome exasperada.
-Sabes que te amo-me responde, provocandome una sonrisa. Comienza a conocerme demasiado bien.- Pero esto es cosa de él y necesita hacer todo por si mismo, espero que comprendas porque no te dije nada.
-No vas a decirme que es lo que quiere, ¿cierto?-le pregunto con resignación.
-No-me responde mientras suelta una carcajada.
-Ya me lo temía-le digo también riéndome.-Será mejor que lo descubra por mi misma.
-Solo prométeme que lo escucharás y que no vas a matarlo, ¿de acuerdo? Sobre todo que no vas a matarlo-me ruega.- Sé que es un poco tonto y distraído, pero es mi mejor amigo.
-No prometo nada-le respondo y cuelgo luego de enviarle un beso.
Mientras recorro el camino que me queda hasta la cafetería, me debato entre llamar o no a Helena para avisarle de este encuentro tan extraño, pero algo me dice que no sería correcto; así que guardo mi celular y me apresuro hacia allá.
Cuando finalmente llego, Cristián ya esta ahí, en una mesa cerca del fondo mirando fijamente el menú.
-De acuerdo, ya estoy aquí; ¿qué es lo necesitas de mí?-le pregunto quizás un poco demasiado brusco, sentándome frente a él. Ahora que a pasado la confusión recuerdo los motivos por lo cuales no es una de mis personas favoritas.-Lo siento, no era mi intención hablarte así.
-No te preocupes-me responde mientras yo hago un chequeo rápido de él: cabello marrón ligeramente rizado, ojos verdes, músculos y bastante atractivo. Helena nunca a tenido un tipo, pero este chico encaja en lo que yo siempre pensé que iría bien con ella.
-Así que... ¿sobre qué querías hablar conmigo?-le insisto de nuevo.
-¿No quieres algo de tomar antes de que comencemos con esto?-me pregunta de regreso mientras se limpia las palmas de las manos en su pantalón.
-Claro-le respondo viendo su evidente nerviosismo que solo logra intrigarme más.
Unos cuantos minutos después, luego de que la camarera hiciera un pobre intento para atraer la atención de Cristián; finalmente tenemos nuestras bebidas frente a nosotros.
-Te cite aquí porque hay algo muy importante en lo que necesito que me ayudes-dice repentinamente mirando fijamente el contenido de su vaso.-No sé como vayas a tomar esto, o si incluso aceptarás; pero a mi parecer eres mi última opción.
-Deja ya el misterio y dímelo de una vez.
-Es Helena....
-¿Le sucedió algo? ¿Ella está bien? Ya decía yo que debía llamarle...-digo comenzando a buscar desesperadamente mi celular e intentando ponerme de pie.
-Tranquila, ella esta bien.
-Entonces, ¿qué sucede con ella?-le pregunto sentándome de nuevo.
-Quiero acercarme a ella de nuevo.
-¿En qué forma?-le pregunto sintiendo que la sospecha me embarga de nuevo.
-Vas a pensar que estoy loco, pero sinceramente no lo sé, y créeme que soy consiente de que estoy arriesgando todo al ser tan sincero contigo.
-Me alegra que lo sepas, estaría loca si dejo que la lastimes de nuevo tan fácilmente.
-Erick me contó lo importante que es ella para ti y entiendo...
-No creo que en verdad entiendas lo importante que es ella en mi vida, ella...-me detengo y tomo una profunda respiración, sin poder creer que este a punto de contarle una parte de mi vida que muy pocas personas conocen, siendo que es prácticamente un extraño.
-A pesar de que siempre fuimos a la escuela juntas; Helena y yo no eramos amigas, ni siquiera podría decirte que éramos conocidas, quizás a lo mucho yo había sido consiente de su existencia unas cuantas veces. Yo tenia un grupo de amigos, ella siempre fue...tímida-le digo con un encogimiento de hombros, reusándome a revelarle cosas de ella que lo más probable es que no quiera que sepa.- El caso es que esos amigo no eran exactamente de la mejor calidad, tú sabes: fiestas, alcohol, drogas; ni siquiera puedo decirte que en verdad nos preocupáramos los unos por los otros, solo pasábamos el rato juntos porque nos gustaban las misma cosas. Me uní a ellos cuando me sentí mayor y quise revelarme, solo tenia quince años, no era más que una chiquilla tonta queriendo comerse el mundo.
-Eso lo entiendo más de lo que piensas-me interrumpe Cristián mirando directamente a los ojos y puedo ver que en realidad sabe de este asunto.-Pero continúa, no permitas que te detenga.
-Un día-continúo no queriendo preguntar algo que quizás, él me cuente por su propio gusto alguna vez.- Serían como las seis de la tarde, mis "amigos" yo íbamos a una fiesta y nos detuvimos a comprar más alcohol.
-Todos estábamos extremadamente borrachos y entramos al súper haciendo mucho alboroto- continuó mientras la imagen se reproduce en mi cabeza.-Ellos se dirigieron directamente a la zona de las bebidas alcohólicas, mientras yo me dirigí hacia las botanas; íbamos a una fiesta, no podíamos llegar con las manos vaciás. Y recuerdo que vi a Helena ahí, para mi solo una chica cualquiera, en cambio ella me reconoció y se acercó a mí mientras yo me tambaleaba un poco.
-"¿Sierra? ¿Estás bien?"-recuerdo que me preguntó cuando se acercó para ayudarme a mantener el equilibrio.
-Sí, solo dejame en paz-le respondí y la empuje lejos de mÍ. Pero ella no se alejo y me dijo que no podía dejarme sola en ese estado, que algo podía sucederme. Le dije que no estaba sola y comencé a tambalearme lejos de ella hacia donde se encontraban mis amigos. Pero cuando llegue ahí ya no estaban, así que trate de apresurarme al estacionamiento con Helena tras de mí, pero el carro no estaba a la vista...se habían marchado sin mí.
-Entonces me gire y comencé a gritarle a Helena como si fuera su culpa, pero ella ni se inmuto y solo espero a que me calmara antes de tomarme del brazo y hacer que regresara con ella por lo que estaba comprando. Para ese momento yo estaba demasiado confundida como para pelear contra ella y permití que me llevara a su casa. Lo siguiente que supe, fue que estaba en una habitación que no era la mía; que eran las diez de la mañana y yo estaba en un lugar desconocido, no que fuera la primera vez, pero la resaca me mataba como nunca antes y el cuarto en el estaba lucia realmente bien en comparación con los anteriores. Me gire intentado reconocer el sitio solo para encontrarme una bulto de ropa y una toalla a mi lado junto con una nota que decía:
"El baño esta al fondo a la derecha, si gustas puedes tomar una ducha; te la recomiendo con agua fría, ayudara a despejar tus ideas".
-Fue entonces, que todo volvió de golpe a mí: la borrachera, lo que había consumido, la tienda, el abandono de mis amigos y la chica que me había sacado de ahí. Con cuidado me senté mientras todo a mi alrededor giraba y trate de pensar en mis opciones, pero recuerdo vagamente que mis pensamientos estaban demasiado nublados y me costaba pensar; así que agarre las cosas y tome el consejo de la ducha fría. Cuando termine, baje las escaleras y me quede por un momento en el ultimo escalón considerando marcharme antes de que Helena se diera cuenta de mi presencia; pero entonces la ví sentándose frente al televisor con nuestro desayuno en la mesa frente a ella y lo que parecían ser un par de pastillas. Estuve a punto de irme, pero realmente necesitaba esas pastillas y entonces mi estomago gruño audiblemente, ya que no había comido nada desde la mañana anterior. El sonido también atrajo la atención de Helena, que se giro a mirarme y solo me dijo:
-¡Buenos días!,-con un pequeña sonrisa entretanto, con mucha calma, me acerque a ella y me senté a su lado. Mientras ella cambiaba de canal en el televisor, me tome las pastillas y le devolví el buenos días sin soltar el vaso. Entonces sonó su teléfono y de inmediato respondio y se quedó hablando unos cuantos minutos mientras yo comenzaba a comer el desayuno. Cuando colgó volvió a tomar el control remoto para cambiar de nuevo el canal, pero algo llamo su atención y en su lugar subió el volumen... Aún recuerdo las palabras exactas que dijo el conductor del noticiero, como si las llevara tatuadas en mi mente...-le digo mientras un escalofrió me recorre, al igual que siempre que recuerdo aquel fatídico día.
"La noche anterior ocurrió un terrible accidente que cobró la vida de cuatro jóvenes. El auto en que viajaban se metió de lleno bajo un trailer y todos murieron instantáneamente. Manejaban a exceso de velocidad e iban bajo los efectos del alcohol y las drogas. Todos ya han sido identificados y solo se espera que los familiares pasen a la morgue a recoger los cuerpos. Los nombres de las víctimas son: Robert Stain, Anne Henderson,-en ese momento escuché como el tenedor que había estado sosteniendo Helena chocaba contra su plato y luego escuche el sonido de un cristal rompiéndose, mientras decían el nombre de mis otros dos amigos- Fernando Robinson y Estela Morgan."
Entonces mire a Helena, quien me veía con una mirada de horror y una mano cubriendo su boca. Eso fue lo que basto para darme cuenta que no habia escuchado mal, que ella sabía que ellos eran mis amigos y que estaban muertos... todos ellos estaban muertos y habían muerto la noche anterior... Y yo pude haber estado con ellos. Luego de eso creo que me desmaye, porque cuando estuve consiente de nuevo mis papás estaban a mi lado, mientras Helena se movía de aquí para allá en su sala.
-Despertaste-dijo con evidente alivio cuando me vio y por una vez; en un largo tiempo, vi que alguien, a parte de mis padres, estaba realmente preocupado por mí.
Luego de eso y de muchas preguntas, mis papás me llevaron a nuestra casa, en donde me pase tres días sin comer y solo metida en la cama aun en estado de shock por lo sucedido. Helena fue a verme cada día, sin importarle que siempre la corriera. Fue hasta que mamá hablo conmigo que me di cuenta de que gracias a ella estaba viva.
-Si ella no me hubiera entretenido aquellos escasos segundos, yo me abría ido con ellos y también estaría muerta... ¿Ahora entiendes? -le pregunto mientras limpio mis lágrimas con la servilleta que me ofrece.-Gracias a ella estoy viva...ella me salvo la vida.
-Dios...-dice soltando un suspiro entrecortado-no sabia que algo como esto te había sucedido.
-Con esto no quiero que vayas a comenzar a tenerme lástima, si te lo conté fue porque quiero que entiendas lo realmente importante que es ella para mí-le digo y luego se me escapa una sonrisa.-Tiempo después le pregunte porque lo había hecho; el detenerme. Después de todo pudo haberme dejado marchar, no éramos amigas ni nada. ¿Y sabes qué me respondió?
-¿Qué?-me pregunta mientras toma a su café y le da un sorbo.
-Que hace algunos años, una vez la ayude a juntar sus libros y que simplemente le caía bien, a pesar de que nunca hablamos después de eso. Si me lo preguntas, eso no es motivo suficiente, pero cada día agradezco que lo haya hecho.
-Ella no es una chica común-me dice con su sonrisa ampliándose.-Lo noté desde la primera vez que la ví.
-Lo sé, además ya la han lastimado y no hubo mucho que yo pudiera hacer para ayudarla. Ahora lo estas poniendo en mis manos y no te voy a hacer esto sencillo.
-Soy consiente de eso también y créeme que entiendo porque lo haces; yo podría dar mi vida por ese chico al que llamas novio.
-Ustedes han sido amigos desde hace mucho tiempo, ¿verdad?-le pregunto agradeciéndole silenciosamente que nuestra conversación anterior ya haya quedado en el pasado.
-Sí, probablemente desde que nuestras madres estaban embarazadas-me responde y se encoge de hombros con una sonrisa.-Entonces, ¿me ayudarás? Te prometo que no voy a lastimarla, eso te lo puedo asegurar, porque en verdad es lo último que quiero hacer.
-Esta bien, voy a hacerlo-le digo dando un suspiro, intentando disimular mi admiración.-No prometo hacer las cosas fáciles para ti, pero te admiro el hecho de haberme llamado y que hayas pedido mi consejo para hacer esto, eso es algo por lo que siempre te voy a estar agradecida.
-Eso me parece perfecto, porque no quiero que vayas y hables bien de mí con ella, ni que la persuadas para que vuelva a ser mi amiga; solo quiero saber como puedo hacer que ella vuelva a confiar en mí.
-Eso no va a ser fácil, nada fácil-le digo y luego suelto una carcajada por su expresión.-¡Hey! No hagas esa cara. No iras a echarte para atrás ahora, ¿verdad?
-No, solo que con tus palabras me confirmas lo que ya sabía, porque si hay algo que esa chica sabe hacer es alejarme de ella.
-Tal vez-le digo.-Pero puedo asegurarte que no es imposible, ella es más sensible de lo que aparenta. Para comenzar solo piensa en detalles y en libros. Son dos de las cosas que a ella más le gustan.
-¿En detalles y en libros?-me pregunta con cara de confusión.
-Sí, y eso es todo lo que te diré por ahora-le respondo mientras unas manos cubren mis ojos.
-Erick-digo luego de que el olor de su colonia me envuelve.-¿Qué haces aquí?
-Yo lo llamé-me responde Cristián mientras deja un billete en la mesa.-Le envié un mensaje mientras me contabas hace un rato, supuse que ibas a necesitarlo luego de eso.
-¿Espero que eso haya estado bien?-me pregunta Erick mientras se sienta a mi lado y toma mi mano.
-Es perfecto- le respondo y luego me giro a ver a Cristián.-Gracias por llamarlo.
-Gracias a ti por haberme dado algo de tu tiempo, voy a asegurarme que no te arrepientas por esto-me dice y luego se pone de pie.-Los dejare solos tórtolos, nos vemos luego.
-¿Y bien? ¿Qué piensas de él ahora ?-me pregunta Erick en cuanto Cristián sale de la cafetería.
-Tengo que reconocer que no es tan malo como creí. El que me haya buscado para hablar de Helena a hecho que suba mucho puntos en mi lista, además no sé, me inspira algo de confianza. Te prometo que de ahora en adelante voy a hacer como si lo del día del súper no hubiera sucedido, y me voy a dar la oportunidad de conocerlo.
-Ya verás que es un buen chico-me dice dándole un apretón a mi mano.- Ahora, ¿a dónde quieres ir?
-A mi sillón, ¿creés que podrías abrazarme toda la tarde para hacerme sentir mejor?-le pregunto.
-Toda la vida si es necesario-me responde y besa el dorso de mi mano, lo que hace al instante que me derrita y me olvide de lo malo.
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Cristián...
Luego de hablar con Sierra, me dirijo a casa esperando encontrarme con mamá y mi hermana; pero cuando llego Helena aún esta aquí, sentada en el sofá con Emily en sus piernas. Esta leyéndole, luciendo realmente linda y emocionada; pero no sé a dado cuenta de que mi hermana ya está profundamente dormida entre sus brazos.
Con cuidado me acerco a ella, mientras mueve una de sus manos de aquí para allá, contando como un camión de bomberos salva a todo un edificio de un incendio.
-Ya esta dormida- digo cuando estoy lo suficientemente cerca de ella.
-¡Ah!-grita, lanzado el libro por los aires, el cual termina cerca de mí.-Me asustaste.
-Lo siento, no era mi intención-me disculpó con una sonrisa mientras junto el libro de Emily.-¿Qué haces aquí todavía?
-Tu mamá me llamó hace un rato para decirme que iba a retrasarse-me responde mientras arrulla a Emily y regresa a su actitud evasiva.
-Eso es perfecto-le digo mientras la observo ponerse de pie para recostar a Emily en su porta bebé.- Supongo que quieres marcharte; pero, ¿podrías esperarme un momento? Tengo algo para ti.
Antes de que pueda responderme, subo las escaleras de dos en dos y me apresuro a mi cuarto para tomar su libro y los libros que hace un tiempo compré para ella. Nunca se los di porque no se sentía correcto...hasta hoy.
-No puedes rechazarlos-le digo cuando me acerco a donde esta, sintiéndome realmente orgulloso por haber pensado en esto, mucho antes de que Sierra me lo dijera.- Si quieres puedes verlo como un extra por todo lo que haces por nosotros.
Veo con satisfacción que sus ojos se abren con sorpresa y alcanzo a vislumbrar reconocimiento en ellos, el que supongo se debe a que tengo su libro, después de mucho tiempo, entre mis manos.
-Vamos, tomalos todos-le digo cuando solo me quita su libro de mis manos.-Ya tienen bastante tiempo guardados en mi librero, porque estaba esperando el momento adecuado para entregártelos.
-No puedo aceptarlos-me dice, pero puedo ver en sus ojos que se muere por tomarlos.
-Los compré para ti, debes aceptarlos. Además, si no te los llevas, solo se van a quedar en mi librero acumulando polvo.
-¿En verdad los compraste para mí?-me pregunta con sus ojos de repente vidriosos por las lágrimas.
-Por supuesto. Sé cuanto te gusta leer y quise comprarlos para ti. No estaba muy seguro de que escoger, así que le pedí a la empleada que me diera las últimas novedades y aquí están, espero que te agraden.
-Son perfectos, gracias-me dice abrazándolos fuertemente contra su pecho.-No tenías porque hacer esto, pero te lo agradezco infinitamente y sobretodo te agradezco que me los dieras hoy. Nunca voy a olvidar este gesto que acabas de tener conmigo.
-Pero no te pongas así-le pido mientras limpio una de las lágrimas que se ha escapado de sus ojos.-Yo solo quería darte algo que te pusiera feliz. Son solo... un pequeño regalo.
-Un pequeño gran regalo, diría yo-dice, con esos hermosos y profundos ojos mirándome fijamente por un momento.-Y lo has conseguido, no sabes en realidad cuan bien me hace esto.
-Siempre que exista algo en lo que me necesites, no dudes que estaré ahí para ti-le digo y sin darme cuenta voy acercándome más a ella, mientras limpio otra de sus lágrimas. Me gusta tocarla, debo admitirlo, porque se siente como si mis manos encajarán perfecto con ella.
-Ojalá no hubiera nada-murmura tan bajo que creo que solo son alucinaciones miás.
Es en ese momento que me hago consiente de lo cerca que realmente estoy, tan cerca que puedo sentir su aliento en mi rostro, tan cerca que me doy cuenta de las pecas que salpican sus mejillas. Entonces me mira y el mundo se detiene al igual que su respiración. Estamos tan cerca, que el más mínimo movimiento provocaría que nuestros labios se tocaran, pero entonces recuerdo a Amy y la culpa invade mi interior. Ella no se merece esto, como tampoco Helena lo hace.
Estoy a punto de apartarme, pero ella es mas rápida; da un paso atrás y antes de darme cuenta ya esta saliendo por la puerta mientras mis brazos caen pesadamente a mis costados.
-Ojalá y de verdad esto te haga muy feliz y que pienses en mí cuando los leas-murmuro mientras recargo mi frente en la puerta y la imagino llegando a su casa.
Ahora sé que tengo que hablar con Amy y entre más pronto lo haga, será mejor. Puede que aún no sepa que es esto que me pasa con Helena exactamente, pero ahora estoy seguro de que no es algo normal.
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