Damon Grey #3 (Saga Sombras...

MarlyyGrey द्वारा

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Primer libro de los hermanos Grey en La sombra de mi ángel. Historia Registrada. Está prohibida su adaptaci... अधिक

Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1 || Verdades
Capítulo 2 || Visita inesperada
Capítulo 3 || Tentación
Capítulo 4 || Completamente mía
Capítulo 5 || ¿Mamá?
Capítulo 6 || Amanda
Capítulo 7 || Hermano
Capítulo 8 || Regresaré por ti
Capítulo 9 || Partida
Capítulo 10 || Phoebe
Capítulo 11 || Phoebe II
Capítulo 12 || Perdidos
Capítulo 13 || ¡Papá!
Capítulo 14 || Una necesidad
Capítulo 15 || En casa
Capítulo 16 || En casa II
Capítulo 17 || Más difícil de lo que creí
Capítulo 18 || ¡A la mierda los prejuicios!
Capítulo 19 || Primera vez
Capítulo 20 || Un día diferente
Capítulo 21 || Pánico a la distancia
Capítulo 22 || Nervios nivel mil
Capítulo 23 || Papá enfurecido
Capítulo 24 || Nuevo temor
Capítulo 25 || Ted siendo idiota
Capítulo 26 || Más que hermanos
Capítulo 27 || Charla y nuevo rostro
Capítulo 28 || Dejarlos entrar
Capítulo 29 || Advertencia
Capítulo 30 || De vuelta al caos
Capítulo 31 || Susto y dudas
Capítulo 32 || Descuido y gritos
Capítulo 33 || Decisión radical
Capítulo 34 || Celos
Capítulo 35 || Celos en aumento
Capítulo 36 || Cediendo lentamente
Capítulo 37 || Montaña de emociones
Capítulo 38 || Situaciones
Capítulo 39 || Verdades impactantes
Capítulo 40 || Desesperado
Capítulo 41 || Enfrentando mis miedos
Capítulo 42 || Inauguración
Capítulo 43 || Inauguración II
Capítulo 44 || Decisiones
Capítulo 45 || Decepción
Capítulo 47 || Te odio
Capítulo 48 || Aquí mando yo
Capítulo 49 || Muy cerca de la verdad.
Capítulo 50 || Separaciones
Capítulo 51 || Enfrentamiento sorpresa
Capítulo 52 || ¿Se conocen?
Capítulo 53 || Aceptando la realidad.
Capítulo 54 || Pánico
Capítulo 55 || Una luz de esperanza.
Capítulo 56 || La verdad
Capítulo 57 || Adiós a todo.
Capítulo 58 || No puedes...
Capítulo 59 || No eres mi padre.
Capítulo 60 || Nada se ha ido.
Capítulo 61 || Solución.
Capítulo 62 || Sentimientos.
Capítulo 63 || Hermanos.
Capítulo 64 || Mi padre.
Capítulo 65 || Oscuridad.
Capítulo 66 || ¿Mamá?
Capítulo 67 || Anais.
Capítulo 68 || Lo que necesito...
Capítulo 69 || Final.
Epílogo
Agradecimientos.

Capítulo 46 || Tío

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MarlyyGrey द्वारा



—¡Damon, espera! —Me detengo abruptamente al escuchar la voz alta y demandante de mamá.

Inhalo y exhalo frenéticamente buscando apaciguar la angustia que se esparce por mi estómago. Trago saliva con dificultad desatando el nudo de mi garganta, pero nuevamente se instala cortándome el aire.

Es una sensación extraña, jamás había sentido que mis piernas me llevarían al suelo, que mi pecho doliera al punto de impedirme hablar, respirar e incluso pensar.

—Ahora no, mamá. —Mi voz es totalmente irreconocible.

Quebrada, ronca, temblorosa. El dolor, la angustia, los celos me están matando lentamente. Lucho por sostener esa barrera de control, pero se me está haciendo imposible, quiero gritar, golpear todo, incluso llorar y no puedo controlarlo.

—Háblame, cariño.

Su voz es como la de aquel niño que cuidó desde pequeño. Es el mismo tono tierno que usaba para consolarme cuando me caía, sacaba una mala nota, aunque me haya esforzado, o cuando perdía un partido donde volcaba todas mis energías.

Recargo mi frente en el capo de mi auto. Todo mi sistema está alterado.

Siento su mano en mi espalda. Su tacto siempre logra apaciguarme. Mamá tienen un efecto sobre todos impresionante, es efectivamente un calmante, logra evaporar la tensión, angustia; su voz te relaja, su timbre suave y dulce es como una melodía que te tranquiliza.

—¿Por qué, mamá? —pregunto en medio de la oscuridad que cubren mis ojos—. ¿Por qué ella? —Escucho su suspiro.

—Dame la llave del auto, Damon y lo hablaremos. —Levanto la cabeza para verla junto a mí. Miro sus ojos que me observan con temor. —Cariño, entrégame la llave. —Me extiende su mano.

—Necesito alejarme, mamá. —Niega con la cabeza. —Sí, mamá. En estos momentos quiero golpear todo, no podría controlarme, no quiero dañarla.

—No lo harás, la amas. —Escuchar eso último duele. —Entrégame la llave y hablemos, Damon. Igual no pasarás la puerta de metal, tu padre te ha impedido la salida. —En otro momento me molestaría, e incluso me burlaría de su estrategia, pero ahora lo único que hago es hacer lo que dice, sintiéndome derrotado, vacío, traicionado y con un dolor lacerante en el pecho que a cada segundo se me hace difícil soportar.

—Me traicionó —digo, mi mente me lleva a ese momento—. Lo esperé de cualquiera, mamá, menos de ella. ¡La amo con mi maldita vida!

Sus ojos se cristalizan.

—Esto tiene una explicación, cariño. Tienes que escucharla, dejar que te explique todo, ambos lo merecen. —Niego frenéticamente.

—No necesita explicación lo que vi. Nada puede justificar lo que mis propios ojos vieron. —Se acerca, levanta su mano y la pasa por mi mejilla limpiando las lágrimas que no sabía derramaba.

—Me duele verte de esta manera, Damon. Necesitan hablar, ella también está muy mal...

—Sus manos estaban en su cuello. Sus labios se movían sincronizados —susurro con dolor—. Parecían dos amantes que se conocían a la perfección, estaban tan... conectados.

—No, cariño. Phoebe te ama más que a nada. Todo fue un malentendido. —Sus ojos azules me miran cristalinos.

—¿Malentendido? ¿Cómo llega tu boca a la de otro? ¿Cómo tus manos lo aferran por error? —Intento, lucho por encontrarle un sentido erróneo sin hallarlo.

—Alexander está borracho, muy borracho. Es por eso que no pudo contratacar tu golpe. —Bufo.

—Es un débil —espeto.

—Damon, por Dios. ¿Te estás escuchando? Tú no eres una persona violenta o agresiva —me reprende.

—¿Qué quieres que haga, mamá? Acabo de ver a la mujer que amo, la madr... —me detengo abruptamente—. ¿Sabes qué? Dile a papá que revoque su orden o de lo contrario estrellaré el auto con la verja.

Tomo las llaves de su mano rápidamente al ver que intenta esconderla.

—¡Damon! —Subo rápidamente cerrando el auto sin importar su llamado.

Como esperaba seguridad me permite la salida. Por una hora recorro las calles de Seattle sin un rumbo fijo. Me detengo en una estación de gasolina para llenar nuevamente el tanque. Retomo mi camino y sin pensarlo me detengo frente a ese edificio en un tono gris sumamente claro casi cerca del blanco.

¿Por qué estoy aquí?

Las letras Hunt resplandecen en un tono negro brillante. Es aquí donde veo la diferencia de poderes. El edificio tiene a lo mucho diez pisos, mientras el de papá tiene veinte y como un Grey se impuso que el mío fuese igual.

Suspiro profundamente limpiando las lágrimas que corren silenciosamente por mi mejilla. El dolor me ha traído a este lugar sin saber por qué. Hurgo mi móvil en el bolsillo de mi pantalón. Más de treinta llamadas perdidas y diez mensajes sin abrir se marcan en la pantalla principal.

Las desecho todas.

Busco entre mis contactos el número de Samuel. Espero y al tercer tono contesta.


—¿Qué pasa, hermano? —Su voz suena agitada.

—Estoy frente a tu empresa. Necesito hablar contigo. —Quejidos y ruidos extraños se escuchan al otro lado.

—Hoy no trabajo, enano. Si quieres puedes pasar a mi apartamento. —Frunzo el ceño.

—¿Apartamento? —pregunto desconcertado.

Se supone que vive en casa de sus padres.

—Cuando tienes por madre a Amanda Hunt, deseas tener apartamento o casa y hasta un Jet para huir de ella con frecuencia. —Su tono quejoso y palabras verídicas, pero con mote divertido, me sacan una sonrisa.

—Es entendible. Envíame la dirección y estaré ahí. —Cuelgo.


Recibo unos segundos después la dirección, que para mi sorpresa no está muy lejos de su empresa. El portero me informa que puedo subir, Samuel me asignó como persona confiable y con pase accesible a su apartamento cuando lo disponga.

Toco su puerta una vez, al abrir lo veo sin camisa, con un pantalón de dormir y su cabello revuelto.

—¿Estabas dormido? —pregunto, nuevamente sorprendido.

Son las ocho de la noche de un sábado que dicta salida, alcohol y mujeres. Samuel disfruta de pasar ratos de placer sin compromiso...

—Pasa, enano. —Entro e inmediatamente me detengo al ver a la mujer de vestido diminuto tomar su bolso.

—Esto es inconcebible, Samuel —le gruñe enojada.

¡Oh, mierda! 

He interrumpido su sesión de sexo.

Samuel rueda los ojos irritado.

—Si mi hermano pide verme, me verá. No hay mujer que cancele eso, acostúmbrate. —Le señala la puerta.

Un auténtico hijo de puta.

La mujer se detiene frente él que permanece con la puerta abierta. Le susurra algo que hace a mi hermano reír, inclinarse y besarle la boca rápidamente como si temiera que fuese a golpearlo.

—Eres un idiota —le gruñe furiosa.

—Me amas, no te mientas. —Río por ello.

Hay hombres que disfrutan ver el enojo de los demás y Samuel es uno de ellos. Disfruta hacerle la vida un calvario a mis hermanas, disfruta molestar a todo el que se gane su aprecio, por eso podría afirmar que la chica que ha salido le genera algún tipo de cariño o suelen frecuentarse muy seguido.

Cierra la puerta centrando su penetrante mirada en mí.

—¿Qué pasó? Se supone que debes estar en el cumpleaños de tu abuelo.

Por un segundo había olvidado todo el dolor, su interacción con aquella mujer había borrado toda la angustia y desesperación que corría por mi cuerpo y lo agradecí.

—Encontré a Phoebe besándose con el imbécil de Alexander.

Obviamente conoce a Alexander. Hemos hablado innumerables veces de él y por qué Phoebe lo trataba con tanta familiaridad. Siempre supe que en ellos había algo más que una simple apreciación de hermanos, era tan evidente en la forma que se miraban...

—No, debes estar confundido. —Se acerca con el ceño fruncido y sus ojos azules idénticos a los míos oscuros. Toma asiento frente a mí. —Phoebe te ama, Damon. Es imposible no ver eso en sus ojos. —Paso la mano por mi rostro frustrado.

—Lo vi, fui por ella cuando se alejó y al entrar al salón estaban ahí, ella... lo aferraba a ella. —Abre los ojos como platos.

—Mierda, enano. Eso suena imposible. —Bufo con tristeza.

—También lo creí imposible. Si no lo hubiera visto, créeme, no lo creería. —De verdad parece mortificado, afectado por mis palabras.

—¿Hablaste con ella? ¿Te dio alguna explicación? —Niego con la cabeza.

—No, salí antes de cometer una locura. —Se pone de pie resoplando.

—Debiste escucharla, Damon. —Sus ojos me recriminan.

—¿Escucharla? —pregunto exasperado—. ¿Cómo querías que la escuchara cuando lo único que pasaba por mi mente con el dolor que me recorre es tomarlA por el cuello? —Abre los ojos como platos. —Me sentí tan... dolido, engañado, que lo único que nace es hacerle pagar con golpes el dolor que siento ahora.

Vuelve a tomar asiento, esta vez apresurado.

—¿Le has pegado alguna vez? —Entrecierro los ojos.

—No. Jamás le pondría una mano encima a ella o alguna otra mujer. —Suelta el aire ruidosamente. —No soy un golpeador de mujeres, Samuel. —Asiente pensativo.

—¿Te has sentido en otras ocasiones así? ¿Con deseos de descargar tu ira a golpes? —Cierro los ojos recordando aquel episodio en la terraza, donde lo abrazó...

—Si, todas con ella. La última vez le rompí el labio a Damián en el gimnasio cuando descargaba mi ira. —Su rostro es sombrío.

—¿Todo en escenarios de celos? —Asiento.

—Sé lo que estás pensando, mamá también lo piensa, estoy seguro.

—Estás llevando tus sentimientos a un punto sin frenos y oscuro, Damon. Esto lo estás tornando obsesivo y no es bueno. —Niego.

—No, simplemente me lleno de ira y es normal, Samuel. Acabo de ver la mujer que amo en brazos de otro hombre, ¿cómo querías que reaccionara? Los dos me vieron la cara de imbécil, pero más ella. Ella más que nadie sabe lo que significa en mi vida. —Se pone de pie, se sienta junto a mí palpando mi hombro.

—Puedo imaginar cómo te sientes, hermano. Lejos de juzgarte, te apoyo y te aseguro que puedes contar conmigo. —Le agradezco con la mirada. —También seré sincero, hablaré con ella. Necesito saber su versión y te aseguro que, si pasa algo más, seré el primero en aconsejarte que te alejes. —Suspiro profundamente.

—No quiero saber de ella ahora, Samuel. Duele... duele mucho todo esto. Estoy luchando conmigo mismo para no tirarme al suelo y llorar como un niño, me nace hacerlo, pero soy adulto y llorando no se irá el dolor, la angustia, la desesperación y, sobre todo, la traición. —Asiente.

—Entonces llora, enano. Eso no te hace menos hombre —pide compasivo, en un tono que denota cuanto le afecta mi estado.

Me pongo de pie.

—No, necesito serenarme, pensar que haré. Hay mucho que nos une... —Somos interrumpidos por el tono de su teléfono en la isla de la cocina.

Se acerca y contesta. Vuelve la mirada hacía mi repentinamente. Me señala su teléfono y gesticula con sus labios que es mi padre.

No me extraña que sepa dónde estoy. Christian Grey conoce la ubicación del último mosquito que picó a su hija. La identidad de la hormiga que cruza por error su propiedad y de toda su descendencia. El hombre ejerce un método d control que ahora empieza a ahogarme. Mi privacidad y derecho a la intimidad los estoy viendo violados y me enoja.

Niego a su petición de hablar. No quiero hablar con nadie, por lo mismo he apagado mi teléfono antes de llegar.

Habla por minutos en que pienso en mi princesa. Me alejo en dirección al balcón de su apartamento observando la vista. Los recuerdos junto a ella me inundan. Cada una de sus palabras, caricias y besos. Cada te amo dicho de esa manera suave, dulce, tan suya que hacía erizar cada vello de mi piel. Esa mirada color plata brillante que me gritaba sentimientos que me hacían sentir pleno, dichoso, en un éxtasis de felicidad del que creí no podría salir.

Cierro los ojos sintiendo como las lágrimas descienden. Recordar la noche anterior hace que todo duela mucho más. Por primera vez me permití acariciar su vientre mientras dormía. Por primera vez sentí que algo realmente grande nos uniría por siempre. Le hablé por primera vez a mi hijo y sentí que podría hacerlo, podría permitirme ser todo lo que ella y ese bebé necesitaban.

Siento la presencia de Samuel junto a mí, permanece en silencio, siendo esa compañía silenciosa que en estos momentos necesito más que nada. Libero todas esas emociones que me ahogan a través de mis lágrimas, de ese llanto que por horas me negué a dejar fluir.

Quería un futuro. Pelee contra mí mismo por complacerla para nada. No sirvió, no fui suficiente para ella, se cansó de esperar por el hombre que le ofreciera un hogar en toda la regla y aceptara su deseo de madre sin rechistar.

Mi hijo.

Al final siempre tuve razón, tendré un hijo lejos de mí y era algo que quise evitar.

Miro a mi hermano, sus ojos tristes hacen que todo sea más fuerte, más profundo.

—Vas a ser tío —susurro con la voz quebrada.

Frunce levemente el ceño. Ladea la cabeza levemente sin comprender.

—No entiendo. —Bajo la cabeza limpiando mis lágrimas, centrado mi mirada en mis manos entrelazadas. Las mismas que desearon poder sentir algo más de ese ser.

—Phoebe está embarazada. —Se pone de pie abruptamente sin despegar su mirada aterrada de mis ojos.

—¡¿Te volviste loco?! —me grita aterrado.

No esperaba menos de él.

_________________________________


Hola, mis bellezas. 

Espero de corazón les haya gustado el capítulo.

Gracias infinitas por sus votos y comentarios. 

Nos leemos en el siguiente. 

Besitos. 


Marly Castro

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