NUESTRO DESTINO

By Yolandaamr

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Muchos no creen en las casualidades, en el destino... Pero, ¿que pasaría si un día encuentras esa casualidad... More

Prólogo
Capítulo 1: el descanso.
Capítulo 2: "el accidente".
Capítulo 3: un café.
Capítulo 3: un café. (Mimi)
Capítulo 4: las llaves.
Capítulo 5: la piscina.
Capítulo 6: preparando.
Capítulo 7: el bus.
Capítulo 7: el bus (Mimi).
Capítulo 8: la habitación.
Capítulo 9: adaptación.
Capítulo 9: adaptación (Mimi).
Capítulo 10: unas copas, y unas salvadoras.
Capítulo 12: el pack.
Capítulo 13: la gymkana.
Capítulo 14: sin planearlo.
Capítulo 15: decisiones.
Capítulo 16: pensar.
Capítulo 17: maldita puerta.
Capítulo 18: detalles.
Capítulo 19: mi rincón.
Capítulo 20: la sorpresa
Capítulo 21: pensar.
Capítulo 22: inseguridad.

Capítulo 11: parejas y rupturas.

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By Yolandaamr

Ana

-Así que, ¿era tu novia?

-ERA. Pero parece que no lo pilla. Por cierto, ¿cómo lo sabes?

-Me estaba fumando un cigarro en frente y me he empapado de toda la conversación, perdona, ha sido sin intención. Bueno, ¿por qué lo dejasteis? Si se puede saber, claro. Hacéis buena pareja a simple vista.

-Vaya, Ana Banana la espía. Jajajajaja. No pasa nada, tranqui. Mira, yo ya estoy cansada y tengo ganas de volver, son las 1, y mañana tenemos que madrugar. ¿Te vienes y te lo cuento por el camino?

-Me parece buena idea.

Entramos a por nuestras cosas y nos despedimos. Y a mi parecer, las únicas sobrias de allí eramos Mimi y yo. Estaban todos fatal jajajaja. Al salir de allí, me fijé en que Lucía nos miraba de mala manera, como enfadada.

-No sé si te habrás dado cuenta. Pero al salir de aquí, si las miradas matasen, Lucía no me habría dejado llegar a la puerta viva.

-Pasa de ella. Uno de los motivos fueron cosas así. Es muy cría a pesar de tener solo un año menos que yo.

-Bueno, de aquí al hotel hay 20 minutos andando. Te dará tiempo a contármelo, ¿no? No es que sea cotilla. Me intereso porque creo que necesitas desahogarte con alguien. Y a mí me encanta escuchar. Así que...

-Sí. Me da tiempo jajajaja. Muchas gracias Ana, de verdad. Necesito desahogarme con alguien y soy muy desconfiada.

-No es nada. Me alegra que yo te transmita confianza. A ver, ¿que pasó entre Lucía y tú?

-Pues bueno, yo empecé a estudiar la carrera hace 5 años, como tú supongo. Y, me sabe mal decirlo, pero siempre he sido la típica que quiere una relación de una noche y se acabó. No quiero atarme. Me gusta ser libre pero a la vez, pasármelo bien. La gente puede pensar de mí que utilizo a las personas para lo que quiero, en el sentido sexual, y ya está. Pensarán que no tengo corazón, que no quiero enamorarme nunca, mil cosas...
Total, que siempre he sido así, y en la universidad no iba a cambiar la verdad. En estos cinco años, he conocido muchas personas con las que habría podido tener algo, pero nunca he querido. Si no me llamas la atención más allá de físicamente, ni probablemente tengamos algo porque no quiero seguir conociendote, ni probablemente me interese en saber más de tí. Que conste que con las personas que tengo un polvo de una noche, saben a lo que van, a lo directo. Eso me hace sentir mejor. Así no tengo que destrozarle las ilusiones a nadie. También es cierto que más de una, y de uno, se han enganchado sin quererlo y me han insistido más. Pero yo, nunca he querido.
No sé que pensarás de mí hasta aquí la verdad. Creo que tu imagen sobre mí ya ha empezado de puto culo.

-Para nada. Es una alegría que no tengas prejuicios a la hora de hacer lo que quieras. Tú misma lo has dicho. Puedes disfrutar. No tienes compromiso con esas personas que han pasado por tu vida y ellas lo saben. Y, oye, tus motivos tendrás para no querer nada serio con nadie. Sigue contándome, Mimi.

-Bueno, el caso es que yo estaba a gusto "sola". Pero hace un año, en una fiesta universitaria, unas amigas me presentaron a Lucía. Era nueva en Madrid. Venía de Cáceres e iba a estudiar odontología. La chica me cayó muy bien, y, aparte de llamarme la atención su físico, me interesé en saber cosas de ella. Pero no fue en principio nada diferente a las demás. La primera noche ya nos acostamos. No íbamos tan pedo. Pero apenas hicimos un par de preguntas desde que me la habían presentado. Era más tensión sexual del momento que otra cosa.
Pero después de esa noche, ella me siguió llamando para quedar, y a mí la idea no me desagradaba, así que nos fuimos conociendo poco a poco, y, pues bueno, comenzamos una "relación" por decirlo así.

-¿Y no estabas a gusto con ella? ¿Cuál fue el problema? Espero que al menos disfrutarás ese tiempo que estuvisteis juntas.

-Sí. De eso no me puedo quejar. Fueron nueve meses bastante buenos.  Hacíamos prácticamente vida juntas. Convivíamos la una con la otra mucho tiempo. Cuando ella no dormía en mi casa, yo dormía en la suya. Osea que en el tiempo que estuvimos juntas me lo pasé muy bien. Pero a lo que me estabas preguntando. El caso es que estaba a gusto con ella. Nos llevábamos muy bien. Pero era algo raro. Porque había momentos en los que se me pasaban muchas cosas por la cabeza cuando veía sus defectos. Se supone que a la persona que quieres, la quieres con sus virtudes y sus defectos. Y yo, cada defecto que veía en ella, más incrementaba mi rechazo hacia ella. La empezaba a ver más como una amiga. Éramos muy compatibles, pero como eso. Comencé a ver que no era la persona con la que quería compartir mi vida. Llámame exagerada si quieres. Pero cuando planteo el tener o tengo algo serio, es porque me veo decidida a tener algo estable y duradero. Pero ya ves, a la primera no funciona todo. El caso es que, vi que era bastante inmadura en algunas situaciones; cuando había que tener ciertas actitudes en la pareja, parecía que con ella no iba la cosa; cuando tenía que hablar con ella sobre algún problema, si ella no era el de centro de la conversación no le solía interesar lo más mínimo; y, cuando se hacía la interesada, se notaba de sobra. Y no quería cosas como esas en una pareja. Acabé con ella desde lo que a mi me parece, una buena manera. Le dije que podíamos ser muy buenas amigas, pero no novias. Yo ya no la veía como eso, ni quería verla de tal manera. Me sentía más libre teniéndola como amistad que de otra manera. Bueno, ya me he desahogado bastante. A nadie le había dicho esto nunca. Los motivos así me los guardé siempre para mí. Pero, hoy, quiero tener una opinión. Así que, opina Ana Banana, jajajajaja.

-Después de escuchar todo esto, me caes todavía mejor. Me parece que tienes las cosas muy claras, sabes lo que quieres. Y eso en una persona me parece genial. Entiendo perfectamente que no quieras eso en una relación. Es totalmente comprensible. Yo tampoco lo querría la verdad... y ultimamente no ando muy bien. Me hacen falta charlas así para darme cuenta de ciertas cosas. Estoy algo ciega, o no quiero ver. Y tranquila, que no todo sale a la primera. Se ve que eres alguien alucinante a quién hay que descubrir poco a poco. Y no cualquiera sabe hacer eso. Por ejemplo, Lucía, pues supo ver siempre sus cosas en vez de descubrir las tuyas.

-Exacto. Que bien que me entiendas perfectamente. Me hacía falta una amiga así. Te conozco de un par de días, pero me has transmitido mucha confianza y he sentido que eras la persona con la que tenía que vaciar mi cabeza de paranoias y problemas así.
En fin, básicamente, lo dejé con ella porque yo busco otras cosas. Yo quiero una relación en la que mi pareja me transmita mil sentimientos, me vuelva loca (en el buen sentido), algo en lo que sienta que puedo apoyarme en esa persona cuando lo necesite, y, que además, estará ahí. Con quien, aparte de tener situaciones en las que haya que actuar seriamente o de otras maneras, sepa que puedo reírme como dos niños pequeños hasta que nos cansemos. Que seamos dos personas independientes que nos completamos. Quiero decir, cada uno es completo por sí mismo. Pero, me refiero a alguien que te pueda aportar piezas a tu persona, que ni siquiera sabías tú que existían. Quiero enamorarme de mi pareja todos los días, sintiendo que es el primero, que me pone nerviosa.

En ese momento, hubo un silencio. Pero no uno cualquiera. Es uno de esos que sabes que no es incómodo. Que puedes estar a gusto. Qué es esencial. Ana se había quedado prendada de Mimi en aquel momento.
Ana había escuchado de boca de otra persona, todo lo que ella pensaba acerca de una pareja. Alguien que sentía las relaciones igual. Alguien que quería lo mismo que ella. Alguien así, que se hace valorar. Ana se había visto reflejada en alguien, pero en alguien muy diferente a la vez. Era increíble.
Además, le había fascinado la manera de expresarse de Mimi.
Pero, sin embargo, a Ana en ese momento se le paró su mente en seco. Se había paralizado porque ahora estaba entendiendo por qué no dejaba de pensar en Mimi desde el día que la rubia le tiró los libros. Por qué quería hablar con ella siempre, saber más de ella. Por qué le apasionaba su mundo. Le había costado asumirlo, a pesar de que su idea no había parado de pasar por su cabeza en estos dos días.
Se estaba enamorando de ella.
Y diréis, ¿como se pudo empezar a enamorar el día que le tiró los libros? Si solo se habían chocado e intercambiaron 5 palabras. Ana esta noche se había dado cuenta de que era un flechazo.
Que en esa vez sus sentimientos no le habían tenido ningún reparo en si era hombre o mujer, si era alguien que podría darle seguridad o estabilidad, ya sea laboral o económica. Solo sabía que quería probar una aventura en la vida con ella, saliese como saliese. Sin importar nada más. Mimi, solo Mimi.
Pero para expresarle todo eso, hacía falta una cosa, valor.
Ana no tenía eso en aquellos momentos.
Ana tenía miedo.
Miedo a que saliese mal, miedo a no ser correspondida, miedo a tirar todo por la borda por una sola aventura.
Pero luego pensaba que si era correspondida y tiraba todo por la borda, ya se aseguraría ella de que no fuese una simple aventura.

-Para nada, no digas tonterías. Buah Mimi... es precioso todo eso que has dicho. Ojalá que la persona con la que al fin compartas tu vida te valore todo lo que te mereces. Te lo digo de corazón. Me ha encantado tu "discurso". Te conozco de hace nada. Pero siento que es como si fuese de toda la vida. Eres maravillosa.

-Me está poniendo muy blanda todo esto que me estás diciendo, jajajaja. Muchas gracias por saber escucharme y comprenderme en este ratito, Ana, de corazón. Me atrevería a decir que con esta conversación sabes ya más de mí que muchas personas que me conocen desde hace bastante. No eres igual.-Dijo Mimi mirando hacia el suelo, muerta de la vergüenza.

-No tienes ni que darme las gracias. Lo necesitabas y yo no me iba a negar a escucharte. Me gusta hacerlo. Gracias a tí por haberme guiado así y saber que es lo que quiero en alguien.-Dijo Ana con la cara completamente roja.

Al ser de noche, ninguna podía ver el color de la otra, pero lo sentían.
Se pararon en seco, y Mimi sacó sus dos manos de la chaqueta, tendiéndoselas a Ana. Esta las cogió, y se miraron fijamente durante un rato, con una tímida sonrisa. Pero fue Mimi quien decidió acabar con ese momento antes de que pudiese acabar en otra cosa.

-Bueno... a tí te pasa algo también. Así que, venga, ya puedes estar hablando. Que no se me ha escapado la frase de "darte cuenta de ciertas cosas" o "estoy ciega". Cuéntame Ana.

-No te quiero aburrir con mi vida.-Dijo Ana resoplando mirando hacia otro lado.

-¿Me lo estás diciendo en serio? Pooorfiiii.-Dijo poniendo ojitos de cordero degollado, lo cuál le provocó la risa a Ana.

-Es mi novio. No estoy nada segura de si quiero seguir con él, con nuestra relación. Lo que empezó siendo algo en lo que podíamos ser amigos y pareja a la vez, ha acabado siendo algo tóxico y que solo deriva en una discusión tras otra. Él trabaja mucho. Pero antes, el tiempo libre que tenía lo dedicaba a estar conmigo, a hacer planes juntos, a ser felices. Ahora, lo dedica a reprocharme cosas como que no le llamo, que no le hago caso, que parece que no le pongo interés a lo nuestro... cuando todo eso que dice que hago yo, es ÉL el que lo hace. Es experto en darle la vuelta a la tortilla. Siempre lo ha sido. Y ya he perdido toda la magia por completo. Ya no tengo ilusión de verle cuando vuelve de un viaje, porque sé que vamos a discutir; ya no siento nada al verle. Siempre ha mirado más por él mismo que por los dos. Él siempre va primero, en el mal sentido. Es muy egocéntrico. Le da importancia solo a lo suyo y no le da valor a nada de lo que hago. Y por desgracia, a mí no me pasa como a tí con Lucía. Yo presiento que vamos a acabar muy mal, no como amigos. Porque cada vez que lo veo últimamente solo siento desprecio por él. Mis amigas me han advertido mucho tiempo acerca de que no es bueno para mí. Y hace poco abrí los ojos y me dí cuenta por mí misma. Y esta conversación contigo me ha hecho saber del todo que quiero terminar con él. Pienso mucho las cosas, por eso nunca doy los pasos que quisiera. Miro mucho todo. Pensaba que me daría pena acabar con él por todo lo que hemos vivido. Pero solo siento liberación y alegría cuando pienso en terminar esto. Y, la conversación contigo ahora, definitivamente, me ha hecho saber por completo que quiero dejarle. Está decidido.

-Vaya... ese caso es más chungo. Me da muchísimo coraje la gente que no valora a sus parejas, que no mira por ellas o no le presta atención, y si le da la vuelta a la tortilla, aún más... Y sí, tienes razón, es una situación bastante tóxica sentimentalmente. Así que creo que tienes razón en acabar con él. Siempre que tú lo veas conveniente para tí y que creas que te haga bien, será bueno. Y tranquila, que encontrarás muy pronto seguro  a alguien que te de toda la atención, admiración y aprecio del mundo que te mereces.

-Exacto. Veo correcto todo en cuanto a cortar con él. Y en cuanto a lo de encontrar a alguien, si fuese para bien, ojalá. Pero, para ser algo tóxico otra vez prefiero tirarme sola toda la vida. Soy tonta. Es así. Gracias por acabar de convencerme en cuanto a esto y darme las razones necesarias y ayudarme a aclararme las ideas.

-Eso no se da. Denada. Me alegra poderte haber ayudado tanto. Tú a mí también, más de lo que crees. Y no, no eres tonta. Al revés. Para que lo sepas. Y preciosa también.-Se dió cuenta en seguida de lo que había dicho sin sentido.-Perdona, no debería haberte soltado eso. No tiene sentido. Jajajaja.

-Que no me pidas más perdón por esooo. No tiene nada de malo que me digas piropos. Es más, me alegras. Puedes decirme lo que quieras igual que yo puedo decírtelo a tí.

El camino se les había hecho muy corto, y en menos de lo que creían, ya estaban frente a la puerta del hotel. Entraron en silencio y subieron hasta su habitación. Entraron, y ahí se despidieron.

-Yo no sé tú, pero yo estoy muerta Ana Banana. Y mañana clases puuufff. Menos mal que no hemos bebido y seremos las que mejor estemos allí.

-Sí. Somos las más listas.-Diji guiñándole un ojo.-Yo también estoy reventada. Buenas noches Mimi.

-Buenas noches "Banana".

Y sin saber que hacer, a las dos les salió el mismo gesto. Se echaron una en la otra y se dieron un fuerte abrazo. De esos que transmiten de todo.

-Gracias jo.-Dijo Mimi en el oído de Ana.

-A tí, granaina'. Jajajaja.-Contestó en el oído de la otra.

Fundidas en ese abrazo, se separaron con cierta melancolía.

-Que descanses-Dijo Ana.

-Igualmente.-Dijo Mimi abriendo la puerta de su cuarto.

Y esa noche, se iban a dormir esas dos amigas, que no eran tan amigas en sus cabezas como ellas creían. Esa noche tenían seguro muchas cosas que pensar antes de dormir, mirando al techo, en sus camas.

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Para mí, este ha sido el capítulo que más he sentido al escribir. Tenía mucho que expresar de parte de los personajes y creo que así lo he hecho, y ha quedado bien a mi parecer.
Espero que disfrutéis muchísimo este capítulo. Son conversaciones que hacen falta para entender a las personas. Para saber que no todo es una fachada.
Buenas noches.
Gracias por leerme.
Desde la fantasía y el respeto. :)
Decidme que opináis acerca del capítulo o de la historia en general. Me interesa mucho.






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