Capítulo 9: adaptación.

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Ana

No sé que hora era, solo sé que una voz muy suave pero a la vez basta me despertó. 

-Ana... venga, que si no, no sales nunca de aquí, venga por favor. Lo estoy pasando mal sabiendo que te estoy despertando, pero venga.

Era Mimi. 

-¿Mimi? ¿Qué pasa? 

-Qué, son las tres Ana, eso pasa.-Dijo mirando a la ventana. En realidad creo que me miraba de reojo, como despistada. 

-Joder, ¿y para eso me despiertas? Además, ¿qué haces en mi cama todavía? ¿No ibas a desayunar aquí y te ibas?

-Coño, que mal humor tienes al despertarte. Perdona, pero es que lxs chicxs del grupo que formamos en los viajes, del que te habló Raquel, han quedado para comer en media hora. Y tienes que venir, porque tienes que formar parte del grupo sí o sí. No te vamos a dejar sola, jajajaja. Y no, no te dije que desayunaba y me iba. Podía haberlo hecho, pero no tenía ganas, y tampoco es que pudiese. Cada vez que hacía el intento de moverme me agarrabas los brazos tía, jajajaja.-Dijo riéndose, sacando la lengua. 

-Perdóname Mimi. Recién despierta tengo un humor pésimo, y hoy ha sido de los mejores dentro de todo, osea, que imagínate los malos. Y sí, iré a comer con vosotros claro. Me duele la cabeza un poco, pero bueno se me pasará mientras me arreglo. 

-Tengo ibuprofeno por ahí. Espera. 

Se dirigió a su cuarto y en un instante volvió con la pastilla y un vaso de agua. 

-Toma, anda. 

-Gracias. Estás en todo, ¿eh?

-Te lo dije esta mañana. Una compañera ejemplar.-Dijo alzando la barbilla sonriendo.-Bueno, ahora nos vemos, voy a arreglarme un poco estas pintas. 

-Vale, sí. Yo supongo que haré lo mismo. Tengo que arreglar este cuadro.-Dije señalándome de arriba a abajo. 

Sonrió y se fue a su cuarto. Menos mal que es alguien que entiende que tengo mal despertar, y que tiene paciencia. Si no, ni nos hablaríamos en todo el viaje. Ha estado super amable en el rato que llevamos aquí. Me alegro. 

Me levanté y me di una ducha rápida. Me puse unos vaqueros cortos y un top negro básico, con mis converse, algo cómodo para comer, pero también me maquillé un poco, para que, a la vez estuviera presentable. 

A las 15.30 en punto estábamos Mimi y yo abajo. Raquel y ella aprovecharon entonces la ocasión para presentarme a los demás. Eran un grupo acogedor, y todos se veían super simpáticxs. Eran 5 más aparte de nosotras 3. Alfred, un chico que estudiaba artes, moreno, con un pañuelo en la cabeza que al parecer pertenecía ya a su ser, y con un estilo muy guay. Mario, un chico que, a mi parecer era el más atractivo de los cuatro que había en el grupo; moreno con los ojos marrones claritos, y aparentemente con cuerpo de gimnasio, pero no excesivo. Según dijo, estudiaba decoración de interiores. Llamaba mucho la atención su físico. Luego estaba Raoul, que tampoco se quedaba atrás. Era rubio con los ojos verdes y tenía una sonrisa muy bonita. Estudiaba filología inglesa. Y luego estaba Roi, un chico que estudiaba administración de empresas. Era aparentemente, el más serio, pero un par de palabras y ya se soltaba a hablar. Transmitía tranquilidad al hablar y tenía pinta de ser alguien muy listo. 

Y en cuánto a las chicas, ya las conocía a casi todas. Éramos Raquel, Mimi, Lucía y yo. Me presentaron a Lucía. Era una chica alta, con el pelo de color rubio oscuro, y con los ojos azules. Me pareció super simpática y muy habladora. Por lo que oí, estudiaba algo relacionado con la ciencia. Bióloga creo. 

Roi, que había viajado ya antes a Australia, nos dijo que podríamos ir a un sitio en el que ponían comida china, y estaba muy buena. A todos nos gustaba ese tipo de comida, así que no pusimos ninguna pega. 

Estuvimos comiendo allí y todos le dimos la razón a Roi. Todo estaba buenísimo. Él nos dijo que aquí casi todos los sitios para comer eran buenos ya que era una zona turística, pero no demasiado explotada, así que había tanto restaurantes tradicionales como de comida rápida. 

A lo largo de la comida, yo les hablé de mi vida y ellos me preguntaban, con una sonrisa en la boca, y todo el rato diciéndome que era muy mona jajaja. Pero también pude conocerlos a todos más. Eran muy graciosos y no había momento en el que estuviésemos callados en la mesa. Gente así transmitía alegría. Sorprendentemente, con el que más hablaba era con Roi. Era un tío super interesante, y, a decir verdad, atractivo. Tenía el pelo negro, a juego con sus ojos. Era de estatura media pero con un cuerpo trabajado. Aparentaba ser algo más mayor que los otros. Me contó que estuvo trabajando en un bar y que al cabo de 3 años decidió ponerse manos a la obra con administración de empresas. Mi teoría era cierta, por eso lo veía más mayor. 

Durante toda la comida observé que Mimi hablaba mucho con Lucía. Se ve que se conocían de mucho antes. Pero era algo raro. Porque no se les notaba mucho que tuviesen relación, pero luego casi siempre hablaban entre ellas, aunque con un aire algo raro. 

Por la tarde fuimos a dar una vuelta y a hacernos algunas fotos. Raoul era un apasionado del postureo, y Mario tenía una cámara de fotos. Era aficionado y sabía del tema ya que su carrera lo requería. Así que nos arrastró a todos a hacernos fotos. Para el recuerdo, decía. 

Hubo un momento en el que estábamos en un mirador precioso, y no sé como, todos se habían dispersado por la zona, y habíamos acabado Mario, Mimi y yo solos. Así que en un momento en el que estaba contemplando las vistas, alguien habló.

-Eh, Mario, haznos una foto a Ana y a mí. 

Me pilló por sorpresa, así que comencé a mirarla y a reír. Mimi y yo apenas habíamos hablado en todo el día. Un par de bromas quizás, pero poco más. Había estado conociendo más a los otros, y ella a Lucía, por lo que parecía. Aunque algo me decía que la conocía de sobra.

-¿Y eso? ¿Tan pronto quieres una foto?

-Pues claro. Nunca es pronto para eso. Verás como luego la quieres para "el recuerdo".-Dijo con seguridad.-Venga, posa Ana. Como si me conocieras de toda la vida y no de ayer. Sé natural eh.

En ese instante, me cogió por la cintura haciéndome cosquillas y yo riñéndole por ello, diciéndole que era muy sensible a las cosquillas. Entre carcajadas, la voz de Mario saltó. 

-Ya está, chicas. Salís muy guapas, parecéis de revista. Cualquiera diría que os conocéis de ayer. Esta foto transmite mucha confianza. 

Pero, cuando vi la foto, para mí, aparte de confianza, transmitía felicidad. Salíamos las dos riendo a carcajada limpia y con los rayos de sol justo detrás. Mimi me agarraba de la cintura, cosa que me sorprendió un poco, pero no le iba a decir nada. Me daba igual. Y yo salía protestando, pero esa protesta la tapaba mi sonrisa. El sol era nuestro foco. Tenía razón Mimi. Quería esa foto, salíamos genial. 

-¿Has visto, Ana? Cuando sonríes por algo natural en las fotos sales mucho más guapa que de costumbre. La foto, sin pretenderlo, ha quedado muy chula. 

Su comentario me hizo reír, y yo le dije que tenía razón. 

En ese momento llegó Alfred. 

-Qué, chicos, ¿salimos esta noche? Al fin y al cabo, aquí se cena temprano y nos da tiempo a tomarnos unas copas. Podremos descansar para mañana. 

-Ah, pues sí, estaría genial.-Dijimos todos. 

Así que nos dirigimos al hotel para cambiarnos y arreglarnos más para cenar allí. Teníamos media pensión, así que había que hacer o la comida o la cena allí, era a elegir. 

La noche prometía ser divertida.

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Bueno chicxs, espero que este grupo que se está formando os vaya gustando. No solo puedo hablar de ellas dos siempre. Alguien se tiene que interponer o hacer algo.

Me siento super agradecida a esas 2000 personas que me leen. Muchísimas gracias.

Posiblemente hoy escriba otro capítulo. Tengo bastantes ideas en la cabeza.

Siempre hecho desde el respeto  y la fantasía. :)

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