Capítulo 8: la habitación.

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Ana

Ya estábamos en la recepción del hotel. La definición de la cara de todos sería muertos, la verdad. Nos habíamos pasado muchas horas viajando. Salimos de allí a las 5 en bus, y llegamos al aeropuerto a las 5.30 más o menos, y entre que pasamos los controles, embarcamos y demás, salimos de allí a las 8. Y pues si le sumamos 14 horas de vuelo ligeritas, llegamos a las 22.00 allí, pero claro la diferencia horaria de nada más y menos que 16 horas, llegamos a las 6 de la mañana. El jet lag me estaba matando y no habíamos hecho nada más que pisar el hotel. Espero que merezca la pena. Australia tiene pinta de no defraudar.

Sonia, la organizadora del viaje, nos dijo que tardarían muy poco en darnos las habitaciones. Menos mal. Pero la sorpresa fue cuando nos dijo que las habitaciones eran de dos, y que no se darían emparejando según las facultades. Según ella, se mezclarían para, salir de nuestro entorno. Joder, yo que iba con la tranquilidad de poder ir con Raquel y elegir la pareja. Amigos míos que fueron el año pasado me dijeron que si se podía hacer.

Bueno, pensándolo mejor, tampoco me disgustaba la idea. Así podría conocer gente nueva para pasar el tiempo estas dos semanas. Tampoco era plan de estar siempre con los mismos. Cuando estaba distraída pensando en que haríamos estos días, aparte de ir por las mañanas a la academia de inglés, la voz de Sonia me sacó de mis pensamientos.

-A ver, repartición de las habitaciones. Ocuparemos la primera y la segunda planta enteras, somos muchos. Nos apañaremos con tantas habitaciones, ¿no?-Dijo irónicamente.

A decir verdad, era normal. Éramos mucha gente, pero el hotel era pequeño. Era razonable que ocupásemos dos plantas.

Sonia comenzó a decir números y nombres, pero no le presté atención hasta que dijo el nombre de Raquel. Ojalá hubiera suerte y me tocara con ella.

-Habitación 124, Raquel Gámez y Lucía Sánchez.

Mierda.

-Habitación 125, Ana Guerra...

Toma, tendría la habitación de al lado. Lo sé parezco una cría, pero eso me tranquiliza por si me siento incómoda con mi compañera de habitación. Veremos a ver.

-... y Miriam Doblas.

Perfecto. No sabía ni quien era esa tal Miriam, hasta que alguien me habló a mis espaldas.

-Me parece que eres mi compi de habitación eh.-Tras su rostro ojeroso por el cansancio, podía ver su alegría al decirlo.

-¿Cómo sabes mi apellido?-Pregunté curiosa.

-Bueno, digamos que intuición. Me parece que eres la única Ana que hay en el viaje.-Dijo riéndose.

-Buena esa, jajaja. Por lo menos te conozco, aunque solo sea de un viajecito de 14 horas y poco más.-Dije divertida.

-Hombre pues claro, tienes mucha suerte con esta compañera que te ha tocado. Soy una persona muy solicitada y más de una persona me hubiese querido de compi.-Dijo orgullosa alzando la barbilla, riendo.

No la conocía mucho, pero sí, suponía que era una persona bastante solicitada. Tiene don de gente, mucha labia, se ve a simple vista. Sin duda, creo que lo que más te invitaba a escucharla y hablar con ella eran sus expresiones, su acento, y sobre todo esos hoyuelos y esos ojos achinados al reírse. No sé si os lo había dicho antes, pero esas pequeñas cosas llamaban mucho la atención en ella.

-Sí sí, ya lo veo yo. Espero que seas una buena compañera, "Miriam".-Dije recalcando su nombre.

-¿De verdad no sabías que me llamaba Miriam?-Preguntó ella.

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