JI MIN
Hay dos maneras de aprender como funciona el amor: la manera difícil y la fácil. Y creo que acabo de aprender la manera difícil. Me caí y sangré. Me arriesgué a enamorarme de alguien y solo me provocó un dolor inconcebible.
El dolor penetró dentro de mí, extendiéndose en las venas mientras quema cada espacio de mi corazón sin dejar nada. Así que así se siente tener el corazón roto.
Todos los corazones que he roto, las lágrimas que he causado. No sabía que sería así de doloroso. Tener tu corazón maltratado por aquel a quien lo confiaste. Acabo de darme cuenta que soy completamente un imbécil.
Tal vez por esto siempre tuve una reacción reacia cada vez que escucho la palabra amor. Porque no quiero lastimarme. Supongo que son las ventajas de haber visto a tu madre lastimada por tu propio padre, la persona que debería amar a tu madre con todo su capacidad, pero la destrozó por dentro y por fuera. Fui testigo de cómo ella se ahogó en la miseria cuando descubrió que mi padre estaba casado. Ella estaba devastada cuando descubrió como le hizo parecer como una tonta.
Estaba allí cuando lloraba todas las noches. Fui testigo de sus lamentos, de sus suplicas para que el dolor parara. Ella se mantuvo fuerte para mí, a pesar de que lo que quería era romperse y rendirse. Ella lo amó con todo su ser pero a cambio él solo la rompió. Era el amor lo que la debilitaba, decía. Y ahora que he sentido amor, también me siento débil.
Amar es ser vulnerable, después de todo.
Cuando amas a alguien, le entregas tu corazón sin ninguna reserva. Le das la decisión de aceptarlo o romperlo. Porque cuando amas a alguien, tu corazón ya no te pertenece nunca más. Y si deciden romper tu corazón, no podrás decir nada pero siempre serás bienvenido a llorar.
Ji Ah había terminado de hablar por el móvil y yo seguía sin poder moverme de mi sitio. Estaba demasiado aturdido para moverme y dar un paso. Es como si yo quisiera que me viera. Quiero que sepa que ya lo sé.
—No soy chismoso. Pero como dije que voy a hacerte mi asunto, ¿por qué quieres romper con Tae Hyung? Por lo que veo, él está completamente enamorado de ti.
—A veces tienes que que soltarte para no se haga más daño —Me quedé callado analizandola.
—¿Te desenamoraste? —No me respondió.
—¿Le engañaste? —Miró hacia otro lado. Interesante.
—No voy a responderte eso.
Debería haberlo visto venir. ¿Por qué más iba a romper con él? Porque ha encontrado a otro. Y joder si no duele el doble. Duele porque ya tengo un rival y ahora otro rival.
¡Joder!
No sé que pensar de ella. Quería estar asqueado, decepcionado. Quería tener cualquier pensamiento negativo pero mi mente estaba en blanco y todo lo qe puedo sentir ahora es cuanto la amo. Que puto masoquista.
Me ha usado, me ha engañado, ha jugado conmigo y aun así la amo. ¿Quién es el tonto? ¡Maldita sea! ¡Me rehúso a pensar de Ji Ah de ese modo! Me rehúso a pensar que ella ha engañado. Ji Ah no es así. No. Lo sé mejor.
Seguía en mi sitio mirando de frente cuando de repente la figura de Ji Ah apareció delante de mi. Ella se sorprendió. Abrió los ojos como platos y se quedó boquiabierta.
—Ji-Ji Min —dijo asustada.
¿Ella tiene miedo porque he escuchado su conversación con el tipo al que cambió Tae Hyung? ¿Tiene miedo porque he descubierto la verdad? ¿Que ella me ha engañado? Joder. Nunca me había sentido así de estúpido.
—¿E-Estás... Llevas allí mucho tiempo? —preguntó con tartamudez.
—¿Con quién hablabas? —pregunté serio.
—¿Cuánto has escuchado?
—Suficiente —contesté y ella jadeó. Las lágrimas brillaron en sus ojos, pero puedo decir que ella está tratando de prevenirlo mordiendo su labio inferior. Ella no me contestó y agachó la cabeza.
Esperé enfadarme, que consiguiera cualquier emoción para gritarla y restregarle a la cara el dolor que siento ahora. Pero haga lo que haga no puedo enfadarme con ella.
—Le engañaste —Mi pecho se contrajo al confirmar lo que había escuchado. Ella me miró con una expresión en blanca. No quiero escuchar las cosas sobre como ha engañado y ha mentido ella pero no puedo evitar preguntar aunque sé que me voy a lastimar.
—¿Cuándo comenzó tu infidelidad? —pregunté. Le tomó mucho tiempo contestar.
—Ha-Hace cuatro meses —contestó y apreté la mandíbula. La miré, esperé que me dijera algo más pero no obtuve nada. Una burla dura escapó de mi boca seguida de risas vacías.
—Sí estás enamorada de alguien más, ¿por qué demonios sigues con él? —dije y ella no dijo ni una palabra— Si no estás enamorada nunca más, ¿por qué no rompiste con él enseguida? ¿Por qué tienes que usarme y pretender que le estás engañando conmigo cuando ya le estás engañando con otro? ¿Por qué tienes que usarme a mí?
—Lo siento —dijo casi en un susurro. No quiero escuchar sus disculpas. Quiero saber razón por qué ella decidió pretender que está engañando a su novio conmigo.
—¡Joder! ¡Contesta a mi pregunta! —grité fuerte y ella se estremeció. Quería estrangular a alguien, pegar a alguien o lastimar a alguien y hacer que sienta el mismo dolor que siento. No, ella no. Nunca le haría daño a Ji Ah.
Ji Ah empezó a llorar. Mi corazón parecía estar rompiéndose por cada lágrima que cae de sus ojos. Mi enfado disminuyó lentamente escuchando sus silenciosos gemidos.
—Ya no quiero, Ji Min —dijo Ji Ah agitando la cabeza, llorando por cada palabra que decía.
—Maldita seas Ji Ah —musité. No voy a derramar ninguna lágrima. Me niego a mostrar ningún indicio de debilidad. Llorar significa que te das por vencido y aún no he decidido darme por vencido.
—Lo siento —dijo antes de irse corriendo.
~
Encendí el motor antes de pisar el acelerador. El ruido el motor era música para mis oídos. Todo estaba borroso menos la carretera. La emoción llenó mis venas mientras me preparaba para derrapar. Giré el volante haciendo que el coche siga la misma dirección que la rueda. Pisé el acelerador de nuevo para que fuera más rápido.
Seguí conduciendo sin pisar el freno. Solo era yo, la borrosidad, la adrenalina y la velocidad. Me hacía olvidar por un momento pero tan pronto como terminé la cuarta vuelta ella empezó a aparecer en mi cabeza de nuevo.
Su sonrisa, la manera en que se ríe cada vez que digo algo ingenioso, incluso la manera en que frunce la cejas cuando está preocupada. La luz que parpadea en sus ojos cuando está molesta y el sonido de sus sollozos cuando está herida, todo está volviendo en mi cabeza.
Apreté el volante. Las imágenes dejaron de aparecer en mi cabeza y pude respirar de nuevo.
"Voy a aguantar y esperar por tu regreso."
Su voz hizo eco en mi mente y maldije. Mi pie seguía pisando el acelerador. Tomé diez pequeñas respiraciones y una respiración profunda antes de recuperarme de mis propios pensamientos.
"Yo también te quiero, mucho"
Mis manos agitaron contra el volante. Mi corazón cayó al ver que estaba apunto de estrellarme fuera de la carretera y caer en la zanja. Actué por instinto, recuperando mi agarre en el volante para salvarme de un posible muerte. Pisé el freno y el impacto hizo que mi cuerpo se moviera al frente. Si tuviera el cinturón puesto habría salido por la ventana.
Olvidé respirar y mis ojos seguían cerrados. No podía moverme porque seguía en estado de shock. Nunca me había desviado conduciendo.
De repente escuché golpes continuos en la ventana del coche. Me sobresalté y me giré a ver quien era. Me apoyé contra el asiento al ver a Yoon Gi y maldije. Él siguió golpeando la ventana y solo lo abrí cuando empezó a golpearlo fuerte.
—¡¿Qué demonios estás haciendo?! —gritó y salí del coche. Me apoyé contra el coche echando mi cabeza atrás.
—¿Cómo supiste que estaba aquí? —pregunté.
—¿Eso es lo que me vas a preguntar? Te he preguntado primero —dijo molesto pero no le contesté. Él pasó la mano sobre su cabello.
—Estaba dirigiéndome al aparcamiento cuando Ji Ah chocó conmigo llorando. Le pregunté cual era el problema pero se fue sin decir nada. Después de eso te vi en el aparcamiento, parecías enfadado con el mundo así que decidí seguirte en caso de que planeas algo estúpido. ¡Creo que estaba en lo correcto!
—No estoy de humor.
—¡Casi chocas tu coche por la zanja! —dijo y solté un suspiro. Sé que está preocupado pero no puedo evitar estar molesto. Quiero contarle la verdad pero no estoy de humor para contar lo tonto que soy.
—Perdí el control del volante. Me he distraído. Sigo vivo. ¿Qué quieres que haga? ¿Llorar? —dije riéndome y él seguía serio.
—Calma las tetas. ¿Quieres ir al club? Yo invito —dije alzando las cejas. Al principio seguía con la mirada en blanco pero lentamente apareció la sonrisa del lobo.
—Al lío.