—Vale, tu café y tus donuts.—Busquets se puso al lado de la malagueña, que le observó con una ceja alzada.
—Creía que era coña, pero gracias por el desayuno gratis.
—De gratis nada, o hablas o se lo doy a Jordi.
—Vale, vale. Pero porque no he comido nada esta mañana.—la chica agarró el café y le dio un sorbo.—¿Cómo sabes que este es mi favorito?
—Pedri es un buen compinche para este tipo de cosas.—Arizona rió y miró al canario, que estaba entrenando junto a Piqué y Sergi.—Tienes unas ojeras increíbles.
—Créeme, lo sé. Llevo llorando desde que volví de Madrid.—respondió la chica antes de suspirar.—La sudadera de Isco es mi mejor aliada en estos momentos.
—Ya decía yo que te quedaba demasiado grande...—Arizona sonrió ligeramente.—Vamos, que hay confianza.
—¿Quién me asegura a mi, que te lo que te diga ahora no lo vas a usar en mi contra en el futuro?
—Me ofendes.
—Vale, a ver... Javi y yo hemos cortado.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Por lo que se ve, Riqui le dijo que me lié con él en un entrenamiento.
—Amiga, ahora entiendo esa entrada.—la muchacha asintió con su cabeza.
—Estuvo una semana sin hablarme, lo que implica venir con Eric y Pedri porque no quería recogerme por las mañanas, ni al terminar.
—¿Es gilipollas?
—Quita las interrogaciones, y quédate con la afirmación.
—¿Y por un rumor se ha ido todo a la mierda?
—No ha sido solo por eso. Digamos que el que nace bocazas, se muere bocazas. Me dijo que tendría que haber hablado con Riqui y bla, bla, bla, pero prácticamente no me ha dado tiempo para hacerlo. El caso es que dijo algo... Que no tendría que haber salido a la luz, y eso fue lo que hizo que la bomba terminase de reventar. El último detonante.
—¿Un comentario desafortunado?
—Demasiado diría yo. Pero bueno, estoy bien dentro de lo que cabe. Tengo apoyo, él no mucho que digamos... También te digo, se lo ha ganado a pulso.
—¿Vais a seguir criticando y comiendo, o vais a trabajar?—Busquets y Arizona se miraron al notar la presencia de Koeman. La malagueña le ofreció un donut al entrenador, el cual el hombre aceptó sin poner resistencia.—Deja a la chiquilla y ponte a mover el culo.—le advirtió a Sergio.
(• • • • •)
—¿Sigue escribiéndote?—preguntó Leire, a lo que la malagueña asintió con su cabeza.—¿Le digo que te deje en paz?
—No, no me importa. Sólo me pregunta cómo estoy. Le respondo y ya está.
—Ni eso deberías hacer.—comentó Kera.—Pero, sigo diciendo que el chaval me está empezando a dar pena.
—Y a mí, pero se lo ha ganado a pulso.
—A ver, no hace falta darle tantas vueltas. Hemos cortado y ya, todo lo que empieza tiene un final.—Kera y Leire se miraron entre ellas antes de volver a mirar a Arizona.—¿Qué?
—Que no intentes hacerte la dura porque llevas dos semanas llorando por las noches en tu habitación mientras escuchas Tu jardín con enanitos y Shape of my heart.—dijo la catalana.
—Bueno... Cada una intenta superar una ruptura como puede.
—No queda helado en el congelador.—añadió Kera.
—No, esa he sido yo. Es que vi el bote y no pude contenerme.—respondió Leire.—Y por cierto, creía que la etapa de los Backstreet boys ya se te había pasado.
—Eso nunca. Y todo es culpa del aleatorio de Spotify.
—Ya, ya.—las tres rieron ante aquello.—Por cierto, nosotras tenemos un viaje pendiente para Navidad.
—Pero si ni siquiera tenemos destino todavía.
—¿Y? Eso lo podemos decidir ahora.
—¿Sin los chicos? Queda feo eso.—dijo Kera.
—Pues los llamamos, ya ves tú el problema.
(• • • • •)
—¡No quiero playa en Navidad! ¡Para eso tengo el verano en Ibiza el año que viene!
—¿Cuánto llevan así?—preguntó Pau desde la llamada.
—Media hora.—respondió la malagueña mientras comía pipas.
—Me estás dando envidia.
—Si estuvieras aquí, no te pasarían esas cosas.
—¡Estamos hablando de Bali!—exclamó Eric.—¡Un puto paraíso!
—¡Bali me importa una mierda! ¡Quiero frío y nieve!
—Dame pipas, me he cansado de discutir.—los cinco jóvenes estaban en la cocina, Arizona subida en la encimera, al igual que Kera, mientras que Leire, Eric y Pedri discutían el lugar de las vacaciones.
—Con lo fácil que es irnos a Italia, macho.
—¿Para tirarte a Álvaro?—Arizona se lo pensó, y se encogió de hombros.
—No sería el motivo principal de la visita, pero si encarta yo no voy a ser la que se niegue.
—¡Bali!
—¡Londres!
—¡Que no!
—¡Que sí!
—¿Disney?—sugirió la malagueña, logrando que todos le mirasen.—¿Qué? Es un buen sitio.
—¿París u Orlando?—inquirió Pedri.
—París, me niego a pasarme ochenta horas en un avión.—aseguró Alarcón.
—Pau, ¿tú qué opinas?—dijo Leire.
—¿La verdad? Que me parece una idea cojonuda.
—Entonces... ¿Disney Land?
—Disney Land.—afirmaron los chicos.
—Vale, ¿puedo seguir cenando o vais a discutir algo más?
—No, ya te dejamos tranquilo.—respondió Arizona.
—Gracias, un detalle por vuestra parte.
Colgaron la llamada, y optaron por pedir algo de cenar para ver una película esa noche.
—Oye, tengo una idea.—le dijo Pedri a Leire, ya que estaban solos en el salón eligiendo la película que verían.
—Como tienes buenos antecedentes, te escucho.
—Podemos llevar a Javi al viaje.
—Definitivamente eso no es una de tus ideas buenas.—respondió la chica.—Ninguno de los dos va a querer someterse a eso.
—¿Y si ese viaje es la solución a sus problemas?
—Pedri, contó que su ex pareja abusó de ella.—dijo Leire bajando el tono de voz.—Que la maltrataba.
—Lo sé, y es imperdonable eso. Pero mírala, desde que cortaron no es la misma.
—Ni Javi tampoco, pero las cosas pasan por algo.
—No seas rencorosa, Leire. Invitemos a tu hermano.
—Pedri...
—Hazlo por Arizona. Sé lo que significa ella para ti, y también sé que quieres su felicidad por encima de todo.—la catalana observó a su mejor amiga, que estaba en la cocina con Kera y Eric esperando la cena.—¿Y...?
—Vale, bien. Hablaré con Javi para preguntarle qué le parece el plan. ¿Contento?
—Mucho.
—¡Ya está! Podemos empezar a ver lo que sea que hayáis elegido.—dijo Eric, que llevaba las cajas de las pizzas en sus manos.
—¿Te gusta Creed?
—Michael B Jordan siempre es una opción.—añadió Arizona antes de sentarse junto a la pequeña de los Puado.