La chica sobre los tejados ©...

By Aniusi

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A Red le gusta observar el mundo desde las alturas. Ningún edificio es demasiado alto ni ningún tejado demasi... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Epílogo
¡Anuncio!
Colección "El Rastro de los Cambiaformas". Lista de libros:

Capítulo 20

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By Aniusi

— ¿Ahora me espías? —pregunto indignada pues sería estúpido negar la prueba de lo que está diciendo y que mantiene agarrada fuertemente entre sus largos dedos.

— Todavía no he llegado a ese extremo —responde él dándole la vuelta a la Tablet para así poder reiniciar la grabación mientras me mantengo firme e intento aparentar que mi corazón no está latiendo de forma descontrolada en el interior de mi pecho —. No, solo que quería asegurarme de que el agente Kane Velkan salía directamente del edificio y no se desviaba con la intención de generar problemas... —mientras habla sus ojos están clavados en la pantalla que no necesito ver para saber lo que muestra —. Al principio no parecía que estuviese pasando nada relevante. Sólo dos personas compartiendo ascensor, pero entonces... Oh, imagina la cara de idiota que se me ha quedado cuando me he dado cuenta de que realmente os conocéis y habéis actuado frente a mí como si no lo hicieseis —sus ojos abandonan la pantalla y ascienden hasta detenerse en mi rostro. La ira hierve en la profundidad de su tono azulado. Entonces, deja caer el dispositivo sobre la cama como si no pudiese seguir contemplando la grabación. La Tablet queda hacia arriba sobre la colcha y mis ojos son atraídos por las imágenes que continúan reproduciéndose y que en estos momentos muestran a un agente de policía enfurecido aprisionándome contra la pared del ascensor —. ¡No puedo creer que te hayas reído en mi puta cara de esta manera! —estalla Falcón alzando su voz.

— ¿Sabes qué? —pregunto apretando los puños con fuerza a ambos lados de mi cuerpo y dando un paso al frente para enfrentar su ira —. Te lo mereces —escupo con rabia —. No eres más que un cerdo codicioso que cree que puede tenerlo todo.

Una corta carcajada sale de su boca ligeramente abierta. Su estatura elevada, su aspecto trajeado y su pelo negro peinado hacia atrás le dan un aire intimidante frente a mí, pero mantengo mi barbilla alzada sin dejarme vencer por las olas de furia que emite su cuerpo.

— Así que... ¿has traído a un policía a tu propia casa sólo por tu odio hacia mí? —pregunta él acercándose peligrosamente.

Mis ojos se estrechan.

— No me ha hecho falta hacer tan cosa —respondo cruzándome de brazos —. Kane es lo suficientemente listo como para seguir los cabos sueltos que tus actividades ilegales han ido dejando por el camino.

A pesar de que acabo de acusarle de nuevo de lo que él anterior ha negado con fervor, su mente parece haberse centrado solamente en una cosa.

Kane... —murmura él al darse cuenta de la confianza que impregna mi voz al pronunciar el nombre del agente de policía. Su rostro se detiene a pocos centímetros del mío y sus rasgos se contorsionan por la ira que inunda su cuerpo. La tensión se desliza por sus hombros bajo su clara camisa y recorre sus brazos que tiemblan ligeramente —. Parece que lo conoces mejor de lo que pensaba — su voz sale baja y entrecortada debido a la fuerza con la que está apretando sus dientes —. ¿Te estás acostando con él?

La inesperada pregunta me deja perpleja.

— ¿¡Qué!? —exclamo —. ¡No!

De repente, sus manos agarran mis hombros y me empuja contra la pared a pocos pasos tras de mí. El fuerte golpe en mi espalda hace que el aire abandone mis pulmones durante unos breves segundos y mis brazos caen lacios hacia abajo.

— ¡No me mientas! —grita con furia zarandeándome contra la pared. Con cada movimiento, la parte posterior de mi cabeza se golpea generando una ligera sensación de mareo —. ¿Crees que soy estúpido? ¿Crees que puedes reírte de mí?

Y lo siguiente que sé es que sus manos se separan de mis hombros para agarrar ambos extremos de mi bufanda. Tira con fuerza y los hilos de brillante color rojo se aprietan alrededor de mi cuello aprisionando mi garganta. Mis manos se dirigen inmediatamente hacia el lugar. Mis dedos se introducen entre los hilos, tirando para intentar alejarlos de mi piel que arde bajo la lana, pero mis esfuerzos son inútiles pues cada vez la bufanda se cierra más fuertemente a mi alrededor. Abro la boca tratando de conseguir algo de oxígeno, pero la compresión sobre mi tráquea impide que el aire entre provocando una dolorosa sensación de ahogamiento.

Entonces veo el rostro de Falcón, colorado por la furia que inunda sus afiladas facciones. Sus ojos están clavados en mi cuello mientras sus manos tiran de los extremos de mi bufanda. Suelto los hilos que continúan clavándose en mi piel y trato de empujar su pecho para intentar alejarlo. Sin embargo, mis esfuerzos son inútiles. Parece una roca inamovible en cuya mirada no se refleja otra cosa que la venganza y el deseo de hacerme sufrir por "burlarme" de él.

Me ahogo.

Falcón me está asfixiando y a pesar de que mi mente me dice que él no sería capaz de matarme (porque, si lo hiciese, sus sueños de conseguir el puesto de mi padre como jefe de la Torre Kadjar y como cabeza de nuestra gente se esfumarían), el odio que refleja su rostro me hace dudar. Es como si no pudiese escuchar mis jadeos desesperados en busca de aire, como si no puede ver que los hilos comienzan a cortar mi piel causando que pequeñas gotitas de sangre surjan a la superficie, como si no pudiese darse cuenta de que si continúa así podría morir...

A pesar de que no consigo hacerle retroceder ni un milímetro, continúo golpeando su cuerpo con las pocas fuerzas que me quedan. Mi mente comienza a nublarse y la estancia da vueltas a mi alrededor. Ya no sé dónde tengo las manos, no alcanzo a sentir si mis puños consiguen golpear su objetivo. Es como si mis vías respiratorias estuviesen ardiendo y el dolor recorre todo mi cuerpo mientras mis brazos acaban finalmente cayendo. Una solitaria lágrima se desliza por mi mejilla al mismo tiempo que mis rodillas se flexionan incapaces de soportar mi propio peso.

Entonces, la puerta del dormitorio se abre y Falcón parece despertar del trance en el que estaba absorto. Sus manos se abren soltando ambos extremos de la bufanda de brillante color rojo y me desplomo sobre el suelo.

— ¿Red podemos hablar? Quiero... —las palabras de Jay se cortan bruscamente cuando sus ojos registran lo que está ocurriendo —. ¡Red!

Su grito de horror resuena con fuerza y él se lanza hacia delante. Cruza la habitación en apenas unos segundos y empuja a Falcón haciéndole retroceder.

— ¡Aléjate de ella! —exclama Jay enfurecido, pero rápidamente se olvida de Falcón cuando me escucha toser y luchar por conseguir respirar.

Mi garganta arde como si estuviese en carne viva y me retuerzo sobre el suelo incapaz de hacer otra cosa, pues mi energía parece haberse agotado por completo. Jay se arrodilla a mi lado y sus manos desesperadas desenrollan la bufanda que rodea mi cuello. Lanza la prenda lejos y escucho su jadeo cuando vislumbra el estado de mi piel. No necesito verla para saber que sangrientos y profundos surcos la cubren. Siento el dolor que los acompaña y, aunque parezca extraño, es como se intensificase cuando los hilos de lana roja se alejan. El roce del aire incrementa su escozor y gimo de dolor.

Las manos de Jay tiemblan sin saber qué hacer. La preocupación y el horror inundan su rostro mientras me observa con impotencia sobre el suelo.

Red... —su voz está cargada de dolor. Entonces, retira los mechones de mi cabello castaño oscuro que caen sobre mi rostro entorpeciendo mi borrosa visión —. ¿Estás bien? ¿Puedes escucharme?

Asiento a duras penas y tomo profundas inspiraciones a través de mi nariz. Consigo reunir algo de fuerza y muevo mis manos afianzando sus brazos. Jay entiende de forma inmediata lo que quiero y me ayuda a incorporarme ligeramente. Apoya mi espalda contra la pared y, así, permanezco sentada sobre el suelo tratando de controlar mi respiración. Es entonces cuando me doy cuenta de que Falcón parece haber abandonado la habitación.

— ¿Puedes hablar? —pregunta Jay con desesperación. Sus ojos del color del cielo se mueven rápido por mi rostro mientras muerde su labio con intensa preocupación —. Debería ir a buscar ayuda...

Él intenta levantarse para hacer justo eso, cuando mi mano sale disparada para agarrar su antebrazo impidiéndoselo.

— N...no —mi voz suena ronca y en un tono bajo. Cada letra se siente como si mis cuerdas vocales se estuviesen rasgando. Inspiro tratando de disminuir el dolor y mis dedos se presionan con más fuerza alrededor de su sencillo jersey grisáceo —. No avises a.... a nadie.

— ¡Tenemos que llamar a tu padre inmediatamente! —exclama él enfurecido —. Cuando se entere de lo que Falcón te ha hecho cancelará la boda...

— Para cuando mi padre vuelva, la prueba de lo que ha hecho ya habrá desaparecido —respondo ignorando el dolor que me produce hablar. Mi padre está fuera de la ciudad durante unos días y estás heridas, a pesar de su gravedad, sanarán demasiado rápido —. No importa lo que le diga, él pensará que lo estoy acusando falsamente para intentar librarme de este matrimonio.

Mi padre está cegado por la falsa apariencia educada de Falcón mientras que a sus ojos no soy más que la hija rebelde que niega constantemente la idea del casamiento.

— ¡Pero no podemos dejar que esto continúe! —exclama Jay indignado afianzando mis manos. La tibieza de sus dedos tranquiliza en cierta manera mi acelerado corazón —. ¡No después de lo que te ha hecho! Casi te mata...

Su voz va disminuyendo de volumen al decir esas últimas palabras y sus hombros caen vencidos por peso del miedo.

— Gracias a ti eso no ha sucedido —susurro verdaderamente agradecida mientras acaricio su cabello rubio platino.

Sus ojos se ablandan y la tristeza inunda su rostro.

— Lo siento mucho, Red —se disculpa él todavía con la cabeza gacha —. No debí haberme marchado así ese día. No debería haberte ignorando durante todo este tiempo. Yo... lo siento.

Coloco mi mano sobre la parte posterior de su cabeza y tiro de él obligándolo a apoyar su frente en mi hombro.

— Esta bien —lo tranquilizo mientras continúo acariciando los finos mechones de su cabello en esta nueva posición —. No tienes que disculparte por nada.

Entonces, un ataque de tos me golpea y él se aparta inmediatamente. Me sujeta mientras mi garganta se contrae con fuerza sin saber que otra cosa hacer.

— Pero, ¿qué vamos a hacer ahora? —pregunta él cuando la tos se detiene.

Durante unos segundos permanezco en silencio tratando de recuperar el aliento. Después, me incorporo por completo con su ayuda y me paro junto a la bufanda que descansa junto a mis pies sobre el suelo.

— Necesito ver a Kane —murmuro.

— ¿Qué? ¿¡Ahora!? —exclama Jay confundido.

— Sí, ahora —respondo y, sin perder tiempo, me inclino y recojo la prenda con la que tan sólo unos segundos atrás, Falcón ha estado a punto de matarme.

La lana es suave alrededor de mis dedos y, por un segundo, dudo. Después, agito la cabeza sacando esos absurdos miedos de mi mente y la coloco de nuevo en su lugar. Rodeo mi cuello con ella ocultando así las profundas marcas que antes ha ocasionado.

— ¿Por qué tienes que ir a verle? —pregunta Jay con cierta molestia.

— Porque es la única forma de hacer caer a Falcón

Jay presiona sus labios juntos y asiente a duras penas.

— Espera —me detiene él cuando estoy a punto de abandonar de la habitación —. Llévate mi móvil.

Me tiene el pequeño teléfono y lo acepto sin dudar. Lo guardo en el interior del bolsillo de mi chaqueta de cuero negra y, después, me marcho.

A pesar de que Kane me ha pedido que no vuelva a acercarme a él, me temo que no podré cumplir su deseo.


Gracias por vuestra paciencia. Espero que hayáis disfrutado del capítulo y, si es así, podéis dejar vuestros votos y comentarios ;)

Y ahora váis a maldecirme porque el próximo miércoles no podré actualizar (*llora*), pero no os preocupéis porque lo haré el JUEVES jajaja

¡Gracias por seguir la historia! BYE

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