Un amor en las estrellas.

By El_Ivancho_

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Liam está anclado a un pasado qué no lo deja dormir, no porque haya sido el tipo malo que se arrepiente de la... More

SINOPSIS
EPIGRAFE
PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26

CAPÍTULO 16

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By El_Ivancho_

LIAM

Me encuentro tirado en mi cama disfrutando de un delicioso tarro de helado mientras veo series en Netflix. Preferiría haber terminado mi jornada de trabajo, pero, el Sr. Davis suele ser tan terco y obstinado que logra sacarme de mis casillas.

No obstante, aquí estoy, solo con la compañía de mi delicioso helado. Creo que ya es suficiente, debo guardar un poco para Alex, hoy me dio la sorpresa de que también le dieron vacaciones gracias a su impecable trabajo, es muy buena en él, fue de mucha ayuda para mí y gracias a su apoyo logré terminar todo en tiempo récord.

Llevo las yemas de mis dedos hasta poder tocar el colgante que me obsequió. Una pequeña sonrisa se forma en mi rostro al recordar su hermosa sonrisa al decidir ponerse de pie y, sacándome de mi impresión, colocarme el colgante. Es hermoso.

Los recuerdos empiezan a invadir mi mente y rápidamente forman una lucha con mi ánimo.

Sus palabras no dejan de retumbar en mi mente, lo he intentado todo el día sin conseguir resultado alguno. No cabe duda de que no debí haber escuchado la conversación entre Rosa y Alex, ahora no siento más que culpa.

Alex no puede sentir algo por mí, no puede. Nunca podré darle las cosas que merece, y al decir eso, me refiero a que nunca podré hacerla feliz como merece serlo.

Su luz es tan hermosa, tan brillante, y no quiero convertir en restos algo tan hermoso, no quiero convertir en penumbra su cielo. Eso es lo único que haría si mi ser se debilita y cede a los sentimientos. Hacerla pedazos.

«Debes aceptar que en este juego ya perdiste, Liam»

Mi subconsciente decide jugar en mi contra.

Claro que no, para mí esto no es un juego. Lo es todo.

Alex merece ser feliz, merece lo mejor del mundo, y eso... lastimosamente no soy yo. Aún debo superar, debo soltar los recuerdos que se encargan de atormentarme cada día; aún debo superar esto que siento, debo eliminar este amor que grita sin ser escuchado, Natalie dejó una huella imborrable en mí. Sin embargo, debo aprender a vivir con ello, lo he intentado sin resultados, pero sé que un día lo lograré, aunque no sea mañana.

Me levanto de la cama después de decidir dar una tregua a mis pensamientos. Dando pasos cortos llego hasta el refrigerador, jalo la manija de la puerta y en un segundo siento el aire frío golpear mis pies descalzos, dejo el helado en uno de los compartimientos y de inmediato cierro la puerta.

Me acerco hasta la encimera y tomo uno de los vasos de cristal, me acerco hasta el grifo y giro de este escuchando como el agua empieza a correr hasta llenar el vaso en su totalidad.

Llevo el vaso hasta mi boca y empiezo a beber suavemente sintiendo como el líquido recorre mi garganta refrescándola y saciando mi sed. Me encojo de hombros y vuelvo a caminar hasta la encimera para luego dejar el vaso en el mismo sitio.

Camino hasta mi cuarto y dejo caer mi pesado cuerpo en la gran y acolchada cama, dejo escapar un suspiro a la vez que mi mirada queda fija en el techo como si fuera lo más interesante en el mundo. El sonido proveniente de la gran pantalla encendida logra salvarme de un viaje hacia mis amargos recuerdos.

Extiendo mi mano hasta tomar mi celular; con mi dedo índice presiono el botón de encendido y de inmediato la pequeña pantalla táctil es iluminada, miro la hora. Son las 5:45 de la tarde, lo que significa que no falta mucho para que Alex llegue, por lo que decido ir a la cocina a preparar algo de cenar.

Tal vez entretenga mi mente y me salve de caer en el mar de los recuerdos. Tomo el control del televisor y presionando el botón de apagado hago que la pantalla se oscurezca totalmente.

Me levanto y me dirijo a la cocina.

***

—Me agrada ese lugar, Liam —la voz de Alex llega directo a mis oídos, veo como lleva otro bocado de comida hasta su boca y mastica suavemente mientras cierra sus ojos, todo indica que le gustó las pastas que decidí preparar para ella —deberíamos ir allá. —levanta la palma de su mano en un gesto que logra ponerme nervioso —Esto te quedó delicioso, Liam ¡Me encantó! —vuelve a llevar un bocado hasta su boca.

Suelto un suspiro de alivio, cuando levantó su mano llegué a creer que me diría que algo estaba mal en la comida así que siento alivio y esbozo una pequeña sonrisa

—Me alegra que te haya gustado, pequeña, le eché muchas ganas para que quedaran bien. Creo que... —dejo escapar un suspiro y formar una sonrisa en mi rostro —fue el pensar en todo el cariño que te tengo mientras cocinaba lo que hizo que quedaran tan bien.

Levanta su rostro sorprendida, deja el tenedor en el plato y toma una de las servilletas para luego limpiar suavemente su boca.

—Muchas gracias, Liam —ensancha una sonrisa en su rostro.

Esa sonrisa...

Esa sonrisa tan viva, tan hermosa, debe ser permanente. Su brillo no puede ser apagado, y me temo a que eso suceda, me temo que un día pueda verla directo a los ojos y notar que algo cambió en ella. Solo pensarlo añade más tormento del que ya llevo.

No entiendo por qué todo de ella logra hacerme recordar. Es como si al verla viera a Natalie a través de ella, o a su lado, pero logra llenarme de sensaciones, y ¡Joder! No puedo tener sensaciones como esas, y menos si se trata de Alexa Johnson. En estos dos años he adquirido dureza, no puedo debilitarme tan fácilmente, no puedo, por la protección de los que amo.

—No es nada, pequeña —mis palabras apenas logran ser audibles.

Sacude su cabeza mínimamente como si intentara deshacerse de algo que la perturba. Vuelve a sonreír.

—¿Entonces? —pregunta —Vamos ¡Liam! —dice animada —unos días de mar no nos vendría nada mal.

Me lo pienso un poco. Si bien es cierto, unos días de sol y mar no me vendría mal, el invierno está en curso y un poco de calor no sería malo. También aplacaría mi duro invierno, aunque sea sólo por unos días.

—No lo sé, pequeña... —llevo uno de mis índices hasta mis labios, su rostro en espera de mi respuesta logra divertirme.

—¡Vamos, Liam! —junta sus manos y forma un puchero increíblemente adorable. Su labio inferior se me hace irresistible. ¡Para ya ¡Liam! —Por favor, Liam, di que sí.

Suelto una pequeña carcajada.

—¿Sabías que eres realmente adorable? —suelto. Su mirada brilla aún más.

—Es bueno escucharlo de ti... —susurra —Entonces ¿Qué dices? —guarda silencio un breve momento —¿Sí? ¿iremos?

¿Cómo decir que no a esto? ¡Es jodidamente hermosa!

—Está bien, pequeña —mis palabras son pronunciadas conservando mi sonrisa —iremos.

Se levanta de un salto haciendo que la silla resuene en toda la sala, empieza a celebrar como una niña pequeña a quien le acaban de obsequiar su juguete preferido. No puedo evitar sonreír al ver tal escena.

—¡Gracias, Liam! —se acerca rápidamente y sus brazos me rodean en un rápido movimiento —Serán las mejores vacaciones que hayamos tenido, ya verás, no te vas arrepentir.

Sonrío ante su abrazo, logra hacerme sentir seguro y mi sonrisa se amplía aún más. Tal vez es cierto no voy arrepentirme, lo sé. Sin embargo, también podría hacerlo, es muy arriesgado que mi corazón pase mucho tiempo cerca de Alex, esto puede salir mal.

—Sé que no voy arrepentirme, pequeña —separo el abrazo y llevo mi dedo índice hasta su nariz y dejo un suave toque en ella —ahora vamos a ver la peli.

Camino hasta mi habitación y me dejo caer en el suave colchón de mi cama, quito las cobijas y en un rápido movimiento me sumerjo entre las sábanas. Miro hacia el umbral de la puerta y me encuentro con una divertida Alex, sus manos puestas en su hermosa cintura y su cabeza ladeada con la vista fija en mí.

—¿No piensas venir? —elevo una de mis cejas a la vez que frunzo levemente el ceño. Doy dos palmaditas a mi lado invitándola a meterse entre las sábanas para observar la película juntos —¡Vamos, pequeña!

Escucho como se le escapa una pequeña carcajada y me dejo deleitar por su mágica sonrisa. Quita su abrigo y seguidamente descalza sus pies para luego colocar sus tacones al lado de la cama. Camina hasta llegar a la orilla y en un veloz movimiento logra meterse entre las sábanas.

Volteo mi rostro y dejo caer mi vista en sus ojos y en un efímero momento me dejo sumergir en las profundidades del azul que poseen, justo en este momento mi respiración parece detenerse por una fracción de segundos, veo una fugaz sonrisa atravesar su rostro y sin pensarlo dos veces llevo una de mis manos hasta su rostro, con las yemas de mis dedos acaricio sus mejillas suavemente.

Veo como cierra sus ojos a la vez que extiende su mano hasta poder tocar la mía. Disfruto el momento, y aunque sé que no debo, me dejo deleitar por su presencia.

Me obligo a salir de mis pensamientos y suavemente retiro mi mano de su rostro.

—Te quiero, pequeña...

Mis palabras apenas logran ser audibles.

Respira profundo. Toma el control remoto y enciende la televisión, busca una película en Netflix y le da play.

Pongo mi atención en la pantalla sintiendo como las pulsaciones de mi corazón son más rápidas de lo normales y dejándome perder por el fluir del tiempo. No se cuanto tiempo pasó entre esta hermosa sensación, pero la voz de Alex logra llamar mi atención por un momento.

—Y yo a ti, Liam —susurra...

Una fugaz sonrisa nace de mí, pero, decido poner mi completa atención en la película.

***

Contemplo su rostro dormido, se quedó dormida en medio de la película.

Observo detalladamente cada rasgo de su rostro intentando grabarlos en mi memoria, se ve tan tranquila, todo de si refleja paz, todo de ella me transmite paz. Aparto un mechón rebelde de su cabello y lo acomodo detrás de su oreja.

—Siento que me estoy enamorando de ti, pequeña —susurro —si no estuviera tan roto diera todo de mi para intentar hacerte feliz —mi voz apenas logra ser audible a mis oídos y por un momento agradezco a mí mismo que esté dormida.


Largo un suspiro y con mis manos acomodo la cobija hasta dejarla completamente arropada, solo con el rostro afuera.

Sigilosamente me levanto de la cama con cuidado de no despertarla, dando pasos cortos y silenciosos llego hasta mi armario y saco una de mis cobijas preferidas, conservando mis sigilosos pasos logro llegar hasta la sala para luego acomodarme en el sofá. Enredándome entre mis cobijas dejo que mi cuerpo entre el calor, este invierno ha sido un poco más frío en comparación a los demás, además de que llegó mucho antes de lo esperado. Sin embargo, la calefacción en mi casa hace del ambiente algo agradable.

En fracción de segundo mi mirada es extraviada en la nada, me quedo observando fijamente el techo como si fuera lo más interesante en el planeta.

No logro dejar de pensar en lo que escuché tras esa puerta. Alex confesando a Rosa todo lo que siente por mí, el almuerzo, la sorpresa preparada para mí. Una efímera sonrisa cruza mi rostro y mis dedos inconscientemente paran en el colgante, lo acaricio suavemente y lo llevo hasta mis labios dejando un suave beso en este.

—Creo que he perdido yo... —susurro.

Acomodo el colgante en mi pecho y cubro mi cuerpo con las cobijas. Cierro mis ojos decididos a caer en los brazos del sueño, no quiero arruinar este día con mis recuerdos.

Fue un gran día.

***

Lavo mis dientes, junto mis manos debajo del grifo y luego llevo el líquido hasta mi rostro quitando cada rastro de sueño. Coloco mis manos en ambos lados del lavabo y miro mi reflejo en el espejo que hay en frente, mis ojos lucen más claros gracias a los rayos de luz que entran por la pequeña ventana. Acomodo mi cabello a medio lado y dando pasos cortos me encamino a la cocina.

Alex aún está dormida, debió ser un largo día de trabajo para ella, pero hoy empiezan sus vacaciones, así que tenemos todo el día para planear nuestro viaje a Zlatni Rat.

Será muy divertido y relajante a la vez, es una de las mejores playas en el mundo, aunque es en Croacia y será costoso ir puedo permitírmelo. He trabajado duro y tengo el dinero suficiente, además, también guardo algo de dinero en el banco.

Estoy seguro de que Alex querrá aportar dinero para el viaje, pero no, me niego rotundamente.

Luego de unos minutos de debate interior entre que preparar de desayuno, finalmente, decido hacer unos Wafles con miel y fresas, estoy seguro de que le gustará.

No sé cuánto tiempo pasó, perdí la noción del tiempo mientras preparaba el desayuno. Unos pasos logran llamar mi atención, giro lentamente y dando pasos cortos llegó hasta la mesa, dejó el plato en esta y giro hacia el lugar de dónde escuché los pasos.

Sonrío al ver a Alex bajo el umbral de la puerta. Sus manos puestas en sus caderas y su mirada fija en mi logran sacarme una gran sonrisa. Lleva puesta una de mis camisetas dejando gran parte de sus hermosas piernas a la vista, su cabello está recogido en una cola alta.

¡Dios! Es hermosa.

—Buenos días, pequeña —camino hasta a ella y dejo un pequeño beso en su frente.

—Buenos días, Liam. —me regala una hermosa sonrisa —Tomé prestada tu camiseta, disculpa no haberte preguntado, pero ya no soportaba un segundo más esa falda que llevaba.

Larga una pequeña carcajada y entrelaza sus dedos pareciendo nerviosa.

—No te preocupes, pequeña —estás en tu casa. —digo conservando mi sonrisa —Ahora ven, pequeña, preparé el desayuno para ti. —señalo el plato en la mesa y acomodando la silla la invito a sentarse.

—Gracias, Liam —sonríe —todo un caballero.

Le dedico una sonrisa pícara.

—Lo sé. —me encojo de hombros haciéndome el presumido, dejo escapar una pequeña carcajada a la que no tarda en unirse —Gracias, pequeña.

Doy media vuelta sin esperar respuesta alguna y me camino hasta la cocina, sirvo mi desayuno y dando largas zancadas llego hasta la mesa, acomodo el plato a la vez en que me dejo caer en la silla.

La miro por el rabillo del ojo y una pequeña sonrisa atraviesa mi rostro. Ha empezado perfecto el día.

Han empezado mis vacaciones de una buena manera, Alex con su presencia todo lo hace mejor, hace que lo malo pase a ser algo insignificante, y hace de los momentos lindos algo perfecto.

¿Por qué la vida hace esto? No logro entenderlo. Primero me quita a lo que más amo y me deja lleno de amarguras, me deja miles de recuerdos que atormentan mis días, y luego parece enviar mi salvación. Joder, no caeré en su juego injusto esta vez, no permitiré que me aleje de ella, es por eso que hago caso omiso a mis sentimientos, por protegerla.

Claro que no lo permitiré...

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