Sung Kyu estaba recuperando su común y alegre vida poco a poco. Las leves secuelas del accidente no le impidieron regresar a la escuela porque, con ayuda de Woo Hyun y la hermosa y comprensiva familia que ya tenía, su situación había sido mucho más fácil de enfrentar. Tampoco eran demasiados los medicamentos que debía tomar y sus terapias cada vez eran más aisladas. Su memoria regresó por completo y su amor por Woo Hyun nunca desapareció, así que todo cuánto había conocido, de nuevo estaba siendo parte de su día a día. Incluso sus viejos maestros abogaron para que cursara el año que le faltaba en la universidad, y por eso Sung Kyu regresó con sus amigos a su divertida (y algo monótona) vida de estudiante.
—Dong Woo, no has dicho nada desde esta mañana, ¿acaso no estás feliz porque volví a la escuela? —mencionó Sung Kyu con un aire de decepción. Dong Woo era su mejor amigo y no parecía del todo contento por su regreso.
Jang parpadeó, atrayendo la atención de Kim; justo estaban en la cafetería tomando el almuerzo.
—Lo estoy, de verdad, Sung Kyu. El que estés bien y hayas regresado a la universidad, me hace muy feliz.
—No te escuchas muy convencido —interrumpió Sung Yeol, quien de pronto apareció para unírseles en la mesa—. Si mi mejor amigo regresara después de enfrentar la muerte, estaría saltando y gritando de felicidad.
—Y-yo... estoy muy feliz —reiteró Jang al borde de las lágrimas—. De hecho, es uno de los días más felices de mi vida, p-pero...
Y el agua salada resbaló por sus mejillas ante la atónita mirada de sus amigos. Sung Yeol se desconcertó y de inmediato la culpa lo invadió, por otro lado, Sung Kyu se trasladó al asiento junto al de Dong Woo y empezó a palmearle la espalda con suavidad.
—Lo siento.
—No es culpa tuya, Sung Yeol —aclaró Sung Kyu mientras sacaba un pañuelo de su bolsillo—. ¿Qué sucede, Dong Woo? —preguntó con suma preocupación, y de pronto su amigo se le echó encima para abrazarlo.
—Es por Ho Won —logró decir con la barbilla en el hombro del otro joven—. Él se fue, para siempre...
Y aquello sorprendió a Sung Kyu en demasía; era algo que jamás hubiera esperado. Las cosas parecían estar muy bien entre los dos, inclusive creyó que llevaban una relación más profunda.
—Yo fui valiente, le hablé de mis sentimientos, pero el dijo que no podía haber nada más entre nosotros porque arruinaría nuestra amistad. Hoy supe que se casará con una chica que conoció hace unos meses. Ella es de Japón y él se mudó hace unos días. Y lo siento, estoy muy feliz por ti, pero, es muy duro para mí enterarme de esto.
Las lágrimas de Dong Woo continuaron cayendo, empapando el suéter de lana de su amigo. Sung Yeol apretó los labios y no pronunció más palabras, después de todo, él no sabía nada sobre las relaciones amorosas como para dar un buen consejo; aunque Sung Kyu también se quedó en silencio, porque nada de lo que le podía decir en ese momento le serviría, sólo podía esperar a que el llanto de Dong Woo le tranquilizara un poco, ya después tendría tiempo de hablar con él y hacerle entender que había muchas personas que lo querían y que estaban dispuestas a ayudarle a sobreponerse.
Algún día lo superaría, y todo el dolor que sentía en ese momento se convertiría en un mal sueño.
◇◇
Esa tarde, Sung Yeol llegó más temprano al restaurante pues sus últimas clases se habían suspendido. Fue al cuarto de empleados, sacó su uniforme de camarero y suspiró, recordando lo que había pasado con Dong Woo en la cafetería. Realmente se había sentido mal por Jang, aunque creyó que había sido lo mejor puesto que su amigo no seguiría viviendo en una "fantasía", y no pudo evitar pensar también en Sung Jong y la madura decisión que había tomado con respecto a Myung Soo; su hermano era más fuerte y más valiente de lo que pensaba.
—Sung Yeol —le llamó Myung Soo mientras le daba un par de golpecitos a la puerta—. ¿Puedes hacerte cargo del restaurante en mi lugar? Tengo que salir por unas cuántas horas.
—Seguro.
Y Myung Soo sonrió, aunque en lugar de retirarse dio unos pasos hacia el interior del cuarto.
—Supe que el joven Sung Kyu regresó hoy a la universidad —comentó el gerente después de traer a su mente lo que le comunicó Woo Hyun por la mañana—. Espero que todo esté saliendo muy bien.
—Lo está, Sung Kyu es muy inteligente y me he dado cuenta de que en la escuela de verdad lo aprecian.
—¿En serio? Me da mucho gusto. —Myung Soo agrandó su sonrisa y Sung Yeol enarcó una ceja; no era muy "normal" para él que el gerente estuviera tan interesado en el esposo de su primo—. ¿Sabes? Extraño mis días en la universidad, aunque, era un tanto reservado y no tenía muchos amigos. Me hubiera gustado ir con Sung Kyu a la escuela.
—¿Cómo dices? —inquirió Lee entrecerrando los ojos.
—Quiero decir que... me hubiera gustado mucho ir con todos ustedes a la escuela. Creo que hubiéramos sido muy buenos amigos.
—Tal vez... —Sung Yeol relajó su semblante, intentando entender a Myung Soo; el hombre a veces parecía demasiado serio, así que su "explicación" sonó muy lógica.
—Buen día —escucharon ambos de pronto, se trataba de Sung Jong, quien entró a la habitación serio y relajado; aunque Sung Yeol notó un leve cambio en el actuar del gerente. «¿Acaso está... nervioso?», se preguntó el mayor de los Lee.
—Buen día, Sung Jong —respondió Myung Soo antes de salir.
—¿Qué le pasa? —murmuró Sung Yeol, enarcando una ceja.
—¿A quién? —inquirió Sung Jong al escucharle.
—A Myung Soo.
—Tal vez tiene prisa.
—No. No es eso.
—Vamos, hermano, hay que trabajar —dijo el menor mientras le jalaba del brazo.
Y Sung Yeol asintió aún con un sentimiento de inconformidad en su pecho. Ese día estaba lleno de cosas inesperadas.
◇◇
Cuando cayó la tarde, Woo Hyun y Sung Kyu aparecieron en el restaurante para comer, además, Nam tenía algunos últimos detalles de la inauguración del otro restaurante que atender con el gerente. Woo Hyun estaba emocionado y demasiado feliz con todos los recientes acontecimientos que estaban sucediendo en su vida; Sung Kyu estaba bien, y eso era lo que más le importaba.
—¿Puedo dejarte solo por unos minutos? Tengo que hablar con Myung Soo —le dijo Woo Hyun a su esposo; Sung Kyu seguía comiendo su postre de fresa.
—Adelante.
Woo Hyun le besó la frente y se levantó de la silla; Sung Jong le miró a unos metros y se acercó a la mesa para retirar los platos.
—¿Quieres algo más, Sung Kyu? —cuestionó el menor con una sonrisa, Kim le miró y correspondió su gesto.
—No, gracias —El muchacho asintió—. Oye, Sung Jong, ¿puedo preguntarte algo personal?
—Por supuesto.
Sung Kyu lo miró y el chico volvió a mostrarle una brillante sonrisa.
—¿A ti te gusta Myung Soo? —soltó de repente, y por poco Lee deja caer uno de los platos; sus mejillas enrojecieron y su mirada se desvió hacia el suelo.
—P-pero, ¡qué dices! —exclamó, nervioso—. Yo no...
—Te he observado, Sung Jong, y no te lo estoy preguntando para reprenderte. —El menor suspiró suavemente y sus ojos se posaron en los de Kim con cautela—. Escucha, él es mucho mayor que tú y no estoy seguro de que Woo Hyun esté de acuerdo con esto, pero, Myung Soo es una buena persona; de alguna extraña forma lo sé y, si de verdad te interesa, yo siempre te voy a apoyar.
Sung Jong apretó los labios y sus ojos se humedecieron; nada lo hacía más feliz que su familia lo apoyara, aunque para ese entonces ya hubiera decidido que dejaría de lado todo el asunto de su enamoramiento, sin embargo, el muchacho sintió que un atisbo de esperanza comenzó a surgir en su pecho.
Tal vez no tenía por qué rendirse tan fácilmente.
—Gracias, Sung Kyu. Te quiero mucho.
—Y yo a ti, pequeño.
Lee abrazó al mayor antes de retirarse y éste prosiguió comiendo su delicioso pastel.
Pasados unos minutos más, Sung Kyu decidió ir a buscar a su esposo a la oficina. Woo Hyun estaba tardando un poco y creyó que podría serle de ayuda puesto que, desde hacía varias semanas, Nam daba la impresión de tener muchas cosas pendientes.
Así que se dirigió al despacho principal y la puerta estaba abierta, aunque no había señales de su esposo o Myung Soo. Sung Kyu entró de todas formas y pensó esperar a su esposo mientras leía un libro; Woo Hyun tenía varios ejemplares en el pequeño librero junto al escritorio.
Se acercó al mueble y repasó algunos con los dedos, pero uno en particular llamó su atención, precisamente el que estaba en el escritorio sobre algunos papeles.
Sonrió para sí mismo y no dudó en tomarlo, dejando caer el separador que había dentro. Sung Kyu se apresuró a recogerlo y notó que había caído sobre una pequeña fotografía instantánea; la curiosidad lo envolvió y, sin más, la tomó para verla.
Una tierna sonrisa se dibujó en sus labios cuando observó a un pequeño de lindos hoyuelos al centro, de inmediato concluyó que se trataba de Myung Soo, y que la dos personas junto a él eran sus padres. Sus ojos se clavaron entonces en el rostro de su madre, quien poseía una cara delicada y hermosa, aunque, su mirada se apreciaba algo triste.
Después observó al padre de Myung Soo, quien al momento le pareció demasiado familiar. Su sonrisa se desvaneció entonces y su mirada se centró más en el rostro del hombre, porque, era idéntico a su propio padre: sus ojos, su nariz, su sonrisa... todo él era la viva imagen del hombre tal y como lo recordaba cuando era un niño, pero Sung Kyu sabía que su padre era hijo único, así que no cabía la posibilidad de que el hombre en la foto fuera su hermano gemelo, y eso sólo significaba que...
—Kyu, ¿qué haces? —escuchó de pronto la voz de Woo Hyun, la cual le arrastró de nuevo a la realidad.
Entonces el corazón de Sung Kyu empezó a latir con descontrol por la incredulidad y el nerviosismo. Sus ojos se posaron en Woo Hyun, aunque enseguida se desviaron al rostro de Myung Soo, porque también él entró a la oficina, y el gerente lo miró de la misma extraña forma cuando notó la foto en su mano, haciéndole pensar en todo y nada al mismo tiempo, provocando que fuera incapaz de respirar por la expectativa. Sung Kyu tenía su secreto en las manos, y Myung Soo tenía miedo de su reacción.