QUE NADIE SE ENTERE

By Angeldelfueg0

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KuroKura® Kurapika accedió a dejarse llevar por los encantos de su mayor enemigo, dejando atrás la venganza s... More

Día 1.- Las llamadas y el recuerdo
Día 0.- Un sucio Trato
Día 2/Parte 1- ¡Ya somos 3!
Día 2/parte 2- Film
Día 2/parte 3 -Te lo prometo-
Día 3 / Parte 1 - Nos vieron la cara
Día 3 /Parte 2 - Escombros
Día 3/parte 3.- Una oveja entre leones
Día 3/ parte 4.- Documental arañas
Día 3/parte 5.- No molestar
Día 4/ parte 1.- Permiso para amar
Día 4 parte 3 - No hay trato

Día 4/ parte 2.- Una grieta en el contrato

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By Angeldelfueg0

—Kuroro. Eres tan iluso, mi intención nunca fue ayudarte. Quería destruirte...

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Los rayos de sol que cubrían parte de su rostro lo despertaron en un nuevo amanecer, una respiración sublime al compás de los latidos de su corazón, se preguntaba si todo aquello había sido un sueño o realmente había hecho aquella declaración.

Kuroro, olvida el trato, quiero quedarme contigo

Sí, aquello fue una realidad.

Despertar posiblemente sería sólo el inicio del verdadero sueño o quizás de la verdadera pesadilla que juntos acababan de iniciar.

— Kuroro...— miró alrededor de la habitación buscando al menos un rastro de su presencia. No había nada — se ha ido.

Se levantó de la cama que aún rechinaba por el mal estado en que había quedado, se preguntaba con un rubor leve en el rostro si eso realmente lo habían causado ellos, el asunto era lo de menos, el idiota de Kuroro no estaba.

  — ¿se atrevió a abandonarme? ¿después de esto? entonces... sólo tomó lo que quiso de mi y se marchó... no le bastaba con humillarme, quitarme mi nen y destruir mi hogar, ¿también tenía que dejarme así?  

Se vistió normalmente con un cambio de ropa que tenía en una maleta, otra vez volvió a ser él mismo, se miró al espejo después de haber lavado su rostro del maquillaje, por alguna razón sus ojos seguían siendo escarlatas — ¿tan molesto estoy por ese idiota?

No pasó ni un segundo cuando tocaron la puerta del apartamento, Kurapika al no poder mostrar sus ojos se apresuró a ponerse lentes de sol y acercarse a la puerta — ¿quién es?

  — Soy de mantenimiento, me reportaron un mueble roto ¿puedo pasar?—  El hombre escuchó a Kurapika renegando del otro lado de la puerta y entonces fue invitado a pasar.

— Disculpe, ¿quién le reportó el mueble?— preguntó Kurapika confundido y todavía molesto.

— Yo lo hice —  contestó entrando detrás del encargado de mantenimiento con un aire despreocupado —  ya le conté lo que pasó y los daños ya están pagados, es hora de irnos

— ¿irnos? ¿a dónde? ¿y dónde estabas? ¿porqué no avisas cuando te vas?— interrogaba casi a punto de agarrarlo a golpes

— No sabía que te preocupabas por mi—sonrió Kuroro regalándole una de sus encantadoras miradas

— ¿eh? no lo hago, pensé que te habías largado dejándome — lo fulmina con sus ojos escarlata tras los cristales de los lentes.

 — ¿yo dejarte? ¿después de la gran noche que me diste? imposible— comentó abiertamente el azabache sonrojando a Kurapika y recordándole escenas que le apenaban.

— ¡Idiota, cuida tus palabras!   —contestó avergonzado el rubio señalando con la mirada al señor de mantenimiento que aun se encontraba ahí.

— Yo no escuché nada — dijo sonrojado el hombre que cargaba las piezas de la cama fuera del apartamento. 

  — ¿sabes algo? por lo regular las parejas que han tenido relaciones sexuales suelen despertar de buen humor, eres extraño—Kuroro se divertía en el interior haciendo incomodar al rubio.

—  Debe ser porque ni somos pareja, ni tuvimos relaciones, estaba ebrio, tú te aprovechaste de la situación— señaló a Kuroro como el culpable de todo lo que había pasado y se dio la vuelta para empacar sus cosas.

  — Entonces porqué dijiste anoche que querías quedarte a mi lado? ¿fue una mentira?¿fue efecto del alcohol? tus besos no fueron mentira, Kurapika, casi lo lograbas...

  — ¿lograr qué? —volteó a verlo frunciendo levemente el ceño

— Romper el trato... —dijo seriamente haciendo a Kurapika volver a la normalidad sus ojos

— ¿qué? — se quitó los lentes sin poder creer lo que escuchaba

— Puedes engañarme a mí, a tus amigos, a ti mismo, pero no engañas a tu corazón, le hiciste una grieta al contrato, gracias a ti ya no puedo utilizar las cadenas, si tú no sintieras nada por mi, podría usarlas sin ningún problema, pero los sentimientos son reales, te estás enamorando de mi.

— No sé si debería alegrarme por eso... — miró a los ojos a Kuroro buscando responder con la verdad— dejémoslo en un tal vez, estoy confundido por todo esto.

— Kurapika, te quiero —articuló con voz dulce y sin tonos de burla ni juego, las comisuras de sus labios no expresaban nada más que seriedad, como si le hubiera costado trabajo decirlo, como si saliera desde el fondo de su corazón.

— Yo... te... — mira los ojos negros de el hombre frente a él, sin una sola pizca de mentira, ni de maldad, ese hombre no era Kuroro, era su novio, el hombre que ciertamente odiaba pero a la vez no podía evitar sentir algo profundo por él, sin embargo, el orgullo del rubio evitó que le correspondiera en ese momento — tenemos que irnos.

  — ¿Ibas a decir algo más?

— No... vayámonos, estar más tiempo en este lugar me marea — con una mirada seria salió del apartamento siendo acompañado por Kuroro, por más que lo intentara Kuroro, Kurapika no admitiría que lo de esa noche había sido por algo más que el efecto del alcohol.

— ¿A dónde iremos? — preguntó Kurapika mirando a Kuroro a su lado en la parte trasera de un taxi que los dirigía al centro de la ciudad de York.

  — Debemos ir al centro comercial a conseguir algo de equipaje para el viaje, esta noche debo reservar los boletos del barco que nos llevará a la isla donde visitarás a tus amigos

— Oye, respecto a lo que les dije a los chicos... ¿qué haremos? pensándolo de esta manera, no lograré hacer que te veas como chica.

—   No tenemos porqué hacer eso, les diremos la verdad— dijo sin preocupaciones.

  — ¿Cuál verdad? ¿estas loco? no les voy a decir que soy novio de... —irritado, Kurapika trataba de buscar una solución a sus problemas, pero Kuroro le interrumpió para dar una solución directa.

— ¿...un hombre?— cuestionó como si eso fuera lo más normal del mundo.

— Iba a decir de un miembro del Ryodan —  se detuvo Kurapika a pensarlo desde el punto de vista de él. Tal vez no sería necesario decir quien es, simplemente cubrir la mentira con una verdad.

  — Yo te ayudaré a explicarles sobre tu sexualidad, ya no estamos en la edad media, aunque quieras mentir sabes que la realidad es que tu novio es un hombre y debes decírselos, te será más difícil dar explicaciones para justificar tus mentiras.

  — Admito que tienes razón, no me queda otra opción, voy a decirles que eres mi novio sin revelar tu identidad.

— Que bien se oye cuando lo dices.

— Cierra la boca. 

El centro comercial, la zona de compras más abundante en personas, entre todas ellas estaban Kurapika y Kuroro haciéndose de algunas cosas para el viaje, Kurapika aún se sentía nervioso al estar junto a él, a tener que socializar y expresar sus emociones, se daba cuenta de que enamorarse era fácil pero admitirlo era difícil, Kuroro de alguna extraña manera lograba hacer que él cambiara su forma de pensar, por algo Kuroro era tan buen líder, tenía dominio sobre las emociones de las personas un carisma único y una forma de pensar que convencía a cualquiera de hacer lo que él quisiera.

  — ¡Kuroro!

Incluso de engañar una y otra vez a la misma persona siempre haciendo que las presas caigan en su telaraña, Kuroro era una araña hermosa y peligrosa de aquellas que son aparentemente inofensivas pero esparcen un veneno mortal.

  — ah...¿nos conocemos? — preguntó Kuroro a la chica simpática que se había acercado a él, su cabello azul y un peinado de gitana que no le había visto la ultima vez, cuando la desmayó para arrebatarle su habilidad nen, el adorable fantasma escritor, la reconoció más por su voz que por su apariencia, era Neón Nostrade. 

— Sí, recuérdalo, en aquella subasta, ya no te volví a ver ¿qué fue de ti?

—   Bueno, la verdad es que he estado algo ocupado con... — tratando de encontrar una excusa perfecta justo sale Kurapika de una tienda con un jugo y llega sin notar la presencia de Neón al lado de Kuroro —  con él — señaló a Kurapika quién al darse cuenta escupe el jugo.

  — ¡Kurapika! ¡hola! no sabía que se conocían tú y Kuroro 

  — "¿Qué mierda hace Neón aquí?" Yo tampoco sabía que usted lo conocía a él, Jefe, ¿viene sola? 

—  ¡Ay! no me llames jefe, no estamos en horarios de trabajo, y no vine sola, vino Senritsu conmigo

  — ¡¿Senritsu?!

— ¿Porqué te alteras? no grites, te vez muy asustado

— Es que... siento que voy a morir... "literalmente" 

  — Bueno, Senritsu está pagando unos vestidos que escogí, hoy no vine con una escolta ya que mi padre ya no corre riesgos conmigo aquí, pues... ya sabes... por que ya no puedo predecir el futuro.

— ¿Enserio? eso suena terrible —  dice Kuroro a propósito guardándose el sarcasmo con maldad

 —   Por cierto Kuroro, ¿se cumplió el que te predije a ti?

  — Supongamos que sí — contestó mirando a Kurapika un tanto molesto por recordar sus iniciales intenciones de realizar su plan. 

  — Kurapika! esta noche saldré a unas conferencias, quiero que estés ahí para acompañarme ¿sí?

— Neón, hay algo que no te he contado, Kurapika y yo estaremos ausentes a partir de esta noche, tenemos reservado un viaje fuera de York.

— Oh, ¡no puedo creerlo! ¿a dónde van?—se entusiasmaba la peliazul.

— Vamos de visita con unos amigos de Kurapika, son lo único que le queda en este mundo y tiene que ir a verlos, Neón, permite que Kurapika se retire unos días, eres una buena chica, sé que lo entiendes.

— Por mi no hay ningún problema, diviértanse, espero que me traigas algún recuerdo Kurapika— lo señala haciendo un puchero.

— Lo haré señorita, despidame de Senritsu por favor —trataba a toda costa de no encontrarse frente a frente con la lectora de corazones por ningún motivo ya que podría descubrir la verdad con tan sólo escuchar los latidos de su corazón.

—   ¿Y porqué no te despides tú mismo? ahí viene — dijo Neón haciéndole señas a Senritsu para que se acercara mientras Kurapika se apresuraba a deshacerse de Kuroro.

  — Kuroro... ¿puedes ir a... tirar este jugo al bote de basura más lejano que encuentres?—se hizo un guiño queriéndole decir que se alejara lo más que pudiera.

— bien, pero te costará— en un momento de distracción no dudo en desaparecer inmediatamente alejándose lo más posible por el bien de ambos.

— ¡Senritsu! ¿Qué tal?— saludó educadamente al tiempo que Neón se distraía mirando joyas en un local.

— Kurapika, ¿estás bien? te escucho agitado —lo miró arqueando una ceja obviando su comportamiento inquieto.

— No hay de qué preocuparse, no es nada importante—  trató de apaciguar su voz mediante frases que lo hicieran sentir menos atemorizado, los ojos brillantes de Senritsu no parecían una buena señal.

 — Si tú lo dices— le sonrió metiendo sus manos en los bolsillos de su chaleco y volviendo la mirada hacia su rostro ahora con un aire de nostalgia—¿así que estarás fuera un tiempo? — Kurapika asintió al escucharle — voy a extrañarte.

  — volveré pronto, eso espero, también extrañaré trabajar contigo, justo ahora tengo que solucionar algunos... asuntos personales... —dijo en tono bajo queriendo no confesar nada.

— Cuídate Kurapika, vuelve con bien y sé feliz — le dedicó esas palabras de manera cálida y resumida sin hacer preguntas, lo confundió un poco al ser así, pero más le sorprendió lo que había dicho al final.

— ¿ser feliz?— no había escuchado que alguien le deseara tal cosa, además de Gon, quien siempre estaba deseándole el bien al mundo —no comprendo.

— Me alegra ver que ya todo se solucionó — habló con más calma sin dejar de mantener una sonrisa ligera en su rostro haciendo que Kurapika terminara más perdido que una flor en el desierto.

— ¿a qué te refieres? — interrogó directamente con algo de temor, no quería saberlo en realidad, prefería que su boca hubiera quedado callada pero la curiosidad era más fuerte.

— Tu corazón nunca miente, me dice que eres feliz con aquel hombre y sus latidos son relajantes, se coordinan con los tuyos cuando están juntos, encontraste a la persona indicada aunque inusual — Senritsu dio en el clavo, Kurapika tragó saliva, rápidamente Senritsu había tomado en cuenta cada detalle de los sonidos que escuchó y sus deducciones eran increíblemente acertadas.

— aun me sorprende la manera en que deduces todo sin que yo aun diga una sola palabra, pero seguramente también entiendes que siento algo de miedo— confesó en la derrota de sus sentimientos aquel usuario que solía una cadena poseer.

—   Lo sé, no lo diré a nadie — agachó la cabeza tranquilamente y luego miró a los ojos a Kurapika, era obvio que lo había descubierto.

  — pero... — tratando de ir en busca de una pregunta correcta para no hablar de más su corazón se había asustado un poco.

— Nos vemos, Kurapika—  se despidió Senritsu con simpleza y se retiró a alcanzar a Neón.

  — "Senritsu lo sabe... pero no pasó nada... ¿qué significa? acaso el trato se... ¿se terminó?" —  hundido en sus pensamientos una sonrisa se forjó en su rostro, no sabía si era incredulidad o felicidad lo que invadía su cuerpo en ese momento pero era algo más positivo que negativo.

  — Fui al bote de basura del ultimo piso, me encontré estas servilletas, tócalas, son muy suaves— el hombre de la cruz invertida que la llevaba cubierta con su cabello no tenía idea de lo que Kurapika le diría, las cosas iban a dar un giro inesperado una vez que el rubio se lo dijera.

— Kuroro... funcionó— la sonrisa tierna de Kurapika hizo que el azabache mirara a todos lados tratando de buscar una explicación a su expresión, como si no fuera a él a quien le dirigía esa mirada.

— ¿Qué funcionó?—preguntó ingenuamente.

— ¡Somos libres! — susurró Kurapika mostrandole que ahora podía conjurar sus cadenas, sin embargo esto sólo sirvió como muestra para que Kuroro se diera cuenta de lo que pasaba y así comprobar lo que estaba por decirle,  entonces ambos pudieron compartir la misma sonrisa.

  — Eso significa que tú y que yo...—dijo Kuroro tomándolo por la cintura y acercándolo a su cuerpo.

— Al parecer sí... — lo abraza por el cuello susurrándole al oído lo que nunca esperó escuchar saliendo de sus labios   — Nos hemos enamorado el uno del otro —  fusionó esas palabras seguidas de un tierno beso que le dio y enseguida le fue correspondido, si este era un sueño, ninguno de ellos quería despertar, pero no lo era, lo que estaba pasando era totalmente real.

Somos libres...

Somos libres...

Somos libres...


  

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