Pov Anna.
¿Qué?, ¿había escuchado bien?, ¿tendría que regresar a ese maldito infierno?
- Se que lo que te pido es descabellado, y cualquiera en sus sano juicio se negaría rotundamente. - Camila se encogió de hombros - pero el no puede estar ahí afuera, tiene problemas.
¿Tiene problemas?, vaya, no me había dado cuenta, el estúpido parece bastante normal.
- Y debe de recibir una valoración y seguido de esto un tratamiento, con suerte pueda estar un poco mas cuerdo y convivir normalmente con la sociedad. - me miró.
- Pero es que el parecía normal. - me reí de mi misma por pensar eso.
Pero, ¿quién se imaginaria que estaba tan loco como el “sombrerero loco”?, solo que el lo estaba de una manera enfermiza y para nada divertida.
- No tengo respuesta para eso. - suspiró - sabía que tenia problemas, tomaba sus pastillas azules y eso le ayudaba, pero no se que diablos paso, y termino formando todo este lío.
Y me culpaba a mi, no debí de hablarle, en ningún jodido momento, no debí mirarlo, ya había pasado por esto.
- Y sabemos que el fue el causante de tu anterior incidente.
- ¿Cómo diablos saben de eso? - pregunté a la defensiva.
- Cuando tu relación termino en obsesión se abrió un caso, no fue difícil enterarse de todos los detalles, querida. - me miró obvia.
Sabía que se abrió un caso para la investigación, pero jamás pensé que llegaría a oídos de todos.
Y es que en ese tiempo solo tenía catorce años de edad.
Y después no pareció importarme, ¿por qué debería de importarme?, si lo olvidaba no dolía.
Suspire.
- Te aseguro que después de esto serás libre, y en ningún momento estarás sola, estaremos ahí, para ti, cuando pase algo que no te guste estaremos ahí para impedirlo. - me habló.
- ¿Y por qué simplemente no van y lo arrestan? - pregunté.
- Necesitamos más pruebas, no podemos acusarlo de algo que no sabemos al cien por ciento si es verdad. - me miró con pena.
Un sentimiento extraño se apodero de mi, lo haría, joder, lo haría.
Lo hundiré, y no me podrá detener por que seré demasiado rápida.
- De acuerdo.
Una expresión de asombro se instalo en su rostro y en el del oficial Patrick.
Salí de ahí para dar la genial noticia.
- ¿Estas de coña? - Eliot habló enojado - ni de mierda dejare que regreses ahí, ¿que diablos piensan?
Asenti, estaba de acuerdo con el, pero lo tenía que hacer.
- No, no daré el permiso. - mi papá habló - mi princesa no volverá ahí.
- Tomelo como un favor a la sociedad, capturándolo muchas chicas como Anna se salvaran. - el oficial Patrick lo miró.
Mis padres salieron un momento para hablar.
Aunque no había nada que hablar.
Su respuesta sería un rotundo “no”
Y lo sabía.
El oficial Patrick se acercó a mi.
- Se que esto es difícil, pero es necesario. - habló - ya tenemos tu autorización, solo falta la de tus padres.
Y sabía que era necesario.
Pero el sentimiento que tuve hacia unos instantes se esfumó, ya no quería hacerlo.
Aunque sabía que otra chica podría sufrir lo mismo, y tal vez no tuviera la misma suerte que yo, y todo resulte peor.
Pero, ¿qué más da?, ¿es completamente necesario?
Sí, lo era, pero no para mi.
Lo único que quería era irme de aquí, irme a de aquí, no volver, largarme.
Pero no podía.
- ¿Listos? - el oficial Patrick habló.
Mis padres habían entrado de nuevo.
- Hablaré con ella. - mi mamá habló mientras me miraba con una sonrisa.
Oh, oh, mala señal, una maldita mala señal.
- Cariño. - mi mamá de abrazo - vamos afuera.
Afuera, ¿para qué?
- Se que lo que pasaste haya no fue bueno.
Después de esto viene el “pero”
- Pero es necesario.
- ¿Necesario?, ¿para quien?, ¿para ti? - pregunté.
- Cariño, no, piensa en las otras chicas. - habló - puede conseguirse otra, y hacerle lo que a ti no te hizo.
La miré.
- Dicen que puedes aprovecharte de que el esta enamorado de ti.
- No lo está. - hablé - esta obsesionado conmigo, son dos cosas muy diferentes.
- Lo sé, por favor, hazlo por mi. - suplicó.
- De acuerdo, lo haré. - suspire después.
¿En qué lío me estoy metiendo?, no lo sabía.
Entramos.
- ¿Y bien? - Camila salió de la nada con un café entre sus manos.
- Lo haré. - la miré - pero si algo me pasa juró que...
- Nada te pasará. - me interrumpió - de eso me encargo yo.
Asenti, ¿qué más podía hacer?
Nada, no podía hacer nada.
Y después me llevaron a la oficina del oficial Patrick.
- Llevaras este micrófono. - Camila habló mientras una chica me colocaba un micrófono - todo el tiempo, bueno, excepto cuando te bañes porque... ya sabes, es resistente al agua pero no tanto.
Soltó una risita, una risita, como si esto fuera algo gracioso.
Tal vez para ella lo era.
- Tuvimos tiempo para instalar cámaras, bueno, el tenía cámaras, así que nosotros desviamos la señal hacia acá. - habló - necesito pruebas, ¿puedes conseguirlas?
Asenti.
- Genial, procura llevar siempre el micrófono o dejarlo por ahí, mientras se escuche el sonido, sus cámaras no tenían sonido, ¿genial no? - sonrió.
- Claro, genial. - murmuré.
Me subieron en una camioneta después de despedirme de toda mi familia y amigos.
Conducieron hasta la casa.
- Desde el momento en que llegues estarás protegida. - el oficial Patrick me aseguró.
Y después de unos minutos llegamos.
Estacionaron unos metros antes de la casa.
Y bajé.
Camine lo que me faltaba hasta la casa.
Todo estaba tranquilo.
Toque la puerta.
Scott apareció tras ella.
Me miró con sorpresa y me dejo pasar.
Colton apareció detrás de el.
- Colton. - corrí hasta mis brazos.
Tenía que actuar, ¿no?
Me tomé entre mis brazos y me apretó fuertemente contra el.
- Regresaste. - hablo mirándome.
- Jamás te dejaría, soy tuya. - lo bese.
Y me besé.
Nos sepramos.
- Scott, yo lo siento tanto. - habló.
- No importa, hombre, todo esta bien, solo me debes una, una muy grande. - rió saliendo de la casa.
- ¿Que has hecho? - pregunté preocupada.
Mire a mi alrededor.
- Ven, vamos a levantar todo esto, ¿te parece? - pregunté.
Y no sabía como había aceptado.
Pero lo hice.
Y no había vuelta atrás.