A Través De Ti [Hidalgos#2] ✔...

By Ariana_Godoy

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¡'Hidalgos' la trilogía original de Wattpad que inspiró las películas de Netflix! La última película se estr... More

Prólogo
1. "¿Qué se siente vivir con tres chicos hermosos?"
2. "Las chicas siempre quieren más que solo sexo."
3. "Tú eres la excepción."
4. "Te he dicho que olvides ese nombre."
5. "¿Qué estas haciendo, Apolo?"
6. "Estas disfrutando esto, ¿no?"
7. "Eres muy fácil de complacer."
8. "Creando un espacio."
9. "¿Qué es lo que quieres, Artemis?"
10. '¿Y si me estoy equivocando?'
11. 'Hola, Iceberg.'
13. 'Ellos ya están grandecitos, van a estar bien'
14. "¡Dios, lo siento tanto!"
15. "¿The bro code a la mierda?"
16. "Claudia, a ti te estaba esperando."
17. "Es por él, ¿No es así?"
18. "Más tonto eres tú."
19. "Esto fue una mala idea."
20. "Mierda, esa chica te tiene mal"
21. "No estoy hablando contigo."
22. ¿Jugando rudo, no?
23. "Nunca es tarde para cambiar tu vida, Artemis."
24. "Artemis, no me gusta la oscuridad."
25. "Haces que me duela el corazón por tí."
26. "Mi silencio es su respuesta."
27. 'Pensé que ya me habías derretido.'
28. "¿Cómo no querer a este hombre?"
29. "¿Enamorada yo? ¿De ese Iceberg?"
30. ¿Estás coqueteando conmigo, Artemis?
31. "Eres muy sexy, Artemis Hidalgo."
32. "Hice algo estúpido."
33. "Ya nos conocemos, ¿no es así, Claudia?"
34. ¡Cómo me has preocupado!
35. "No juegues con algo así, Claudia."
36. "Ya soy un desastre."
Capítulo Final
Epílogo
¡A través de ti en papel!

12. "Hola, sexy."

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By Ariana_Godoy

- 12 -

Artemis

Han pasado días desde que besé a Claudia, no he podido verla después de eso, el trabajo me ha consumido por completo.

Datos, números, gráficas y un montón de propuestas son expuestas a mi alrededor por el diferente numero de personas sentados en la sala de juntas. Cada jefe de departamento de la compañía esta aquí, en la mesa grande en forma de U conmigo a la cabeza.

Juego con el bolígrafo en mi mano escuchándolos, sin embargo, mi mente esta en otro lado.

Ojos negros, cabello rojo.

Claudia.

Aún no puedo creer haberla besado, tantos años de espera y anhelación, y las altas expectativas que tenia al respecto no le hicieron justicia a lo bien que se sintió, sus suaves labios se amoldaron a los míos con tanta facilidad. Me asusta lo que me hizo sentir con tan solo un beso.

No puedo sacar de mi mente su linda cara sonrojada, el deseo en sus ojos, sus pequeños gemidos, la desesperación con la que desabrochó mi camisa.

Es tan jodidamente preciosa.

Aprieto mis labios cuando recuerdo lo mojada que estaba, ella me deseaba tanto como yo la deseaba a ella y eso me volvió loco. Sino fuera por el inoportuno de Ares, me habría enterrado en ella ahí mismo en la cocina, aparto esos pensamientos porque lo menos que necesito ahora es tener una erección en plena junta.

—¿Qué le parece, señor?— Ryan, el jefe de proyectos, me pregunta y levanto mi mirada para verlo por primera vez en los pasados 10 minutos de su presentación. Afortunadamente, con solo escuchar algo una vez puedo recordarlo fácilmente a pesar de no observar a la persona que habla, tal vez por eso la universidad fue un paseo para mí.

—Inteligente, ¿Pero por qué quieres contratistas que sean de otro estado?

Ryan explica, —Son menos costosas, señor.

—Alex,— me giro hacia mi mejor amigo que este caso solo es el jefe de finanzas, —¿Cuántos nos ahorraríamos con contratistas de otro estado?

Alex le echa un vistazo a sus notas, él siempre sabe lo que quiero sin tener que decirlo, —No mucho, estamos hablando de contratistas cuyos obreros tendrán que viajar, buscar un lugar donde quedarse mientras terminan la obra. También esta el aspecto de motivación, tendremos trabajadores probablemente no bien alimentados, extrañando casa a cada segundo.

—Exacto.— bajo mi bolígrafo, —Tenemos contratistas muy eficientes aquí en la ciudad, si podemos producir fuentes de trabajo para nuestra propia comunidad creo que crearemos un ambiente de trabajo optimo y con un sentido de pertenencia ya que estarán trabajando en su propia ciudad, construyendo edificios y casas para su comunidad.

Ryan baja la cabeza, —Entiendo, señor, solo estaba buscando ahorrarnos un poco de dinero.

—Lo se, pero como Alex explicó no es mucho, y creo que tendremos resultados mas eficientes generando empleo a nuestra comunidad.

Sasha, la jefa de recursos humanos, interviene, —Puedo decir que ya hemos trabajado con contratistas de la ciudad y son excelente trabajadores.

—Bien, entonces, esta decidido.— culmino.

La puerta de la sala se abre y mi padre entra, todos se ponen de pie a excepción de mi, todos tienen un alto sentido de respeto por Juan Hidalgo. Para muchos es un ejemplo a seguir, el hombre que creó esta gigantesca empresa desde cero y formó un imperio que ya va por 4 sucursales a lo largo del país con proyectos en diferentes estados. Yo también lo admiro pero tal vez no por las mismas razones que ellos, se cuanto ha tenido que sacrificar mi padre por esto, se lo difícil que fue al principio, el sudor, las lagrimas, todo lo que tuvo que pasar.

—Buenos días, sientense, por favor,— mi padre les dice con una sonrisa, —Ya les he dicho que no tienen que hacer eso.— bromea, dandole una palmada suave en el hombro a uno de los jefes de departamento, —Lamento interrumpir.

Alex le habla amablemente, —Ya hemos terminado.

—Oh,— sus ojos finalmente caen sobre mi, —¿Pueden darme unos minutos con su CEO, entonces?

Todos desalojan la sala de juntas rápidamente, mi padre se sienta al final opuesto de la larga mesa, enfrentadome.

—Pensé que estarías de viaje por unas semanas.— comento, poniéndome cómodo.

—Me voy esta tarde.— responde, moviendo sus dedos sobre la mesa con impaciencia.

Se porque esta aquí.

—Iré al grano porque el tiempo es valioso para ambos,— le hago un gesto para que continue, —Recibí una llamada de Jaysen esta mañana, me ha dicho esta reconsiderando nuestra renovación de contrato.

—Por supuesto.

—No me gustan las sorpresas, Artemis, en especial cuando afectan nuestra compañía. Teníamos un acuerdo, te dejé elegir a la chica, y ahora me entero de que has roto con ella.

Dejo salir un largo suspiro, —No creo que sea apropiado mezclar mi vida personal con los negocios.

—Eso no fue lo que me dijiste cuando hablamos sobre esto hace más de un año. Aceptaste, has salido con ella todo este tiempo, ¿Ahora solo cambias de parecer de la nada? La impulsividad es dañina para los negocios.

Puedo ver como la vena en su frente se hace visible, esta enojado, escojo con cuidado mis palabras, —Podemos fusionarnos con otra compañía de muebles para nuestros proyectos, po—

—¡Suficiente!— levanta la voz interrumpiendo, —Cambiar de compañía ahora en medio de los proyectos es absurdo, ¿Sabes cuando dinero costará eso? No estamos hablando de cientos sino de millones. Jaysen & Asociados es la mejor amobladora de país, su relación calidad precio es inigualable, ellos tienen a un montón de compañías detrás, listas para asociarse. ¿Es que no te ha quedado claro que nosotros los necesitamos a ellos, no ellos a nosotros?

Me paso las manos por la cara, —Padre...

—No, no te estoy hablando como tu padre ahora sino como el presidente de la Corporación Hidalgo. Tú hiciste un trato, mantén tu palabra y no le causes problemas a la empresa. Siendo el CEO, esta compañía debería ser tu prioridad.

Una sonrisa sarcástica se forma en mis labios, —Ni siquiera me has pregunta porque.

Mi padre frunce el ceño, —¿De qué hablas?

—Ni siquiera me has preguntado porque cambie de parecer, ¿Eso es irrelevante, no?

La frialdad que adorna su voz es increíble, —Es completamente irrelevante, la compañía es lo que importa.

Por supuesto.

Una parte de mi quiere rebelarse, confrontar a mi padre, llevarle la contraria pero él tiene razón, yo di mi palabra en aquel momento, Cristina me gustaba mucho y no lo vi como un mal trato o algo difícil de llevar a cabo, se sintió natural.

Mi padre se pone de pie, —Cristina vendrá más tarde, arréglalo.

Solo asiento y él sale del lugar.

Apenas se va, estampo mi puño en la mesa en frustración, y me desato un poco la corbata.

¿Qué estas haciendo, Artemis?

Me froto la cara, sin saber la respuesta a esa pregunta. Claudia sigue viniendo a mi mente, finalmente me ha dejado besarla, tocarla y, ¿Ahora tengo que apartarla de nuevo? Tal vez, ella y yo estamos destinados a encontrar miles de obstáculos en el camino. Si ella me gusta mucho, pero mi prioridad es esta empresa, mantenerla a flote a toda costa, nada puede interponerse en mi camino al éxito, ni siquiera ella.

Entonces, ¿Por qué me siento de esta forma? Me siento mal, no quiero que ella piense que he jugado con ella pero como puedo explicarle esto sin sonar como un idiota, 'Te besé pero voy a volver con mi novia.' Tampoco puedo pedirle que me espere o que este conmigo como la otra, ella no se merece eso.

Cuando vuelvo a mi oficina, no me sorprende ver a Cristina ahí, lleva puesta una falda negra apretada y una blusa blanca de lindo diseño con unos tacones rojos y el bolso del mismo color. Su largo cabello rojos esta en una cola alta.

Ella me sonríe, —Lamento todo esto.

Se que ella es honesta respecto a eso, esta tan atrapada en esta situación como yo, —Esta bien, así funcionan las cosas.

—Quiero que sepas que traté de razonar con mi padre de muchas formas, yo—

—Para.— le doy una sonrisa de boca cerrada, —No tienes que explicarme, te conozco, se que intentaste todo. Nuestros padres no son los mas abiertos a cambios en el mundo.

Ella suspira, —Dimelo a mi. Esto es tan arcaico, ¿A caso estamos en la época victoriana donde los padres escojen las parejas de los hijos?

—No somos sus hijos,— con ella puedo ser completamente honesto, ambos nos entendemos, me recuesto contra el escritorio con los brazos cruzados, —Solo somos bienes que pueden ser usados a conveniencia. En este momento, somos una póliza de seguro para su trato, necesitan el trato, la seguridad, etc.

Ella se acerca a mi, poniendo sus manos alrededor de mi cuello, su olor a perfume de rosas llenando mi nariz, —Me alegra que seas tú.— me dice, sus ojos enlazados con los míos, —No creo que podría soportarlo si fuera alguien más.

Acaricio su mejilla, —Yo tampoco.

Mis ojos caen a sus labios rosados y paso mi dedo por los mismos, —Te extrañé.— le digo en un susurro mientras pongo un brazo alrededor de su cintura.

Ella sonríe abiertamente, —Guao, Artemis Hidalgo siendo dulce, creo que deberíamos terminar mas seguido.

Una sonrisa picara invade mis labios, —Del uno al diez, ¿Cuánto extrañas que te folle?

Ella se muerde el labio inferior, —Once.

Rindiendóme ante ella, la beso, creo que he subestimado lo mucho que ella me gusta, hemos pasado mas de un año juntos y nos entendemos muy bien ya que tenemos hogares parecidos. Mentiría si dijera que la única razón por la que salgo con ella es mi padre, también lo he hecho por que me gusta, me siento cómodo a su alrededor y el sexo es grandioso, ella era virgen cuando la conocí, entrenarla en el sexo ha hecho fácil para mi amoldarla a lo que me gusta y descubrir lo que le gusta.

Cuando se aparta, la culpabilidad me invade un poco al recordar a Claudia pero me regaño a mismo. Este es mi mundo, así es como deben ser las cosas, no hay espacio para algo tan fluctuante como sentimientos. Lo que tengo con Cristina es suficiente, es conveniente, y ella me atrae, es todo lo que necesito, una situación donde tengo el control absoluto, sin sorpresas ni riesgos.

—¿Tienes hambre?— me pregunta, dando un paso atrás, —Mira esas ojeras, ¿Cuánto tiempo llevas sin dormir?

—Estoy bien.— le digo, dandole la vuelta a mi escritorio para volver a mi silla.

—No tienes que hacerlo todo solo,— me reprocha, —¿Sabes que puedes pedirme ayuda, no?

—Ya te he molestado demasiado con los diseños que revisas cada semana, gracias por el reporte sobre eso, son my acertados, por cierto.— ella va a protestar cuando hablo, —No trabajas para mí, eres mi prometida.— hago click en el sistema de la empresa para revisar unas cosas.

—Ya quisiera trabajar para tí.— habla con un suspiro, sentándose sobre el escritorio a mi lado, cruzando sus piernas.

Me giro hacia ella en mi silla, —Es difícil considerar darte trabajo cuando eres la gerente de una empresa tan grande como la mía.

Ella voltea los ojos, —Exacto, tu mejor que nadie sabe el peso de la responsabilidad que eso conlleva. Si cometo un error simple, docenas de personas pueden perder su trabajo, personas que tienen familias, hijos que mantener.— ella enfoca su mirada en la ventana, —Quisiera ser una empleada cuya única preocupación es hacer bien mi trabajo y llevar la comida a la mesa de mi casa, solo cargar con la responsabilidad de mi misma, no de cientos de personas.

—Estoy seguro de que si un empleado te escucha decir eso, te llamarían malagradecida.

—Afortunadamente, tú no eres un empleado.— me toma la mano, —Tú si me entiendes.

Asiento porque tiene razón, Cristina y yo entendemos tan bien, que me hace sentir muy cómodo estar a su lado.

Comodidad y entendimiento, eso es todo lo que necesito.

—Iré por comida.

—¿Cómo es que tienes tanto tiempo libre?

Ella me guiñe el ojo, saliendo de la oficina.

Estoy ahogado en reportes, mis ojos se sienten pesados, este proyecto es muy importante, reviso cada detalle una y otra vez. Si todo sale bien, las ganancias para la compañía serán tremendas.

Mi asistente me llama, y pongo el altavoz, —¿Si?

—Señor, en la recepción hay una mujer que quiere subir a verlo, se llama Claudia, dice que viene a traerle comida, orden de su madre.

Eso me sorprende, mi corazón latiendo un poco más rápido de lo normal, tengo días sin verla, la he evitado a propósito, —Dejála subir y que pase a verme.

—De acuerdo.

No puedo concentrarme, mis ojos viajan a la puerta cada segundo, esperando, anticipando su llegada. Juego con el lapicero en mi mano, dandole vueltas.

Cuando escucho los golpes ligeros en la puerta, detengo el lapicero en mi mano, —Adelante.

Claudia entra, lleva puestos unos jeans que se ajustan a sus caderas muy bien y una camisa de botones azul que resalta su piel. Ella se ve bien lo que sea que se ponga. Sus ojos negros encuentran los míos, y no puedo evitar la sensación de alivio que me recorre, —Hola, sexy.

—Hola, Iceberg.

Eso me saca una sonrisa, y me levanto, —Justo a tiempo, muero de hambre.

Claudia comienza a sacar todo de la bolsa, sirviendólo en la mesita frente al gran sofa que tengo a un lado de la oficina. Antes de que ella pueda terminar de servir, me siento a su lado, comenzando a devorarlo todo.

Sus ojos están sobre mí, —¿Semana difícil?

—No tienes ni idea.

Me recuesto en el sofá al terminar de comer, la sensación de comida hecha en casa en mi estomago es grandiosa. Cierro los ojos, disfrutando este momento porque se que tal vez sea el último que pase con ella.

Claudia pone su mano sobre la mía, el calor de su piel sobre la mía se siente muy bien, abro mis ojos para mirarla, —Yo...— su voz se corta pero todo esta escrito en su expresión, por primera vez puedo leer lo que siente en su cara y es algo que me deja sin aliento.

Le doy una sonrisa, y giro mi mano para entrelazarla con la de ella, —Yo también te extrañé, sexy.

El sonido de la puerta hace que ella suelte mi mano como si la quemará, mi pecho se aprieta, porque se que el momento mágico ha llegado a su final.

Claudia se gira para ver quien entró.

Cristina entra con la elegancia que la caracteriza, la bolsa de comida en una de sus manos. No olvidé ni un segundo que Cristina volvería en cualquier momento, no quiero tener que explicarle a Claudia nada así quiero que ella interprete la situación por si sola.

Odiame, Claudia.

Alejame de tí.

Vuelve a cerrarte a mí.

Estoy siendo un cobarde, lo se, pero soy muy malo con las palabras ademas no confío en que podría decirle a la cara que he vuelto con Cristina.

Cristina le da un sonrisa amable a Claudia, —Oh, buenas, parece que llegué tarde, ¿Ya comiste?

Puedo ver como todo comienza hacer click en la expresión de Claudia, el dolor espacierdose por su lindo rostro. Nada me ha preparado de eso para ver lo herida que esta en su rostro, no puedo mirarla.

Cristina se inclina para darme un beso corto y cuando se separa mantengo mis ojos solo en ella porque no puedo lidiar con lo mucho que estoy lastimando a la mujer sentada a mi lado.

Cristina se gira hacia ella, —Tú debes ser Claudia, mucho gusto, soy Cristina, su prometida.

Cristina sabe quien es Claudia, mi madre se la ha mencionado varias veces cuando habla del personal de la casa.

—¿Estas bien?— Cristina le pregunta amablemente.

Y eso me hace echarle un vistazo a Claudia del cual me arrepiento de inmediato, lo herida que esta hace que se me revuelta el estomago, puedo ver como lucha por mantenerse en calma.

Soy una mierda.

En ese momento, me doy cuenta de que maneje esta situación de la peor manera.

Claudia se pone de pie de golpe, —Yo... ya debo irme.

Puedo sentir su mirada sobre mi pero no puedo mirarla.

No puedo verte así, Claudia,  duele.

No vuelvas a dejarme entrar, no me dejes ver a través de tí. 

—Que tengan una feliz tarde.

Ella sale de la oficina, dejando un silencio ensordecedor detrás de ella.

Es mejor así, Artemis. Me repito una y otra vez, tratando de sacar la imagen del dolor en el rostro de Claudia. Necesito que ella me odie, y se aleje porque soy incapaz de alejarme de ella por mi mismo.

Cristina me observa, —¿Qué fue eso?

Me levanto para caminar a mi escritorio, —Nada.

Ella se cruza de brazos, —No me pareció nada.— no hay reproche en su voz, simple curiosidad, —Creí que seríamos honestos si nos involucrábamos con alguien más.

—No hay nada entre ella y yo, por lo menos, ya no.

Ella entiende mis palabras, —¿Ella es la razón por la que cortaste conmigo?

Su pregunta no me sorprende, Cristina es muy perspicaz y sabe leer a las personas, no tengo porque mentir, —Si.

Cristina se ríe un poco, —Tienes algo con las pelirrojas, ¿No?

No digo nada.

Ella se acuesta en el sofá, —Es muy bonita.

Claudia es más que bonita.

—¿Sin escena de celos?— la observo con detalle.

—Los celos no son algo que cabe en el tipo de relación que tenemos tu y yo.

—A ver, ¿Y qué tipo de relación es esta?

Cristina se encoge de hombros, —Relación sexo-conveniencia.

—¿Desde cuando eres tan fría y calculadora?

—Desde que tu también lo eres.— se sienta, —Es la única forma de sobrevivir en nuestros mundos, Artemis.

—Y yo pensando que estabas locamente enamorada de mí.

Ella bufa, —Ya quisieras.

Unos cuantos minutos de silencio pasan entre nosotros, y yo sigo luchando con estas ganas que tengo de buscar a Claudia y explicarle, que no la usé, que si había terminado con Cristina cuando la besé, aclararle que no soy tan idiota como para envolverla en una mentira para tener lo que quiero.

Lamentablemente, no puedo, tengo un rol que cumplir en mi familia y en esta empresa, soy parte de un retorcido mundo al que ella no pertenece.

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Nota de la autora: ¡YOLO! ¿Es sábado y hay actualización? ¿Qué, que, que? Salga de su shock, después de dos domingos de actualización, han vuelto los infames sábados de capítulos. Lo importante es que actualizo los fines de semana y hasta ahora no los he defraudado, así que denme amor, bolitas! He actualizado cada fin de semana desde Enero y ya casi estamos en Abril, eso es un gran logro para mi que tengo un trabajo exigente y mil cosas que hacer. Ustedes me devuelven ese esfuerzo con creces, todo su amor y comentarios hacen que valga la pena cada actualización, ¿Ya les he dicho que los amo? No, pues, los amo, -los besa apasionadamente- 

Muakatela,

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