"Todavía me gustas, Samuel... todavía te amo".
Susurraba Guillermo, apretando su mano ligeramente.
"Pero te necesito despierto, feliz... y conmigo. No puedes irte, no puede dejarme. Amor, por favor... despierta. Mírame de nuevo, di que me amas..."
Samuel no despertó esa noche.