A Través De Ti [Hidalgos#2] ✔...

Bởi Ariana_Godoy

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¡'Hidalgos' la trilogía original de Wattpad que inspiró las películas de Netflix! La última película se estr... Xem Thêm

Prólogo
1. "¿Qué se siente vivir con tres chicos hermosos?"
2. "Las chicas siempre quieren más que solo sexo."
3. "Tú eres la excepción."
5. "¿Qué estas haciendo, Apolo?"
6. "Estas disfrutando esto, ¿no?"
7. "Eres muy fácil de complacer."
8. "Creando un espacio."
9. "¿Qué es lo que quieres, Artemis?"
10. '¿Y si me estoy equivocando?'
11. 'Hola, Iceberg.'
12. "Hola, sexy."
13. 'Ellos ya están grandecitos, van a estar bien'
14. "¡Dios, lo siento tanto!"
15. "¿The bro code a la mierda?"
16. "Claudia, a ti te estaba esperando."
17. "Es por él, ¿No es así?"
18. "Más tonto eres tú."
19. "Esto fue una mala idea."
20. "Mierda, esa chica te tiene mal"
21. "No estoy hablando contigo."
22. ¿Jugando rudo, no?
23. "Nunca es tarde para cambiar tu vida, Artemis."
24. "Artemis, no me gusta la oscuridad."
25. "Haces que me duela el corazón por tí."
26. "Mi silencio es su respuesta."
27. 'Pensé que ya me habías derretido.'
28. "¿Cómo no querer a este hombre?"
29. "¿Enamorada yo? ¿De ese Iceberg?"
30. ¿Estás coqueteando conmigo, Artemis?
31. "Eres muy sexy, Artemis Hidalgo."
32. "Hice algo estúpido."
33. "Ya nos conocemos, ¿no es así, Claudia?"
34. ¡Cómo me has preocupado!
35. "No juegues con algo así, Claudia."
36. "Ya soy un desastre."
Capítulo Final
Epílogo
¡A través de ti en papel!

4. "Te he dicho que olvides ese nombre."

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Bởi Ariana_Godoy

Capitulo IV

Artemis

Después de una sesión rápida de sexo en la oficina, me separo de Cristina, ella baja su falda, respirando agitadamente. Arreglo mis boxers y subo mis pantalones, ella se pasa la mano por la cara, —Guau, hoy estas especialmente apasionado.

No digo nada y voy al pequeño baño privado a un lado de mi escritorio, me aseo y acomodo mi corbata para volver a sentarme en mis escritorio, —¿Qué estas haciendo aquí?— le pregunto porque ella sabe que no me gusta que me visite en el trabajo.

Ella sonríe, levantando una ceja, —¿Hasta ahora preguntas?

La había atacado apenas había entrado por la puerta sin dejarla hablar, sin saludarla, sin nada. Necesitaba el sexo, necesitaba relajarme.

Ella se sienta al otro lado del escritorio, —Solo quería verte, tenemos días sin vernos.

—He tenido mucho trabajo.— y ella lo sabe, una de las razones por la que hemos funcionado es porque Cristina lo entiende todo, no exige, no se queja, ella sabe como soy y se ha amoldado a eso.

Ella suspira, —Lo se, solo te extraño.

Mis ojos caen sobre ella y puedo ver como baja la mirada, en un intento de ocultar la tristeza en su expresión, —¿Quieres ir a cenar esta noche?

Ella me mira, sonriendo de oreja a oreja, —Claro.

Le doy una sonrisa corta, —De acuerdo, haré las reservaciones.

Ella se levanta, rodea el escritorio, se inclina y me da un beso corto en la boca, —Bueno, te veo esta noche.

La veo dirigirse a la puerta, saludar a Hannah, la gerente de compras de la empresa, que viene entrando antes de irse.

Hannah me da una sonrisa amable, dejando una carpeta sobre mi escritorio, —Buenas tardes, señor.

—Buenas tardes, espero que sean buenas noticias.

—Si, el bulldozer esta funcionando perfectamente, aquí les dejo los reportes de maquinarias, las piezas, el costo de la mano de obra, si tiene alguna duda me lo hace saber.

Dejo salir una larga respiración de alivio, el bulldozer es una de las maquinas mas costosas que tenemos, —Bien, muchas gracias.

Ella me sonríe amablemente de nuevo y se va.

Involucrarme personalmente en cada pequeña cosa que pasa en la empresa esta en contra de lo que me ha recomendado el medico para el estrés, según el, debo confiar más en mis trabajadores y dejarles más responsabilidades. Lo he intentado, pero no puedo. Me siento inmensamente responsable por esta empresa, mi padre ha confiado en mí y no puedo defraudarlo.

Me paso la mano por la cara, enterrandome en la silla. Cierro mis ojos, masajeando mis sienes. Estoy exhausto, mis noches de insomnio pasando factura.

—Que vista tan desmotivamente.

La voz de Alex me sorprende, abro mis ojos para verlo de brazos cruzados sentado al otro lado de mi escritorio, —Sin ofender, pero te ves fatal.

Alex es mi mejor amigo, nos conocimos en la universidad, estuvimos en la misma facultad pero él estudió finanzas. Cuando tomé el control de la empresa, lo contraté, es una de la pocas personas en las que confío.

Relajo mis hombros, —¿Qué haces aquí?

Él sonríe abiertamente, su cara iluminadose, Alex es muy alegre, —Siempre tan encantador, ¿No puedo visitar a mi mejor amigo?

—Estoy trabajando.

—¿En serio? Porque te ves como si estuvieras a unos segundos de morir por cansancio.

—Estoy bien.

—No iré a tu funeral si te mueres luciendo así.

Le doy una mirada cansada, —Estoy bien.

—Seguro.— Alex estira su manos hacia atrás para apoya su cabeza mientras se pone cómodo en la silla, —Me encontré a Cristina en el pasillo, pensé que no mezclabas trabajo con placer.

Entrecierro mis ojos, —¿Qué quieres decir?

—Pues, se veía obviamente recién follada.

—No hables de ella de esa forma.

Él quita las manos de detrás de su cabeza y las levanta en paz, —Perdón, señor caballero. Estas de malhumor hoy,— hace una pausa como si pensará, —En realidad siempre lo estas.

No digo nada y él solo me observa con cuidado, si hay alguien que me conoce bien es Alex, —Estas más obstinado de lo normal, ¿Qué pasó?

Meneo la cabeza, —Que no me pasa nada.

—Ahorremonos toda la conversación de yo diciéndote que si te pasa algo y tu negándote hasta que termines contándolo.

Suspiro, —Creo que fui demasiado duro con alguien.

—No,— él alza un dedo, —No crees, si la culpa te esta carcomiendo es porque fuiste demasiado duro con alguien, ¿Con quién?

Aparto la mirada, enterrando mi cabeza en mi silla, Alex alza una ceja, —No me digas que—

—Alex.

—Conozco esa mirada, fue Claudia, ¿Cierto?

No se como aún puede recordar su nombre, —Te he dicho que olvides ese nombre.

Él voltea los ojos, —Es difícil olvidar el nombre que mi mejor amigo mencionaba cada vez que se emborrachaba su primer año de universidad.

—Eso esta en el pasado.

Él asiente, —Claro, claro, ¿Qué le hiciste?

Mi mente viaja a ese momento, al verla limpiando el té del suelo, a la lagrima que rodó por su mejilla, la escena completa me atormenta. No entiendo porque tengo tanta rabia cuando estoy a su alrededor.

—Me golpearás si te digo.

Alex abre la boca en sorpresa, —Guao, así de malo fue, ¿Eh?

La expresión de Claudia me atormenta de nuevo, no digo nada. Alex me da una mirada seria, todo rastro de juego deja su cara, —Artemis, necesitas dejarla atrás, han pasado años, no puedes seguir guardando rencor por algo que pasó hace tanto tiempo.

—No tengo rencor por ella, ya no siento nada por ella.

—Puedes mentirle a quien quieras incluso a ti mismo pero yo se que eso no es verdad. La rabia, el descontrol que tienes a su alrededor viene de alguna parte.

—Es suficiente, ya cállate.

—Solo disculpate con ella, pasa la pagina, y trata de tener una relación civilizada.

No le respondo, levantandome para salir a dar la vuelta de rutina por la empresa.

Luego de cenar con Cristina, la dejo en su casa y voy a la mía. Al cruzar la puerta aflojo mi corbata. Me paso la mano por el cuello tratando del calmar la tensión del mismo. Puedo escuchar ruido proveniente de la cocina, y con la intención de un poco de agua me dirijo a la misma.

No he puesto un pie en la cocina desde aquella mañana que puse a Claudia en su lugar, no puedo negar el remordimiento que me carcomió después de eso, y ese uniforme... No pensé que le quedaría tan bien.

El sonido de su voz se esparce por toda la cocina, ¿Esta cantando? En silencio me paro en el marco de la puerta para observarla, ella esta cocinando algo y cantando, usando la cuchara como micrófono. Una sonrisa involuntaria se forma en mis labios.

Su voz suena muy bien y me trae recuerdos de nuestra juventud.

—¿Tienes algún sueño?— le había preguntado por curiosidad.

Ella meneó la cabeza, —No, la gente como yo no se puede permitir tener sueños.

Arrugué mis cejas, —¿Por qué?

—Porque solo perdemos el tiempo ilusionándonos con algo que nunca podremos cumplir.

Tomé un sorbo de mi soda, —Eres muy pesimista, ¿Lo sabes, no?

—Y tú eres muy callado, ¿Lo sabes, no?

Eso me hizo sonreír, —No contigo.

—Lo se pero si con el resto de la gente, necesitas hacer otros amigos.

—¿Te molesta ser mi unica amiga?

Ella sonrió, poniendo un mechón de cabello detrás de su oreja, —No, no me molesta.

Nos quedamos en silencio, estábamos sentados en la orilla de la piscina con los pies dentro del agua. Claudia comenzó a tararear un canción y entonces recordé lo mucho que le gustaba cantar.

La miré, —Ya se cual es tu sueño.

Ella movió sus pies en el agua, —A ver.

—Te gusta cantar, ¿No te gustaría ser una cantante famosa?

Ella bajó la mirada, perdida en el agua cristalina, —Eso sería...

—¿A qué le temes? Admitirlo no causará ningún daño.

Ella se muerde los labios, pero finalmente me miró, sus ojos con un brillo obvio, —Si, ese podría ser mi sueño, pero si le dices a alguien lo niego,— suspira antes de sonreír, —Me gustaría ser cantante.

Me pregunto si aún conservará ese sueño, ¿Y a ti que te importa eso, Artemis?

Me aclaro la garganta para hacerle notar mi presencia, ella se congela, me da una mirada rápida y baja la cuchara para ponerla en el lavaplatos. Cuando se gira hacia mi, su expresión molesta me sorprende, pensé que estaría avergonzada pero parece que eso no es lo que esta en su mente ahora.

Esta molesta conmigo y tiene todo el derecho de estarlo.

—¿Se le ofrece algo, señor?— lo helado de su voz me sorprende.

No esta molesta, esta furiosa.

Todo su lenguaje corporal indica que esta a una palabra que la incomode de estallar e insultarme. Esa es la cosa con Claudia, no la intimido en lo más mínimo. Solo obedece y se muerde la lengua porque tiene que hacerlo para conservar su trabajo pero no porque me tema, lo cual es novedad para mí. Hasta mis hermanos me temen un poco, pero no ella.

—Quiero un té.— respondo, sentándome en la mesa de la cocina. Ella me da una mirada tan fría que casi me hace bajar la cabeza, —Por favor.— termino, aclarándome la garganta.

Ella suspira, preparandolo en silencio.

Me quedo observándola, su cabello rojo esta en una trenza completa desde su frente hasta atrás, revelando las facciones de su cara perfectamente aunque solo puedo ver su perfil. Ella masajea su hombro, haciendo una pequeña mueca de cansancio. Parece que ha tenido un día largo, ya somos dos.

El recuerdo que vino a mi mente hace poco me revive el sentimiento de culpabilidad con el que he lidiado últimamente por lo que pasó el otro día, es una sensación desagradable y a la que no estoy acostumbrado, no suelo arrepentirme de las cosas que hago.

Paso mi dedo por la orilla de la mesa, distraído. Una taza de té aparece en mi visión, y levanto la mirada para verla frente a mí, su mirada ártica me incomoda.

—Su té, señor.— no hay respeto o admiración en su voz, es solo disgusto.

—Gracias.— digo, y la observo girarse para seguir trabajando en la cocina.

Tomo un sorbo de mi té, y me quedo con la taza en la mano, mirándola. Minutos pasan y me concentro en saborear mi té. La sensación de que hice algo mal palpitando en lo profundo de mi mente.

Como si ella sintiera mi mirada se gira hacia mi, con una expresión decidida, una mano sobre su cadera, —Si vas a disculparte, solo hazlo.

¿Qué?

Es la primera vez que me habla tan informalmente y para mi sorpresa no me molesta.

Ella debe leer la confusión en mi rostro, y su expresión cambia, como si hubiera dicho lo que estaba pensando en voz alta, —Olvídalo.

Se dirige a la puerta de la cocina y antes de que pueda cruza las palabras dejan mis labios, —Lo siento.

Ella se congela, pero no se gira hacia mi, y se lo agradezco, eso me facilita decir esto, —Lamento lo de la otra mañana, fue demasiado, no ocurrirá de nuevo.

No espero una respuesta, la conozco, una disculpa no apaciguará su molestia tan fácilmente, ¿La conoces? Quieres decir, la conocías, ya no sabes nada de ella. Y no me interesa saber nada de ella tampoco.

—¿Lo sientes?— se gira hacia mí, la rabia clara en sus ojos, —Me tratas como la mierda, me humillas delante de tu hermano y ¿Lo sientes?

Me pongo de pie, —Claudia...

Ella da tres pasos hasta quedar frente a mi, antes de que pueda hablar, ella me da una bofetada que hace voltear mi rostro ligeramente a un lado, —Ahora si creo es el comienzo de una disculpa.

Enderezo mi cara, acariciando mi mandíbula con mi mano, golpea fuerte, sus ojos negros brillan con furia, no puedo negar que me asusta un poco, —Vuelve a tratarme así y no será tu cara lo que golpearé.

Tenerla frente a mi me deja detallar su rostro, tiene ligeras ojeras bajos sus ojos pero aún así sigue siendo tan jodidamente bonita.

—Ya me disculpé y me golpeaste, diría que estamos en paz.— comento indiferente.

Ella tuerce sus labios, —Supongo, tratemos de tener una relación civilizada. Soy la empleada de esta casa, tu eres el hijo del jefe, punto.

¿Solo soy el hijo del jefe? ¿Es todo lo que he sido para tí? Bien, tu solo eres una empleada más y nada más.

—De acuerdo.— accede, me da una ultima mirada cautelosa y desaparece por la puerta de la cocina.

Me deja solo con el recordatorio de la distancia que ella siempre ha puesto entre nosotros, una distancia tan inmensa que incluso teniéndola frente a mí, no puedo sentir su presencia.

-----

Nota de la autora: ¡Bolitas de cabello! (Los besa a todos apasionadamente) Espero que los sábados se estén convirtiendo en sus días favoritos. Él proximo sábado estaré en una conferencia así que actualizaré el jueves o más probable el domingo. Están avisados. Al parecer, el remordimiento si es algo que Artemis puede sentir, ¿Eh? ¿Qué creen ustedes?

Creo que más tarde haré un en vivo en mi instagram para hablar de las actualizaciones de hoy! Así que pendiente! Muakatela!

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Él la observa. Ella trata de que nadie la vea cuando lo mira.