Yoongi se encontraba sentado en la esquina de la cama de Jimin. El menor iba y venía de una punta a la otra de su habitación, mientras guardaba cosas en una valija.
—¿Realmente tienes que irte?
—Lo hago cada año. No tengo mucho contacto con mi familia. Sólo los veo en vacaciones. La familia de Eun Ji también vive allá, y siempre quieren una visita... y ver a Sun Hee.
—Ya veo... ¿Cuánto tiempo será?
—Sólo dos semanas.
—¿Y lo dices así, nada más? —suspiró— Park Jimin, lastimas mi corazón.
El menor lo miró, preocupado, creyéndose culpable de algo que no había sido intencional. Poco después, se tranquilizó al haber visto a Yoongi sonreír.
—Te extrañaré mucho. Después de todo, nos vimos todos los días sin falta desde hace ya varios meses.
Nuevamente, algo extraño sucedía dentro de Jimin. Y es que, a pesar de llevar ya un mes de relación con el maestro, todavía no se acostumbraba a la idea. Después de todo, había estado cuatro años solo y creyendo que así estaría el resto de su vida, pues uno de sus más grandes amores ya no estaba, y el otro necesitaba de su cuidado.
Pero no sabía que podía llegar alguien y hacerlo cambiar de parecer.
Yoongi bajó su mirada, apenado. Le dolía no poder evitar pensar que Jimin no sentía lo mismo por él.
—Te invitaría a venir con nosotros, pero es muy pronto. Mi familia aún no sabe que estoy saliendo con alguien, o que esa persona es un hombre... y la familia de Eun Ji... eso es más complicado, aún.
—¿Por qué?
—Siempre fueron geniales y amorosos, no voy a mentirte. Pero lo que más les agradaba de mí era cómo me mantenía siempre cerca de su hija, incluso después de que falleciera... tengo miedo de que lo tomen mal.
—Puede que lo hagan, pero deberán comprenderlo... uhm...
—¡Obviamente! Me gustaste, comencé a quererte, eres maravilloso... yo quise salir contigo, no tiene por qué ser un problema. N--no significa que me haya olvidado por completo de Eun Ji y de toda nuestra historia —dijo en un intento de convencerse a sí mismo de ello.
—¿Alguna vez hablaron de esto?
—De hecho, sí.
Jimin cerró una de sus maletas y se sentó junto al mayor. Parecía tener una larga historia que contar.
—Fue hace unos dos años. Estábamos todos juntos, y me dijeron que estaban felices por mí, porque cualquiera en mi lugar ya habría encontrado a un reemplazo de Eun Ji. Lo dijeron como si, de enamorarme de nuevo alguna vez, hiciera que todo lo que pasó fuera falso; como si nunca la hubiera amado. Voy a ser sincero, he pensado en esa charla desde entonces. No creía que fuera a enamorarme, pero sabía que ellos lo verían de otra forma si eso llegaba a pasar.
—Tú... lo dijiste ya dos veces.
—¿Qué?
—¿Estás enamorado de mí?
Jimin balbuceó un par de veces mientras lo miraba a los ojos. No se había dado cuenta de sus palabras, sino hasta que el mayor se lo hubo preguntado. Sin embargo, aunque necesitara dar una respuesta, no pudo decir nada, ya que Sun Hee había entrado a la habitación, interrumpiendo la charla de ambos adultos.
—¡Papá Min!
El corazón del pelinegro se derritió por completo ante aquel nuevo apodo.
—¿Qué pasa, princesa?
—¿Podré llevar tu osito a la casa de mis abuelos?
—Por supuesto, linda. Antes de que se vayan, te lo alcanzo.
Sun Hee lo miró durante largos segundos en silencio. Luego, bajó la vista hasta sus zapatos e hizo un puchero.
—¿En serio no quieres venir con nosotros?
—Ah, cariño... —la subió sobre sus piernas— No es que no quiera, sino que no puedo. Algún día, si todo sale bien, voy a ir contigo.
—¿Por qué no ahora?
—Son... cosas de adultos. Pero te llamaré para ver cómo estás, ¿Sí?
—Está bien...
Desganada, se bajó, pero cambió de actitud rápidamente y corrió hasta Jimin, dando varios saltitos en su lugar.
—¡Papá!
—¿Sí?
—¿¡Y si mejor me quedo con papá Min!?
—Lo siento, amor... no se puede. Tus abuelos esperan por ti. También tus tíos y tías... y tienes algunos primitos, ¿Recuerdas?
—Pero... yo no quiero ir.
La voz de la chiquilla había empezado a temblar. Jimin la tomó en brazos y acarició su espalda lentamente. Se meció con delicadeza y, con voz suave, le habló hasta tranquilizarla. Y cuando ella se calmó, le cantó hasta que se quedó dormida. Yoongi, mientras tanto, lo observaba con atención, quedando hipnotizado por completo ante la imagen. La hermosa voz del menor aún hacía ecos en su mente.
Cuando la chiquilla se hubo dormido, Jimin se puso de pie con ella en brazos, salió de la habitación, y volvió, poco después. Se recostó en la cama, mientras soltaba un largo suspiro. Yoongi lo acompañó.
—A veces, cuando tiene sueño, llora por cualquier cosa. Estaba cansada. Hoy jugó demasiado y no durmió su siesta.
—De todas formas... creo que no quiere ir, Jimin.
—No. Nunca quiere. Es decir... no hace mucho tiempo que empezó a decir qué le gusta y qué no, pero nunca se sintió cómoda.
—Tú lo habías dicho. Sólo se sentía bien contigo.
—Así era... quisiera poder dejarla, pero te estaría cargando de una responsabilidad muy grande, y todos allí preguntarán por ella. Será diferente si un día ella cambia de parecer o algo así.
—Jimin, quiero que sepas que cuidarla no sería ninguna carga. Te lo he dicho desde aquella primera vez que lo hice. Ahora, con más razón. Estoy ocupando un lugar diferente en su vida, no sólo porque se haya dado así cuando empezamos a salir, sino porque también lo quiero —suspiró— ¿Te cuento un secreto?
Jimin asintió.
—Siempre pensé en mi futuro. Yo... soy muy enamoradizo. Suelo pensar en esos tontos finales felices que el resto cree imposibles, como pasar toda mi vida junto a alguien a quien amo. Cuando supe que me gustaban los chicos, obviamente pensé en ese detalle. No podría formar una familia tan fácilmente, y eso me destrozaba el corazón... hasta que conocí a Sun Hee. Dios, Jimin, ella es... —negó con la cabeza y sonrió— aún recuerdo su primer día en el jardín de niños. Estaba triste, porque estaría lejos de su papá. Logré calmarla y, desde ese momento, tuvo más confianza. Es la única de todos los chicos que cada día me llevaba florecillas que habían sido arrancadas en el camino, o bonitos dibujos hechos por ella. Cuando se acercaba a mí y tenía tales gestos, me preguntaba si así se sentiría ser papá. Después, te conocí, nos acercamos... y el día en que me dijiste que yo podía ser su padre, si así lo quería; cuando ella también lo quiso y se sintió feliz por ello... lo que lloré en mi casa el otro día no fue nada comparado a lo que lloré después. Estaba emocionado, y sigo estándolo. Sé que es un largo camino hasta que tú lo aceptes del todo, pero yo ya lo hice. Lamento mucho si me he apresurado con esto...
—N--no, Yoongi, no lo hiciste —dijo en un hilo de voz, con una sonrisa en sus labios—. Realmente me hace feliz saber todo esto. De todas formas, lo siento. Llevaré a Sun Hee esta vez. Es más que nada para que la vean. Intentaré pasar bastante tiempo con ella para que no se sienta incómoda. Volveremos en dos semanas.
—De acuerdo. Pero ya sabes qué hacer si cambias de opinión.
—Claro que sí.
Jimin se acercó lentamente al mayor, y delineó el contorno de su rostro con sus dedos. El otro cerró sus ojos ante el suave tacto y, poco después, se incorporó un poco. Bajó su cabeza y atrapó entre los suyos los labios de Jimin. Eran movimientos suaves y tranquilos, pero cargados de cariño. Uno muy especial, de esos que no se encuentran con cualquier persona, y que no se comparten con cualquiera... al menos, no al mismo tiempo. Afortunadamente, ellos lo habían hallado.
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No estoy muy de ánimos hoy, así que no tengo mucho para decir, ahre
Espero que les haya gustado el capítulo ♡