Adicciones (+18)

By OneGirlNamedPolly

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Todos ellos son adictos a algo. Al sexo, a la lectura, a los ejercicios, a las drogas, a las peleas, a los de... More

1. El gusto por el chocolate.
2. En compañía de los más sexys.
3. El arte de ser buenos hijos.
4. Espíritu adolescente.
5. Nada de romance.
6. Hermanos por elección.
7. Ser un pingüino
8. Chicas malas.
9. ¡Mia debe leer!
10. Todos necesitan beber agua.
11. Mucha brusquedad.
12. Sin piedad.
13. ¡Maldita mariposa!
14. Un fin de semana... diferente.
15. El lado oscuro de Rush.
16. San Valentín sin enamorados.
17. Los juegos del... ¿alcohol?
18. Mad y Rush son solo amigos.
19. ¿Es muy pronto para enloquecer?
20. Las chicas sin adicciones.
21. Culpa al alcohol y las drogas.
22. Cuida tu equipaje, Madison.
23. Deberían escuchar a Ashton.
24. Empiezan las complicaciones.
25. ¡Un poco de honestidad aquí!
26. Esto no tiene explicación.
27. Travis.
28. Ethan.
29. Ashton.
30. Rush.
31. Kayden.
32. El inicio de las complicaciones.
33. Segundas citas.
Volví
34. Revelaciones.
35. Sexo.
36. Inseguridades.
38. La adicta al sexo.
39. El adicto a los deportes.
40. Nuevas adicciones.

37. "Te quiero"

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By OneGirlNamedPolly

No puedo creer lo que Wattpad me hizo. Se le ocurrió eliminar el capítulo que subí anoche y ahora estoy devastada porque tenía casi 150 comentarios en menos de 2 horas y era todo un récord para mí. Estoy tan molesta que pensé en eliminar toda la historia (me encanta el drama). Anyway, aquí está el capítulo que el HDP de Wattpad eliminó.

Ese fin de semana, todos los primos se reunieron, luego de un largo tiempo sin verse. Y todos sabían que cuando los primos Baldwin se reunían, todo se salía de control.

El motivo de ese reencuentro era el viaje que hicieron sus padres. Todos. Así que tres de las cuatro casas más famosas del vecindario estaban vacías, pero no por mucho tiempo. El lugar escogido para los destrozos fue la casa Baldwin-Jensen, por tener la piscina más grande. Mia estaba nerviosa, tratando de ocultar todas las cosas de valor bajo llave para que nadie las rompiera.

Travis la tomó de la cintura cuando ella pasó junto a él, gritándole algo a Ethan. — Princesa, relájate — enterró su rostro en el cuello de la chica y la abrazó —. Son las nueve de la mañana y ya estás entrando en crisis.

Suspiró y sintió toda la tensión irse. — Ya lo sé, es que no conoces a mis primos y a sus amigos. Son como monos salvajes en un supermercado.

Rio suavemente. — No te preocupes, si puedes controlar a Lola, unos adolescentes no serán nada en comparación.

Giró para ponerse de cara a él. — Gracias por haber venido conmigo, Travis — el chico solo sonrió y le plantó un beso en la nariz, haciéndola sonreír también.

— Mi princesa tendrá lo que sea que pida — y esa vez se inclinó a buscar los labios de Mia, besándola despacio primero, como siempre lo hacía, temiendo que ella se alejara.

Ethan se aclaró la garganta. — Ugh, que asco. No la beses frente a mí, amigo — él y Mia siempre habían sido más unidos, incluso más que con Cassie. Se debía sobre todo a que su hermana tenía a Maddy, Rush, Kay, y a todos sus otros amigos, con quienes pasaba mucho tiempo. En cambio, Ethan y Mia, por la diferencia de edades, se tenían el uno al otro y solo un puñado de amigos más.

Además, la personalidad de Mia hacía que fuera imposible no confiar en ella; era la primera a la que sus primas y primos llamaban cuando necesitaban algún consejo.

La chica se sonrojó por completo. — No estabas aquí hace un segundo — se defendió Travis.

— Hey, ¿qué hay? — saludó Kay, entrando en la casa con unas bolsas llenas de carne para asar.

Ethan señaló a la pareja. — Se estaban besando.

— ¡Ethan Coleman! — Mia se cubrió el rostro con ambas manos, mostrándose mortificada.

Kayden torció el gesto. — Amigo, eso no se hace — Mia era como la hermana mayor de todos, así que Travis tenía muchos chicos y chicas celosos a quienes soportar. Rush ingresó en ese momento, con Cassie montada en su espalda y Madison caminando junto a ellos, riendo de algo que la rubia dijo —. Oigan, Travis estaba besando a Mia.

— ¡Kayden Baldwin!

— Ustedes realmente no pueden dejar de tocarse, ¿verdad? — se burló Cassie. Rush la bajó y abrazó a Maddy por los hombros —. Primero en el auto y ahora aquí. Sucios pecadores.

— ¡Cassandra Coleman!

Travis trataba de contener sus carcajadas debido a la forma en la que sus primos trataban a su chica. — Mi parte favorita de todo esto es que Mia cree que si sigue gritando el nombre de cada uno de ustedes, van a detenerse — todos los presentes rieron, excepto Mia, claro.

La fiesta empezó al medio día. La casa estaba repleta de gente de prácticamente todas las edades. Nikki, Cassie, Maddy y Mia estaban sentadas juntas cerca de la piscina, hablando sobre la universidad, planes para el futuro y cosas de esa índole.

En cierto momento, vieron a dos chicas acercarse al grupo de chicos bebiendo cerca de la parrilla. Ethan y Rush eran los encargados de la comida, mientras que Ashton, Gael, y Travis preparaban las bebidas. Kayden estaba pegado a Emma, quien miraba todo con asombro, puesto que nunca había ido a una fiesta.

Una de las chicas rio de algo que Ethan dijo y Nicole bufó cuando ella colocó una mano en el brazo del rubio. — Esa... esa...— dijo sin poder acabar la frase —. Esa...

— Prostiputigolfa — completó Cassie, sujetando fuertemente su bebida.

— Sí, eso — le dio la razón —. Esa prostiputigolfa — fruncíó en ceño —. Lo que sea que eso signifique.

— Se acabó — Cassie dejó su bebida de lado y se puso de pie en cuando la chica por poco no restregó sus pechos en la espalda de su hermano, y caminó decidida hacia los chicos, mentalizada en matar a la perra que estaba hablando con su hermano y con Rush y a la zorra que coqueteaba con Ash y Travis.

La morena estaba riendo por algo que Rush había dicho. — Oh, entiendo el fútbol, pero no sé, hay algo que no me cierra — dijo, con tono coqueto.

— Sí, las piernas — respondió Cassie, deteniéndose junto a su hermano y prácticamente trepando sobre él, dedicándole una sonrisa de suficiencia a la morena —. Fush, fush, golfa. Culo en pompa y te largas — chasqueó los dedos frente a ella. Giró y se enfrentó a la otra chica que hablaba con Ashton y Travis —. Tú también, mamacita — Rush sonreía mientras volteaba la carne, amaba la personalidad de Cassie.

— ¿Cuál es tu maldito problema? — la otra rubia dio un paso al frente, encarando a Cassie.

Ella miró a Rush. — ¿Puedes creer a esa perra?, ¡está desafiándome! — ninguno de los chicos pudo evitar reír ante eso. Ethan había aprendido a no tratar de controlar a su hermana: ella era como un caudaloso río, era mejor dejarla fluir. Cassie miró a la chica —. Mi problema es que aún puedo ver tu cara — chasqueó los dedos de nuevo, varias veces —. Fuera, largo — se acercó a la que había estado hablando con Ash y Travis —. Y te lo advierto: él tiene dueña — apuntó hacia los chicos. Nadie supo si se refería al chico rubio o al de castaños cabellos.

Se encogió de hombros. — Nada dura para siempre.

Sonrió perversamente. — Excepto la muerte, perra — saltó hacia ella, haciendo que las chicas gritaran, pero Ash, previendo ese movimiento, la tomó de la cintura y la apartó.

— De acuerdo, Xena — se burló —. Tú y yo nos alejaremos del drama por un rato — la llevó al interior de la casa.

La bajó y ella se colocó mejor su traje de baño. — Debiste dejar que les partiera la cara, sabes que puedo con las dos.

Asintió. — No es eso lo que me preocupa, sino el hecho de que no sabes disimular.

Bufó molesta. — No es que no sepa disimular que me caen mal. La idea es que se den cuenta y hagan algo al respecto..., como meterse un balazo o algo.

Rio y caminó hacia la cocina. — No me refería a eso, sino a tus celos — no tuvo que alzar mucho la voz, sabía que Cassie estaba justo detrás de él —. Dime, cœur, ¿a quién te referías cuando aseguraste eso de "él tiene dueña"?

Cruzó sus brazos y la vista de él fue directo a sus pechos. — A Travis, por supuesto. Está con Mia.

— ¿Segura que hablabas de él?

— Esto es ridículo. Estás siendo ridículo. Me voy — y, de hecho, se fue. Necesitaba calmarse antes de cometer una locura y decir cosas para las cuales aún no estaba preparada. Salió de la casa y caminó hasta la suya.

Ashton la siguió. — ¿Por qué huyes de mí?

No huyo de ti, imbécil. Huyo de lo que empiezo a sentir por ti — le respondió en su cabeza, pero de su boca no salió ni una palabra.

Ambos entraron juntos a la casa de la rubia. Cuando volteó y vio al chico, sin camiseta, lo perdió. Había pasado muchísimo tiempo sin tener relaciones, ni siquiera con Ash, quien por algún motivo la había estado rechazando últimamente. Sí, se habían besado y tocado, pero nada más allá de eso..., y el deseo de Cassie crecía y crecía a cada segundo. Era como estar muriendo de hambre y caminar entre los mejores manjares sin poder comer algo.

Le besó, apenas un segundo después de que él hubiera cerrado la puerta. Fue un beso urgido, duro, pasional. Le arrastró hasta el sofá y se montó en sus piernas, restregándose contra la entrepierna del chico.

Pronto, demasiado pronto, él se alejó. Se puso de pie y se apartó tres pasos de ella. Cassie gritó por la frustración sexual que sentía y se golpeó la cabeza contra el sofá. — ¿Qué demonios, Ashton? — exigió molesta —. Me he lanzado a ti en estas últimas dos semanas y tú me rechazas, ¿por qué?, sé que también me quieres.

Él se acercó másca la puerta de salida. — Ese es el punto, Cass — soltó un largo suspiro y la miró a los ojos —. Te quiero..., más de lo que estás dispuesta a dar.

Gruesas arrugas se extendieron por la frente de la chica. — ¿Más de lo que estoy...? — se apoyó en sus codos para mirar directamente al chico —. Ash, ¿de qué estás hablando?

El chico tomó el pomo de la puerta y lo giró. — Ya no quiero "acostarme" contigo, Cass. Ya no quiero ser ese chico. Quiero más. Quiero todo — los ojos de ambos conectaron —. Te quiero a ti — y salió del lugar sin esperar respuesta.

Ella se quedó pasmada, respirando a través de su boca abierta hasta el suelo. Ash la quería. A ella. A la chica que había dormido con media ciudad, a él no le importaba. Sí, ya le había dicho antes que la quería, pero esa vez fue totalmente diferente. Él tuvo que coraje de decir en voz alta lo que ella aún se negaba a admitirse a sí misma. Estaba enamorada de él. Quería todo con Ashton, incluso si eso significaba renunciar a tener sexo con alguien más. De hecho, mejor.

Ashton maldijo en voz alta y se dirigió de nuevo a la fiesta, a emborracharse y olvidar lo que acababa de pasar. Pero oyó un portazo y giró para ver a Cassie corriendo. — Sal conmigo.

Por primera vez en toda su vida, él se quedó sin palabras. — ¿Qué?

— No puedes soltar ese tipo de cosas y simplemente irte, tú, jodido estúpido — le reclamó.

— ¿Qué? — repitió, y ella se colocó a cinco centímetros de él.

Suspiró. — Sal conmigo, maldición. Sal conmigo como... ya sabes, una pareja. Mierda, Ashton, sé mi novio — eso lo entendió perfectamente y sonrió como tonto al oírlo —. Encima te ríes. Eres un estúpido, estoy abriendo mi corazón aquí y te burlas, no tienes alma... tal vez por eso me enamoré de ti, eres aún más perverso que yo.

Parpadeó, perplejo. — ¿Qué dijiste?

Puso los en blanco. — Te quiero, idiota — se puso de puntitas y le besó.

— Nicole, no es lo que tú piensas — Ethan la estaba persiguiendo por toda la casa.

La chica se cruzó de brazos. — ¿Y qué es entonces?, te vi, estaban coqueteando.

Rodó los ojos. — Ella estaba coqueteando conmigo.

— Maldito machista de mierda. Claro, culpa a la chica. Tú pudiste haberte ido o rechazarla.

— ¡La rechacé!, ella estaba hablando con Rush y... espera, ¿es esta otra escena de celos? — ella no respondió y él la tomó de la mano, jalándola hasta la habitación de invitados —. Creo que te dejé muy claro el viernes por quién estoy totalmente loco.

Sí. De hecho, la chica aún sentía dolores en muchas partes del cuerpo. — Lo lamento, es solo que esto es nuevo para mí, y tú eres... arg, sabes cómo luces y yo sé que soy caliente como el infierno también... pero las chicas no piensan eso de mí. ¿Crees que no sé lo que piensan cuando te ven a mi lado?

— Me importa una mierda lo que piensan.

— Ya, pero a mí me duele.

Suspiró y se acercó a ella. — Por favor, dime qué mierda debo hacer — comenzó —, dime qué debo decir o hacer cuando esté con cualquier otra chica y lo haré. ¿Quieres que las empuje lejos de mí hasta hacerlas caer?, lo haré; ¿quieres que les grite groserías?, perfecto, lo haré; ¿quieres que me saque los ojos y así no poder ver ninguna de esas ridículas sonrisas sugestivas? — se acercó más y apoyó su frente sobre la de ella —, eso dolería mucho, pero lo haré si te hace sentir mejor. Dime, preciosa, ¿qué quieres que haga?

Ella abrió y cerró la boca varias veces. ¿Cómo demonios se contesta a ese tipo de cosas? — Ethan...

La besó, solo una vez y de forma breve. — Hagamos esto oficial, Nikki. Sé mi novia.

— ¿Qué?

Asintió. — Por favor, me encantas y te quiero. Probablemente si dices que no, voy a ir a llorar a mi casa.

Soltó una carcajada. Él siempre la hacía reír. — No quiero que llores, así que diré que sí.

La sonrisa de Ethan brilló más que el sol de las tres de la tarde en ese momento. Él la quería y ella a él. Estaba tan feliz de haber dejado de lado los prejuicios del aspecto físico y haberse acercado a Nicole, ella era la chica perfecta para él.

Tres horas después, las chicas estaban bailando juntas en el patio, con un poco de bebidas encima, excepto Cassie, quien estaba hablando con Travis, y Emma, quien no bebía. En determinado momento, vieron a Travis escupir su bebida por algo que la rubia le había dicho y ella se alejó riendo hacia las otras chicas.

— Cassie, ¿qué le dijiste? — atacó Mia, preocupada por la risa traviesa de su prima. De hecho, Cassie no había dejado de sonreír desde que pasó el incidente con las dos chicas extrañas.

Alzó los hombros. — Le dije que claramente le deseas y que él, como el sensual hombre que es, debe dar el primer paso para llevarte a la cama.

Todas rieron, excepto Mia. — ¡No lo hiciste! — exclamó horrorizada, viendo como Travis se acercaba a ellas.

Rodó los ojos. — Me conoces mejor que eso, sabes que lo hice.

— Ahora vayan a hacer cosas sucias — rio Nikki.

— ¿Sucias como las que hiciste con mi hermano? — se burló Cassie, haciendo sonrojar a la chica.

— Yo creo que sucias como las que hicieron tú y Ash — atacó Maddy. Emma estaba observando todo en silencio y totalmente fascinada con esas chicas, todas eran tan geniales en distintas formas.

— O como las que tú y Rush andan haciendo — fue el turno de Nikki de dar el golpe.

— ¡Basta! — exclamó Mia —, ¿es siquiera sucio el sexo?

Las tres sonrieron. — Solo si lo haces bien — Cassie guiñó y Travis se paró a su lado.

— Mia, tu prima hizo que escupiera mi bebida y manchara mi camiseta...

— Te la hubieras quitado desde un principio — se defendió la rubia.

—..., y quisiera saber si puedo lavarla ahora antes de que la mancha sea permanente — siguió, ignorando lo que Cassie dijo.

— Oh, uhm, claro. Ven conmigo — le guió hasta su dormitorio y luego ella fue a buscar otra camiseta para el chico en el cuarto de sus padres.

Él se desvistió frente a ella, sin ningún tipo de vergüenza. — ¿Puedo preguntarte algo?

— ¿De acuerdo?

La obligó a tomar asiento junto a él y la miró de frente. — ¿Qué pasó el día que nos conocimos?

Los ojos de Mia se abrieron al máximo y trató de ponerse de pie para huir de él, pero no se lo permitió. — ¿Por qué quieres saberlo?

Suspiró. — No lo sé, ese evento hizo que me comportara como un auténtico patán contigo cuando no te lo merecías. Eres la chica más dulce y hermosa del mundo, Princesa, y te traté muy mal. Solo... necesito saber.

Se mordió el labio inferior en señal de nerviosismo. ¿Era realmente capaz de confesar la verdad?, moría de vergüenza por solo recordar esa noche. Tomó aire y agachó la cabeza. — Descubrí que mi novio me había engañado — admitió —. Me armé de coraje y bebí mucho para lograr olvidar eso y ser más como... ya sabes, los personajes valientes de mis novelas que no se dejan avasallar por nada.

— Mia... — acarició su rostro y deseó poder besarla, pero no quiso interrumpirla.

— Cuando fui a hablar contigo, descubrí que tampoco eras uno de los príncipes o nobles caballeros de mis historias, sino un chico hermoso y divertido, pero de la vida real..., y Dios sabe que no sé cómo lidiar con chicos de la vida reas — ambos sonrieron —. El punto es, Travis, que sí quise estar contigo esa noche, y eso me aterrorizó porque... — su voz fue bajando hasta silenciarla.

— Porque... — la incentivó.

Soltó aire. Al todo o nada. — Porque no quería perder mi virginidad con un lío de una noche.

Todo fue silencio en ese momento. Normalmente Travis tenía una respuesta absurda a casi todo lo que ella decía, pero esa vez se quedó pasmado. Tenía tanto sentido todo que le abrumó no haberse dado cuenta antes de que eso era lo que estaba sucediendo. Su Princesa era virgen, y él había bromeado sobre sexo mil veces sin que ella dijera algo, se sentía un idiota.— Mia... — se arrodilló frente a ella para que pudieran mirarse a la cara —. Lo siento por haber sido un imbécil en el pasado, no lo sabía, amor.

Esa última palabra la despertó y levantó la cabeza. — No tenías forma de saberlo, Travis.

Asintió. — Debí haberlo imaginado pero no lo creí posible..., eres hermosa e increíblemente inteligente... — negó con la cabeza —. Puedes tener al chico que quieras .

Alzó las cejas, totalmente sonrojada. — ¿Estás tratando de meterte en mis pantalones? — preguntó, tratando de ser divertida y aligerar el ambiente.

— ¿En algún momento lo dudaste? — le devolvió la broma.

Le besó. No sabía por qué lo hizo, pero no pudo resistirse a su sonrisa de lado y a su tono juguetón. Travis no se resistió y la tomó de ambos lados de la cara, besándola como realmente quería por primera vez esa semana. La extrañaba tanto, los labios de Mia eran gruesos, llenos, suaves, seductores. Dios, la chica no tenía ni idea de lo mucho que sus labios le excitaban.

Cuando Mia abrió los ojos, estaba acostada en su cama, con Travis sobre ella. Él sintió el cuerpo de la chica tensarse y se apartó. — Lo siento, Princesa.

Ella sonrió, sin aliento. — No me oyes quejándome — él rio y se apoyó en sus palmas para levantarse, pero ella le detuvo —. No, espera...

Suspiró y cerró los ojos, tratando de calmarse. — Mia, si no me levanto ahora, no seré capaz de parar — besó su frente e intentó ponerse de pie de nuevo, pero ella lio sus piernas alrededor de las caderas del chico —. Oh, mierda... — soltó sin aire. Su ya erecto miembro de endureció aún más.

Mia sentía su rostro ardiendo. — ¿Quién ha dicho que quiero que pares? — no fue su intención, pero murrmuró eso justo en la oreja del chico, excitándolo aún más.

— Carajo, Mia. Soy solo un hombre, no puedo resistirme a tanta tentación — elevó la cabeza y la miró a la cara —. Vas a matarme. Mi pantalón está por explotar.

Se mordió el labio con mucha fuerza. — Travis... estoy lista.

Abrió los ojos y de nuevo trató de alejarse, consiguiéndolo esa vez. — No estás hablando en serio. Regresemos a la fiesta — fue hacia la puerta y la abrió.

— Te quiero, Travis — admitió apenada —. En todos los sentidos — murmuró apenas, pero él sintió que se lo gritó en la cara. Dio media vuelta, regresó a la cama y la besó.

— Y yo te quiero a ti, no tienes idea de todas las cosas que siento por ti, Mia — la besó de nuevo —. Me vuelves loco, me enciendes como nadie nunca lo hizo y me haces extremadamente feliz — otro beso más —. Sé mi chica, Princesa, solo mía. Sé mi novia, múdate conmigo, cásate conmigo, lo que sea, solo... Dios, Mia, voy a hacerte tan feliz, lo juro.

Ella sonrió en medio de otro beso. — ¿Casarnos?, ¿qué tan ebrio estás?

Negó con la cabeza. — Ebrio no, enamorado — se acostó sobre ella y profundizó el beso —. ¿Estás segura de esto?

Asintió, escondiendo su rostro en el pecho del chico. — Quiero que seas tú, Travis. Y sí quiero ser tu novia.

Él sonrió y no se demoró más en despojar a la chica de su vestido veraniego, bajo el cual estaba usando el mismo traje de baño que tenía cuando se besaron hacía ya mil años, cuando él la había insultado. Iba a pasar el resto de su vida compensándola por eso.

Soltó aire de golpe. — Mierda, Mia — le dijo, mirándola de arriba abajo con la boca abierta, y no pudo creer que se estaba poniendo rojo —: eres hermosa. Eres perfecta. Cásate conmigo, dame hijos, ten mi apellido.

Ella se carcajeó, le resultaba tierno lo desesperado y abrumado que se veía. Como si la situación lo estuviera sobrepasando. ¿Cómo iba a sentirse insegura con su decisión con la forma en la que él la miraba?, había tanto deseo en sus ojos, mezclado con muchos sentimientos más.

— Es la segunda vez que me propones matrimonio.

— Y, maldición, no será la última — la besó de nuevo, desatando el nudo que el bikini tenía en el cuello de la chica, dejando sus pechos al aire libre.

Mia sintió su piel arder en todas partes y abrazó a Travis, tapando su parcial desnudez con el cuerpo del chico. Él cerró los ojos y gruñó ante la sensación de piel contra piel. — Travis... — gimió bajito, apenas audiblemente.

— Mierda, amor... mi nombre en tus labios... casi haces que acabe — habló entredientes. Abrió los ojos ante una horrible realidad —. Mia, no tengo condones.

Desafiando las posibilidades, ella se puso aún más roja. — Yo, uhm... yo... tomo pastillas — la miró con un gran signo de interrogación tatuado en la frente —. Ayudan a regular mi ciclo y... no puedo creer que te esté diciendo esto... Travis, por favor solo...

Se tomó su tiempo para terminar de desnudarla y la observó fascinado. Supo que no iba a durar mucho con ella, al menos no la primera vez, ya sentía su orgasmo a mitad de camino y ni siquiera la había tocado en donde quería tocarla aún. — Me siento un jodido adolescente inexperto.

— Ya somos dos.

Sonrió y se devistió. Los curiosos ojos de Mia viajaron al sur del cuerpo del chico y jadeó, volviendo loco al chico. — ¿Es la primera vez que... uhm... ves a a un chico desnudo? — ella asintió, deseando ser capaz de despegar los ojos del miembro de Travis. Iba a decirle que podía tocarlo, pero se retractó al saber que si ella lo hacía, el acabaría ni bien sintiera sus manos allí —. Yo nunca lo he hecho sin preservativo.

— No te acostumbres. No volverá a pasar — se detuvo a medio camino de colocarse sobre ella, a punto de reclamar —. La próxima vez usaremos uno.

Suspiró aliviado, sabiendo que habría una próxima vez. Hizo todo lo más lento que pudo. A decir verdad, ambos estaban asustados, ya que él no quería lastimarla y ella sabía que resultaría lastimada de todas formas. Mia supo encontrar fácilmente el placer en el dolor que sintió, debido a Travis sabía exactamente cómo y dónde tocarla. Cuando todo acabó, ella le sonrió ampliamente y él estaba en las nubes.

— ¿No vas a girar y dormirte? — preguntó medio en burla, medio en serio —. Ya sabes, como en los libros.

Él rio fuertemente. — Mia Baldwin — dijo una vez que se calmó, mirando directamente a los ojos de la chica —, estoy muy, muy, muy lejos de dormirme. No tienes ni la menor idea de cuántas veces he fantaseado con este momento, cada vez que peleábamos, la primera vez que te vi, cuando te besé, cuando te veía salir con tus amigos... — negó con la cabeza, tratando de deshacerse de esas ideas y luego la besó de forma profunda —. Y los momentos en los que temblabas estando cerca de mí — sonrió un poco, como si la idea de dormir le resultara ridícula —. Mierda, no, no voy a dormir. Al menos no hasta que haya recorrido cada milímetro de tu cuerpo y te haya hecho disfrutar como nunca. Te quiero.

— Yo también — y todo empezó de nuevo para ellos cuando Travis se colocó encima.

Mientras tanto, Emma estaba sentada con Madison en el jardín, viendo a toda esa multitud ebria bailar y saltar. — Kay me dijo que es probable que te vayas.

La rubia la miró y asintió. — Más que "probable" diría yo.

Suspiró. — Por favor, Em... solo... no le lastimes. No lastimes a mi hermano — pidió, cerrando los ojos y recordando que la noche anterior, al pasar frente al doormitorio de su hermano gemelo, le oyó llorar desconsoladamente.

— Es lo que menos deseo. Le quiero.

Fue su turno para asentir, pero no dijo nada más. Sentía su cuerpo raro. La abstinencia de drogas la estaba golpeando, había pasado dos meses desde la última vez que se drogó, en parte debido a que el sexo con Rush la distraía bastante y, siendo sinceros, era mejor que cualquier droga. Pero en ese momento podía oler la marihuana cerca, había gente fumándola.

— Mia va a intentar cuando los vea — Cassie llegó hasta ellas y tomó asiento, señalando justamente a los fumadores. Nikki había desaparecido con Ethan hacía ya media hora —. ¿Estás bien, Maddy?, estás pálida.

La nombrada parpadeó, tenía que distraerse para evitar pensar en drogas. — Sí. Solo... ¿tienes otro chicle? — preguntó al verla mascarlo.

— No. Este me lo dio Rush.

Madison suspiró y llamó a gritos a su mejor amigo. En el patio estaban cerca de sesenta personas bailando con la música a todo lo que daba el volumen, por lo que tuvo que gritar realmente fuerte. — ¿Qué pasa, preciosa? — definitivamente estaba ebrio, incluso tenía una cerveza en la mano.

— Uhm, ¿tienes chicle?

— Sí.

— Bueno..., ¿me das?

— Toda la noche — Emma nunca se había reído tanto como se estaba riendo en ese momento, y ni qué decir de Cassie. Rush no entendió de qué se reían, ¿había dicho algo gracioso? —. ¿Podemos hablar, Mad? — ella asintió y se alejaron juntos —. ¿Estás bien?, luces desesperada.

Suspiró, podía confiar en él. — Necesito chocolate, urgentemente — y Rush supo que no se refería al cacao.

Bajó su cerveza en el suelo, sintiéndose totalmente sobrio de pronto. — No, nena, no lo necesitas. Piensa en otra cosa.

Negó. — Lo he intentado — le pasó una goma de mascar y ella lo masticó con rabia —. ¿Tal vez solo un porro?

La tomó de ambos lados de la cara. — No. ¿Cómo hiciste para aguantar tanto tiempo?

Suspiró. — El sexo ayuda...

Sonrió. — Muy bien, ahora estás tentándome...

— Te lo juro. Me relaja aún más que las drogas.

— Llevamos haciendo esto solo tres semanas. Llevas dos meses limpia, ¿qué hacías antes?

— Hablaba con Alec sobre tener sexo casi todo el tiempo, y teníamos mucha tarea en la escuela.

Empuñó las manos. — ¿Se mandaban mensajes sexuales?

Negó con la cabeza. — Solo discutíamos sobre nuestra "relación".

Bufó. — ¿Por qué demonios siquiera consideraste hacerlo con él?

Maddy alzó los hombros. — Bueno, Alec es guapo.

Arqueó una ceja. — Guapo, ¿eh?; a ver si después de la paliza que le voy a dar todavía el idiota de Alec sigue siendo guapo.

Sonrió. — Eres demasiado celoso, Rush.

Asintió. — Me he dado cuenta de eso. Pero tú también eres una enferma de los celos.

— Solo porque te quiero.

— Y yo a ti — la besó, y luego otra vez, y tres veces más antes de pegarse de forma definitiva a sus labios —. Dios, Mad, te deseo ahora mismo.

Ella sonrió. — Vamos a mi casa.

— Maldición, te quiero tanto, mi Dea — salieron prácticamente corriendo del lugar.

— Estoy demasiado borracho — Kayden tomó asiento junto a Cassie y Emma —. ¿Creo que vi a Madison Rush besándose?

Las dos rubias intercambiaron miradas y rieron incómodamente. — Eso es imposible, debiste ver mal.

Cassie maldijo al virar la cabezas y ver a una despampanante morena caminar alegremente hacia ellos, con sus enormes pechos apenas cubiertos por su diminuto bikini. Bridget, la ex novia de Kayden.

El chico giró y la vio, arruinando su buen humor. De inmediato tomó la mano de Emma. — Hola, Kay — saludó, reparando en el gesto del chico —. Vaya, creí que te gustábamos más... curvilíneas. Después de todo, siempre alababas mis pechos cuando pasábamos la noche juntos.

— Pero que vulgar ramera eres, amiga — se metió Cassie —. ¿En serio te sientes mejor al decir esas cosas frente a la gente?, ¿de verdad te hace sentir superior exclamarle al mundo que eres una vagina fácil? — negó con la cabeza. Ella se había acostado con muchos chicos, pero nunca fue algo de lo que presumiera, mucho menos frente a las novias de sesos chicos —. Mierda, avergüenzas a todas las feministas. Lárgate de mi vista antes de que te rompa este vaso en la cabeza.

La morena parpadeó confundida y se sonrojó, alejándose casi corriendo de allí. Cassie suspiró y fue a buscar a Ashton, dándole privacidad a la pareja. — Emma...

— Ahórratelo, Kayden — se puso de pie y fue hacia el interior de la casa. Él le pisaba los talones, pero aún así no fue capaz de sostenerla cuando ella resbaló al pisar un charco justo en la entrada y cayó sobre el suelo de mármol.

La levantó en brazos de inmediato y la llevó a la cocina. — Demonios, tu codo está sangrando — la sentó sobre la encimera como si ella fuera una pequeña bolsita de plumas. Se sacó la camiseta y puso hielo en la misma, ya que no tenía tiempo de buscar un trapo —. Esa chica... estuve con ella en febrero. Sí, fue después de conocerte pero antes de... ya sabes. Antes de que pasara algo entre nosotros — le limpió la herida y colocó el hielo.

Suspiró. — No soporto que cuando estoy molesta contigo tú te quites la camiseta y luzcas deseable — soltó de pronto y se tapó la boca.

Una lenta sonrisa se extendió por su rostro y arqueó una ceja. — ¿Luzco deseable?

Ay, Emma — se quejó internamente —, cierra tu maldita boca. Nadie te quiere cuando dices tonterías.

— Sabes que es así. Tienes a todas las chicas del colegio muriendo por ti.

Bufó. — Algunas mueren por Rush y sus amigos.

Asintió. — Cierto. De todas formas, ¿tu amiguita de inmensos pechos?, ella no es la primera de tus conquistas que suelta un comentario así frente a mí, ¿y sabes lo que es que mis estúpidas compañeras hablen de lo mucho que desean perder su virginidad contigo?

Soltó una carcajada, lanzando su cabeza hacia atrás. — No, gracias a Dios no lo sé. No sé cómo reaccionaría si alguien hablara así de ti.

Alzó los hombros. — Madison definitivamente defendió tu honor cuando golpeó a esa chica pelirroja en el partido pasado, ¿recuerdas?

— Oh, ¿fue por eso? — rio de nuevo cuando ella asintió —. ¿Qué dijo?

— Estaba hablando de lo tierno que eres conmigo. Y es cierto, eres demasiado dulce, no me sorprende que otras chicas también quieran perder la gran V contigo.

Su sonrisa se hizo aún mayor. — ¿"También"? — ella abrió los ojos como platos y bajó de la encimera, preparándose para salir corriendo —. No, no, no, pequeña — la tomó de la cintura y la atrajo a su cuerpo, arrinconándola contra la mesada americana —. ¿A qué te refieres con "también"?

— Baldwin, ¿en serio crees que tu enorme ego pueda soportar la verdad sin explotar y bañarnos a todos en excesivo egocentrismo?

— Pruébame — desafió, cerca de su oreja derecha. Las piernas de la chica temblaron y casi murmuró "con gusto" como respuesta, pero se controló.

— De acuerdo. Con "también" me refería a mí. ¿Contento? — Emma era muchas cosas, pero no cobarde.

Él asintió, subiéndola de nuevo sobre el mueble. — La gran diferencia entre ellas y tú, pequeña, es que tú puedes tenerlo cuando pidas — besó su cuello y se apoyó en sus muslos desnudos.

— ¿Y si lo quiero ahora?

Kayden se alejó de ella, con la boca abierta y el miembro ya listo para la acción. — No juegues conmigo, Em, soy jodidamente débil cuando tú me tientas.

Su rostro estaba rojo pero sus ojos decididos. Si iba a irse a la jodida Suecia, quería poder compartir eso con el chico del cual estaba enamorada antes, sin saber si volvería alguna vez. — ¿Luzco como si estuviera jugando?

— Emma — tragó pesado y se mordió los labios. La deseaba. Maldita sea, la había estado deseando desde el primer instante que la vio. Negó con la cabeza —. No. Mierda. No. Emma, eres demasiado joven..., tienes apenas quince años y...

— Cumplo dieciséis en tres semanas. ¿Cuántos años tenías cuando lo hiciste por primera vez?

Torció el gesto. — Dieciséis — fue sincero —. De hecho, fue en mi cumpleaños.

Se cruzó de brazos. — ¿Piensas que esta es una decisión apresurada?, lo he considerado desde que empezamos a salir oficialmente.

Parpadeó. — ¿Qué?, ¿en serio?

Asintió, y era cierto, pero el asunto de Suecia hizo que se decidiera por completo. — Sé que eres el chico que he estado esperando.

La tomó en brazos. — Mierda, Em. Estoy muy enamorado de ti — y la besó, probándola lentamente —. ¿Quieres que... uhm... vayamos a mi casa? — asintió, sintiéndose tímida de pronto. La puso en el suelo y fueron de la mano hasta la casa de enfrente.

Fue todo lo que Emma había imaginado. Kayden fue gentil y atento con ella, aunque algo torpe porque sus sentimientos hacia la chica le abrumaban en sobremanera. Era la primera vez que él le hacía el amor a alguien y realmente era algo difetente a todo lo demás. — Te quiero — le dijo mil veces —. Emma, te quiero tanto. No me dejes — rogó.

Ella le abrazó y una lágrima brotó de su mejilla. Era todo tan irreal y acogedor al mismo tiempo que no entendía lo que estaba sucediendo. Pero sabía algo... — No voy a dejarte, Kay. Te quiero — le besó, mientras él se seguía moviendo contra ella, lentamente y de forma profunda, haciéndola gemir.

— Júralo, pequeña. Júrame que no vas a dejarme.

Le miró a los ojos. — Te lo juro. Júrame tú que no vas a dejarme.

— No voy a dejarte nunca, Emma. Y no voy a dejarte dejarme.

No lo sabían en ese entonces, pero el destino encontraría la forma más complicada para hacerles cumplir ese juramento.

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NO PUDE RESISTIRME A SACAR ESTE CAPÍTULO DE MI MENTE. MUCHÍSIMAS GRACIAS a todas esas personas bellas que leen mis novelas ♡ me alegran la vida con sus comentarios y mensajes. Me hace mucha gracia que me digan que les da vergüenza escribirme en privado jajajaja he hecho muchas amigas aquí a quienes amo ♡ y siempre estoy dispuesta a hacer más ♡ así que cualquier consulta sobre esta u otra novela mía o si solo quieren hablar de la vida, no duden en escribirme ♡. Nos leemos pronto.

(ESE ERA EL AVISO FELIZ QUE PUSE AYER, AHORA ESTOY TAN DESANIMADA QUE NO QUIERO NI ESCRIBIR)

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