Tu amor, mi dolor (CAMREN ADA...

By beginagain21

21.9K 1.3K 208

Lauren y Camila eran mejores amigas, pero las cosas del destino hicieron que Lauren se alejara de Camila sin... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 40
Nota

Capitulo 39

196 13 0
By beginagain21

Los días que siguieron al funeral de mis padres, había tomado una difícil decisión. No había mucho por meditar, era lo que tenía que hacer ya que no tenía otra opción.

Decidí mudarme a la ciudad inmediatamente para comenzar mi nueva vida. Mi tía se quedó conmigo para ayudarme a empacar. Mi primo y mi tío fueron a la ciudad con el camión de mudanza que contraté para que llevaran las cosas grandes y pesadas al departamento que mis padres me regalaron.

No iba a conservar todo. Mi primo era experto en compras y ventas por internet así que le pedí que vendiera varias cosas que no iba a necesitar, como la cama de mis padres, o la que estaba en el cuarto de invitados, por ejemplo. Las cosas que iba a vender las dejaría aquí mientras mi primo encuentra un comprador y luego nos encargaremos de los envíos.

Económicamente no tenia muchos problemas. Cobré una gran cantidad de dinero por el seguro de mis padres que me sería de ayuda para pagar cuentas y otras cosas. En cuanto me instale en la ciudad y me organice voy a buscar un empleo porque sabía que tenía que ser responsable con el dinero si quería que me durara lo suficiente.

La casa pasó a ser mía. En otro momento vería que hacer con ella, por ahora no iba a venderla. Pero algo era seguro, no iba a regresar aquí jamás.

-¿Lauren, estás segura de que quieres hacer esto?

Mi tía suele ser una mujer fuerte pero desde el funeral de mis que ella no está bien, a pesar de que quiera hacerme ver otra cosa. Quiere llorar y no lo hace, siempre busca un pretexto para no hacerlo. ¿Cómo es que no puede? Así como yo perdí una madre y un padre, ella perdió a una hermana y a un cuñado, quien fue el mejor amigo de su esposo. Se prometieron reunirse pronto la última vez que se vieron y ni siquiera pasó un mes de eso.

Por supuesto que se negó rotundamente a que me mude a una ciudad desconocida cuando le dije de mis planes. Lo último que necesitaba era tener que discutir con ella igual que cuando lo hacía con mi madre, así que requirió de una charla con mucha paciencia para hacerle entender que iba a tener que mudarme tarde o temprano por la Universidad y que no era solo por un capricho.

Desde que terminé convenciéndola, mi tía  no volvió a sacar el tema pero debí imaginar que mientras acomodábamos las últimas cajas que quedaban iba a insinuar algo.

Dejé la vasija que envolvía en papel de periódico cuidadosamente sobre el suelo a un lado de la caja donde iba a guárdala y me acerqué a ella. Desde donde podía verla notaba unas lágrimas rebeldes que se escapaban de sus ojos. Hizo la pregunta sin mirarme mientras doblaba una camisa, que había sido de mi madre, para luego guárdala en la caja de "donación". Me pareció que lo mejor que podía hacer era donarla igual que la ropa de mi padre, ya que nadie iba usarla y era mejor si se la quedaba gente que en verdad la necesitaba.

-Tía, vamos- traté de llamar su atención animándola-. Todo va a estar bien, confía en mí.

Esta levantó la cabeza, olvidándose de la ropa. Ahí fui capaz de ver sus ojos aguados.

-Es solo que...debes entender que estoy preocupada y esta mudanza es demasiado repentina. Eres mi única sobrina y te quiero como una hija, necesito saber cómo estas o si algo te molesta. Existe ese miedo de que tal vez tu...

-No- la interrumpí con voz firme-. Jamás, ni por un segundo pienses que voy hacer algo así. Yo voy a seguir a delante por mí, por ti y porque es lo que mis padres querrían.

Rápidamente se puso de pie y me abrazó. Dejé que llorara en mi hombro tratando de no quebrarme porque quería ser fuerte por ella.

-Solo promete que tendrás mucho cuidado- dijo con un hilo en la voz.

-Todo estará bien, lo prometo- me aparté para poder mirarla-. Prometo llamar todos los días e ir a visitarlos de vez en cuando.

Me acaricio suavemente el hombro y sonrió.

-Con un mensaje es suficiente, tesoro, pero con un llamada me pondrás muy contenta.

-Entonces si voy a tener que llamarte todos los días, tía.

-Solo lo digo para no sonar muy problemática.

Por primera vez las dos pudimos reír de felicidad. Sentir eso fue en parte reconfortante, un ambiente de tristeza termina por ser agotador. Si tengo que llamar a mi tía mañana, tarde y noche para ponerla contenta, o para darle fuerzas, incluso cuando yo también estaba en malas condiciones y necesitaba de lo mismo, iba a hacerlo.

-Cariño, hazme un favor- dijo una vez que nos separamos- ¿podrías buscarme una caja vacía? Queda algo de ropa y ya llené la tenía.

-Seguro.

Al lado de la puerta de entrada había una. Cuando me agaché a recogerla mi vista se posó en la venta. En la casa de los Summers había un hombre barriendo la vereda pero noté que había estado mirando hacia aquí. Moví mi cabeza en dirección a la esquina de la calle y vi un viejo Fiat 147 sorpasso de color gris. Aunque estaba lejos podía ver a un hombre dentro de él y por la posición en la que estaba parecía que dormía. Ya había visto a estos sujetos y a ese auto, me han estado siguiendo para todas partes desde el funeral. Su trabajo parece ser vigilarme porque si quisieran hacerme algo ya habrían actuado.

Vi hacia el sujeto frente a mí y volví a descubrirlo observándome. Antes de que pudiera esquivarme como antes levanté el dedo medio de mi mano con una sonrisa sarcástica en mi rostro. El hombre se mostró molesto e indignado pero se movió del sitio y no me molesté en seguirlo con la mirada.

Sacudí la cabeza levantando la caja del suelo. Si la vieja bruja, histérica, que tengo de vecina pretende mantenerme vigilada al menos pudo haber contratado a alguien que no fuera tan inútil como ellos dos.

...

Mi tía se fue la mañana siguiente y se llevó consigo la ropa de mis padres. Yo iba a irme al otro día, todavía tenía que terminar de empacar algunas cosas y saludar a mis amigas antes de marchar.

Kida regresaba a la Universidad esa tarde así que decidimos almorzar en una pizzería. Fue gracioso verla disfrutando de la comida, según ella no había comido un manjar tan exquisito desde que se marchó. Se devoró dos pizzas sin sentir vergüenza mientras que las demás y yo compartimos otra.

Aún no estoy recuperada del accidente de mis padres pero, como Kida dijo, llorar solo iba a traerme más angustia y sé que después de hoy voy a pasar por situaciones difíciles. Así que este momento con ellas me sirve para traer algo de felicidad.

Al final de la comida mi bbf  y yo nos quedamos conversando. Ya tenía conocimiento de cual eran mis planes igual que mis otras dos amigas pero necesitaba contarle otras cosas. Si confió en las otras chicas, pero esto es algo que solo le puedo pedir a ella siendo la más cercana a mí. Mientras hablaba estuve a punto de quebrarme y llorar pero me obligué a permanecer fuerte. Antes de dejarla decir algo, apoyé una cajita cuadrada envuelta en papel de regalo y la deslicé sobre la mesa para ponerla en sus manos.

-¿Y esto?- preguntó con curiosidad.

-Ábrelo.

Lentamente hizo lo que le dije y se encontró con unas llaves unidas al llavero de una estrella color negra.

-Sé que esto es mucho para ti pero...voy a necesitar tu ayuda.

Ella suspiró prolongadamente y se quedó examinando las llaves mientras se movían entre sus dedos.

-En las buenas y en las malas siempre voy a estar contigo. Iré a la ciudad en dos días, hasta entonces voy a pedirte que no hagas ninguna estupidez.

Asentí con la cabeza. Es una alivio saber que cuento con su apoyo, luego de que pase estaré en deuda con ella de por vida aunque tenga esa moral de que un verdadero amigo hace las cosas sin pedir nada a cambio.

-¿Estas segura de que quieres hacerlo?- consultó.

-No tengo otra solución.

-Lo sé pero...Lauren, la vas a lastimar.

-Aceptaré cualquier sugerencia que tengas.

No tenía una respuesta, lo cual provocó que desapareciera cualquier tipo de esperanza que tenía porque ella siempre tiene una carta bajo la manga incluso en las peores situaciones. Igual seguía negándose a lo que yo quería hacer.

-No le digas nada, por favor- pedí.

Miró a otro lado para terminar de asimilar todo.

-Mis labios están sellados, tranquila.

Fiel hasta el último momento, sigo pensando que debí haber hecho algo bien en mi otra vida para ganar una amiga como ella.

-Yo si tengo un concejo para darte- rompí el silenció que había formado-. No lo dejes ir.

Se sorprendió en ese momento.

-Sé que el chico del que tanto me hablaste es Shawn.

Sonreí al verla sonrojada por primera vez, hasta me emocioné.

-¿Co...Com...Como lo supisttt...te... supiste?

Antes de contestar me preocupé, tenía miedo de que sus problema de la tartamudez reapareciera y ocurriera lo mismo que pasó en la cancha cuando peleó con Camila.

-¿Oye...Estás bien?

-Sí, me tomaste desprevenida- dijo rápidamente y un poco molesta porque eso le sucediera- ¿Cómo te diste cuenta?

-Sé que él reaccionó así en la cafetería por lo que te hizo el otro tarado. Vamos, es obvio que fue por eso además de que no tenía otro motivo para hacerlo. Si hubiese sido por Camila habría reaccionado antes. Además el modo en que te habló y en cómo se miraron mientras esperábamos a que la directora nos llame. Nadie se comporta de esa manera por una persona a menos que no sienta algo- sus mejillas se iban tornando cada vez más rojas con cada palabra-. Lo que no entiendo es por qué no me lo dijiste.

Ella se tomó su tiempo para recobrar la compostura. Puso cara de resignación.

-No quería que pensaras que estaba contigo solo para acercarme a Shawn porque eras amiga de Camila.

-Yo no pensaría algo así. Además, tú y yo nos hicimos amigas antes de que ellos empezaran a salir.

-Lo sé, pero me tomaste un poco desprevenida cuando me contaste que Camila te gustaba. Por primera vez te habías abierto a mí y sentí que era mejor forjar una confianza antes de decírtelo. Pero siempre medio algo de miedo tu reacción.

-De acuerdo, tienes un buen motivo, lamento si mi actitud te ha hecho dudar en algún momento. Volviendo al caso, creo que no deberías darte por vencida con él.

Su preocupación se debe a que ambos han cambiados y mi mejor amiga se siente una persona diferente. Puede ser que Shawn piense lo mismo pero aun así aprecie la amistad que ellos alguna vez tuvieron. Ella tiene actitudes que la hacen una chica encantadora y sé que hay chicos que morirían por alguien así. Y sí, he visto como algunos hombre babean por ella.

Esto me recuerda a lo que ELLA me dijo, que varios se fijan en mí. Parece que mi bbf y yo somos bastante parecidas, excepto que ella usa más la cabeza que yo.

-¿Vas a contestarme o necesito insistir?- continué.

Esta se inclinó hacia delante, apoyando ambos brazos sobre la mesa.

-Lo he pensado a decir verdad- confesó-, desde el incidente en la cafetería. Pero como seguía de novio con Camila no quería ponerlo en una situación difícil y ahora no lo veo listo para una relación y tampoco quiero atosigarlo.

-Es un buen punto, pero no necesariamente tienes que apresurarte. La amiga que yo conozco pensaría antes en ser su amiga- sonreí y ella me imitó.

-En eso tienes razón- rió ligeramente-. Pero antes prometí ayudarte así que él tendrá que esperar.

-Demonios, eso me hace sentir culpable- inconscientemente dije en voz alta.

-No tienes porque-  sentenció-. Te hice una promesa y eso es más importante, lo otro puede esperar. Incluso tú harías lo mismo por mí así que no está en discusión.

Me importó una mierda el sitio donde estábamos, incluso la cantidad de personas. Ya confesé en una iglesia que era lesbiana, en frente de muchas personas, y eso es más difícil que hacer esto. Con mirarnos fue suficiente para que ambas nos levantáramos y nos diéramos un fuerte abrazo. Muchas miradas se posaron en nosotras, en vez de darme vergüenza me dio gracia. Quizás era por la emoción del momento. Era más fuerte el contacto con ella que lo que pensaran los demás.

-¿Desde cuándo somos tan ridículas?- preguntó sin apartarse.

-Supongo que todo el mundo es ridiculo alguna vez en la vida.

...

Era de noche. A fuera llovía a mares y, mientras escribía el nombre del contenido que tenían las cajas, rogaba porque pronto la tormenta cesara. El pronóstico del tiempo no había anunciado tormenta, siempre se equivoca y por eso lo odio. Si mañana por la mañana seguía así no iba a poder viajar. Conducir con un clima así es peligroso y más en la ruta. Como para terminar de convencerme de que no tenía que viajar con la lluvia, recibí un mensaje de mi amiga obligándome a quedarme en casa si seguía lloviendo. Le respondí que si muy vagamente. Sé que soy cabeza dura pero soy consciente del peligro y más cuando acabo de perder a mis padres a causa de un accidente de coche. Llamé a mi tía Ingrid para asegurarle de que todo estaba bien y verificar que ella no haya tenido ningún inconveniente. La lluvia la alcanzó justo cuando llegó a su casa, por lo que me quedé tranquila.

Antes de la media noche preparé un sándwich con los pocos ingredientes que me quedaban en casa. Sola, sin nadie haciéndome compañía o sin intercambiar mensajes de texto, mi mente se llenó de nostalgia. Recordé todo lo vivido, desde el momento que nos mudamos aquí, incluso pensé en pequeños detalles que había olvidado. Con ellos también aparecían imágenes de mis padres cada vez que mi vista se fijaba en algún rincón de la casa. El miedo se apoderó de mis pensamientos. No sé si estoy lista para esto, o para empezar la universidad, y me pone nerviosa el no saber con qué clase de cosas voy a encontrarme.

Mi cuerpo saltó cuando escuché el timbre de la casa. Quedé unos minutos confundida porque no esperaba a nadie y no sabía quién podría ser. Lo que más llamó mi atención es que alguien viniera con el tiempo que hacía. El timbre volvió a sonar prolongadamente, alarmándome. Terminé lo que me quedaba del Sándwich y corrí hacia la puerta.

Casi me da un ataque cuando descubrí que la persona era Camila, toda empapada, siendo solo la capucha de su sudadera verde lo único que la protegía de la lluvia. Nos quedamos estáticas, con nuestras miradas conectándose como nunca, yo estaba demasiado confundida y ella demasiado asombrada.

-Hola- saludó en shock.

-Hola- respondí de la misma manera.

Los cables de mi cerebro se pusieron en orden y empecé a notar un pequeño temblor en su cuerpo, su pelo suelto, las gotas de lluvia se deslizaban por su rostro y se mesclaban con algunas lágrimas que salían de sus ojos ligeramente hinchados y lo que más me sorprendió fue la herida que tenía en la mejilla parecida a la que se hizo cuando bajó mi bicicleta del árbol.

Hazla pasar antes de que pesque un resfriado, estúpida.

-Santos cielos, Camila...

Recuperé mis sentidos y jalé de su brazo para entrarla en la casa. Antes de cerrar la puerta miré hacia la calle preocupada, no había nadie.

-¿Qué haces aquí?- pregunté nerviosa.

-Yo...

-Espera- la interrumpí sacudiendo la cabeza y dándome un golpe en la frente-. Iré por una toalla.

Camila me atrapó del brazo antes de irme.

-Aguarda yo... tenemos que hablar- con un movimiento de su cabeza la capucha fácilmente cayó hacia abajo.

-Heii- la tranquilicé juntando nuestras manos-, lo haremos pero antes déjame ir por una toalla o te vas a enfermar.

Asintió con la cabeza y me soltó.

Fui hacia el baño donde todavía quedaba una toalla que tenía que guardar y busqué el botiquín de primeros auxilios. Regresé a la sala, donde Camila me esperaba, parada porque el sofá ya no estaba, y abrazándose a su cuerpo. Dejé el botiquín en el suelo y puse la toalla arriba de su cabeza moviéndola por todo su cabello. Escuché un leve quejido de su parte y levanté un poco la toalla para poder ver sus ojos.

-¿Sabes qué puedo hacerlo sola?

-Sí, pero yo quiero hacerlo- contesté sonriendo.

Envolví la toalla alrededor de su cuerpo y sin apresurarnos nos sentamos en el piso. Hice el mismo ritual de sacar la botella de yodo y bolas de algodón para colocarle la sustancia. La miré y Camila parecía no comprender lo que estaba haciendo.

-Tienes una herida en la mejilla, voy a curarla ¿de acuerdo?

-Si- asintió.

Puse el algodón sobre su mejilla y ella se quejó un poco ante el dolor que le causaba el líquido sobre la herida y cerró los ojos.

-¿Te hice daño?

Sin cambiar su expresión, abrió los ojos lentamente.

-Me interesa más saber si estás bien tú.

Me detuve para mirarla. Es cien por ciento probable que sepa del incidente, de eso no hay duda. Apartó mi mano de su rostro para que le pusiera más atención.

-Estoy bien, tranquila- intenté colocar el algodón sobre su mejilla pero me esquivó.

-No trates de lucir fuerte frente a mí- tomó mi mano y la apretó suavemente-. Estás herida, puedo verlo en tus ojos, por favor háblame.

Tragué saliva. De nada sirve negárselo si puede leerme con solo mirarme.

-Destrozada podría ser la palabra que estoy buscando para describir como me siento pero es más que eso. Me siento perdida, no quiero llorar porque estoy cansada de hacerlo, intento no mostrarme triste para superarlo, pero entre más trato de seguir se me hace más difícil de aguantar y siento que en algún momento voy a explotar.

El algodón cayó de mi mano cuando sentí sus labios sobre los míos. Fue más delicado que la última vez, solo podía sentir ternura en ellos. Sentí sus manos a cada lado de mi cara mientras yo abrí los ojos para ver los suyos cerrados. Acerqué mis labios más a los de ella para añadirle más pasión, sin necesidad de ser tan bruscas.

Me aparté más rápido de lo que en realidad quería. Mis preocupaciones se sentían como brabucones que golpeaban violentamente a mi corazón sin piedad.

-¿Camila, por qué estás aquí?- exigí saber.

Levanté mi cuerpo del suelo para ir hacia la ventana que daba hacia la calle para mirar por ella otra vez. Lluvia era lo único que había.

-¿En serió me lo estás preguntando?- dijo desde su lugar- ¿Sabes lo que fue para mí no saber nada de ti después de enterarme lo que le ocurrió a tus padres?

Volteé al mismo tiempo que Camila se levantó del suelo, permaneciendo en ese lugar.

-Sabes que no puedes estar aquí- respondí-. Si tu madre se da cuenta...

-Mi madre tuvo que viajar, mi padre trabajará hasta quien sabe qué hora, y ambos aún creen que el mayordomo y mi hermana los obedecen al pie de la letra.

Realmente esos sujetos eran bastante inútiles. Con marchase justo cuando quien los contrató estaba de viaje me lo decía todo.

"Esta es tu mejor oportunidad"

No, no, no ¿En qué estoy pensando? No puedo ser tan egoísta.

Dejé caer mi cabeza entre mis manos a la vez que ella comenzó acercarse. La sentí cerca pero no hizo nada y yo no me atreví a mirarla, no pude ni siquiera moverla.

-Lo siento- su disculpa hizo que levantara la cabeza.

Su rostro estaba solo a pocos metros del mío, penetrándome con su mirada.

-¿Por qué te disculpas?

Esperó un breve segundo antes de responderme. Sé que ese lo siento no es por la muerte de mis padres, es por otra cosa. Lo sé porque en el funeral muchas personas me lo dijeron y ninguno se escuchó como el que Camila me decía en ese momento.

-Mi madre arrojó tu sudadera de Game of Thrones- respondió con dolor-. Traté de detenerla, de decirle que iba a hacer que alguien te la devolviera si no quería que yo lo hiciera pero no quiso escucharme.

-No es importante...

-Sí, lo es- no me dejó terminar y sabía que era porque me afectaba-. Sé que la razón por la que no querías dármela es porque fue el último regalo que te dio tu padre para tu cumpleaños. Lo vi en el centro comercial el día que la compró, me saludo y me lo dijo.

La historia es así, llevaba meses queriendo conseguir la sudadera pero siempre se agotaban o no encontraba la que yo querías hasta que al final me rendí. Mi padre logró conseguirla después de ir a no sé cuántas tiendas. Le tenía un gran aprecio y era mi favorita porque él se esforzó mucho en conseguirla.

Si hubiera llevado otra sudadera al festival de música se la habría dejado a Anna sin tantos problemas.

-Ya no importa- aseguré-. Tengo muchas cosas que él me dio y más valiosas.

-Pero...

-No fue tu culpa- la interrumpí-. Sí, estoy mal por haberla perdido pero...- traté de ser lo más sutil posible pero en mi estado nada se me ocurrió- es más doloroso saber que ellos no están conmigo ¿Comprendes?

Tuve tiempo suficiente de esquivarla al dejarla sorprendida. Me dirigí a las cajas de mudanza como pretexto para ignorarla, pero la verdad era que cada vez se me hacía más difícil. Mi corazón latía de manera que preocupaba porque estaba a punto de salirme de control.

-¿A dónde vas?- interrogó con vos neutra.

Levanté la caja del suelo para ponerla en otra esquina de la habitación, volviendo a evadirla cuando estuvo a punto de agacharse.

-Me mudo- respondí con simpleza.

-¿A dónde?- cuestionó casi con desesperación debido a mi comportamiento.

Camila no podía imaginarse a qué lugar podía irme porque nunca le dije en que Universidad me aceptaron y tampoco le conté sobre el departamento que mis padres me obsequiaron para la graduación.

Fui hacia otro rincón de la casa, actuando como si se me hubiera perdido algo.

-Lejos, ya no puedo seguir aquí- esperé ser lo suficientemente convincente para que no me preguntara donde me mudaba.

De repente sentí sus brazos apresar mi cintura, juntando nuestros cuerpos, y pegó su rostro contra mi espalda. Mis fuerzas se fueron así como los latidos de mi corazón aumentaron a una velocidad que consideré inhumana.

-Llévame contigo- rogó susurrando.

Mierda.

La caja cayó al suelo, si tenía algo que podía romperse ya no lo recuerdo y honestamente no me importa. Estoy muerta por ella, no puedo dejarla ir así como así. Si alguien maneja mi vida, se aprovecha para ponerme las cosas difíciles, incluso si eso también incluye lastimar a la persona que más quiero en este planeta.

-Camila...

-Por favor.

La luz se fue a causa de un trueno que probablemente se escuchó en toda la ciudad.

Se acabó, ya no lo soporto.

Giré de manera desesperada para que mis labios se unieran a los suyos en un beso fugaz. Sus brazos subieron a mi cuello y yo la tomé de la cintura. Metí mi lengua en su boca e hice lo que solo había podido hacer en mis sueños desde que tenía quince años. Camila traba de mantener el ritmo de nuestra danza y sentía su determinación. Nos movimos sin dirección alguna, manteniendo nuestro apasionado beso activo, hasta que ya no pudimos avanzar porque la espalda de Camila se había topado contra la pared. Entonces no separamos agitadas y nos miramos a los ojos. Apoyé mis manos en la pared, a la altura de sus orejas. Sus ojos brillaban de manera extraña y hacia que cada fibra de mi cuerpo ardiera. Quería...No, deseaba más. Pero no iba a seguir sin tener su consentimiento, así que la esperé. Esperé que lo dijera.

-Lauren...

Sus mejillas se estaban poniendo rojas y estoy segura que las mías también lo estaban. La espera ya me estaba impacientando pero me controlé. Su cabeza se inclinó hacia delante para juntar nuestras frentes y robarme un beso.

-Hazme el amor.

En mi menté imaginé que exploté y cumplía su petición haciéndoselo en aquella pared, deleitándome con escuchar mi nombre saliendo de su boca. Pero aunque muriera por hacerlo esto ameritaba a algo más.

-¿Estás segura?- pregunté besando la comisura de su labio, luego su mejilla y varias zonas de su rostro, y rogando que su respuesta fuera positiva.

-Muy segura- respondió.

Me alejé de ella y tomé su mano. En plena oscuridad subí las escaleras con ella pegada a mí. El viaje se me hizo interminable porque no podía mantener mis labios lejos de Camila y ella aprovechaba cada oportunidad que tenía para besarme. Fuimos a la habitación de invitados porque ya había mandado todo a mi departamento en la ciudad. Era más pequeña que la mía y había una ventana con cortinas blancas.

Nos sacamos las zapatillas para luego sentarnos sobre la cama sin dejar de mirarnos y Anna se quitó la sudadera que traía puesta enseñanadome una remera holgada blanca que tenía escrito varias letras negras hechas con trazos rápidos, de distintos grosores y tamaños. Tomé de su brazo, sin despegar la mirada de ella, y desprendí el brazalete que su hermana le obsequió para su graduación y lo dejé sobre la mesita de noche a un lado de la cama, iba a resultar un estorbo si se lo dejaba puesto. Se acostó sobre el colchón compartiendo dulces besos conmigo, abrasándome, ni siquiera me molestó su pelo o su ropa mojada. Permanecimos así un rato largo hasta que su mano decidió hacer la misma jugada que había hecho días antes y la pasó por mi abdomen poniéndome la piel de gallina. Otra vez su risa interrumpió nuestro momento de pasión y eché la cabeza hacia atrás con la mirada molesta.

-Ya enserio ¿de qué te ríes?

Se mordió el labio y negó con la cabeza.

-No puedo evitarlo, tanto futbol te ha dejado un cuerpo bien tonificado.

Sentí vergüenza, nunca me puse a pensar en cómo lucia toda mi anatomía y el que a ella le gustara era como un sueño hecho realidad. Quise responderle pero ella volvió a besarme con urgencia.

Así como ella le encantaba sentir mi cuerpo yo estaba desesperado por sentir el suyo. Sin perder más tiempo, empujé su remera húmeda hacia delante, dejando descubierta la parte de su estómago. Gentilmente rosé mis dedos contra la piel de sus excelentes abdominales. Se puso rígida y su respiración contra mis labios hizo que me detuviera. Miré a sus ojos preocupada.

-¿Estás bien?

-Si...sí, estoy bien- noté que intentó controlar el temblor de su voz.

-Calma- hablé despacio.

Cerró los ojos y suspiró al apartarle un mechón de pelo que me impedía ver su rostro.

-Es solo que yo...- todavía seguía sin animarse a decirme su preocupación- Me da un poco de vergüenza admitirlo.

-Puedes decirme lo que tú quieras, no voy a juzgarte.

Puso esa expresión de niña pequeña que tanto me encantaba. Sus labios se fruncieron hasta formar una línea y cuando pareció querer hablar se detuvo. No me importa el tiempo que se tome para decirlo, la voy a seguir esperando, pasé demasiado tiempo soñando con esto que ya no me importa.

-Es mi primera vez- confesó.

-¿Qué?- grité asustándola.

Creí que tenía miedo de cómo se sentiría hacerlo con una mujer. Pero no...¡Era virgen!

-Lamento decepcionarte- comentó ofendida.

Supe que estaba molesta cuando me empujó para que me apartara. Las dos nos sentamos y ella tenía las piernas contra su pecho, mirando hacia otro lado.

-No estoy decepcionada, solo sorprendida. Yo creí que tú y Shawn...

-Nunca lo hicimos- contestó antes de poder decir la frase.

-Pero...yo los vi...- dije inconsciente debido a mi estado de confusión.

-¡¿Como que nos viste?!- cuestionó enfadada- ¿me estuviste espiando?

En ese momento deseé que uno de los rayos de afuera me cayera en la cabeza. ¿Cómo es posible que sea tan estúpida?

-Ooh bueno... yo, no quise...fue un accidente.

-Siempre un accidente- volvió a decir con ironía.

Sin cambiar de posición me dedicó una mirada de interrogación, lo que me puso más nerviosa. Bajé mi cabeza hacia las sabanas, dibujando círculos en la cama.

-Una noche salí con mis amigas y cuando regresé a casa los vi en la calle conversando. Yo le había dicho a Shawn que tú me gustabas días antes y pensé que él podía llegar a contártelo en ese momento. Fue estúpido, lo sé, pero yo necesitaba asegurarme de que estaba todo bien. Sabía dónde ibas a llevarlo si no era tu habitación, así que pasé por la valla que daba a tu jardín y busqué la ventana de la biblioteca. Entonces los vi, no era mi intención yo... actué con como una idiota.

No iba a meter a mi bbf en esto, solo se enfadaría más.

En vez de recibir más gritos, Camila agachó la cabeza suspirando.

-¿Por qué se lo dijiste a él y no a mí?- no pareció estármelo preguntando pero yo respondí igual.

-Porque él quería ser mi amigo y me pareció demasiado gentil. Creí que si se enteraba por otra persona iba empeorar las cosas y se lo dije. Lo siento, realmente es algo que me hubiera gustado no ver.

No contestó con enseguida. Bajó sus piernas para cruzarlas sobre el colchón.

-No importa, ya está en el pasado. No llegamos a hacerlo ese día y tampoco otras veces que estuvimos a puntos, había algo que siempre me detenía- mordió el interior de su mejilla, pensando-. Yo tampoco he sido muy honesta contigo.

-¿A qué te refieres con eso?

-¿Recuerdas que despertaste en mi cama después de la cena con nuestros padres?

-Si...- mi corazón volvió a latir con rapidez.

-Te dije que yo había salida con Shawn y otros chicos, y que te vi cuando llegaste con tu amiga. Estabas borracha y yo solo quería pasar tiempo contigo, además no podía dejar que entraras a tu casa en ese estado. Ella aceptó cuando le dije que yo me encargaba y te llevé a mi cuarto. Tu decías incoherencias y cuando llegamos a mi habitación recibí una llamada que decidí cortar porque tú te pusiste como loca al escuchar que era la canción de Linkin Park. Intenté detenerte pero entonces...me besaste de forma desenfrenada y tuve que empujarte para que te retiraras. Vi que estuviste a punto de vomitar y te llevé al baño, donde estuviste un largo rato. Al final te quedaste dormida sobre el suelo y te puse sobre la cama.

Su confesión me dejó en shock. Entonces la chica que besé esa noche fue ella... Mi mente bajo el efecto del alcohole había creado toda una escena fantástica que terminó de confundirme.

-Di algo- pidió nerviosa.

-¡¿Pero, porque no me lo dijiste?!- exigí saber alterada de los nervios. Todo este tiempo había sido ella.

-Te apartabas de mí. Pensé que si te lo decía ibas a molestarte como siempre.

-Pero...Cuando te besé me golpeaste y me dijiste que me alejara.

-Es que al principio estabas borracha y como no lo recordabas pensé que no significaba nada para ti, por eso no le di importancia. Pero luego pasó el segundo beso y ahí lo entendí.

-Y aun así no me lo dijiste.

-Oye, me acabas de confesar que me estuviste espiando mientras estaba por tener sexo con mi ex-novio y te perdoné. Y te perdoné otro montón de cosas ¿No crees que deberías hacer lo mismo?- sonó indignada.

Sacudí la cabeza, sintiéndome torpe.

-Tienes razón, discúlpame. Es que es muy confuso todo lo que pasó.

-Discúlpame tu a mí- dijo-, también he actuado de manera incorrecta.

A veces las personas cometen los mismos errores cuando quieren estar juntas y más cuando se tiene miedo.

-Si tú quieres podemos parar.

En estas condiciones no sé si era buena idea seguir.

-¿Tu ya lo has hecho?- para mi sorpresa interrogó.

Creo que lo hizo por la inseguridad que sentía. Yo no iba a mentirle, quería serle honesta y además se iba a dar cuenta.

-Sí. Con Ella, lo hicimos después del baile de graduación- mordí el interior de mi mejilla.

Tragó saliva y vi una pizca de tristeza en su rostro.

-¿Fue bueno?- siguió cuestionando

Si mal no recuerdo yo le hice la misma pregunta a Ella cuando hablamos del tema y se la hice porque tenía miedo de no ser lo suficientemente buena para ella.

-Si fue bueno, lo disfruté- tomé de su barbilla para que no bajara la cabeza a causa de mis palabras-. Sabes, he escuchado que cuando haces eso puedes ver fuegos artificiales, como si tu mundo diera un giro de ciento ochenta grados, y yo no lo sentí.

-¿Y si yo tampoco soy capaz de hacerte sentir eso?

-Lo harás.

-¿Cómo estás tan segura?

-Porque mi mundo da un giro de trecientos sesenta grados cada vez que me das un beso.

Se puso de rodillas, rompiendo la distancia de nuestros cuerpos, y juntó nuestras manos, rompiendo la distancia entre nuestros cuerpos. Nos miramos un largo rato a los ojos y cuando ninguna de las dos lo resistió volvimos a besarnos con necesidad, que probablemente teníamos acumulado desde que me marché de su casa la última vez. De repente cambie el ritmo y utilicé una forma más amorosa, quería que supiera que para mí esto era tan importante como para ella y los latidos de su corazón se sintieron contra mi pecho. Con eso ya sabía que ambas queríamos continuar.

Tomando la iniciativa, levanté otra vez el borde de su camisa y ella alzó sus brazos para ayudarme a quitársela. Camila hizo lo mismo conmigo un segundo después. Su piel estaba fría a causa del agua pero más que incomodo lo encontré excitante porque hacia una gran combinación con el calor de mi cuerpo y me parece que ella pensaba lo mismo.

Moví mis manos por su espalda y bajé hasta la cintura, insegura de seguir. Su trasero era algo íntimo y no quería que sintiera que le estaba faltando el respeto. Rompió el beso frustrada, sin alejarse mucho de mis labios.

-¿Por qué te detienes cada vez que vas tocarlo?- se quejó con voz sexy- ¿No es lo suficientemente bueno para ti?

-Al contrario, es tan perfecto y difícil de ignorar. No puedo imaginar a cuantas miradas pervertidas atraes y yo solo quiero respetarlo.

-Bueno, vele el lado positivo- tomó mi muñeca que estaba en su cintura-, no puedo evitar que la gente lo vea pero yo puedo decidir quién lo toca.

Bajó mi mano hasta su trasero y lo estrujé con una mezcla de deseo y ternura. La sensación de tenerlo sobre mi mano, sabiendo que solo yo tenía permitido tocarlo, me hacía sentir poderosa. Suena idiota pero a la mierda. Mis labios entreabiertos fueron hacia su cuello para besarlo de una manera lenta y delicada. Utilicé mi lengua para explorar toda la zona, embriagándome con el sabor que tenía la textura de su piel. Camila me forzó a seguir empujando su cabeza más hacia su cuello mientras luchaba por controlar su respiración. Deslicé mis dedos por su cintura dentro de su jean y busqué a tientas su botón, desprendiéndolo al instante. Dejé su cuello para que ella pudiera caer sobre la cama y levantó sus piernas para que me fuera más fácil deshacerme de la prenda. Volvió a inclinarse hacia delante y antes de que pudiera darme cuenta mi pantalón ya no estaba, quedándonos ambas en ropa interior.

Observé fascinada el espectacular cuerpo que tenía debajo de mí, le hacía justicia a la palabra perfección. Es increíble la transformación que tuvo, no tenía nada que ver con la chica que me encontró detrás de un árbol en el parque. Y por supuesto no tenía nada que ver con la chica de la que me enamoré a los quince años. El detalle de que su ropa interior negra estaba también mojada la hacía ver mucho más irresistible.

-¿Pasa algo malo?- preguntó utilizando de nuevo su voz temerosa.

Le acaricié su mejilla con mis dedos, trazando el contorno de su rostro.

-Si algo sucede, si tienes miedo, si algo va mal, si piensas que no estás lista, por favor dímelo y pararé- fue mi respuesta.

Asintió con la cabeza y me atrajo hacía ella. Me concentré nuevamente en su estómago, besé la zona de su ombligo y la punta de mi lengua se deslizó hacia arriba. A cambio recibí hermosos gemidos que provocaron una sonrisa en mis labios. Retiré mi lengua al ver como su espalda se arqueaba y tuve otro motivo por el cual volverme loca.

-LAUREN!- se escapó de sus labios.

Me sirvió de aliento para seguir hacia delante. Con cuidado, pasé la mano por su espalda y desabroché su sujetador. Camila no quiso quedarse atrás y desde su lugar desprendió el mío. Los dos volaron por la habitación. Tomándome desprevenidas sus dientes rasparon mi cuello, para aligerar el dolor que me causaba pasaba su lengua por la zona y su mano viajo hasta mi cabeza, dominándome. Su acción me descolocó, y solo sentía la necesidad de dejarme llevar. Una estrategia bastante hábil para cambiar los roles pero yo no iba a permitírselo, no todavía.

La empujé de nuevo sobre la cama y atrapé sus dos senos con las manos. Un gritó de sorpresa salió de sus labios, haciendo que presionara con más fuerza. Mi boca se concentró en el seno izquierdo mientras continuaba masajeando el derecho con mi mano libre. Utilicé mi lengua para chupar su punto rojo y succioné de él con mis labios para que mis dientes lo mordieran. Sus jadeos ya eran incontrolables, entre más altos se escucharan más fuertes eran las mordidas que daba. Mañana probablemente le queden muchas marcas.

Mañana, no quería pensar en el mañana, no existía, esta noche era lo único que me importaba.

Mi boca pasó al seno derecho y sentí como se retorcía, levantando la mirada vi como Camila inclinó la cabeza hacía atras formando un "O" con la boca y me pareció el espectáculo más erótico que vi en mi vida. Quería más, mucho más de esa reacción.

Jugué con el elástico de sus bragas enredándolo entre mis dedos. Solo esto quedaba y al final iba a ser mía. En lo profundo de mi mente retorcida y malévola solo pensaba una cosa para decirle a Shawn "Perdedor".En otro lugar de mi mente le decía "lo siento".

-Mm...Lauren- llamó con dificultad.

Rápidamente levanté mi cabeza para verla preocupada. Tal vez me estoy precipitando demasiado.

-¿Que sucede?

Abrió los ojos meciendo su cuerpo contra mí.

-Quitamelas ya- la sola palabra hizo que mi cuerpo temblara y sintiera una explosión en mi parte más íntima-. Necesito sentirte con urgencia.

Pasé su mano en su entrepierna por encima de sus bragas y vi como tembló levemente.

-Estás tan humedad- la provoqué al notar su desesperación.

-Por ti...por favor, hazlo ya o haré que te arrepientas-rugió, su mano golpeó colchón.

Su reacción me hizo reír, en parte jugaba con ella porque me parecía divertido pero además porque estaba nerviosa de lo que iba a suceder. Tuve que tomar una gran bocanada de aire para calmarme y le quite lo único que me impedía verla desnuda por completo. Sentí un ligero mareo, quede algo atontado al verla tan expuesta. Cuando vi a Ella desnuda no se sintió igual, esto es mucho más fuerte. Me parece que no todos tienen esa suerte y me siento tan privilegiada.

Separé sus piernas con mi rodilla y toqué su feminidad. Su piel estaba suave, y depilada, eso sí que es genial. Exhaló profundamente cuando por fin un dedo entró en su agujero más íntimo. Caí sobre ella para buscar sus labios, sus besos eran descuidados y todo su cuerpo estaba tenso, mientras dejaba que se acostumbrara al reciente intruso.

-¿Te duele?- pregunté, dejando un beso en el puente de su nariz.

-Un poco pero...sigue.

Cumplí su petición, pero de manera lenta. Fue duro, su interior estaba tan apretado, húmedo y caliente, tenía que hacer una fuerza sobrehumana para controlarme. Pasó alrededor de un minuto y sus caderas comenzaron a moverse contra mí y su mirada buscó mis ojos. Continuando mis movimientos, los dedos de su mano izquierda se deslizaron por mis labios al mismo tiempo su brazo libre rodeaba mi cuerpo.

-Ve...ve más rápido.

Introduje otro dedo, aumentando el ritmo. Con una sonrisa placentera, Camila enredó sus piernas en mis caderas permitiéndome ir más profundo. Saqué mis dedos, dejando solo la punta y entré con más fuerzas, así lo hice otra vez y más rápido. Ante la desesperación sus manos rasguñaron mi espalda. Después tomó mi cabeza para que nuestras frentes se unieran, señal de que tenia que abrir los ojos. Ya casi no quedaba nada de la familiar vista turquesa que tanto me encantaba. Parte de culpa la tenia la oscuridad de la noche pero yo sabía que no era solo por eso.

-Te sientes tan bien...tan caliente- dije a la deriva-. Dime como te sientes.

Aumenté el ritmo violente, impidiéndole hablar adrede, en cambio recibí unos gritos placenteros. Volví a sentir sus uñas sobre mi espalda y su boca quedo a centímetros de mi oreja.

-Haces que mi coño se sienta en el paraíso- susurró con voz rasposa.

Juro que casi me da un ataque, incluso mis movimientos fallaron un poco. Jamás esperé una respuesta tan sucia. Mi pequeña y dulce niña no era tan inocente como se veía a simple vista y quería saber hasta donde llegaba. Bajé la velocidad de mis embestidas a un movimiento tan lento que hasta mi me pareció una tortura con solo hacerlos.

-No...- se quejó con desesperación-. Por favor...

-¿Por favor que?- no pude contener mi sonrisa.

Sus brazos se esparcieron por la sabanas y su cabeza se movía alocadamente con los ojos cerrados. Sus caderas se movían buscando alguna manera de tener más contacto. Se estaba resistiendo pero sabía que no iba a poder aguantarlo mucho tiempo.

-Cojeme...¡Cojeme bien duro!

-Como tu ordenes, pequeña.

Retomé la velocidad de mis movimientos y esta vez toqué un punto extra sensible que la volvió loca. Sus gritos eran capaz de escucharse por toda la casa. Espero no alterar a los otros vecinos y que piensen que la estoy torturando.

-¡Hmg Mierda...Carajo, si!

La reacción que tuvo fue tan agradable. Su cuerpo contra el mio, su sudor que se mezcló con el agua de lluvia, sus gemidos, todo me demostraba que la estaba satisfaciendo, lo que me hizo sentir orgullosa.

-Me estoy por venir...sigue así.

Volvió a besarme sin dejar de alborotar mi pelo. Un gritó se salió de su boca combinándose con el ruido de un relámpago cuando llegó al placer absoluto.

Después de convulsionar su respiración se volvió errática y se quejó un poco al retirar los dedos de su núcleo. Mientras se recuperaba busqué el lugar donde se encontraba su corazón y lo besé, porque si alguien me pregunta que es lo más lindo que tiene Camila es eso y quería demostrárselo. Yo no lo merezco, un corazón tan noble como el suyo solo puede ser tratado por alguien que sepa traerle felicidad en cada segundo de su vida. Me retiré porque su respiración se hizo más pesada y no me gustaría que le diera un ataque.

Busqué sus ojos y vi esa sonrisa blanca que tanto me volvía loca. Su mano pasó por mi mejilla para atraerme y pegar nuestros cuerpos.

-Eso fue...wouw- dijo entre risas las cuales me contagió.

-Pues qué bueno que te guste, eres todo un sueño- no pude evitarlo y besé sus labios rápidamente.

Me aparté para que pudiera sentarse sobre la cama. Giró su cabeza hacia mí y encontré su mirada intimidante. Sensualmente arrastró sus piernas contra mí, acorralándome contra el borde de la cama. Su rostro estaba tan cerca del mío que aceleró los latidos de mi corazón. Me pregunté si se daba cuenta del aura lujuriosa que provocaba. En el momento que sus labios se unieron con los míos creí que había muerto y había ido al cielo. No había nada más que ternura en ese beso, con cada rose me hacía sentir querida y eso era hermoso.

Deslizó sus manos por mis brazos y suspiré por la pérdida de sus labios. Sentí una mordida suave en mi cuello, después una más fuerte. Un jadeo de sorpresa, alto, salio de mi boca. Levanté una de mis manos, permitiendo que mis dedos se enredaran en las hebras de su cabello para obligarla a seguir en ese lugar. Quitó sus dientes y pasó su lengua por la zona que seguro estaba roja. Subió por mi cuello, dejando un camino de besos húmedos y luego deslizó la punta de su lengua por detrás de mi oreja en un movimiento lentamente sensual. Suspiré maldiciendo al sentir como se retiraba. Movió su cabeza hacia mi rostro y me besó, el rose de nuestros labios fue tan suave que apenas pude sentirlos. Seguí su juego sentándome en sus piernas horcajadas, cruzando mis brazos al rededor su cuello. Nos separamos para chocar nuestras frentes y le sonreí. Estaba totalmente sorprendida.

-¿No esperabas este movimiento verdad?- interrogué, trazando un circulo sobre su clavícula.

Negó con la cabeza, al parecer los ratones le comieron la lengua. La besé como respuesta a su reacción, todo mi cuerpo ardía de pasión y la quería de inmediato, no iba iniciar una conversación en una circunstancia como esa. Camila se dio cuenta y apretó su cuerpo más contra el mío haciendo que nuestros senos se rosaran. Su lengua pasó deseosa por mis labios y abrí la boca para recibirla. Que bueno que los ratones no se la hayan comido como lo imaginé, porque su lengua trabajaba de una manera tan dulce y deseosa que me hacia volar por las nubes. Me aferré a su cuello para que no se alejara, no creo que fuera hacerlo pero necesitaba tenerla contra mi de esa manera mucho más tiempo.

La tela de mis bragas se deslizaba hacia abajo y en un rápido movimiento desaparecieron, todo eso sin alejarse de mis labios. Subió su mano hasta mi pecho y apretó suavemente uno de mis senos, como si estuviera familiarizándose con la zona. Cuando se apartó de mis labios me di cuenta de que estaba encima mio y mi cabeza estaba apoyada sobre la almohada. Sus besos y caricias me tenían tan enganchada que no sabía lo que pasa a mi alrededor, probablemente si hubiera un terremoto tampoco me daría cuenta.

Se acomodó a mi costado mientras me daba pequeños besos. Deslizó su mano por mi cintura y bajó hasta llegar a mi trasero, donde apretujó con deseo y después dio una palmada.

-Ouch...- me quejé separándome de ella.

-Perdón, pero tu trasero también está de muerte- se justificó.

-Pervertida.

-Igual que tú- rió y comenzó otra cesión de besos antes de que pudiera responderle.

Estaba ansiosa, podía sentirlo. Entrelacé nuestros dedos para calmarla y con mucha dificultad separe nuestros labios para mirarla a los ojos.

-No tengas miedo- le susurré cerca de sus labios.

-Solo...suena vergonzoso pero...¿Podrías guiarme?- pidió temerosa.

Enredando mis brazos en su cintura, la coloqué de nuevo encima de mi, otra vez. Tomé de su muñeca y la coloqué arriba de mi seno.

-Has lo que estabas haciendo hace rato.

Okey, quería que hiciera más que solo acariciarme pero si ella no estaba muy convencida de hacerlo no iba a obligarla.

Poniendo unos suaves besos en mi garganta, movió sus dedos de arriba a abajo sobre uno de mis endurecidos pezones. Su boca bajó hacia mi esternón y se quedó mirandolo un buen rato antes de besarlo. Besó y chupó por el lugar agarrando con dulzura ambos pezones. Cerré los ojos, disfrutando su caliente lengua sobre mi piel y sus caricias.

-Baja...baja hacia mi clítoris- indiqué.

Mis palabras la hicieron gemir. Su aliento caliento solo hizo que el cosquilleo en mi entrepierna se hiciera más doloroso.

-¿Me quieres?- lamió mi ceno derecho

"Genial, lo que necesitaba."

-Ggs...Si- cerré los ojos.

-¿Me deseas?- pellizco un pedazo de mi piel con sus dientes.

-De...demasiado.

Nuestras miradas se encontraron. Ella tenia cara de perrito tierno.

-Pues enséñame, te dije que no se hacerlo- dijo exagerando su tono de inocencia.

"maldita hija de..."

Llevé su mano en la parte más sensible de mi cuerpo que la necesitaba urgentemente. Sus pulgares tocaron de manera curiosa mis labios mayores, causando que una corriente helada pasara desde la punta de mis pies hasta la cabeza. Su indice contorneo los labios inferiores, girando de forma contraria al sentido del reloj. Mierda, eso sentía tan malditamente genial.

Metió un dedo, a continuación otro y yo no pude contener el grito que salio de mi boca. Sentí como automáticamente iba hacia otro mundo mientras me penetraban y para agregarle más dulce al postre Camila tomó uno de mis senos con su boca. Succionó lo más que pudo, entonces sin soltarlo pasó su lengua por mi punto rojo.

-Oh, siii...así- murmuré inconscientemente.

Sus movimientos eran algo lentos y un poco tímidos, trataba de hacer lo que podía, pero es comprensible ya que era la primera vez que hacia esto. Abrí un poco más las piernas para que fuera más profundo y empujé su mano más contra mi centro. Le fui indicando como hacer sus movimientos, obteniendo buenos resultados. Cuando logró hacerlo por si sola la solté, dejándome llevar por el places. Estrujé su trasero para mostrarle cuanto apreciaba el placer que me provocaba, estimulándola. Gimió contra mi pecho, noté su sonrisa, al mismo tiempo que sus dedos se movían violentamente contra mi.

-Mierda Camila...eso es- enloquecí, jadeando.

Arrugué las sabanas con mis dedos, me sorprendía lo rápido que Camila aprendía y a la vez me avergonzaba porque estaba a punto de hacerme perder la conciencia. Creo que en cuanto adquiera más experiencia se convertirá en un animal. Me fui a otra galaxia en ese momento, para mi solo existía Camila complaciéndome nada más.

-Camila...

Besó mis labios con hambre al darse cuenta de lo que estaba a punto de decirle. Ella sabía que estaba a punto de llegar a borde. Grité contra su boca cuando llegué al éxtasis total. Aprovechó la ocasión para enredar su lengua con la mía, sin que lo hubiera esperado. Si su idea era dejarme sin aire para matarme lo estaba consiguiendo. Puso sus manos en ambos lados de mi cara y al instante mis brazos rodearon su cintura. Dentro de mi boca los movimientos de su lengua pasaron de rápidos a lentos hasta que se convirtió en uno sensual. Retiró la lengua de mi boca muy despacio y después de mirarme unos segundos me besó gentilmente.

Enterró su rostro contra mi cuello mientras yo recuperaba el aliento. Suavemente acaricié su cabello y pegué mi mejilla contra su oreja. Los agitados latidos de su corazón chocaban contra los míos.

-Eso fue...woow.

Rió levantando la cabeza, acurrucándose más contra mi. Aproveché a taparnos con la sabanas en ese momento.

-Se original, yo dije eso antes.

Esa dulce expresión, más la posición tan tierna en la que estábamos, me hizo querer abrazarla con fuerza y nunca soltarla.

-Lauren...-llamó en voz baja.

-Sshh...no arruines el momento- la interrumpí.

-Pero...tengo que decirte algo impor... tante- escuché como se iba apagando.

-Luego hablamos.

Poco a poco su cuerpo se relajó, su respiración se hizo más ligera, y se quedó dormida. Esto definitivamente no lo tenía planeado, sabía que no debía hacerlo y lo hice, pero tampoco puedo decir que estoy arrepentida. Me siento tan fatal porque terminaré destrozándola. Mudarme sin verla una última vez era razón suficiente para herirla pero con esto iba a destruir su corazón y el mío también.

Mi cabeza dio vueltas hasta que al final solté un par de lágrimas.

Continue Reading

You'll Also Like

28K 2.7K 21
Amelia está ansiosa por tomarse unas merecidas vacaciones. Se marcha a un resort en Castellón con la cabeza llena de dudas, esperando poder encontra...
87.6K 4K 43
Tres años después del nacimiento de su hijo Daniel y un embarazo frustrado la vida de Malú y Vanesa cambia por completo.
340K 54.4K 27
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...
440K 61.1K 58
El amor puede llegar de manera impredecible... Para aquel Omega que por mucho tiempo creyó que lo había encontrado, vendrá en su demandante e impone...